Entrevista
a un Gris Abductor
por el Dr. J. L. Tuoso
Valientes
Platillos se enorgullece en presentar lo último en investigación
campestre ufológica y paranormal. En esta ocasión presentamos
un documento excepcional: una entrevista con una entidad
abductora, uno de esos temibles Grises que tan malas noches hacen
pasar a demasiados terrícolas inocentes. Semejante logro se lo
debemos al doctor Jean Luc Tuoso, famoso teólogo, criminólogo,
fontanero y ufólogo de campo, doctorado en Magufología y Letras
por la prestigiosa Universidad de Sealand, autor de un clásico
de la ufología científica: "Los UFOs y las hemorroides de
los contactados: un estudio estadístico".
Después de recorrer más de 800.000.000.000.000 kilómetros tras
los OVNIs y de no haber sacado absolutamente ninguna conclusión
lógica sobre el fenómeno, por fin se me presentó la
oportunidad soñada: entrevistar a una de estas misteriosas
entidades que nos visitan desde tiempos remotos. La ocasión me
la puso en bandeja uno de tantos contactados a los que tan
injustamente vituperamos los ufólogos científicos por el simple
hecho de vivir del cuento, montar un negociete a cargo de un montón
de incautos y vocear todo tipo de memeces apocalípticas. En
efecto, uno de estos sujetos, cuya identidad no estoy revelado a
autorizar, accedió a prestarme su oui-ja 3.1 con manos libres de
Microchof, medio por el que conversa habitualmente con
Adefesionis, uno de esos extraterrestres cursis y horteras que se
pasan el rato hablando de Hercóbulus, el Fin de los Días y
otras tonterías por el estilo.
Por fin mi búsqueda se vio recompensada, pues no sólo pude
hablar con un extraterrestre: mi contertulio adimensional resultó
ser un Gris Abductor. ¡Tenía acceso a la clave del fenómeno más
inquietante de la ufología: ¡las abducciones! No haré esperar
más al lector y paso a transcribir mi revelador diálogo con la
entidad extraterrestre.
Doctor Tuoso: ¿Hola? probando, probando... ¿me se oye?
Gris: ¿Sí? Adelante, adelante...
Dr. T: ¿Hola? sí... ¿quién es? ¿Sí?
G: ¿Cómo que quién es? Es usted el que llama ¿con quién
hablo?
Dr. T: soy el Doctor Tuoso, el prestigioso ufólogo. ¿y usted
quién es?
G: ah un ufólogo... vaya pregunta, soy un extraterrestre ¿con
quién esperaba hablar a través de la oui-ja, con Telepizza?
Dr. T: un extraterrestre ¿Qué clase de extraterrestre?
G: ya empezamos con las preguntitas... como son estos ufólogos...
Dr. T: no se preocupe, no se vaya seré breve ¿contestará a mis
preguntas?
G: bueno, vale, no entro a trabajar hasta dentro de dos horas,
que me toca turno de abducción...
Dr. T: ¿Ha dicho abducción?
G: Sí.
Dr. T: ¿Es usted un Gris?
G: Sí, evidentemente.
Dr. T: Dios mío, tengo miles de preguntas, no sé por donde
empezar...
G: Pues sí que empezamos bien... ya le digo que sólo dispongo
de dos horas. Usted mismo.
Dr. T: vale vale... ¿De donde vienen ustedes? ¿Ganímedes, las
Pléyades, Alfa centauri, Raticulín...?
G: no diga tonterías, somos marcianos.
Dr. T: ¿Marcianos? ¿Marcianos de Marte?
G: no, marcianos de Getafe... ¡¡Pues claro que de Marte, so
merluzo!! ¿Donde le dieron el título de ufólogo? ¿son todos
como usted en la profesión?
Dr T: OK, OK... vale... eeeeh ¿y por qué abducen a la gente?
G: Es nuestro trabajo.
Dr T: ya, ya, pero me refiero que para qué sirve, por qué lo
hacen ¿cuál es la causa?
G: ah, ese "por qué". Bueno, al principio era por
interés científico. Abducíamos poquito y selectivamente y hacíamos
de todo: estudios genéticos, clonábamos piezas para nuestros
robots biológicos... cosas así. Abducíamos a unas 12 personas
al año, como mucho. Ocurre que se creó un negocio en Marte a
cuenta de esto ¿sabe? se puso de moda importar terrícolas o
llevárselos temporalmente. Toda la historia creció debido a
intereses económicos de tal forma que el Gran Jefazo Marciano
intentó cortar por lo sano porque ya había una especie de
intervencionismo excesivo en el planeta de ustedes. Pero ya había
intereses creados y demasiados puestos de trabajo en el negocio
de las abducciones, por lo que el sindicato se quejó y el Gran
Jefazo no tuvo más remedio que dictar la Ley de Abducción Libre,
con lo cuál se disparó la fiebre: ahora la empresa,
Transterretics SL, tiene 140.000 operarios que trabajan en 3
turnos de 8 horas de las de ustedes, abduciendo gente todo el
rato la mayoría de las veces sin ningún motivo, sólo porque
hay que dar trabajo a todos estos tipos. La verdad es que no es
un mal trabajo, te ríes un montón, viajas, estás en un planeta
exótico y hacen camisetas con tu cara.
Dr. T: ¿Me está diciendo que la pandemia de las abducciones se
debe a un conflicto laboral marciano?
G: Si quiere verlo de ese modo...
