Osamu
no volvió a preguntarme si salía por las noches. No sé
si se olvidó de eso, o porque no encontraba pruebas. Mamá
y papá no lo supieron, así que yo estaba tranquilo. Daisuke
se pasaba la mayor parte del tiempo callado, aunque a veces me hablaba.
Sobre todo cuando practicábamos nuestros poderes. Con esfuerzo,
pudimos hacer formas geométricas básicas. La primera vez,
la esfera se parecía a una pelota de trapo destrozada, y el cubo
un juguete de plástico aplastado, pero con el correr de los días
mejoramos. Al llegar la otra semana ya podíamos hacer formas geométricas
perfectas, como conos y cilindros.
-¿Lo
ven?- nos dijo Káiser –Sabía que podían hacerlo si
se esforzaban. Ahora pasaremos a algo más difícil, los llevará
más de una semana, pero valdrá la pena-
“Deben
lograr hacer más formas. Intenten copiar objetos pequeños
y ordénenle a las moléculas del metal que tomen la forma
que ven en tu mente. Junten las formas básicas que han logrado hasta
ahora, así les será más fácil hacerlo. Y después
que logren objetos perfectos, vuelve a llamarme.
Lo
intentamos. Todos los días, entre la medianoche y las dos de la
mañana, a veces hasta la cuatro. No tenía sueño a
la mañana siguiente, lo que me asombraba, pero Daisuke me decía
que eso era un efecto directo de ser un Portador de Sombra; sólo
dormiría lo que yo quisiera, aunque sólo fuera una hora,
y no me cansaría. La primera semana no logré reproducir ningún
objeto sin fallas, pero me esforcé entrenando tres horas diarias,
y al mes ya lo logramos. Llamé a Káiser y se sorprendió
al ver que lo había llamado tan rápido.
-Vaya-
nos dijo –Son más rápidos de lo que creí. ¿Cuántas
horas diarias entrenaron?-
-Tres
horas- le respondí.
-¿Descubriste
lo de las horas de sueño?-
-¿Qué
sólo debo dormir una para no sentirme cansado?-
-Vaya,
Daiku, parece que no estabas tan desinformado como sobre esto como pensaba
Ken, ¿verdad?-
Daisuke
se separaba de mí cuando hablaba con Káiser, siempre estaba
a un lado. Parecía como si tuviera una manta demasiado oscura sobre
su cuerpo, podía ver su silueta y sus ojos blancos, pero nada más.
Se sorprendió al escuchar a Káiser, y lo miró con
desconfianza.
-Vamos,
vamos, vamos, no son los únicos Portadores de Sombra en éste
planeta... – nos dijo Káiser -He conocido muchos, aunque me presento
ante muy pocos-
-¿Cómo
sabes lo que debemos hacer para evolucionar?- le preguntó Daisuke.
-A
veces salgo, para buscar cosas que no están en Internet, ni en ninguna
computadora de éste mundo. Hay bibliotecas muy interesantes en las
casas de ciertos individuos, y yo he leído muchas de ellas. Me guardo
ésa información en mi mente, y con la ayuda de otros Portadores,
he logrado entender la mayoría de las etapas de la evolución
que necesitan atravesar para llegar... al final-
-¿Al...
final?- no entendía lo que quería decir con eso, y me daba
cierto temor.
-Cuando
Daisuke recupere su cuerpo, y ambos manejen al Dragón de Plata,
su Yumesan- dijo Káiser. Y después me miró a los ojos
y sonrió –Pero si quieres saber más, debes continuar con
tu entrenamiento-
Empezamos
a entrenar. Yo ya me había acostumbrado al resplandor del símbolo
que aparecía bajo nuestros pies cuando nos transformábamos,
y el sentimiento de tener escamas en vez de piel. La cola de cocodrilo
–ésa fue la primera impresión que me dio- que me salía
al final de la espalda era todavía algo difícil de manejar,
pero podía hacerlo. Las alas no eran un problema, ya las dominaba,
y Káiser me dijo que más me valía que pudiera volar
por horas enteras, porque las necesitaría después.
Ésta
vez, Káiser me dijo que debería aprender a manipular grandes
objetos de metal, empezando por el edificio en el cual no encontrábamos.
Había sido una fábrica metalúrgica antes de cerrar,
así que tenía metal de sombra. Pero no sabía si lo
lograría, y Káiser nos dijo que nos concentráramos
en un punto, y que después nos expandiéramos al resto del
área del edificio.
