ðHgeocities.com/area51/station/2598/ipar818.htmoocities.com/area51/station/2598/ipar818.htm.delayedxPmÕJÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÈ°ÆŸˆOKtext/html€˜w5óˆÿÿÿÿb‰.HMon, 04 May 1998 08:02:43 GMTþMozilla/4.5 (compatible; HTTrack 3.0x; Windows 98)en, *PmÕJˆ El infierno son los otros...

Begipuntaren Xedean

El Infierno son los otros...

   El otro día, tras salir de aliviarme los bajos y admirar el arte rupestre de los baños, me crucé con una de las señoras de la limpieza que, con desgastada paciencia, fregaba la falta de acierto de algún incondicional. Casi siempre que se habla de la Universidad se suelen tener en cuenta tres cosillas; los estudiantes, los profesores y lo mal que está la dichosa facultad. Y allí estaba ella, con la mística de la fregona y refunfuñando entre dientes el jodido día en que parieron al despistado meón.

   Apenas si nos fijamos en ellos, pero ahí están. El personal de la facultad, los gladiadores de sueños, los que nos acompañan en la carrera sin currarse un puñetero examen. Diseccionemos a estos personajes de lo cotidiano:

   - El Amo del Calabozo: Quedan pocos como los de antes. Uniforme gris o negro, calva incipiente, patillas rumberas, bajito, regordete y con un nombre acabado en -asio o en -iano. Es el bedel por antonomasia, el hombre que conoce cada recoveco de la Facultad, el que sabe cuál de las tropecientas llaves que lleva abrirá la puerta. Hoy día, por suerte o por desgracia, le empiezan a sustituir por el funcionario con todas las propiedades.

   - Secreta Ría: Descansados, con pitillo semiconsumido y café frío. Mirando con ojos vidriosos tus intentos de matricularte. Generalmente te atienden, lo malo suele ser cuándo. No les culpo, ellos no inventaron la burocracia. Sin embargo hay tres normas que deberás tener en cuenta: a) No pagar en dos plazos b) No cambiar tu turno c) Jamás solicitar un expediente.

   - Güalkel Tecsas Ranller: Ellos velan por nuestra seguridad, paseando con su uniforme lustroso en busca de algún desalmado que pueda enturbiar la paz estudiantil. No todos son armarios con patas, los hay hasta parecidos a Homer Simpson y es que las pruebas de acceso a Vigilante Jurado no son sólo físicas sino también psíquicas (que no intelectuales).

   - Coktail: Es el personal de la cafetería, los individuos que tienen las manos perpetuamente mojadas (de escurrir vasos, claro). Los precios varían hasta en más de cinco duros dependiendo de quién te atienda, y es que las fluctuaciones del IPC renuevan la mentalidad pesetera de la barra. Ellos/as son como una caja de bombones, nunca sabes lo que te vas a encontrar; desde el Durezas Spring soyunbolloquetecagaspatabajo hasta el tipo Fary con palillo entre dientes y sello de oro guarro.

   - No sé...: No, ella no tiene la culpa. ¿Cómo va a saber dónde se ha metido el Catedrático? La secretaria de departamento es a la vez, guardaespaldas y cuentacuentos. Y es que hace falta imaginación y perseverancia para sacar excusas de por qué no está el sujeto en horas de tutoría.

   - Desinformación: ¿Cómo solicitar una beca? ¿Cuándo acaba el plazo para cambio de grupo? ¿Qué comen las lagartijas? Da igual cuál sea tu brillante pregunta, en Información no habrá nadie que te responda (y si hay alguien se te quitan las ganas...). Para encontrar al titular de la poltrona hay que dar más vueltas que un hijoputa en busca de su padre. Y total ¿para qué? La capacidad de ambigüedad de estos sujetos es la repanocha.

   - Miss Proper: Son las sufridas currantes de la limpieza. Mártires de la mugre, esclavas de las colillas, víctimas de las pelusas...sólo ellas tiene aguante para no arrear un buen leñazo a aquel que les pisa lo que acaban de fregar. La filosofía popular no les presta mayor atención, pero si no estuviesen entre nosotros nos acabaría comiendo la mierda (y es que hay que ver lo guarros que somos a veces).

   Y por seguir, se podría seguir...Pero no es plan. Ahí están realizando su trabajo cotidiano (o dejándolo para otro día). Unos de forma eficiente y brillante y otros...pues bueno, llevándolo a cuestas. Ellos son así, y con ellos nos cruzamos a diario. Ya se sabe, es una frase hecha; “los partidos tienen noventa minutos y hay que seguir trabajando, a ver si el míster se fija en mí”.

                                                                                                               © Ipar

Itzuli