Lo que viene a continuación son parte notas que he encontrado en los rincones polvorientos de mi habitación; en parte son recuerdos de mis jugadores, experiencias que por lo emotivas o por lo que significaron para ellos se empeñan en rememorar cada vez que se habla de una partida de Rol; en parte son recuerdos míos; en parte experiencias que sufrimos jugando; en parte mentiras pues encuentro lagunas en la historia; y en parte fantasía, algo que no debe faltar en ninguna historia de la Vida Real.
Para no llevar a inequívocos, concierne aclarar que las partidas que han SUFRIDO mis jugadores no son todas las publicadas por La Factoría o WhiteWolf, ni todas ellas son de la editoriales antes indicadas. Creo que una vez me guié por un modulo de una revista, quien sabe, el caso es que el trabajo de modificar, de pegar módulos, de hacer que tengan continuidad y el de incorporar nuevos alicientes que incentiven la partida fue mío, y eso es algo que no se me puede negar.
He aqui las historias que puedes encontrar:
Creo que todo comenzó hace algunos años, digamos que 50. Aun no conozco parte de la historia, hay gente que afirma que vivía un tipo que vagabundeaba por Maine. Muchos decían que estaba chiflado. ¡Por Dios!, le decía su madre - ¡deja de hurgarte en la nariz, chico! Sin embargo él creía que el hurgarse en las narices era algo mas que simplemente llevarse el dedo a la nariz y eso: hurgar. ¡No!, quizás creyesen que estaba loco pero parte de su filosofía de la vida, si es que un chico de 10 años tiene tal cosa, era que el hurgarse en la nariz era un medio de ensimismamiento que le hacia entrar en un estado de trance en el cual podía pensar en casi cualquier cosa, y que esto se hiciese realidad, y claro, con este método ya se había tirado 18 veces a su profesora de dibujo, la cual, porque negarlo, lucia el par de pechos mas grandes de todo el colegio y se rumoreaba que el director la tenia en su despacho hasta altas horas de la tarde discutiendo acerca de los planes de estudio que los críos del colegio debían seguir.
De todas formas, Nomen no era mas que un crío, y como tal, esos ataques de ensimismamiento no eran mas que cosas de críos, y como tales le pasaron inadvertidas a una afortunada madre inmigrante como la suya, la señora Tao.
Nomen Tao era su nombre y una vez dicen que intento tirarse desde el piso superior de su casa para probar que el hombre, con la suficiente motivación era capaz de aprender casi cualquier cosa si estaba sometido a la presión necesaria. Así si se tiraba desde una altura considerable, su instinto le enseñaría a volar, y volaría. Quiso probar sus teorías, y lo que consiguió es partirse una pierna por cuatro sitios. Y tan solo contaba con catorce años.
Se creía un científico fracasado para que su desdichada madre no le castigase por sus malas notas y una y otra vez le intentaba explicar las extrañas teorías que le mantenían con lucidez.
Sin embargo un día su pobre madre murió, nunca me contaron como, pero las malas lenguas, las que gente decente no debe escuchar dicen que encontraron a la señora Tao tirada en el salón de su pequeña casa con la boca echando espumarajos, envenenada quizás, pero que el señor Tao había eliminado tales pruebas para proteger a su hijo. El caso, y esto si que es cierto, desde ese día, en el precisamente Nomen había cumplido los dieciocho, el señor Tao mientras vivió, jamas dejo de trancar la puerta de su habitación con llave, la señora Jetkins lo dijo, y ella nunca miente.
El padre de Nomen murió pronto, de accidente de coche, le fallaron los frenos del vehículo, demasiado típico en las novelas de policías como para que se pensase en asesinato o conspiración, palabras que solo nombrarlas amedrentaban al pobre Nomen. ¡Nomen jamas haría daño a nadie!, ven aquí ni pobre niño - solía decir su abuela, la cual le hacia caricias y carantoñas a sus veintitrés años. La pobre tampoco duro mucho, y murió ahogada en el cuarto de baño. La pobre anciana a sus 79 años no tuvo fuerzas ni para salir de la bañera. Y con la muerte de su abuela, Nomen se quedo solo en este difícil mundo, sin mas ayuda que la de su mente olvidadiza.
