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Dragones de plata

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No sabía si contestar o no el mail, pero no fue necesario; a la semana siguiente, apareció un nuevo correo, y no tenía remitente. Durante todo ése tiempo yo había intentado despertar mi elemento, el metal, pero sin resultado. Daisuke me decía que era muy pronto, pero yo quería que él se volviera humano lo más rápido posible, para aliviar de una vez todo su sufrimiento. No sé si él podía ver mis recuerdos, pero a veces yo soñaba con los suyos, y siempre eran escenas de guerra y de muerte.

Ken, ¿acaso crees que te podrás esconder de mí? Decía el correo No quiero lastimarte, sólo quiero hablar contigo. Sé que leíste mi mail anterior, y quiero que me contestes. Además, hablar con alguien no te hará daño, por lo que le cuentas a tu computadora. Hasta se lo escondes a tu sombra, quien no quiere decirte que vales más de lo que crees porque tú piensas que es mentira y te deprimirás más. Vamos, si no me respondes bloquearé tu casilla de correo. Y no es chiste.

“Mejor será que le contestemos” me dijo Daisuke “Tal vez nos diga algo sobre él”

Le contesté el mail, preguntándole quién era y por qué me escribía. Daisuke se mantuvo callado todo el tiempo, pero cuando lo envié me volvió a hablar.

“Debemos ser más discretos. Si él nos descubrió, nos pueden descubrir otros, y será muy difícil de explicar qué hicimos, sin contare el peligro que puede representar para ambos”

“¿Peligro?” le pregunté.

“Los nigromantes buscan muchos a los Portadores, sobre todo a los dragones, las serpientes y los tigres. Todo en el cuerpo de un Portador se usa para hechizos de gran poder, desde revivir a los muertos hasta el recuperar poderes que se han perdido”

No lo había pensado. Me dio miedo, pero Daisuke me tranquilizó, diciéndome que si no usaba más poder del necesario para entrenar y mejorar mis habilidades, ellos no me detectarían. Preferí no preguntarle si sabía de algún nigromante que rondara la ciudad.

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Osamu seguía sospechando, pero nunca le preguntó a Takeru. De hecho, empecé a hacerme más amigo de Takeru, pero no le dije nada de Daisuke. Takeru salía con una de nuestras compañeras de clase, Hikari. La verdad es que ella era una linda chica, pero no me atraía. Así estaba menos triste, porque sabía que tenía un amigo en quien confiar. Sin embargo, no le dije nada sobre Daisuke o los mails. A la semana siguiente que yo le contestara, apareció otro en mi casilla.

Ken, ¿acaso crees que un nigromante usaría Internet para matarte? Vamos, si lo hubiera querido podría haberte descubierto cuando practicabas en el local abandonado desde que descubriste tus poderes físicos, cuando les mentiste a tus padres y a Takeru. Además, yo sé cómo podrás despertar tu elemento.

Para que te asegures, prueba esto; piensa en el metal no como algo externo, sino como algo que es parte de ti mismo. Primero sólo podrás levantar objetos metálicos, pero después podrás reordenar sus moléculas, haciendo que varía su forma. Si no quieres, no lo hagas, pero al menos prueba.

No se me había ocurrido ésta técnica. Ésa misma noche lo intenté, y pude mover una barra de hierro a un metro del suelo. Pero el esfuerzo fue mucho y tuve que volver rápido a casa. Ésta vez Osamu no estaba en su cama, y me dio un escalofrío. Lo esperé toda la noche, pero al final me quedé dormido y no pude ver cuándo volvió a su cama.

El día siguiente era domingo, y cuando me levanté Osamu ya se había ido. ¿Les había dicho algo a nuestros padres? Ellos no me preguntaron nada, pero sabía lo que Osamu me preguntaría cuando me viera. Daisuke me decía que estuviera tranquilo, que él podía simular ser un fantasma y asustarlo, pero le dije que no, que eso empeoraría las cosas, aunque él dudaba de eso. Estaba tan nervioso, que hasta mis padres lo notaron.

-Ken, ¿te sientes bien?- me preguntó mamá.

No le pude contestar. Me abracé a ella y lloré, por el miedo que tenía que me rechazaran si descubrían lo que había hecho con Daisuke. Y si Osamu les decía algo, ¿cómo reaccionarían? No me lo quería imaginar, pero me lo imaginaba. Rechazado, excluido, y no sabía si le podían hacer algo a Daisuke ésos nigromantes. ¿Y el que me enviaba los mails? No sabía lo que pasaba, y tenía miedo de saberlo.

Cuando me calmé, le pedí disculpas a mamá.

-Ken, hijo, ¿quiere hablarlo con nosotros?- me preguntó mamá. Negué con la cabeza -¿Estás seguro?- volví a negar.

-No se los puedo decir por ahora... – les dije.

-Ken... – mamá estaba triste, pero no le podía decir lo de Daisuke.

-¡Ya llegué, mamá!- dijo Osamu, entrando en la casa. Cuando nos vio a mamá y a mí en la cocina, se asombró mucho. Pero después debió recordar lo que había pasado la noche anterior –Mamá, voy a hablar algo con Ken- y me llevó a nuestra pieza.

