ðHgeocities.com/area51/station/2598/ipar2.htmoocities.com/area51/station/2598/ipar2.htm.delayedxEjÕJÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÈPDŸ½OKtext/htmlpáw5ó½ÿÿÿÿb‰.HThu, 28 May 1998 12:42:11 GMTãMozilla/4.5 (compatible; HTTrack 3.0x; Windows 98)en, *EjÕJ½ Leyenda y Maldición del Mercenario

Leyenda y Maldición del Mercenario

   Hubo un tiempo en que las brumas del misterio envolvían la Tierra. Eran tiempos de dragones, orcos, trolls y bestias de toda condición. Tiempos en que humanos y elfos, enanos y halflings, sellaban alianzas de dudosa estabilidad...Por aquel entonces,  días en que la espada y la brujería se enseñoreaban, había un condado en las Tierras Altas del Norte famoso por su prosperidad; el Condado de Gernika.     

                                 

    Gernika era regido por el Conde Sir Iparaita, señor de Busturialdea, viejo caballero en su día recompensado por Arturo. El Conde, famoso por su fuerte carácter, trataba de ser justo para con los suyos, los diezmos no eran excesivos lo que propiciaba que el condado se llenase con gentes de todas las Tierras Altas.

   Aquel día el condado era una fiesta. Era día de Mercado y se celebraba el regreso de Ipar, el heredero de Gernika. Ipar era el único hijo varón del Conde, y volvía a su mayoría de edad tras haber estudiado con los monjes de las Tierras del Este.

   Pero nadie esperaba el desastre, nadie intuyó el ataque. Dicen que vinieron en tres endiablados frentes amparados por la traición. Las hordas orcas, aliadas de Moreded, penetraron en Gernika arrasando sus empedradas calles y degollando a sus gentes.

Castillo del Conde

  El último baluarte de defensa fue el castillo del Conde, donde corrieron a refugiarse las gentes de Gernika. Pero el asedio por parte del traicionero Moreded, y las catapultas de asalto orcas, terminaron por reducir sus almenas en humeantes ruinas y no se respetó la vida a ancianos, mujeres o niños.

   Ipar llegó tres días despues. Providencialmente una crecida del Gran Río había impedido su llegada a tiempo. El joven heredero sólo encontró ruinas y desolación en su hogar, todos muertos, sirviendo de alimento a las alimañas. El hedor de la muerte se ensoreaba en el antaño próspero condado, la fetidez de la putrefacción lo invadía todo. Ipar creyó enloquecer de dolor, tardó una semana en enterrar en fosas a sus compatriotas, y juró sobre la tumba de los suyos que jamás descansaría hasta matar al último de los asesinos de Gernika.            

   Ipar ya nada tenía, dicen que unos mercenarios irlandeses le encontraron vagando por los caminos. Ellos le enseñaron la cara amarga de la vida, el dolor de la lucha y el valor de la astucia. Ya no era un protegido, se había convertido en un mercenario alimentado por su deseo de venganza...Ipar pasó unos años con los irlandeses, de batalla en batalla, de escaramuza en escaramuza, convirtiéndose en un experto de la guerra de guerrillas.                                                                                                        

   Moreded mientras tanto ensuciaba el nombre de Iparaita, mientras que ascendía escalafones, merced a corruptas maquinaciones en la decrépita corte real. Pronto Gernika se convirtió en un vago recuerdo de cierto noble que hacía pactos con el diablo y su hijo Ipar, un proscrito asesino y ladrón. El corrupto temía a Ipar, pues este atacaba a sus tropas en los bosques y destruía sus centros de abastecimiento...

   Dicen que Ipar vaga por los bosques de las Tierras Altas del Norte, allí le encuentran los que le buscan, contratándole para dirimir diferencias entre nobles...Ipar "El mercenario", el que se condenó a sí mismo eternamente con un juramento, el que jamás podría amar ni descansar...hasta consumar su venganza.

Itzuli