El recuerdo de sus seres queridos, al parecer, le hizo irse de Maine, y se fue a Chicago. Era el año 1936, y era una época dura. Nomen no era un tipo muy listo, pero si astuto y tras recapacitar en un tablero en el que tenia desplegados un puñado de soldaditos de plomo de colores rojo y azul penso en algo. Los azules habían ganado, y los rojos, evidentemente perdido. El general rojo estaba en la alto de la colina y dominaba el ensangrentado campo de batalla y todo era suyo. Había ganado y todo lo que veía a su alrededor era suyo como vencedor; luego si vencía al señor Cartwright, el banquero, se quedaría con todo lo suyo, ¡Genial idea!, y así un día estuvo vigilando al señor Cartwright todo el día, le espero en el callejón que llevaba a su casa y con la navaja que el barbero echara en falta durante tres días le rajo el cuello. Fue divertido ver como el obeso cuerpo del banquero se tambaleaba de un lado hacia otro con la sangre manándole a borbotones del cuello. Y no podía gritar, era lo mas curioso. La imagen lo hipnotizo y a la vez sus teorías pasadas le jugaron una mala pasada, pues ensimismado en el banquero entro en ese trance que de joven le hacia tirarse a la señorita de música , la de las tetas grandes, y se quedo embobado delante del banquero hasta que llego el inspector Fletcher, el cual le vio con la navaja de barbero en la mano. Que trago hubiese sido para el barbero si no se hubiese quedado allí Nomen y hubiese devuelto la navaja a su sitio, como pretendía.
De todos modos lo que nunca supe es como el pobre loco de Nomen pretendía acceder a la fortuna del señor Cartwright. La mente de un loco a veces se olvida de pequeños detalles, quizás se le ocurrió que al matarle, se le llenaría la cuenta del banco que nunca tuvo. El caso es que el joven de 26 años de los ojos rasgados se tuvo que enfrentar a la pena de muerte, ¡ vaya marrón!, y aunque su abogado defensor, el señor Dwoning, un individuo que tenia un horrible sombrero azul y que se estaba rascando a todas horas donde precisamente estáis pensando, intento basar su torpe defensa en una mas que probable enajenación mental, el astuto y rico abogado de la viuda de Cartwright, la que si se había quedado la pasta y podía gastarla en buenos abogados , en buenos jueces, en buenos alguaciles y en buenos abogados defensores de jóvenes enajenados como Nomen, hizo que el juez fallase a favor de la acusación. Quien sabe, al fin y al cabo, quizás el Señor Dwoning ni era tan torpe, ni tan tonto como Nomen había pensado.
La vida de Nomen hubiese acabado ese 23 de Abril de 1938 si no hubiese sido por Taramos. El fue el que le visito la noche antes de la ejecución, el que le abrió mágicamente la puerta de la prisión, el que hipnotizo a los alguaciles para que le dejasen salir de la prisión y el que finalmente le abrazo, mordiéndole en el cuello hasta quitarle la ultima gota de su sangre para luego darle parte de la suya propia. lo que vendría a continuación, diez duros años de sufrimiento, de vejaciones, de humillaciones y de odios, solo un loco podría aguantarlos.
Y así, siguiendo con su carrera delictiva Nomen se convirtió en asesino de vampiro, matando a el que todo le había enseñado acerca del vampirismo. - Acaso fueron tan malos los años que pasaste a mi lado, perro, ¡Yo al menos me divertí, bastardo! - fue lo ultimo que dijo Taramos antes de morir quemado. Y murió con una sonrisa en los labios, la misma que Nomen vio durante diez años seguidos cuando este le ataba y le pegaba, cuando le tenia sin alimento durante días, cuando le quemaba con teas ardiendo, cuando le torturaba física y mentalmente. - Sí - se solía decir Nomen - la vida de un Malkavian no es un camino de rosas.
Quizás fue casualidad el que por Maine circulase en aquella época también cierto personaje cuya filosofía de la vida era bien distinta. Ciertamente debido a que era mujer, su vida fue mejor que la de Nomen, podréis llamarme machista por lo que digo, pero si continuáis leyendo podréis entender lo que os intento explicar.
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Janis era su nombre, y nunca logre averiguar cual era su apellido, puesto que al parecer nació bastarda, y siempre tuvo ciertos problemas a mencionar sus raíces. De ella el señor Wodd llego a decir que tenia las mayores curvas de todo el estado, y de eso debía saber, puesto que era delineante. Y lo sabia el buen señor Wodd debido a otro asunto que pasare a relatar a continuación.
Cuando la madre de la bastarda Janis se canso de ella la echo de casa, y esta se tuvo que bastar por si misma. Era dura la vida y perra, muy perra. ¿Que podía esperar de ella? Por que, diréis iba a echar de casa una madre a su dulce hija de su propia casa. Vale era bastarda y todo eso, pero hasta las madres de las historias tristes tienen su corazoncito. Pero esta madre en particular siempre tuvo un problema, que no se separo ni un instante de su hija y fue siempre lo que se podría denominar un a madre dominante. -¿Como demonios se las había ingeniado la zorra de mi hija para irse a fornicar con ese bastardo de Doubt? Se preguntaba a todas horas, y la respuesta es sencilla, el Señor Doubt y la madre de Janis habían fornicado precisamente en la misma cama donde la abuela de Janis dormía placida y profundamente una noche de verano. Siempre la acusaron de dormir como un tronco, y así era. La vida en ocasiones es ciertamente curiosa.
