Dragones de Tierra

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8: Siete elementos

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Las lomas del mirador de Yiske le dejaban ver toda la isla. Y eso le gustaba. Habían pasados tres meses y ya se sentía como en casa. La brisa movía su pelo sobre las escamas que cubrían todo su cuerpo, inclusive la parte externa de sus puntiagudas orejas, parecidas a la de los elfos de Tolkien. Le gustaba poder sentir el Sol sobre sus escamas, y el viento en su rostro. Ya no había peligro que lo descubrieran: el cuidador vivía a un kilómetro y desde ahí no podían verlo.

Sus alas en principio estaban algo desacostumbradas a volar, por el largo tiempo que habían pasado inactivas, pero ahora salía cada dos días. Sus esporas causaban que las plantas crecieran más rápido y más saludables, pero se cuidaba muy bien de no pasar dos veces por el mismo lugar. Después de todo, Yiske era una isla muy grande.

Su cuerpo de Dragón de Tierra sentía todo lo que le había pasado a la Tierra, y no había sufrido maltratos. Los vampiros sabían apreciarla realmente, tal y como alguna vez, mucho tiempo atrás, los humanos lo habían hecho. Pero los vampiros no cometerían los mismo errores, porque ya vieron y sintieron lo que vino después.

Los vampiros se cuidaban muy bien de romper el equilibrio. Lo que más se plantaba era follaje para los animales, como los caballos que se usaban para equitación. Pero no sólo para ellos. También se plantaban uvas y otras plantas para hacer bebidas. Porque en Yiske no sólo de sangre vivían los vampiros. Y Weevil sabía de dónde venía la sangre.

Pegasus se lo había explicado. Sangre humana no podían beber más, porque no había humanos en Yiske, y no habría por un largo tiempo. Así que se criaban grandes animales para poder obtener la sangre, que luego se mezclaba con diversas bebidas. La sangre pura era la que menos se vendía, porque casi nadie bebía sangre pura, sin agregarle algo. Pegasus la bebía con vino. Seto Kaiba con sake. Mokuba con chocolate. Y si bien las edades de los tres no eran tan diferentes, a Mokuba le costaba desprenderse de sus mañas de niño.

Y los árboles frutales eran cultivados sólo por sus propiedades aromáticas de sus hojas, flores o frutos. Pegasus tenía muchas, así que Weevil no necesitaría beber sangre. Y ambos sabían el porqué, si bien Pegasus no sospechaba hasta qué profundidad habían herido a Weevil en verdad. Pero no importaba, porque las heridas empezaban a sanar. El cariño y el amor de Pegasus, Cecilia y de todos los que había conocido le daban fuerza... Y esperanza. Esperanzas de algún día poder ver un mundo tan hermoso como Yiske fuera de Yiske.

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-¡Eh, Noa, ya llegan los de Estrella de Plata!- le avisó Marcos(1)

-¿Y Weevil?- preguntó Noa.

-Viene con Mokuba y con el profesor- respondió -¿Vienes?-

-No me lo quiero perder-

Los dos salieron al patio, junto con el resto de los alumnos de la clase. Miraron a Weevil, quien venía hablando con Mokuba de cualquier cosa. En el uniforme de Gartland predominaba el escarlata, mientras que en el de Estrella de Plata reinaba el negro. Rojo y negro, recordó Weevil, los colores prohibidos... Por ser los favoritos de los vampiros.

-Y a mí me decías raro por tener el pelo verde... – le dijo Noa a Marcos, con una mirada traviesa -¿Y él qué?-

-Pero él no es un vampiro, Noa- respondió su compañero –Él es... Eh... No sé qué es, pero no es un vampiro-

-Un externo- Noa se frotó las manos –Lástima que esté en Estrella de Plata... Sería interesante hablar con él, conocerlo más... Quiero saber cómo es el mundo exterior, y veremos si es como los profesores dicen. Aunque yo no creo eso de los Destripadores... debe ser puro cuento-

-Pero por algo estamos en Yiske, Noa, que no se te olvide- le dijo Marcos –Por algo no podemos ir al mundo exterior-

-Simple, Marcos. No nos merecen. Si los humanos son tan tontos como para odiarnos, allá ellos. Se lo perderán-

-Si tú lo dices... – Marcos volvió a mirar a Weevil, y vio a Mokuba a su lado –Oye, ¿y de qué raza será?-

-No tengo idea. Pegasus debe saber, pero él no dijo nada. Mantienen el misterio, pero no creo que sea por mucho más-

-¿Qué piensas hacer?-

-Preguntarle. Dudo que por la fuerza bruta de Dunga(2) logres algo-

-Él no es... muy sutil- dijo Marcos, nervioso.

-Golpea primero y pregunta después- completó Noa.

El profesor les llamó la atención a todos y no pudieron volver a hablar. Pero seguían mirando a Weevil con curiosidad. Noa ya había estado en ésas excursiones tres veces. Cada año las escuelas –una en cada lado de Yiske- se reunían en una sola para estimular la convivencia. Sabían, y muy bien, que la unión hacía la fuerza. Y en Yiske no se podían permitir las desuniones. Si una parte de la isla entraba en discordia con la otra, serían un blanco fácil para los Destripadores.

Destripadores como Saya.

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Siete. Habían sido siete los traidores encontrados antes de ser desterrados sólo en seis meses. Recordaba bien sus elementos: uno de Fuego, dos de Metal, dos de Agua, uno de Madera y uno de Tierra. Y Weevil, por supuesto, aunque él no estuvo tan activo como sus otros compañeros. No le dieron tiempo.

