LA ATLANTA

Pocos años después de la desaparición de los marinos del Mary Celeste, ocurrió otro hecho desconcertante en el área de las Azores. A fines de abril de 1880, el almirantazgo inglés se hallaba preocupado. Desde principios de año, ninguna noticia se había recibido del barco de entrenamiento Atlanta, con más de 300 cadetes a bordo.

Después de buscarlo durante una semana, el vapor Salams no había reportado ninguna novedad. El viaje de la Atlanta se había iniciado en enero, para hacer la travesía de las Bermudas a Inglaterra, como parte del entrenamiento de sus cadetes. Aunque el viaje era largo, tenían proyectado arribar a Portsmouth el primero de marzo, por lo que el retraso de casi dos meses hacía pensar en algún desastre. Para hacer dicho viaje, el Atlanta debía pasar por las inmediaciones de las Azores.

La primera esperanza provino del buque de guerra Avon, también de la Marina Real, que reportó haber observado restos de algún naufragio en las cercanías de las Azores. La identificación de los restos no había sido posible. Pero de nuevo, la búsqueda posterior fue infructuosa; no había ni sobrevivientes ni resto alguno del naufragio. Simplemente no había rastro.

Toda una serie de supuestos mensajes de los sobrevivientes fueron probados fraudulentos. Pero entre ellos, hubo dos dignos de tomarse en cuenta. El más significativo fue recibido de las aguas de la bahía de Boston, en Norteamérica. Escrito en una hoja de agenda de bolsillo, tenía garrapateado el siguiente texto, obviamente escrito en premura:

"Abril 18 de 1880: buque de entrenamiento Atlanta. Nos estamos hundiendo en la longitud 27, latitud 32; quien quiera que encuentre el mensaje, que lo de a conocer... John L. Hutchings." Auténtico o no, el mensaje es importante por un detalle: la posición. Esa posición está muy cercana al lugar donde fue encontrado el Mary Celeste había sido localizado sin tripulantes. Sin embargo, la autenticidad de este mensaje nunca se constató; pues no se sabía a ciencia cierta si existía a bordo alguien con apellido Hutchings. La zona prohibida había engullido otro navío, con más de 300 personas a bordo.


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