Dragones de Tierra
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5: Estrella de Plata
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-¿Cómo es, nii-sama?- quiso saber Mokuba.
-Lo ví poco, cuando pasamos a la biblioteca. Parece un humano, pero su energía dice otra cosa. Y lo del pelo verde era cierto. Según me ha dicho Pegasus, lee en inglés, español, latín, japonés y chino- dijo Kaiba, dejando su portafolios sobre la mesa.
-¿Tanto?-
-Así es. Creo que tienes un rival, Mokuba-
-¿Eh?- el más pequeño no entendía.
-Pegasus me ha dicho que lo enviará a tu mismo colegio, Estrella de Plata-
Mokuba se quedó mudo. ¿Ése chico, el primero en cincuenta años que pisaba Yiske sin ser vampiro, en su propio colegio?
-En la misma aula y con la misma exigencia-
Ah, no, eso sí que no lo creía.
-¿En serio?-
-Así es, y empezará a ir el lunes. Pegasus dijo que el mismo Weevil (así se llama el niño) le pidió ir. Ya pasó un mes desde su llegada, y ya se acostumbró al ritmo de la ciudad. Hasta sabe las rutas que tiene que tomar para ir y venir del colegio. Y Pegasus lo llevará y traerá personalmente. Y por lo poco que lo ví, es un buen chico-
Mokuba puso cara de celoso.
-¿Y yo?-
-Tú eres mi hermano, un honor que sólo tienes tú-
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El uniforme era negro zafiro, con el escudo de la escuela sobre el lado superior izquierdo. Una Luna llena azul con una estrella plateada de seis puntas en el lado negro. A Weevil le recordó las túnicas que llevaban en cierto castillo usado como escuela de magos, en especial a uno con una cicatriz en forma de rayo en la frente, que en teoría, estaba en algún lugar de Inglaterra. Pero este uniforme era azul en los bordes, y una corbata roja.
A Weevil le gustaba. Tal vez fuera demasiado oscuro, pero hacía mucho tiempo que no usaba un uniforme sin miedo. Desde el primer día de clases en ése... instituto. Pero ésta vez sería diferente. Eso le habían dicho Pegasus y Cecilia, antes de llevarlo al colegio. Lo inscribieron en la oficina del director, quien lo miró curioso. Su energía se sentía mucho. Incluso varios alumnos que estaban allí los miraron pasar, pero no vieron a Weevil del todo, porque el cuerpo de Pegasus lo tapaba.
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Mokuba no se había dado cuenta. Estaba recitando la lección, y cuando lo hacía, no se distraía. Pero cuando su nii-sama se lo mencionó, intentó acordarse si había sentido algo especial. Y sí, lo había sentido. Era un sentimiento que no recordaba, que alguna vez había sentido cuando era humano, y que ahora sentía al ver a su nii-sama, pero... desde una perspectiva diferente. Era lo más cercano a la verdad que encontraba.
Y ahora estaba impaciente por verlo entrar. Los nuevos siempre llegaban cinco minutos después de la hora de entrada, y Pegasus era muy puntual. A los cuatro minutos de la hora de entrada, un auto se estacionó frente al edificio. A los cuatro minutos y diez segundos, se escucharon voces despidiéndose, una de Pegasus y la otra (supuso) debía ser la de Weevil. A los cuatro minutos y cuarenta segundos los pasos que se habían escuchado por la escuela cesaron frente a la puerta. A los cuatro minutos y cuarenta y cinco segundos se vio una figura al otro lado de la puerta que golpeaba la puerta. Y a los cinco minutos de la hora de entrada, Weevil había entrado y miraba a los alumnos con curiosidad.
Pero la verdadera curiosidad estaba pinada en los rostros de todos los alumnos, inclusive en el profesor. Y Mokuba no se quedaba atrás. Parecía muy inteligente, y no sólo por su aspecto. Cuando se sentó, le tocó al lado de Mokuba. No podía creerlo, Weevil iba a estar junto a él. Y eso de “no sólo por su aspecto” era porque sabía casi tanto como él. Casi, porque Weevil sabía más.
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Había estado estudiando la historia de Yiske en la biblioteca de Pegasus, y recordaba cada línea de la historia. Después de todo, era una isla joven: apenas ochenta años. El último humano visto fue un destripador de vampiros que murió de un infarto mientras reía como histérico. Y Weevil prefería saltarse la razón de su regocijo.
Y todos se dieron cuenta. Pese a la timidez de Weevil, el maestro lo hizo participar en la clase de historia. Y en la de matemáticas. Weevil era rápido en los números, y a veces él y Mokuba decían la respuesta correcta al mismo tiempo. Algunos se reían, pero la mayoría miraba a Weevil con curiosidad. Muchos de ellos nunca habían visto a un no-vampiro en Yiske. Y otros desconfiaban de ellos, porque, si bien sabían que no era humano, no era un vampiro, y el vivir aislado generaba cierta desconfianza.