Uno de ellos, un japonés llamado Ozuma, el Fuego. Chico difícil. Al principio parecía estar de acuerdo con las leyes de los Destripadores, pero las sospechas empezaron a caer sobre él cuando tres estaqueros y veinte cuerpos desaparecieron. Todos ésos vampiros aún no habían recibido todo el castigo que se merecían, en especial los estaqueros. Se debían clavar las estacas en cualquier lugar, excepto en el corazón. Cuando lo descubrieron, estaba tratando de comunicarse con los vampiros chinos. No le sacaron nada, ni a cuántos vampiros había ayudado a escapar, ni si tenía cómplices, nada. Lo pusieron en una celda de máxima seguridad, porque había golpeado a uno de los directivos, cuando trataba de dispararle con una ballesta. Le dio un puñetazo en el medio del pecho que lo dejó sin aliento. Luego lo atraparon.

Era inútil. Ya no era un Portador, su Sombra ya había obtenido su cuerpo y estaba en China. Y cuando intentaron darle lo que se merecía, Ozuma desapareció. No escapó, no se suicidó y no salió de su celda. Sólo desapareció en medio de un torbellino de llamas, y no volvieron a verlo. Había pasado al siguiente nivel de evolución, y no pudieron escarmentarlo. Los Lilims(3) no entendían.

Asil, otro inglés, como Weevil, también de Tierra. En éste caso, los vampiros desaparecían directamente cuando él estaba cerca. Cuando se dieron cuenta de qué era lo que pasaba, intentaron talar todos los árboles de la zona, pero fue inútil. Asil había optado por convertir a los vampiros en árboles, cuyo número aumentó progresivamente alrededor de la institución en donde asistía. Luego los volvía a convertir en lo que eran antes y los trasladaba a otro lugar, nunca supieron dónde.

Y lo mejor de todo era que siempre estaba regando los árboles con agua, no con sangre como el resto. Los árboles eran para hacer estacas, pero él se obstinó en dejar crecer sus árboles. Una estaca hecha por el mismo Destripador era un símbolo, porque nunca se usaba si no era para torturas, y muy de vez en cuando. Demasiado rápido e indoloro.

Cada árbol que aparecía era un vampiro que salía de la institución. No lo habían visto, y habían estado bajo sus narices todo el tiempo. Cuando lo encontraron, abrió sus alas y voló, con el último de los vampiros que habías logrado sacar. No volvió a ser visto.

Marian y Wyatt(4), Portadora y Sombra respectivamente, fueron todo un tema. Los descubrieron cuando Wyatt consiguió su cuerpo de Avatar(5), y Marian había pasado a se una Lilim Como Weevil. Huyeron ambos hacia China, pero Marian fue herida en el camino, cuando protegía a Wyatt. Habían hecho desaparecer a los vampiros por métodos químicos, logrando efectos como la invisibilidad y la levitación. Incluso habían construido un truco para transportar los cuerpos de los vampiros a otro lugar, pero no sabían dónde.

Eran sólo tres casos, los más resonantes. Todos tenían en común que los Portadores (o lo que fueran) se negaban obstinadamente a decir en dónde estaban los vampiros. No decían ni una palabra, no usaban sus poderes si no eran atacados, escapaban en cuanto podían y jamás volvían. Y todos sabían adónde iban. A Yiske, a China o a algún punto de Rusia. Y ya Rusia empezaba a demostrar que seguiría los pasos de los chinos.

Tras que les había costado un buen trabajo hacerle entender al mundo que no había peor plaga que los vampiros, venían los Portadores. Ayudaban a escapar a la escoria que eran los vampiros, y luego desaparecían. Lo que más les chocaba era que tenían el desparpajo de hacerse pasar por seres humanos. Cientos de veces Saya había dicho que tener un detector de energía por escuela no servía. Pero no había caso, o no querían hacerlo. Sólo ahora, cuando Weevil había ido a Yiske, se decidieron a sentar cabeza y a aumentar la seguridad.

Pero había un problema.

Ozuma, Marian y Asil habían sido Portadores de Sombra dentro de las mismas escuelas. Burlaban la seguridad, la que supuestamente era inviolable. Por supuesto que esos casos nunca trascendieron, pero siete casos en seis meses era para preocuparse. Si los Portadores creían que podían salirse con la suya y vivir en paz, pues que lo intentaran.

Porque ahí estaba Saya para demostrar lo contrario.

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No tengo mucho que decir... Salvo que esto va a tener algunos capítulos más de los que pensaba...

Este capítulo me salió medio extraño... Usualmente, cuando publico un capítulo, tengo uno hecho y otro por empezar, pero éste me dio algo de trabajo. Quizás sea porque metí a muchos personajes nuevos. Al parecer metí muchos de otras series, y no sé si van a venir más... Lo que mata es la mezcla.

(1)Así voy a llamar al niño que aparece en el capítulo 6 de CowBe, que no podía crecer y del que nunca se menciona su nombre, ¿ok? Si alguien sabe cómo se llamaba, le agradeceré muchísimo que me diga *^__^*

(2)Sí, Dunga de Beyblade V-force. ¿Pasa algo?

(3)¿Fan de Evan yo? ¿Qué les hace suponerlo? Los Lilims aquí no son ángeles, más adelante se explica bien qué son.

(4)Marian de Beyblade, la chica de los Saint Shields (si se escribe así) de pelo largo y oscuro. Y Wyatt, el compañero de clase de Kai. Es el personaje ideal para el Yaoi, pero sólo he visto dos Fics con esa pareja. Así que, para hacerle justicia...

(5)Agradezco públicamente a MG (Melissa de México) por haberme dado la idea. ¡Eres genial! ^><^ ¡Besotes! ^><^

Nos leemos

Nakokun

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