El caso era que esta dominante madre no se separaba de su hija (ni incluso cuando fornicaba con el señor Doubt). Y siempre moldeó la voluntad de su hija a placer. Cuando nació la pobre Janis quizás se le ablando un poco el callo que la abuela tenia por corazón, y así no se le ocurrió ceder a cualquier monasterio a la cría recién nacida. El caso que dio una oportunidad a la pequeña Janis, oportunidad que Janis debería aprovechar en el futuro, siendo una buena y maleable nieta. ¡ Y diablos, ya lo creo que aprovechó la oportunidad que la abuela le había dado!. A los catorce años la aprovechó con el joven lechero, Mike, en la recepción de la pequeña casa de la niña, mientras su madre había salido a la cantina a por vino para la abuela (la abuela dormía, a esas tempranas horas justo a diez metros de donde Janis aprovecho con el lechero la oportunidad que esta le había dado). Mas tarde continuo aprovechando la oportunidad con el cartero del barrio, un hombre casado y ya maduro, que para que negarlo no pudo resistirse a los aun inmaduros encantos de la jovencita ¡ diablos! - se dijo - al fin y al cabo tiene lo que hay que tener, ¿no?, ¡pues que demonios! - y así no le importo violar varias leyes estatales en cuanto al trato con menores de edad, por cierto con el cartero aprovechó la oportunidad mientras alguien dormía plácidamente. Justo al cumplir los dieciséis, cuando sus encantos iban in crescendo, aprovechó la oportunidad con un estudiante del colegio mayor, un jugador de rugby de esos que tenían la cabeza únicamente para ponerse la gorra, esta vez la abuela no estuvo inconscientemente presente en la realización del aprovechamiento de la oportunidad que esta le había brindado. El banquero, el carnicero, el pescadero, el farmacéutico y LA estanquera pasaron a engrosar la lista de los aprovechamientos de la oportunidad que la abuela con todo el cariño del mundo que tenia (el único) le había dado. Y así un día la abuela le dijo a la madre - Tienes una furcia, ramera y zorra por hija, o la echas de MI casa o la echo yo - y la madre con el corazón encogido echo a Janis.
La carrera de la joven Janis había llegado a un punto de estancamiento, y medito en la que había sido su vida. Lo único que poseía era una larga y dilatada experiencia en lo que refería a la oportunidad de la abuela, y fue esto mismo lo que la llevo al puesto de ama de llaves en la casa del respetado señor Wodd, el delineante. Y así , el señor Wodd paso a engrosar la interminable lista de oportunidades de Janis, y de este modo, el señor Wodd pudo comprobar como eran las preciosas y delicadas curvas de una Janis que contaba ya con veintidós años.
El como Martin se intereso por ella no esta claro. Los vampiros parece que disfrutan mas con otros favores que con los sexuales, y Janis es lo que podía ofrecer (además de un buen par de exuberantes pechos). Sin embargo dicen también que los Vampiros son gente mas inteligente y astuta que los mortales. Vástagos se suelen llamar a si mismos. Pues parece ser que este Vástago en particular vio algo entre ese amasijo de curvas que le atrajo, ¿quizás fuese ese desprecio a la sociedad (que no a la vida) que profesaba, quizás esa falta de código moral que la hacia LIBRE para hacer lo que quisiese, que la libraba de ataduras, quizás fue el apreciar ese espíritu Indomable que la dominaba, quizás su espíritu salvaje?, ¿Quien sabe?, no soy el ser mas apropiado para dilucidarlo. El hecho es que Martin abrazo a Janis, y ese día del 7 de julio de 1937 nació una nueva Janis, la cual se empeño en llevar el sobrenombre de YoungBlood. Había nacido un nuevo Gangrel, pero un Gangrel con muchas curvas, ciertamente.
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El ser el niño bien de una familia de ricos comerciantes americanos pareció no incentivar al pequeño Michael O'Hara, el cual había continuado haciendo lo mismo que su padre durante años. ¡ Michael! - le decía su madre con una extraña pronunciación parecida mas bien a "Maikol" que al típico "Maikel" (dios me libre de tal intromisión en la ardua pronunciación americana) - debes dejar de imitar a tu padre, te van a salir granos de tanto imitarlo -. Pero la pobre madre no sabia que era posible que el crío supiese mas medicina a sus trece años que ella misma en toda su estúpida vida. Y era porque solía leer lo que todos los críos de su edad: "Manual de Enfermedades Contagiosas del Dr. Friman", "El Gran Libro de la Medicina", "Medicina de Casa", "Relaciones de la Pareja". Bueno este ultimo en realidad lo tenia el señor O'hara bajo llave en el ultimo cajón de la biblioteca, pero para el pequeño O'hara no había nada que no solucionase una escalera y el infiltrarse en la habitación de sus padres para coger la ansiada llave mientras estos estaban ocupados, esto es, - cuando mama gemía de forma muy rara pegando pequeños y agudos grititos y le pedía a papa que todavía no acerca de algo de no se que - (recordemos que todavía no se había leído el libro escondido del último cajón de la biblioteca, un titulo mas que pornográfico para la época en la que estaban). Lo cierto es que con sus lecturas el espabilado crío podía darle dieciocho razones, bueno diecinueve contando con el de que no se criaban ortigas en el jardín, por los cuales era imposible que le entrase urticaria solo por imitar a su padre.