Nos
costó. Tardamos un mes y medio en lograrlo, pero pudimos mover el
edificio. Con la teoría de las moléculas no íbamos
a ir muy lejos, para cosas pequeñas estaba bien pero esto era demasiado
grade, así que en vez de mandar a las moléculas, yo dividí
el edificio en cables. Ordenaba a las moléculas que formaran
cables, y así pode incluso mantener toda la estructura girando a
nuestro alrededor.
Daisuke
se sorprendió y después me felicitó. Pero todavía
no dominaba bien a ésos cables, y la primera vez que deshice el
edificio lo armé medio al revés, pero como estaba en una
zona apartada nadie lo notó.
Entonces
Káiser llegó sin que yo lo llamara. No lo vimos y no nos
dimos cuenta de su presencia. Y cuando cumplíamos un año
de estar juntos como Portador y Sombra, logramos dominar a los cables.
O al menos, nos obedecían, pero yo creía que me faltaba mucho
para poder seguir evolucionando.
.
Llegó
mi cumpleaños número diez. Mamá y papá me hicieron
una fiesta familiar, invité a Takeru y a Hikari, y nos divertimos
mucho. Por un día, Osamu no fue el centro de atención, y
me sentí realmente como si fuera el hijo de mis padres y no un hijo
de los Ichijouyi que no era Osamu. Mis padres se alegraron que yo socializara,
pero cuando todo terminó, volvieron los comentarios sobre las notas
de Osamu. Me retiré a mi cuarto.
Ésa
noche me esforcé en dominar los cables, y lo logré. Cinco
horas de entrenamiento fueron agotadoras para nosotros, pero pude lograrlo
en ése tiempo. Entonces alguien me tomó los hombros por detrás.
-Felices
diez, Ken... – me dijo Káiser antes de dejarme dar vuelta. En sus
manos tenía un gran libro.
-Gracias,
Káiser- le dije, y me dio el libro.
-Es
sobre los Portadores de Sombra, se lo ganaron. Vaya, lo hicieron en sólo
doce meses... Los dragones siempre me sorprenden-
-¿Cómo?-
-Oh,
es que todos los Portadores tienen cambios físicos mientras evolucionan,
pero los dragones, cualquiera que sea su elemento, se mantiene estáticos
físicamente hasta que llegan al último nivel... Y ya están
cerca, dominaron los Cables de Plata y ahora les falta poco-
Cuando
volví a casa, estaba amaneciendo. Hice algunas volteretas en el
aire, estaba muy feliz, sabría más sobre nuestra fusión
y dentro de poco Daisuke recuperaría su cuerpo. Osamu estaba durmiendo,
y sólo me acosté media hora a dormir. Estuve medio dormido
todo el día, pero estaba feliz, y Daisuke también.
A
la noche, cuando Osamu estaba dormido, abrí el libro. Estaba escrito
en Chino, pero la parte de los Dragones de Metal estaba en japonés.
Así que la puse leer. Decía así:
.
Los
Dragones son siempre los Portadores de Sombra más difíciles
de encontrar y, también, los más poderosos. Algo que asombra
a todos es que los Dragones no evolucionan físicamente, sino que
sólo deben entrenar el cuerpo que ya les ha sido entregado, a diferencia
de otros Portadores, los Tigres, por ejemplo, que primero obtienen sus
patas, orejas y cola, y después de dos transformaciones obtienen
sus alas. El Dragón ya está listo físicamente, sólo
debe aprender a manejar su cuerpo.
El
Dragón de Metal es muy poderoso, si sabe manejar sus poderes. Si
bien el Metal ese asocia con la tecnología y el materialismo, bien
empleado puede llegar a buen puerto. Los Cables de Plata son lo que distingue
a éste elemento, y manejan todo tipo de meta, incluso el mercurio.
También manipulan todo tipo de tecnología, permitiéndole
al Portador de Metal, viajar por Internet, por ejemplo.
.
“Daisuke,
¿estás pensando lo mismo que yo?” le pregunté, ansioso.
“Sí.
Creo que Káiser es un Portador de Metal”
“¿Sigues
pensando que tiene malas intenciones?”
“Me
reservo el derecho de réplica”
Después
de un rato seguí leyendo.
.
El
Dragón de Metal puede terminar su entrenamiento en dos años,
o en vente, según cómo practique con sus poderes. Si no se
deja llevar por el poder logrará su objetivo antes que la muerte
lo separe de su Sombra. De hecho, no se han registrado casos que un Portador
bajo el signo del Dragón haya muerto sin terminar su misión.
.