Dr. T: pero... ¿no están creando una raza híbrida? ¿No están
impulsando nuestra evolución para que pasemos a un nivel más
espiritual?
G: menuda sarta de tonterías... Eso lo dicen sus colegas,
Hopkins, Strieber y todos esos, que por cierto viven a costa de
nuestro trabajo, esto que quede bien claro. Cualquier día la
empresa les meterá un paquete, porque esto ya es excesivo ¿eh?
Ya me dirá, menudo negocio el que han montado ustedes sin
ninguna licencia a cuenta de nuestro trabajo: libros, películas,
revistas... todo a cuenta de nuestro esfuerzo laboral.
Dr. T: Bueno, alguna compensación teníamos que sacar por la
molestia... reconozca que ser abducido no es agradable... los
implantes...
G: Ya estamos hablando de oídas ¿Ha sido abducido usted alguna
vez? No ¿verdad? se nota. Pero se ha tragado todos los cuentos
de sus amiguetes, Sierra, Zerpa y ese tipo... ¿Cómo se llama?
... el que vive en una casa como las nuestras... ¡Benítez! ese.
Bueno, pues mire, entérense de una vez: NO USAMOS IMPLANTES. No
los hemos usado nunca, eso se lo inventaron ustedes para vender
libros. Por otra parte ser abducido no es ninguna molestia, al
contrario, usted no nota nada si lo abducimos, eso lo garantiza
la empresa, tenemos un código deontólogico que cumplimos
rigurosamente, caballero.
Dr. T: bueno, una sonda anal no debe ser nada agradable...
G: ¡Pero no sea usted chancho, hombre! Una sonda anal... ¡por
el Gran Jefazo! No es nuestro problema si a ustedes les salen a
la luz sus perversiones favoritas mientras efectúan sus
chapuceras regresiones hipnóticas. Nuestras abducciones se
caracterizan por su alta calidad, ausencia de efectos secundarios
y total delicadeza. Nos limitamos a extraer el ADN de ustedes
para fabricar nuestras mascotas, los populares Terragotchis,
entenderá que no le detalle el proceso, no sea que nos chafen el
negocio. Los abducidos deberían estarnos agradecidos ¿cuántos
de ustedes pueden presumir de haber montado en nuestras naves?
Después de la extracción del ADN les damos un paseo y a veces
hasta les enseñamos mapas estelares y cosas así. Pero no,
prefieren salir en la tele lloriqueando y diciendo tonterías ¿Qué
es eso de que atravesamos paredes para irrumpir en los
dormitorios de la gente? Entramos por la puerta, como todo el
mundo.
Dr. T: Cambiemos de tema... ¿y cómo funcionan las naves de
ustedes? Motores de antigravedad, condensadores de antimateria,
microagujeros negros, generadores de desgarros dimensionales...
G: Guárdese toda esa absurda jerigonza. Nuestras naves funcionan
a vapor.
Dr T: ¡¡¡¡A vapor!!!! ¿Está de broma?
G: Si se lo digo yo, que antes de ser abductor trabajé 6 años
de fogonero en mi nave nodriza y no vea... aquello sí que era
duro, amigo.
Dr. T: Pero cómo a vapor, eso es absurdo.
G: no, no, no... aquí volvieron a equivocarse ustedes, cuando se
volcaron por el motor de explosión, la energía nuclear y todas
esas chorradas. Si hubiesen desarrollado su tecnología de vapor
del siglo XIX hasta sus extremos ahora estarían ustedes viajando
por el espacio interestelar. Se lo aseguro: la clave de nuestra
tecnología es la máquina de vapor. Ustedes han sufrido una
seria regresión tecnológica desde que dejaron de lado aquellas
maravillosas locomotoras de la Pennsylvania Railroads, desde
nuestro punto de vista el mayor logro tecnológico de ustedes. Si
hubiesen seguido investigando en esa dirección ahora tendrían
montada una línea regular de vuelos charter a Júpiter. Pero no,
se empeñaron en esos ridículos reactores y esos cohetes de
broma que construyeron para ir a la Luna.
Dr. T: Otra cuestión: ¿es verdad que cuentan ustedes con
infiltrados entre nosotros?
G: Pues sí. Algunos de nosotros viven entre ustedes. Nosotros no
los llamamos infiltrados, sino ojeadores. Su misión es señalar
a los incautos o idiotas a los que vamos abducir. Procuramos que
sea gente que resulte graciosa, dado que vamos a sacar a nuestras
mascotas de ahí y nadie quiere una mascota aburrida ¿no?
Nuestros ojeadores están perfectamente camuflados e integrados
en la sociedad de ustedes. Se sorprendería.
Dr. T: ¿Podría darme algún nombre?
G: Evidentemente no. Pero para que se haga una idea, tenemos de
todo, jugadores de futbol, presentadores de noticiarios, el
director de una revista esotérica en Madrid, un prestigioso
abogado rosarino, catedráticos, algún peculiar dirigente político
caribeño... Ya le digo, hay de todo, comprenda que no pueda
darle detalles, pondría en peligro a mis compatriotas.
Amigo, me temo que tendremos que dejar la charla, he de marcharme.
Hasta luego.
Dr. T: ¡Un momento! ¡no se vaya, faltan cientos de preguntas!
¿Oiga? ¿oiga?
...
Dr. T: ¡Agh, me quedé sin conexión! ¡¿Cómo ?! ¿¿Que me
cobran a mí la llamada??