Esta condición fue la que le creo un cierto sentido de baja autoestima, hasta el punto de pensar en dejar de respirar para morir y preservar su cuerpo para cuando su mente estuviese mas a tono con sigo mismo, en cierto modo se despreciaba. Se basaba en que en un libro de esos que leía se demostraba semi-cientificamente que por medio de la congelación se podría preservar un cuerpo. Lo de que la mente madurase mientras el cuerpo permanecía en estado de congelamiento había sido una deducción suya. Pero hubo dos problemas: el primero era que la demostración que en el libro se hacia era como bien dije semi-cientifica, y el segundo es que la única manera que se le ocurrió a Michael para congelarse fue el meterse en un barreño con un montón de hielo que por supuesto había mandado moler a Dizzi, el joven esclavo negro a su servicio. Una vez dentro del barreño dejo de respirar. El experimento duro exactamente veintidós segundos y trece décimas, justo cuando Michael salió como alma que persigue el diablo del helado barreño. La factura que le llego al señor O'Hara del doctor que le había tratado la pulmonía a su hijo nunca la hubiese podido pagar el joven Mike, el lechero que había ayudado a Janis a aprovechar por primera vez la oportunidad que su abuela le diese. Sin embargo el señor O'Hara tenia dinero, mucho dinero, y no le importo dar incluso una propina a Smiths, el honorable doctor.
Lo cierto es que la aburrida vida del pequeño Micheal, además de ser un maremagnum de conocimientos que la mente de un crío jamas alcanzaría a aprender ( - ¿Que dice de espermatocitos este libro y de que corren mucho para alcanzar el no se que raro? -, había dicho antes de tirar el pornográfico libro que tanto le había costado conseguir a la basura) no presento incentivo alguno. Jamas tuvo que levantar un solo dedo para realizar otra labor física mas que cuando tuvo que leer el "Manual de Enfermedades Contagiosas", que bien podría pesar sus dos kilos. Y esta condición fue la que hizo a un arrogante ser Milwaukee, un Vampiro llamado Clive Burton, fijarse en el hombre de veintiséis años llamado Michael O'Hara; poca autoestima, maleable y de buena cuna. ¿Que mas podía pedir para un nuevo Ventrue?.
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A los 3 años le dejaron a las puertas del convento de Nuestra Señora de la Desesperanza. No era un buen comienzo para la carrera de un aun joven fritz, aunque el nunca haber conocido a su madre no fue en ningun momento una pega para el.
El contraste de rostros de las pobres monjas desde el primer dia que le vieron (sonriente ante la llegada de un nuevo miembro de la orden) a tres duros y arduos años despues (odio, repulsion, instinto asesino) fue evidente incluso para el padre Martins, el ciego, al que Fritz le habia puesto el sobrenombre de "El Lince" apelando a su buena vista. Lo cierto es que Fritz paso de ser una linda criaturita de 3 años sin uso de razon a un odioso crio mocoso de 6 años que desgraciadamente tampoco tenia uso de razon.
Creo que fue el propio Martins el que me hablo en cierta ocasion de - aquella criatura demoniaca que aunque parece angelical solo se guiaba por su instinto maligno - . Y parece ser que era cierto, durante esos tres años, Fritz se dedico a molestar a las monjas, a robar el vino que el padre prior escondia tras el altar, a entrar en los confesionarios e impartir perdon divino, a entrar sin llamar en la habitacion de Sor Angelica para pillarla en situaciones "complicadas" (de Sor Angelca se rumoreaba que antes de ser monja habia pasado por una epoca de libertinaje), a soltar las cabras que el Padre Morgan amorosamente cuidaba (lo de "amorosamente" fue lo que textualmente me dijo el Padre Martins, yo interpreto que se refiere a "con cariño"), a tirarle piedras a la ventana del campanario, a espantar las cigüeñas del mismo, y asi un sinfin numero de incidentes que poblaron la densa carrera de Fritz. Sin embargo, no penseis que era travieso sin consciencia, no. Cada vez que realizaba actos de este tipo, encubria todas las pruebas como un niño lo podria hacer, claro, y ponia esa cara de bueno de cuando tenia tan solo 3 años. Lo curioso del caso es que le embargaba un afan de superacion insaciable, que le llevaba a cometer actos cada vez mas dificiles, y claro pretendia que nadie se enterase de ello, era muy facil pegarle un tiro al Padre Prior sin mas, y si, seria una putada muy grande, pero todo el mundo se enteraria. Por ello, un dia en el cual estaba especialmente inspirado decidio dar misa, y con esta fijacion entre ceja y ceja espero su oportunidad y un dia en el cual el Padre Prior habia encargado al chico que le anunciase a Sor Augusta (uno de los pesos pesados del convento) que tenia que partir urgentisimamente a dar los ultimos sacramentos a un hermano suyo dio el paso definitivo que le llevaria al... completo desastre.