El
libro decía muchas cosas más, pero n pude terminar. Me quedé
dormido y dejé el libro bajo la almohada.
.
La
noche siguiente, Káiser nos hizo entrenar con más dureza.
Me puso un arnés que limitaba mis movimientos, y me dijo que volara.
Cuando estábamos a veinte metros de altura, me empezó a arrojar
proyectiles de metal. Los deshice en Cables de Plata, pero me costó.
Así durante cuatro horas, hasta que no pude más y caí
agotado.
Káiser
estaba satisfecho. Me dijo que la próxima vez le arrojaría
cosas más grandes, y que estaba avanzando muy rápido. Ésa
vez dormí apenas me acosté, y por poco se me olvida volver
a mi forma humana. Pero ésa noche me olvidé de cerrar la
ventana.
.
La
misma figura que antes había observado a Ken desde el edificio de
enfrente estaba ahora en el balcón de su casa, frente a su cama,
flotando a un metro del suelo. Sonreía, sabía cuánto
había evolucionado él desde que se habían fusionado...
Esperaba que fuera algo más débil, pero admitía que
lo había subestimado. Sin duda, alguien los estaba ayudando a evolucionar.
Intentó
tocar a Ken, pero una barrera se lo impidió. Por supuesto, Ken y
Daisuke estaban adentro y él estaba afuera, y todo Portador de Sombra
está protegido de cualquier peligro cuando está dormido o
inconsciente. Miró el brazalete que lleva Ken en su mano izquierda.
Después miró el rostro de Ken, su cara miraba a la ventana,
donde estaba él...
Sintió
ganas de destrozársela de un zarpazo. De hecho, lo intentó,
pero ahora la barrera de protección se amplió, y lo hizo
retroceder un metro. Daisuke se despertó y se levantó como
Sombra, medio dormido. Miró hacia la puerta y después hacia
le ventana, pero no había nadie allí. Cerró la ventana
y volvió a dormir. No advirtió que la misma figura flotó
un poco desde fuera del balcón y después se retiró.
Ya estaba amaneciendo.
.
A
la mañana siguiente, Ken tenía una sensación de frió
intenso que lo hacía temblar. Era un día soleado, así
que le extraño mucho y le preguntó a Daisuke si había
pasado algo la noche anterior.
“Sólo
te olvidaste la ventana abierta, pero yo la cerré” le contestó
en su mente.
“Oh,
¿y no viste algo más?” le preguntó Ken de la misma
manera.
“Estaba
tan dormido como tú, pero no había nadie a la vista”
“Estoy
seguro que algo pasó después que llegamos del entrenamiento”
“Vamos,
Ken, despreocúpate. Mira qué hermoso día, vamos a
disfrutarlo”
“Bueno,
entonces iré a caminar por la playa después de clases”
.
La
verdad es que necesitaba algo de soledad, y la playa era muy calmante.
Me acosté en la arena, apoyando la espalda en una piedra, y cerré
los ojos. El sol bañaba mi cuerpo y me sentía muy bien. Creo
que me adormecí, porque cuando me levanté había pasado
una hora. Volví a casa, pero no había nadie.
Voy
a estudiar a casa de Mamini. Vuelvo a la hora de la cena. Osamu.
Osamu
había dejado el mensaje pegado en la puerta de la heladera. Mamá
y papá trabajaban. De nuevo solo, pero no me sentía mal.
Estaba con Daisuke y eso me bastaba. Fui a leer el libro que me había
dado Káiser, y terminé el capítulo sobre los Dragones
de Plata.
.
Mamá
y papá llegaron antes que Osamu. Me había adormecido, y Daisuke
no estaba conmigo. Rogando para que mis padres no descubrieran que no tenía
sombra, los saludé.
Daisuke
llegó poco después, preocupado. Le había parecido
sentir algo extraño, y me dijo que la próxima vez voláramos
más alto para no ser detectados. Era por si las dudas, pero me inquietó.
Daisuke no trató de calmarme.
.
Cuando
Daisuke y yo llevábamos un año y nueve meses de estar juntos,
logramos dominar a los Cables de Plata. Káiser se mostró
muy feliz, y nos dijo que nuestro entrenamiento sería más
duro. Entonces practicábamos con dos arneses en vez de uno, pero
ya no nos cansábamos. Y eso no era lo único que había
mejorado. Me había hecho amigo de Takeru y de Hikari, y de una chica
llamada Miyako. Parecía que le gustaba, pero yo la consideraba sólo
como amiga.
.
Pero
ésa sensación de frío durante las mañanas se
acentuó, a pesar que estábamos en primavera.