Más al tener en cuenta que dos o tres de los alumnos habían vivido en el mundo externo, y lo habían sufrido. Los habían sufrido. Y Weevil, si bien no parecía uno de ellos (¿cómo era posible que fuera uno de ellos, si lo habían tratado como a un vampiro?) eso no les generaba confianza. Y que supiera tanto de Yiske, tampoco. Tal vez fuera un espía: después de todo, la última vez que recordaban, había cazadores de ocho años. O menos.
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Las clases pasaron sin problemas, pero a la hora del almuerzo la diferencia se notó. Weevil no podía ni ver la sangre, y Mokuba notó que tampoco comía carne.
-Disculpa, Mokuba, pero a mí... No me cae nada bien, no puedo ni ver... – Weevil parecía descompuesto.
-No hay problema, nos vemos después, si quieres- dijo Mokuba, y se alejó.
La carne y la sangre le hacían recordar a Weevil muchas cosas, y ninguna le agradaba. Pero no era tanto por lo que había visto en el instituto, sino por algo que había pasado en su propia habitación, un día antes que lo descubrieran. Que descubrieran a Yuugi. Nunca supo quién fue, y nadie se lo dijo. Ni quién o quiénes lo había hecho, ni quién lo delató. Sólo lo sacaron del comedor –donde se sentaba lo más lejos posible de la cocina- y lo llevaron a una celda, arrastrándolo de los tobillos, sin una explicación. Y el resto prefería no recordarlo.
Ya casi había terminado la hora de la cena.
Sólo faltaban tres horas para que amaneciera, así que tendrían una hora más de clases y se irían a sus casas. Era invierno, y si bien las noches eran más largas en Yiske por el movimiento de la isla, no debían abusar de su suerte. Y si bien las noches largas les gustaban a los vampiros, también les gustaban las noches de verano y primavera. Era por eso que Yiske iba a cierta velocidad que hacía que las cuatro estaciones se sucedieran en dos años. Si no, estarían perpetrados en una sola estación por la rotación de la tierra y la velocidad de la isla. Así que se le daba especial cuidado a los mecanismos que hacían avanzar a la isla, avisaban si algo se acercaba o si eran atacados. Pero, hasta el momento, nadie había intentado atacarlos con artillería pesada. Ni hablar de barcos o aviones; Yiske tenía una fuente magnética que desestabilizaba los radares, similar al del Triángulo de las Bermudas, y sólo se desactivaba en casos muy especiales. La llegada de Weevil, por ejemplo.
Weevil ya había terminado de comer, y Mokuba venía a buscarlo. Weevil le agradeció muchísimo que tuviera pastillas de jazmín, porque no podía soportar el olor a sangre. El resto de las clases se sucedieron sin problemas, y Pegasus vino a buscarlo. Kaiba también vino por su hermano, y Mokuba saludó a Weevil antes de subir con su hermano al vehículo.
-Parece que ya hiciste un nuevo amigo- le dijo Pegasus, con voz amable.
-Sí, es Mokuba Kaiba. Sabe mucho de Yiske- dijo Weevil, alegre. Su primer día había sido maravilloso, y en especial porque no creyó que encontraría amigos tan rápido.
-Me alegro mucho- dijo Pegasus. Faltaban menos de dos horas para que anocheciera, y todos los estudiantes iban presurosos al encuentro de sus parientes, “hermanos” en su mayoría, y que tenían el mismo “padre” o la misma “madre” Eran raros los casamientos en Yiske.
Cuando llegaron a la casa de Pegasus, Cecilia los recibió con una gran sonrisa. Mientras Weevil y Cecilia hablaban, Pegasus miró a Weevil. Su energía había sido muy notada por todos los habitantes de Yiske, y ya empezaban a correr rumores nuevos. Pero no había sucedido nada grave. Weevil estaba muy feliz, y eso se sentía en el ambiente.
Y eso a Pegasus le gustaba. Weevil era un buen niño, y llenaba de alegría esa enorme casona, donde, por tanto tiempo sólo habían estado él y Cecilia. Hasta su jardín parecía estar feliz. Sus plantas crecían rápido, y brillaban a la luz de la Luna. Parecía que Weevil emanaba una energía que era captada por todo lo vivo. O todo lo que aún caminara sobre la tierra.
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Al amanecer, todos ya estaban durmiendo. Weevil sabía que nadie estaba mirándolo, y salió de su cama. Dormía con Martin, la mantis de peluche, pero la llevó consigo. Eso le daba más seguridad. Hacía mucho tiempo que no hacía esto... Y menos solo. Yuugi le ayudaba, pero ahora estaban separados físicamente, y debía aprender a hacerlo solo.