Todo iba perfecto, se vistio la sotana, se enrollo varios cojines alrededor de la cintura (el Prior era un hombre ciertamente obeso), se puso la capucha encima de la cabeza y ensayo durante al menos una hora. - Hermanos estamos reunidos aqui - dijo con voz profunda - para rememorar el nacimiento de Cristo nuestro Señor... Dios mio, que bien le habia salido el santo oficio, mejor incluso que el Prior, ¡si señor!, se habia aprendido de pe a pa la misa de Noche Buena, la que mas le gustaba, ¡La unica que le gustaba! (precedia a la cena) y la habia ejecutado a la perfeccion, si señor, se sentia realmente orgulloso de si mismo, si, hubiese sido la mejor misa de su vida... si no hubiesen estado a 17 de Octubre, y como tal le pillaron, como embustero. Realmente lo que un niño entusismado puesde llegar a planear es impredecible, y esta vez, obcecado en que la oportunidad la pintaban calva habia pasado por alto ese pequeño hecho.
De ahi a que le pillasen todos los hechos precedentes, de que comenzasen a encajar la piezas del rompecabezas perdidas, de que comenzasen los comentarios a sus espaldas, de que comenzasen a dejarlo apartado en las comidas, de que se olvidasen de darle dulces de Navidad, de que le ignorasen cuando intentaba excusarse realizando actos que podrian denominarse "buenos" hubo solo un paso. Y por ello Fritz se fue del Monasterio, no sin antes despedirse de todos los frailes y monjas. El dia de su partida los reunio en la puerta, poniendo la cara angelical que todos ansiaban en el fondo de su corazon volver a ver en Fritz. Alzo la voz y dijo - para mi - sonreia placidamente - ha sido un placer - hacia numerosas florituras con las manos y se expresaba despacio - compartir estos 12 años de mi vida - en ese preciso instante se paso, puso una mueca de repulsa y solto - ¡con unos jodidos curas hijos de perra como vosotros! - y esta fue toda la gratitud que Fritz tuvo para con los pobres monjes.
El deambular de Fritz continuo por gran parte de Massachussets. Hasta que un buen dia se fijo en el un palido ser de dientes afilados cuyo nombre era Davison, quizas se fijase en su capacidad para ocultar los hechos que podia haber el mismo hecho, mezclado con esa repulsa y odio hacia una sociedad que le habia tratado mal. Quizas realmente SI que echase de menos una madre que nunca tuvo, quizas si la odiase, quizas en lo hondo de su corazon esperase verla algun dia, quizas fuese algo humano. Lo cierto es que la inmortalidad no le ayudo mucho en este sentido y si en otros mas oscuros y retorcidos. Quizas el Camino de un Tremere sea el de ocultar lo que siente, y en eso, Fritz encajaba a la perfeccion.
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Para continuar con la historia que nos ocupa nos tenemos que transladar a territorio afgano. Alli fue donde Ali Rabi-Da me conto su historia. Mas o menos esto es lo que me conto:
- Soy Ali-Rabí-Da, un afgano nacido en un pequeño pueblo de mujhaydines en las montañas del Pansir.
- Como buen guerrillero del Islam, fuí entrenado desde pequeñito para rajar y despatarrar en nombre de Ala - mas o menos queria venir a decir que llevaba la palabra de Ala alla donde los Himan no podian - . Recuerdo con añoranza un dia en el que con sólo 10 añitos, cuando estaba en clase de integrismo islámico y mi müllah me pregunto - ¿ Ali, qué harías si tu compañero de pupitre fuera un perro apostata y encima se estuviera burlando de las barbas del Profeta? - En ese momento, llevé mi mano hasta el puñal de mi cintura y a la vez que gritaba - Muere cerdo asqueroso, y que tu alma se pierda en la Gehena -, le rajé el cuello. Afortunadamente el corte había sido limpio y no tardo demasiado en desangrarse. - Ali nunca se distinguio por su modestia -. Lo único malo de aquel día fue que me tocó limpiarlo todo, si llego a saber que aquello se iba a poner hecho un asco de sangre, lo hubiera asfixiado, ¿es mucho más limpio, no?. - mientras iba relatando las experiencias de su juventud, yo trataba de seguir tan impasible como siempre aunque cuidadosamente, para evitar que se diese cuenta, yo me iba reclinando hacia atras y me alejaba de el, mientras me ponia en alerta. ¿Quien sabe?, a lo mejor se le cruzaban los cables, y ese majareta islamico acaba conmigo.