Una vez allí cerró la puerta y se sentó en mi cama, la de abajo.

-Bien, Ken, ahora me vas a decir por qué estás tan alterado. Y si es porque anoche saliste a no sé dónde, no le diré nada a papá y mamá si me dices qué pasó-

No sabía qué responderle. Daisuke me dijo que lo dejara en sus manos, pero yo no quería.

-Ken... ¿Estás bien?- Osamu estaba dudando, y se empezó a preocupar.

-Hice una promesa- respondí –Necesitaba salir... –

-Pues la próxima vez podrías salir conmigo-

-No- hice una pausa –No... No puedes venir conmigo. Es algo personal-

-¿No crees que hay mejores horas para ver a una chica que la medianoche?-

-No estoy de novio, Osamu-

-Oh- dijo él, y se levantó -¿En qué estás metido?- Estaba a medio metro de mí, agachado para que nuestros ojos estuvieran a la misma altura.

-Osamu, es algo personal y privado. Yo no te pregunto adónde vas tú todos los fines de semana- me estaba empezando a incomodar.

-Ken, te conozco. Estás en algo y no me lo quieres decir-

-Osamu, déjame a mí hacer lo que yo creo conveniente. Todo es porque estoy ayudando a un amigo, es alguien muy especial para mí. Es todo lo que puedo decirte. Pero si dices una palabra sobre mis salidas, te aseguro que yo lo negaré-

-Me creerán a mí-

-¿Ken-kun saliendo a la medianoche por la ventana de un octavo piso, al balcón, para después desaparecer? Vamos... –

Osamu se levantó y salió, molesto.

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No lo podía creer. Le había ganado una discusión a Osamu, y lo había hecho yo solo. Daisuke me felicitó, y me dijo que sabía que yo podía hacerlo. La verdad es que se sentía bien, y me alegré. A Osamu el malhumor le duró algunas horas, pero después se le pasó. Ésa noche pude levantar seis barras de acero al mismo tiempo y moverlas.

Le mandé un mail al desconocido, agradeciéndole por lo que me había enseñado. De inmediato, apareció un mensaje de él, lo que me sorprendió mucho.

¡Por supuesto que funcionaría! Si tú lo deseas y sabes que puedes hacerlo, pasará. La auto confianza es muy importante, Ken, no lo olvides. Y te felicito por haberla ganado ésa discusión a tu hermano, sin la ayuda de Daisuke. Estás aprendiendo rápido.

Si sigues así, dentro de poco podremos vernos personalmente. Te podré enseñar a manejar tus poderes con mayor destreza, pero sólo podré estar fuera una hora. Las razones te las explicaré después. Y recuerda, yo siempre contesto los mensajes al instante.

Ésta vez me sentí bien, aunque no dejaba de preguntarme cómo sabía lo de la discusión.

Seguí saliendo de noche, pero más tarde, cuando Osamu estaba roncando. No volvió a descubrirme, y al mes pude levantar toda clase de objetos de metal, por más pesados que fuesen. Los movía de forma individual por todas direcciones, y hasta pude doblar algunos, pero eran delgados. Daisuke me dijo que era más fuerte de lo que había pensado en un principio, y yo me sonrojé. Ahora Daisuke era cada vez era menos frío, y yo podía sentir que él empezaba a estar más alegre.

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El desconocido me seguía enviando mails, pero no mencionaba su nombre. Cuando se lo pregunté, me mandó otro mail.

Ken, por ahora no puedo decirte mi nombre. Me están buscando muchos seres, pero te ayudaré ésta noche. Sólo lleva tu laptop contigo al local abandonado, y préndela. Envíame desde allí un mail diciéndome que ya llegaste, y yo iré allí al instante.

Le contesté que sí, que así lo haría. Ésa noche me llevé mi laptop e hice todo lo que me indicó, pero no sabía cómo vendría al instante. ¿Acaso sentiría la señal de la laptop y vendría? ¿Estaba escondido en algún lugar y me espiaba?

Nada de eso.

La pantalla de la laptop empezó a brillar. La miré, a prudente distancia, e hice bien. De la pantalla salió una mano, hecha de ceros y unos, que después pasó a ser una red virtual, para después tomar forma definitiva. Después le siguió la otra, la cabeza, el torso y las piernas. Cuando terminó de salir, se levantó, y me miró, sonriendo ante mi asombro.

Ersa un chico muy parecido a Osamu, por el pelo. Tenía unos grandes lentes, y vestía de negro. Tenía una capa dividida en dos, con bordes dorados. Y en la cintura llevaba un látigo. Daisuke también estaba sorprendido, y no reaccionamos sino cuando el otro nos tocó el hombro.

-Sorpresa- dijo.

-Sí que lo fue- le respondimos los dos. Ahora Daisuke hablaba con su voz en mi boca, y nuestras dos voces sonaban como si fueran de fantasmas.

-¿Sabes quien soy?- nos preguntó.

-Nunca nos dijiste tu nombre- le respondimos.