Su ventana estaba a cinco metros del suelo, lo que le daba una buena altura. Apretó más a Martin contra sí, y respiró hondo. ¿Qué diría si fallaba? No le importaba. Tenía que saber si aún podía hacerlo. Las plantas del jardín de Pegasus lo habían sentido, pero ese no era su poder más desarrollado, y si no lo hacía, sus poderes se añejarían. Así que miró al cielo y se dejó caer.
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En la nota anterior dije que les parecería extraño que el protagonista fuera Weevil. Y debo confesar que uno de los factores determinantes fue que ví poco y nada de la primera serie (los primeros tres capítulos y tres sueltos del resto de la serie) y sólo alcancé a ver la segunda serie (la del mundo virtual de Noa) desde el principio. De hecho, pienso poner a Noa en un Fic, o quizás en éste.
Quien sabe, tal vez haga un crossover y ponga personajes de otras series. ¿Qué les parece Asil de Shaman King (ése que dominaba la tierra y que estaba obsesionado con Hao Asakura), el niño que aparece en el capítulo 6 de Cowboy Bebop (ése que no podía crecer y del que no se menciona su nombre) y Ozuma y Wyatt (sí señores y señoritas! Wyatt!) de Beyblade junto a Weevil? Muchos bishounen en el mismo Fic, sin olvidar a Mokuba... ¿Si Yuugi aparece? Yepas, y Yami no sé... Pero le veo más pinta de vampiro a Yami que a Yuugi, pero Yuugi también fue un vampiro... Hasta que conoció a Weevil. Bueno, me dejo de tantos desvaríos.
Y al final no pude conseguir barajas originales. Conseguí de las otras, pero mi baraja es un mestizaje, a saber: algunas tiene el reverso medio rosa-naranja, otras marrón, otras parecen hechas de cartulina, otras tiene el logo de Yu Gi Oh! en japonés, otras lo tienen con las letras encima escritas, a otras les falta el logo de Konami, y por el anverso tengo cartas en japonés, inglés y hasta conseguí una edición 2004 que se editó especialmente para Argentina, mi país (que sobrevivió y sobrevive, aunque no lo crean) con cartas en español, pero advertía que no se podía usar “en torneos oficiales” Ergo, eran falsas, pero lo que más me sorprendió fue que la caja cumpliera: decía que eran cartas elegidas, y había muchas cartas interesantes. Un Dragón Blanco de Ojos azules, la carta de fusión de los tres Dragones, las cinco cartas del “Spirit board”, el Hada inyección Lily (que me encanta... de cuántas me ha salvado) el Guardian Sphinx, la Fire Princess, el famoso Parasite Paricide de Weevil (sí, ése capítulo lo ví, pero sólo el primero), la Moisture Creature, Marie the fallen one y la que más odia Andrea (con la que siempre juego): Malevolent Nuzzler. Ella rezonga porque cada vez que la saco, sabe de antemano que no me importa dar 500 puntos de vida si la puedo tener en el tope de mi mazo. Y siempre que uso esa carta, gano. Hasta ahora, ella ganó cinco encuentros y yo tres, pero ya voy mejorando. Ahora que conseguí el juego de las cartas para PC, aprendo más sobre ellas y cómo usarlas. Antes no usábamos tributos, tirábamos nuestro Magos Oscuros así nomás (y ella me ganaba siempre, porque sólo después de mucho buscar me conseguí dos Magos Oscuros, como ella, más el de Arcana! Y cuando me conseguí mis Magos Oscuros, nunca salían!!!) Y así sacábamos monstruo tras monstruo indiscriminadamente, inclusive el famoso Dragón Blanco que tanto quiere Kaiba. En fin, luego fuimos aprendiendo, y ahora mi mazo tiene la nada despreciable suma de 118 cartas, 64 de Monstruos y 54 de magia o trampa.
Hace un par de días vi Earth girl Arjuna. Una maravilla de serie, no sólo por la animación, sino por la historia, la música, la ambientación y el diseño de personajes. Sólo vi el primer capítulo y ya quedó catalogada como una de las mejores series que he visto (y esas se pueden contar con los dedos de las manos) Lo malo es que en Locomotion, donde sólo pasan animación (no sólo japonesa) sólo pasan un capítulo los domingos a la medianoche. Menos mal que los lunes voy a la facu a la noche, porque si no, iría hecha una zombi. Y lo mejor es que a las diez y media de la noche dan Lain; o sea, noche de buen anime y todo en el mismo canal. Mmmmm, Locomotion... *¬*
Bue, mejor la corto acá porque sino la nota de autora se me va a hacer más larga que el capítulo del Fic...
Y una felicitación especial a MG, porque fue la primera en darse cuenta de la raza de Weevil. Y sobre eso, pienso hacer un Fic con cada dragón de los cinco elementos chinos. Ya tengo Dragones de Plata, de Fuego y de Tierra, sólo me faltan de Madera y de Agua, y creo que el de Madera va a ser el más difícil.
Nos leemos
Nakokun
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