- Tras este pequeño incidente obtuve mi primera Matrícula de Honor en integrismo, y me dijeron que ya no hacía falta que volviera por allí.- digo yo que para que algunos de sus compañeros acabasen vivos el curso - (Hace poco he sabido que al müllah aún le tiemblan las piernas, je, si me viera ahora seguro que le da un yuyu que lo despatarra).
- Llegué a ser tan integrista que incluso me vigilaba a mi mismo, ¡sería lo último!, tener que despatarrarme por falta de integridad. Sin embargo si algun dia llegaba a pensar que no era fiel a Ala, no dudaria en hacerlo.- mientras decia esto, me heche un poco mas para atras.
- Un día de aquellos el jefe del poblado me dijo que me fuera de peregrinaje hasta la Meca, que ellos me pagaban el viaje, y que una vez allí no me diera prisa en volver. Recuerdo que cuando yo partía estaban preparando una fiesta o algo asi en honor a Ala, me parece.
- Llegué a la Meca - un martes y trece, ciertamente - y una vez hechas las oraciones de rigor me planteé viajar hacia tierras infieles a proclamar las verdades del Islám. Decidí embarcarme de polizón en un barco que me llevara hasta los Estados Unidos, donde me dijo el müllah que habia muchos perros infieles a los que convertir con la palabra sagrada de Ala - y diciendo esto acaricio sonriendo su larga cimitarra. Me comenzo a dominar un incontrolable deseo de alejarme de este tipo.
- Llevaba escondido en la bodega casi tres días y decidí que ya era hora de estirar las piernas (y si se podia, despatarrar a algun infiel que viajaba en el barco). Esa misma noche, al amparo de la oscuridad, subí a cubierta. La noche era fría y el cielo amenazaba tormenta, no se veía a nadie en cubierta y esto me extraño. De repente, de las sombras surgió una figura, ¡Por Ala!, no le habia visto aparecer, y eso que llevaba entrenandome toda mi vida para que un estupido perro infiel me pillase desprevenido, ¡parecio surgir de entre las propias sombras!
- Llevaba lujosas ropas y un turbante en la cabeza. Me dije: "Alí, esta es la tuya, a por él. Necesitaba ropas nuevas y algun tipo de identificacion para la nueva tierra a donde me dirigia. Asi que me acerqué tan sigilosamente como pude, alce mi puñal en lo alto, lo puse a la altura de su cuello y con un rápido movimiento le corté el cuello. ¡jaja! - le dije - a ver como sangran los perros infieles americanos!,¡¡¡¡ redencion!!!!!. Miré mi cuchillo y con una mezcla de sorpresa y terror ví que la hoja no estaba ensangrentada.¿Acaso estos americanos eran los inmortales que me dijo el müllah encontraria en tierras extranjeras llevando la palabra del profeta Jesus el Nazareno?.
- El caso es que la figura se dió la vuelta y no le pude ver los ojos, las sombras de su sombrero los ocultaban. De sus labios surgio una voz ronca, potente y autoritaria - Cerdo Afgano. Hasta la perra de tu abuela habria escuchado como te arrastrabas por cubierta. Y hasta un sordo habria oido tu respiracion jadeante acercarse.- vi con horror como alzaba un cuchillo que hacia un segundo no habia visto en sus manos. El miedo dominaba mi brazo, en el que aun sostenia el puñal, y conpulsivamente lo movia adelante y atrás, rajando a aquel perro inmortal cristiano. Un instante después el propio cuchillo del cristiano bajo sobre mi cuello y ahi acabo todo; comencé a sentirme débil. Deje caer mi puñal, mientras sentía que era demasiado tarde, que la vida se me escapaba por la herida sufrida. Susurré el nombre de Ala y deje que la muerte me llenara. Sin embargo, aquel perro me sostuvo en brazos con una fuerza descomunal al tiempo que abria la boca en la que habian aparecido unos enormes colmillos y se abalanzaba sobre mi cuello. Comenzo a chuparme la sangre... Eso fue todo lo que recuerdo hasta que me dio a beber de su propia sangre y se produjo la transformacion.
- Mi siguiente despertar fue en una ciudad llamada Milwaukee. Desde el primer momento supe que Ali-Rabi-Da había muerto, y alguien distinto le habia sustituido; alguien superior; un inmortal. Vampiro al fin y al cabo.
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Nunca olvidare aquella noche de Abril de 1915. Hacia poco que espiaba a Sox, sin embargo algo me decía que aquel chico valía, ¡y ya lo creo que tenia razón!.
