Hgeocities.com/area51/station/2598/ipar822.htmoocities.com/area51/station/2598/ipar822.htm.delayedxoJƟ.OKtext/htmlw5.b.HFri, 15 May 1998 06:38:13 GMTMozilla/4.5 (compatible; HTTrack 3.0x; Windows 98)en, *oJ. "El Secreto de Piko"

EL SECRETO DE PIKO

   Hace tiempo que el Mercenario dejó de soñar, si acaso el látigo de alguna oscura pesadilla remueve su conciencia. Oscuros temores, miedos que hablan de un condado arrasado y una negra figura a caballo dirigiendo la matanza....Ipar yace sobre un montón de paja seca en el escondite que Mosen Piko le ha proporcionado en la taberna de "Las Tres Espadas Melladas". Duerme aferrado a una espada, triste compañera de maldiciones y escapadas, de luchas contra sí mismo, de ataques a su propia dignidad de ser humano...Pero Ipar hace tiempo que dejó de descansar, sus ojos se cierran pero sus sentidos no duermen, es el tributo de la supervivencia...una existencia tensionada por el miedo a ser rajado como un viejo odre en un oscuro rincón.

    Se levanta como un resorte cuando el mecanismo de la barrica deja pasar a Mosen Piko. Trae una jarra de esencia de endrinas con unos trozos de pan que sobraron del día anterior.

  - Egun on Ipar. Aún es pronto, todavía los gallos no han cantado, pero si queremos salir sin ser descubiertos será mejor que te prepares.

    El desayuno es frugal, pero el estómago de Ipar no está para delicadezas y menos en estas condiciones. Piko le muestra un plano (www.oocities.org/Area51/Station/2598/ipar71.htm) en el que traza el camino a seguir.

   - Has de coger la salida Norte de Pompaelo, y por allí seguir tres o cuatro jornadas a caballo hasta Agoteland...No te fies de ellos, los Agotes son traicioneros...Si pasas el valle, con fortuna estarás en tu bosque antes de que la Luna decrezca.

  - Y tú?

    Mosen Piko suspira.

  - El Sha Amurath me tiene más ganas que un perro rabioso a una pata de buen cordero...Creo que nunca olvidó del todo cierto incidente en el que...bueno...¿a tí qué te importa?

    Ipar tose al atragantársele el licor de endrinas con una miga mohosa de pan.

  - Veo que sigues con tus secretos...¿No vienes conmigo al Norte?

  - No, mis caminos se dirigen hacia el Sur, hacia las Islas Kanards, al Oeste de los Yermos cruzados...ya te lo dije ayer. Ya no soy perro de correrías, y no me gusta tener como sábana el raso. Mis huesos necesitan el mimo de una dama generosa...vos me entendeis.

  - Si Sonja, Eowyn o Rowanne te oyesen, tu lengua sería caldo de pollos...

     Mosen Piko coge un petate y mira divertido al Mercenario.

  - Si las damas guerreras estuvieran aquí otro gallo nos cantaría. Y hablando de gallos; espabila pues hay que partir.

    El único ojo del Sol aún no ha asomado por las Tierras Nacientes cuando las dos figuras, amparadas por las sombras, se deslizan callejuelas abajo. La quietud es completa, no se cruzan con nadie por el camino (si exceptuamos un mendigo que yace junto a la columna de un curtidor de pieles). Por fín llegan a la puerta Norte, ambos amigos comprenden que ha llegado la despedida.

   - Bueno Mercenario, tu camino es hacia aquellas montañas nevadas del horizonte...Mientras tú pasas frío allí, yo estaré envuelto en los placeres de la buena vida Kanard.

  - Gracias por todo Piko...

  - No me las des...Te cortaría el cuello si eso me devolviese el vino que te ventilaste. Anda, vete ya, que parecemos dos amantes y no quiero que la ciudad se lleve mal recuerdo.

   El Mercenario sonríe y tiende su mano, es un gesto sincero...Conoció a Mosen Piko hace casi siete inviernos, cuando nada sabía de luchas, cuando creía que a los enemigos se les derribaba a golpes de piedras gordas y vaivenes de hachas...La conquista de Albanish...tiempos que pasaron...tiempos felices...Luego su regreso al condado de Gernika donde encontró la miseria de la destrucción, la muerte de los suyos a manos de Moreded. Y desde entonces su existencia como mercenario...su eterna venganza.

    - Ipar, algún día descansarás y no te tendrás que huir. Estoy convencido de ello.

    Una voz aflautada, fría como los glaciares, corta la mañana.

    - ¡Qué tierno! Dejad que me reponga de la emoción...¡GUARDIAS!

    De improviso salen casi tres compañías de guardias reales y rodean a los dos fugitivos. La lucha es tan breve como intensa. Sendos golpes tumban al norteño y al posadero sobre la fría calzada de piedra. El Sha Amurath aparece de entre las sombras, su voz aflautada se deja oir mientras que el canto de un gallo resuena en algún lugar de la ciudad.

