Hola, soy Al-Quantar-Hiya, y como habréis adivinado soy un Quántaro del desierto. Nací en el año 1056, como resultado de una orgía en un harén. Como todo buen varón bastardo fuy entrenado en las artes militares, donde pronto destaque en mi habilidad y buenos reflejos.

Mi juventud fue un coñazo (batallas, juergas, mujeres,...) hasta que mi jeque decidió unirse a una ofensiva contra Constatinopla. Yo tenía 20 años. Plantamos sitio a Constantinopla, pero nos salio el tiro por la culata, y fue precisamente por la culata por donde nos dieron los infieles. Los muy cerdos hicieron una salida y nos pillaron con los pantalones bajados. Cuando acabó la batalla, estaba tendido en el suelo, no estaba herido pero un golpe en la cabeza me hacía ver estrellitas, la tajada del día anterior... Llegó la noche y yo seguía allí, ahora estaba aprovechando para echar una cabezadita. De pronto entre la niebla de la noche surgió una figura negra que se dirigía hacia mi. La figura se acercó y una voz susurrante de mujer me dijo:

- Unas gachas Don Camilo??, a lo que respondí - Toma claro, carallo. (Publicidad)

La tia guarra me dió a beber sangre de un cáliz negro (estaba muy oscuro y había niebla) y empezó a despatarrarse de risa diciendo que estaba maldito y que tendría que beber la sangre de mis enemigos muertos. Me levante de mala leche, la metí un yuyu que la dejó tiesa y fui yo el que se despatarró de risa, pero la tía guarra tenía razón. Cada vez que despatarro a alguien me entra una sed, algunas veces me controlo pero otras...

Pasó el tiempo, yo seguía rajando, matando y bebiendo, todo iba bien hasta que me ligaron en una excursión a un harén, eso fue por el 1080 o así. Me trincaron y me marcaron las manos y la frente al fuego y además al día siguiente querían rajarme en público, pero gracias a una de las muchas mozas que había dejado satisfechas, pude escapar esa misma noche.

Huí hacia tierra cristiana para que no me buscaran. Me refugié en unos bosques cercanos a Constantinopla, donde sobrevivía gracias a mi capacidad para desenvolverme en entornos hostiles. Un día apareció un "lindo" viejecito que fue asaltado por unos bandidos; por desgracia para ellos Taran era mago y yo tenía mucha sed.

Entre Taran y yo surgió una gran amistad, al principio nos entendíamos por señas y cuando pude comprender el rumano, le pregunté que adonde ibamos y me dijo que a Italia. Me paré, me santigüe cuatro veces, le pegué un par de zarandeos y le dije: -Ta charú tu o que? (Traducción del rumano defectuosa). Que va a hacer un moro en Roma. A lo que me dijo: -Tranqui Cloa-k que no vamos a Roma.

Efectivamente, no fuimos a Roma sino a Venecia. Allí la estancia fue vomitiva, por lo menos hasta que nos aconstumbramos al bámboleo de las góndolas. Yo tardé un poco pero Taran lo paso peor, si le dices Góndola todavía vomita.

En Venecia me instalé como guardaespaldas de uno de esos ricachones, mientras que Taran se instaló en casa de Giovanna Corleonne, una maga que conoció en una de esas reuniones de magos. Taran me dijo que iba a aprovechar la estancia para aprender un poco.(Yo pienso que fue una estancia de placer porque cuando dejamos Venecia era tan tonto como de constumbre). Estuvimos en Venecia hasta finales de 1082. Un día de Noviembre apareció Taran y me dijo que ya había aprendido lo suficiente y que nos íbamos; yo le dije que esperara a la primavera para viajar, pero por algun motivo no quería parar en Venecia ni un minuto más. (Yo no creo que acabaran las clases sino que más bien Giovanna se miró un día al espejo y se vió una cornamenta de esas de muflón europeo o más grande).

Salimos de Venecia y Taran en medio de los Alpes se para y me dice:

- Qué, a Francia?. Yo tenía tanto frío y tiritaba de tal forma que Taran pensó que asentía así que nos pusimos en camino.

En Francia nos pusimos al servicio del conde de Champenoisse, yo como meteleches y Taran como astrolog, adivino y demás. Taran trabó amistad con el capellan del conde, y entre ambos se encargaban de la bodega (de cuidarla y beberla). De tan hermosa amistad, pero sobre todo, de tan tremendas tajadas surgió una bebida nueva, espumosa y refreshhhcante.

Yo por mi parte también busqué la comodidad y la hallé en la cama de la hija del conde que era una viciosa. Me ligaron otra vez, pero en esta ocasión fueron más amables, solo me marcaron a fuego en el hombro y al día siguiente iban a probar un invento que siete siglos más tarde haría furor, la guillotina. Esta vez me salvé gracias a la bebida de Taran, se tajaron todos y pudimos huir.

Una vez más, nos tocó correr, pero menos porque como los que nos seguían venían haciando eses, tenían que recorrer el doble de camino que nosotros. Cuando nos paramos, surgió una terrible pregunta: - Taran, adonde vamos?. aquí no me quieren, en Italia a ti sí pero mal, Alemania está llena de alemanes y en España hay un monton de moros haciendo el camelo sin aprovechar recursos naturales tan buenos como el vino y el jamón. Entonces Taran recurrió a su comprensión incrementada y decidió venir a Inglaterra. Llevamos aquí dos años y hemos pasado a formar parte de una covenant con otros pintorescos tíos.