.
La
silueta ahora aparecía todas las noches junto a la ama de Ken, deseando
poder tocarlo para poder enseñarle cuánto lo odiaba. Pero
todavía no era tiempo, aunque deseara hacerlo ahora. Y entonces
los tres sabrían que con él no se jugaba.
.
Cuando
cumplí once años, Daisuke y yo llevábamos casi dos
años unidos. Káiser me decía que había logrado
dominar todos mi poderes excepto el Yumesan, “El señor de los Sueños”
-Puede
ser que suene infantil, pero es muy poderoso- nos dijo Káiser en
un descanso –No te preocupes yo no te puedo enseñar a invocarlo,
pero me has sorprendido. Evolucionaste muy rápido con Daiku... Se
nota que se quieren mucho- terminó, con malicia.
Daisuke
y yo nos pusimos colorados, pero no dijimos nada. Sí, nos habíamos
aquerenciado, pero sólo como amigos, hermanos o compañeros,
¿verdad?
¿Verdad?
.
La
noche siguiente, Osamu salió. Mamini lo había invitado a
una fiesta. Papá y mamá le dijeron que no hicieran cosas
de las que después se arrepentirían; después de todo,
sólo tenían catorce años. Osamu dijo que sí
y se fue, silbando.
Ésa
noche Káiser nos dijo que no entrenaríamos, que tenía
cosas que hacer, pero que a la noche siguiente entrenaríamos el
doble para compensar. Me dormí tranquilo, pensando que hacía
más de dos años que me había unido con Daisuke. Parecía
increíble. De ése niño tímido que dos años
antes se lo había encontrado en el festival de floración
de los cerezos quedaba poco. Ahora me había vuelto más sociable,
mi vida había mejorado y al saber que Daisuke y Káiser, además
de Takeru y Hikari me querían, me sentía muy bien.
.
Daisuke
tomó su forma de Sombra cuando Ken estaba profundamente dormido.
Tres años atrás, si le hubieran dicho que sería una
Sombra, se hubiera reído. Y si le hubieran dicho que sentiría
por un humano lo que sentía por Ken ahora, no lo hubiera creído.
Pero
lo sentía. Había sentido una gran calidez cuando estaban
unidos, y cada vez era mayor mientras iban evolucionando. Al fin y al cabo
ése Káiser no era tan malo después de todo. Pero ahora
lo único que le interesaba era Ken... que “él” no lo encontrara
nunca. Por sí mismo no había problema, pero Ken era inocente.
Miraba
a su Portador a la luz de la Luna que entraba por la ventana. La verdad,
se había vuelto más hermoso con el tiempo... Y no podía
hacer otra cosa que alentarlo con sus palabras por el gran esfuerzo que
Ken estaba haciendo. Ken sabía al peligro que se enfrentaba, aunque
no lo demostrara concientemente, pero igual entrenaba duro para que él,
Daisuke, volviera a recuperar su cuerpo.
Nunca
antes ningún humano había demostrado ése afecto por
él.. Ni siquiera su Maestro. Daisuke se aproximó a Ken y
le dio un beso en la frente, con cuidado para no despertarlo. Después
se acostó junto a él y lo abrazó. El cuerpo de Ken
era tan cálido... No quería que nada malo le pasara por su
culpa.
Jamás
se lo perdonaría.
.
-Así
que has encontrado al Portador de mi alumno- dijo la figura, con voz triunfante.
-
Daisuke ha tomado una decisión, y tú ya no tienes nada que
ver con él, Myotismon- le respondió Káiser, con la
voz algo insegura.
-No
lo creo, ahora me interesa más que antes- respondió el otro,
con voz maligna –Ah, nunca creí que fuera tan tonto como para convertirse
en una Sombra, pero los dos han evolucionado mucho, gracias a tu entrenamiento.
Y por cierto, parece que puedes hacer algo bien... aparentemente-
-Ahora
Ken y Daisuke... Ellos lo lograrán- dijo Káiser.
-Sería
interesante verlo-
-Lo
verás pronto-
-De
eso no me caben dudas-
.
.
.
Hola!
Al fin se sabe quién era ésa maligna figura que asechaba
a Ken y a Daisuke. Por supuesto era “ése”. Pero ¿Por qué
Káiser no hace nada para detenerlo? ¿Acaso se conocían
de antes? ¿Qué les pasará a Ken y a Daisuke?
Lean
el siguiente capítulo de “Dragones de plata” y lo sabrán.
Chau
Nakoruru