    - Vaya, vaya...Mirad que tenemos aquí...Un bribón y un ladrón. Tú debes ser Ipar ¿no?...sí...La cicatriz, tu vestidura...Moreded me recompensará con creces cuando sepa que con tu pellejo he tapizado mi trono, por alguna extraña razón te quiere ver muerto a toda costa, compréndelo...Y en cuanto a tí Piko, nunca debiste seducir a mi esposa...

    Ipar mira incrédulo a un Piko que súbitamente se ha puesto rojo como la grana.

    - Piko? Le has robado la mujer a Amurath???? Pero hombre! Eso se avisa antes!!!

    Amurath pega un puntapie en la boca al Mercenario.

   - Cállate!!! Mosen Piko, vas a sufrir tan lento que desearás haber besado los labios de la mismísima muerte...Supongo que tu "huesped" nada sabe de los Juegos de Pompaelo ¿no?

     El Mercenario levanta la mirada.

   - Juegos?

     Amurath sonríe perverso.

   - Vais a disfrutar en primera línea del encierro de los toros...nadie ha sobrevivido a las cornamentas de los toros de Navarrath...

     Mosen escupe lacónico.

    - Veo que de cuernos entendeis bastante Amurath...

     Una nueva tanda de golpes caen sobre los prisioneros.

    - Ya veremos si teneis ganas de reir...¡o de correr!

     Los dos prisioneros son escoltados por las callejuelas a la prisión de la Arena de Pompaelo. Es tradición que los presos corran por unas calles cerradas por delante de unos toros de afiladas cornamentas. Los pocos que sobreviven al tremendo esfuerzo, han de batirse entre ellos en la Arena...sólo puede quedar uno, que será liberado (nunca se dio el caso).

     Piko e Ipar son empujados entre insultos en una celda. De nada sirve probar los barrotes de hierro forjado... son tan duros como las escamas de un dragón.

     Ipar mira con malicia a Mosen Piko.

   - Tú estás loco...¿Pero es que no podías fijarte en otra?

   - Bueno...yo...ella...en fín...

    - Ya...y supongo que es por eso que tienes tantas ganas de ir a las Kanards. Deja que adivine quién está ya allí.

    - Olvídame... Tienes el corazón frío como una roca...no sabes amar, tan sólo vengarte! Dime Ipar ¿ Por qué no amas? ¿Por qué no olvidas tu juramento?...¿Qué sabrás tú del amor?

     El Mercenario acusa el golpe. De repente viene a su memoria el juramento que hizo sobre las fosas comunes de los suyos tras la horrible matanza de Gernika. Los rayos de la descomunal tormenta, la lluvia y las lágrimas de su rostro sellaron la maldición; "...Juro que jamás descansaré ni amaré hasta ver a los responsables de mi dolor pasados por el acero de mi venganza, lo juro por los Dioses, lo juro por mi Tierra, lo juro sobre la tumba de mis padres..." Tras aquello su huída hacia delante, su formación como mercenario a manos de unos irlandeses que le encontraron vagando por los caminos medio muerto de hambre y enfermedad.

   - Perdona Ipar...lo he dicho sin pensar...

    - Es igual...Tienes toda la razón...Al menos a tí te espera alguien, alguien que te amará, que sabrá sanar tus heridas. Lo mío es correr, batirme contra enemigos que no son los míos si no de los que me contratan...Y mientras gano el suficiente oro para sobrevivir, intento vengarme de aquel que asoló Gernika...

    - Moreded...

    - Sí, apenas había cumplido la mayoría de edad, volvía de la conquista de Albanish ¿recuerdas? Mis padres, los Condes de Gernika, creían que me hallaba estudiando con los monjes del Este...De eso hace cinco inviernos...cinco inviernos marcados a fuego en mi carne y en mi alma.

     El silencio se hace en la celda, una rata trata de llevarse a un rincón un pequeño trozo de carne de dudosa procedencia. Piko mira por la pequeña ventana enrejada a la calle.

   - Amurath se ha dado prisa en convocar los Juegos. Pase lo que pase Ipar no te guardo rencor...el dichoso vino enanil estaba mezclado para que cundiese.

    - La madre que te...

     Las botas de los soldados resuenan en el pasillo exterior, se acerca la hora. Unas llaves se introducen en la cerradura.

    - A este paso vas a poder hacer una guía de "albergues"...Pasas más tiempo dentro de una celda que escapando.

    - Que Ireltxo castigue tu lengua, maldito roba mujeres.. Si salimos de ésta me has de regalar el tonel bueno de ese vino enanil tan preciado.

    - Pues habrás de rajarme, Mercenario, pues en mi taberna el único vino que se ha servido siempre es el que macera en la Ribera.

     Los soldados se llevan a ambos a empujones rumbo a la callejuela donde empezará el encierro. Desde las barreras la gente grita excitada por el olor de la sangre. Ipar maldice a Atarrabi y Mikelats mientras que observa un enorme portalón por el que presume saldrán los toros.

    ¿ Sobrevivirán al encierro? ¿Qué narices vio la mujer de Amurath en Piko? ¿Por qué en los bares mezclan el vino con agua? ¿Acaso Ipar es más feo que un ocho y por eso se escuda en esa supuesta maldición? Estas y otras incógnitas serán resueltas en el siguiente capítulo...

Itzuli