Estaba lloviendo copiosamente, por aquel entonces los vehículos no era muy frecuente el verlos por las calles como lo es ahora y recuerdo que desde uno de aquellos trastos enormes de hierro salió un hombre alto y fuerte vestido demasiado desenfadadamente para la época. Yo lo vi desde detrás de unos cubos de basura que apestaban a pescado, cosa que en aquellos momentos no me agradaba demasiado. El caso es que el chico estaba sentado en la calle y la lluvia le caía copiosamente sobre los hombros sin que el hiciese nada para evitarlo. El hombre, silencioso, camino con sus embarradas botas hasta donde se sentaba el chico y le dijo algo al oído. Momentos después, Sox levantaba la cabeza con los ojos bien abiertos como esperando algo.
Minutos después entraría dentro del coche y su familia nunca volvería a oír hablar de el...
Uno de los de la Estirpe se había fijado en Sox. No es que fuese muy fuerte, o muy resistente, o muy inteligente, no, lo que distinguía a Sox de cualquier otro joven de su edad era su astucia... Diréis que la Astucia no es algo que se vea a través de músculos o mediante test de inteligencia, pero obviáis algo crucial: un vampiro lleva muchos años viviendo y a parte de aprender "cosas especiales" como ellos aprenden, estos se hacen con una especie de sexto sentido que les previene de todo aquello que pasa a su alrededor. Si, no es solo la muerte la que separa a un Vampiro de un Humano, hay hechos que todos pasamos desapercibidos, y nadie mejor que un vampiro precisamente, que ha sido Vivo y No-Muerto , para decirlo... y aquel vampiro lo sabia, y sabia que la astucia, en situaciones de tensión se transforma en una poderosa fuerza que es capaz de mover montañas mas allá de lo inimaginable, mas allá de unas cuantas disciplinas y de unos cuantos brazos repletos de músculos, mas allá del corazón. Si no sabéis a lo que me refiero, mejor que abráis los ojos y veáis a Sox, el os podría patear el culo si quisiese, pues cuando esta en apuros, su astucia se convierte en INSTINTO, y cuando en INSTINTO se adueña de un Gangrel, ni el mas poderoso de los Metusaleh puede pararlo.
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Una noche de un triste día de Otoño, cuando ya llevaba ocho años siguiendo a Brian Lumley, le conocí. Era un tipo extraño… sobretodo por que su aspecto no era el más agradable de ver. Cuando le conocí más, llegamos a ser algo parecido a los amigos, aunque cuando se viven cientos y cientos de años conociendo a una persona es imposible mantener la amistad, pues cada vez sondeas más en "la parte oscura" de las mismas y descubres, por ejemplo, lo que una noche, Brian me confesó de su vida mortal:
"Deje sobre la mesa las llaves. De nuevo algún gracioso había tenido la feliz idea de poner silicona en la cerradura y tuve que esperar durante mas de hora y media a que al cerrajero se dignase a pasarse por mi casa.
"Llevaba ya dos horas en el sofá del comedor y me daba la impresión de que el tiempo se hubiese parado. Mi corazón no latía más que lo necesario y las lágrimas no brotaban. Mis ojos se habían resecado y mi alma suplicaba un respiro que no llegaba. El amargo sabor de la pérdida de un ser querido, de un ser amado, llenaba mi aliento, y cada vez que trataba de aspirar era como si el fuego de todos los infiernos abrasase mi garganta. Mi respiración era cansina, cada vez que expiraba todo era fuego… Y MUERTE. Me levante, y a mi alrededor no vi más que fuego. Me desplacé unos metros y continué viendo fuego. El ritmo respiratorio que mi diafragma me imponía iba aumentando en frecuencia e intensidad… y a cada suspiro el fuego me abrasaba las entrañas… Me estaba muriendo por dentro.
"Llegué a mi habitación desesperado y el fuego se había extendido a mis pulmones. Tosía escupiendo esputos entre estertores angustiosos. Abrí el cajón de la mesilla de noche y encontré pronto lo que buscaba. Yo siempre LA dejaba allí, cargada, siempre cargada ante cualquier imprevisto… y ahora, el imprevisto era yo. Con aire resulto levante el arma, la introduje en mi boca y vi la muerte de cerca. Presioné el gatillo, y en ese momento mientras mi dedo avanzaba peligrosamente por el arma asesina, mientras estaba apunto de escaparse mi vida de mis manos, y esperaba revivir una vida de sufrimientos y agonías, una lágrima cruzó mi cara y entro por mi boca grotescamente abierta. Y el fuego que quemaba mi garganta comenzó a apagarse, y sentí un alivio áspero y helado, acogedor. Pero era demasiado tarde, y el alivio a mi pesar no había llegado lo suficientemente pronto y disparé. Esperé a que mis sesos se estrellasen contra la pared formando una grotesca amalgama de materia cerebral, que mi cuerpo se viese impulsado hacia atrás en un innatural arco macabro, que mi cabeza fuese la primera parte de mi cuerpo en golpear secamente el suelo, que mi mano soltase el arma cayendo flácida con las venas enrojecidas y que en definitiva mi cuerpo chocase a plomo contra la moqueta en un charco rojizamente enfermizo.