-Soy Káiser- nos dijo, y extendió una mano.

Después de saludarnos, Káiser nos dijo que hasta ahora sólo habíamos avanzado hasta el límite que separaba el primer del segundo nivel en cuestión de poderes. Para avanzar debía despertar a los Cables de Plata, que era lo que distinguía a los seres del elemento Metal.

-Mira, tienes que concentrarte- me dijo Káiser –Cierra los ojos y piensa en las moléculas de los objetos de metal, no en los objetos en sí. En principio te parecerá difícil, pero piensa sólo en una parte del objeto. Aprendiste a sentirlos, ahora deberás manipularlos. Inténtalo-

Lo intenté. Daisuke me ayudaba, pero la primera vez no me salió. La plancha de metal cayó al piso, pero no cerré los ojos y lo volví a intentar. Pensé en las moléculas de la plancha, moviéndose hasta formar una pelota, moviéndose con rapidez por el espacio. Les ordené que formaran una pelota, y empezaron a moverse, o al menos así lo pensaba.

Empecé a transpirar frió, pero seguí. Daisuke estaba preocupado, pero yo le dije que se tranquilizara, que yo podía hacerlo si él estaba conmigo. Daisuke no dijo, nada, pero seguí intentando formar una pelota. Me salía mal, con muchas irregularidades, y traté hasta que no pude más. Entonces abrí los ojos y ví la pelota deforme en que se había transformado la plancha de acero.

-Vaya, está muy bien para la primera vez- me dijo Káiser con una sonrisa, mirando mi trabajo –Avanzan muy rápido para ser novatos-

-Gracias- le dije –No podría haberlo hecho sin tu ayuda, y la de Daisuke-

-No es eso, es que no sabías cómo seguir- dijo Káiser –yo sólo te indico cómo manipular los poderes que ya tienen, pero todo el trabajo lo hacen ustedes-

Le agradecí de nuevo, y él me dijo que debía irse, que ya era tarde.

-Debes practicar toda la semana- me dijo Káiser -Si se esfuerzan, lograrán formar cuerpos geométricos básicos en ése tiempo. Volveré la próxima semana, para ver cómo han progresado-

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Káiser volvió a la computadora, y yo cerré mi laptop. Ya era la una de la mañana, y volví volando a casa. Osamu estaba en su cama, pero la ventana que me separaba de nuestra pieza siempre chirriaba. Entonces intenté buscar el punto de contacto y arreglarlo. Pude sentir más que ver que dos partes se rozaban, y les ordené a las moléculas sobrantes que salieran. Cuando abrí la ventana, no hizo ruido. Había vuelto a mi forma humana para que Osamu no se despertara con el resplandor.

Estaba contento y muy emocionado. Íbamos progresando, y con una ayuda inesperada. Ése Káiser sabía mucho sobre el metal, y me ayudaría a recuperar el cuerpo humano de Daisuke. Me dormí feliz, pero en el fondo sentía que Daisuke estaba algo inquieto.

“¿Qué te sucede?” le pregunté con mi mente.

“Es que ése Káiser es todo un misterio” me respondió “Podría no ser tan bueno como aparenta. Recuerda que los Portadores son muy buscados, ya que si hay cien en todo el planeta, es un milagro”

“Pero es apresurado decir algo sobre él. Creo que deberíamos conocerlo más antes de juzgarlo”

“Si tú lo dices... ”

“Además, ¿qué es eso de los cien Portadores?”

“Es que muy pocos vampiros conocen éste tipo de Redención, y aún menos la ponen en práctica. Éste tipo de Redención fue creado por los chinos, en la época en que los vampiros habían aparecido en el planeta. Los primeros indicios de su aparición fue en China, desde allí los vampiros pasaron a conquistar el resto del mundo. Los chinos, temerosos, inventaron ésta redención, ya que no se atrevían a cazarlos”

“Es por eso que se guía por el horóscopo chino”

“Y las instrucciones fueron hechas con conceptos como el Yin y el Yang -sangre de dos seres para construir el majoujin, un humano y un vampiro- y la búsqueda de lo que deseas –el mar de la decisión- entro otras cosas”

“Daisuke, ¿de qué país vienes?”

“Soy japonés, nací aquí, y aquí cambié. Pero fue hace mucho tiempo”

Ken sintió que Daisuke estaba incómodo, así que le dijo que sería mejor que trataran de dormir.

Desde el techo del edificio de enfrente, una figura sonreía con satisfacción.

-Eso es, vuélvanse fuertes... dentro de poco lo necesitarán-

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Guts! El segundo capítulo y ya me está gustando. Terminé el Fanfic de Shaman King y sigo con el de Sailor Moon. Ahora mismo seguiré escribiendo el siguiente capítulo. ¿Y quién es ésa extraña figura? ¿Será Káiser? Je, esperen y lo verán. Algunos ya lo deben sospechar, y les daré una pista: éste ser estuvo en el Digimundo y en el Mundo Real. No les daré más ayudas por ahora...

Chau

Nakoruru

nakokun@yahoo.com.ar

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