Tan exacto, tan cuadrado y artístico, daba sensación de estrella, de luna menguante.Se adelantó, se posó y sus manos se fusionaron a él.Su dedo se hundió provocando el más hermoso de los sonidos, provocando el cantar de un ave, el rugido del mar al romper la ola. Todo. Todo se unía en un rayo de divinidad que esta vez ella aprovecharía y que tantas veces había desconocido. La otra mano también quiso soñarlo adentrándose también en el excitante mundo. ¿Y como resultado?. Sí, el mas brillante y exuberante placer nunca antes conocido: La música. Y volando se abrió paso entre los recuerdos. Un do. Un do amargo y ácido,
una muerte, la de él. Él que con la ternura de su voz rompía
los defectos e irradiaba felicidad.El ya se había marchado y dejando
tantos rastros que era imposible ser inmune a los sentimientos. Recordó
esa
Se oyó un mi. Un mi mayor , ese de arcoiris, de dias calurosos y soleados, de veranos infinitos, de risas y aventuras. Quería tanto conocer la vida, y ahora le gustaría tanto desconocerla. Antes era todo distinto, los sentimientos eran fugaces y el destino era claro, ninguna luna era igual que la otra y ninguna tarde era gris, la felicidad se hallaba ahí, al alcance de la mano. Las notas seguían su curso hasta que sin pensarlo tocó un fa. Un fa realista e independiente , en un tiempo cercano, tanta fuerza, tantas ganas, tanto por hacer con ese corazón desarmado en mil piezas. El porvenir ya no importaba, la vida había sido tan dura que ya nada dolía, nada iba a golpearla denuevo, ahora era consciente de sus actos ya nadie la haría caer. Sintió una mano cálida en tu hombro, un contacto que ya casi había olvidado, ¿acaso era él o el pasado le retorcía sin piedad? Era él. Sí, era él. ¿Cómo? Muy simple, él se hacía tan presente que la vida y la muerte se habían amalgamado. No era la muerte viviente, si no la viada mortífera, ese algo que se hace presente solo cuando hay un elemento divino cerca . ¡Y si lo había, era el piano, era el piano! FIN Maria Jesús Doerr |