"Pero sólo escuche un sordo "click" y note un cierto sabor nauseabundo en la boca, entre sudor, mucho sudor, y lágrimas, pocas lágrimas.
"Lo cierto es que mi esposa, antes de suicidarse ella misma y producirme el dolor que me había corroído como una rata insaciable, se aseguró de vaciar el cargador de mi arma. - ¿Quizá para evitar que la matase? - No, no era posible, había sido un marido ejemplar todos estos años, sólo tuve algun desliz… al fin y al cabo, nunca es malo algún guantazo para que supiese quien era el que mandaba, pero eso es normal, ¿no? Bueno… ¿y la semana que estuvo hospitalizada y casi se me muere? - ¡joder!, ¡se cayo por las escaleras!, ¡Ella misma se lo dijo al Señor Juez!, ¿por qué iba a destrozar nuestro bonito matrimonio?. Hubo más de esas hospitalizaciones, pero los accidentes domésticos ocurren hasta en las mejores familias." SONRIÓ.
Había sido precisamente su esposa, su querida y fiel esposa la que le había "abierto los ojos y le había salvado su miserable vida.
"- ¡JODER!, ¡Si señor!, ¡Que bello era vivir! -"
Siempre me habló de su vida mortal con cierto recelo, aunque prefirió no contarme su transformación, alegando que la suya era una historia como la de tantos otros y no merecía la pena ser contada jamás. Si a este tipejo se le dio su merecido en la transformación, daré por supuesto que no lo querrá recordar jamás, y es que, en este sentido, muchos sires son tremendamente justos.
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- Desesperado… Estoy desesperado… Desesperado…. Por ti ¡Yeah! -
La primera vez que vi a Adolft Murdock cantaba plácidamente moviendo los brazos de un lado para otro concentrado en su extraña danza. Cantaba, y es que siempre le hubiese gustado ser cantante, e ir de giras, y firmar compactos en famosas tiendas de discos, acudir a entrevistas en la tele, y bueno, ligase por el morro a tres o cuatro tías de esas que lo único que necesitan para estar contigo es que seas famoso. El hecho es que la fortuna no le había sonreído en demasía y ahora pasaba sus días en la casa del ayuntamiento, como el solía denominar al Manicomio Estatal de Maine. No tenia la mas mínima idea de por qué estaba allí, pero el hecho de que le sirviesen desayuno, comida y cena, que le limpiasen los calzoncillos cuando estaban sucios y que le hiciesen la cama todas las mañanas le era suficiente para que disimulase fingiendo que era familia suya una pandilla de estúpidos ignorantes. Un día oyó al doctor McNeman - Sufre una amnesia muy poco frecuente… -. Adolft salto repentinamente - ¡que amnesia ni que hostias! - dijo - El que sufre amnesia es usted, bastardo… ¿Acaso no recuerda que nos apostamos el otro día, y perdió, una botella de eso que usted bebe cuando se emborracha por las noches y le da por culo al celador? -. Los casos de homosexualidad no es que estuviesen bien considerados por una puritana en exceso sociedad americana… - déjen, puede darle un ataque - dijo apuradamente a los supuestos familiares el doctor mientras le empezaba a caerle por la frente la primera gota de sudor frío. - ¡Me cago en la hostia! - Adolft alzó las manos - si tuviera mi arma aun aquí - dijo articulando las manos de forma que pareciese que llevaba realmente un rifle imaginario - te metería un tiro en los huevos, cacho cabrón, para que vieses lo que pueden llegar a sangrar los cerdos -. Y dicho esto se abalanzó sobre el doctor con los puños en alto. Un certero golpe en la sien y un puñetazo rastrero en el higadillo, además de una no menos dolorosa patada en la ingle del doctor le hicieron dar tal beso al suelo de cerámica de la sala de visitas que le empezó a salir sangre de la nariz. - ¿Como se encuentra ahora, doctorcito?, si lo desea le hago un diagnostico ahora mismo. A ver… - comenzó a mirar al doctor desde varias posiciones arqueándose en exceso a un lado y a otro - mm… , creo que usted adolece de… ¡dolor de huevos! - Tras esto soltó una risotada que resonó en todo el hospital, alertó a los guardias y dio con el pobre Adolft en la celda de castigo… Lo que vino a continuación es difícil de explicar… Una noche, un observador, una víctima, una decisión. Un celador dormido, la ofuscación, la cerradura forzada… unos colmillos; la muerte…
La No-Vida. Un malkavian nunca tiene una transición muy agradable a Vampiro, y por lo general se vuelve loco. Adolft ya lo estaba antes de esa transformación…
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Ultima revision 10 de Diciembre de 1996