" BRINDIS."
POR
ALFREDO FRANCISCO HUMBERTO JUILLET FRASCARA.
1993.
CUENTO DE CIENCIA FICCIÓN
SAGA ALFREDONIUS Nº 10.
CAPITULOS DE LA OBRA.
I.- EL PERCEPTOR.
II.- Princesa Caronia
PERSONAJES DE LA OBRA
ALFREDONIUS
GELBOE MIDION, Inventor del Perceptor
etc.
CAPUT I.
EL PERCEPTOR.
- Tengo un gran invento, y se lo vendo barato."
- Don Frances Tegobi, Ud. siempre ofreciendo y poca fortuna ha tenido con sus inventos."- Respondió el dueño de casa..
- Esta vez funciona. Se llama Perceptor, y capta o percibe las ondas cerebrales de cualquier individuo y en un gráfico , que lee una computadora, graba lo que esa persona es capaz de hacer. Un plano de inclinaciones."
- ¿Y su utilidad?"
- ¡Mucha! Así, se le presenta al computador alternativas y ésta indicará si el individuo en cuestión le vá a traicionar, o si es honrado, o si es incapaz. Es de utilidad para un hombre de negocios, pues sabrá si tiene colaboradores capaces, honestos, trabajadores, o al revés. También sirve para tomar determinaciones al tratar nuevos negocios con gente poco conocida."
- Interesante. ¿Cuánto pide Ud. por este Perceptor?"
- Un millón de pesos.
- ¿Probado?"
- ¡Claro! Es cosa de que la probemos con gente que Ud. desee clasificar. Ahí vá viendo su comportamiento y se vá a dar cuenta de si funciona bien o no.
- " Listo, mañana mismo traeré gente para la primera prueba."
- ¡ Correcto, Don alfredonius! Llegaré temprano.- " Decidió Tegobi.
Al día siguiente el artefacto fue probado en varias personas . He aquí los resultados:
Larry: Valiente Honesto Sincero Aprobado
Moe Valiente Honesto Sincero Aprobado
Joe Valiente Honesto Sincero Aprobado
Ricardo Cobarde Tramposo Mentiroso Rechazado
Nilo Cobarde Tramposo Mentiroso Rechazado
- ¡Gente mala le rodea!"- Dijo el Profesor Frances.
- Me rodeaba, porque me cambié de lugar de trabajo."- Sonrió Alfredonius.-"¡ Lástima que alcanzaron a perjudicarme!"
- ¡ La vida es así! Tengo otro invento."
- ¡No me diga! ¿Y de qué se trata ahora?
- Es una nave espacial.
"Como Ud. sabe, Carl Sagan dijo que en Marte hay casquetes polares de hielo, blancas nubes a la deriva y violentas tormentas de arena, que cambian constantemente los rasgos de su superficie.
"En 1877 , Giovanni Schiaparelli vio innumerables canales en su superficie. Percival Lowell, astrónomo aficionado, lo corroboró, diciendo que eran acequias que conducían agua desde los casquetes en fusión hacia los sedientos habitantes de las ciudades ecuatoriales marcianas.
"Sagan dice que no hay nada, mirado por las cámaras del Viking I de la NASA. en 1976. El paisaje es rojo, vigoroso, por encima del horizonte asoman rocas arrojadas en la creación de un cráter, pequeñas dunas de arena, plumas de polvo llevadas por el viento.
"Está el cráter Olimpo, de veinticuatro kilómetros de altura y el valle Mariner, de 240 Km. de ancho por 5.000 de largo.
"El 23 de agosto de 1993 el artefacto USA "Observador" llegó a Marte y se echó a perder.
"Un grupo de científicos, Misión Marte, estudió las fotos y datos hace 17 años, que enviara la sonda espacial Vikingo, llegando a la conclusión de que en la superficie marciana hay restos de una civilización extraterrestre. Estos académicos suponen hoy que la NASA saboteó la Sonda Observador. Richard Hoagland, de tal grupo, dice que en la región de SIDONIA habrían dos grandes estructuras con forma de ROSTRO, algunas PIRÁMIDES , una FORTALEZA y una CIUDADELA dispuestos en forma de pentágono.
"El planeta Marte oscila de la Tierra, en distancia, entre los 56 millones y los 100 millones de kilómetros. Tiene dos satélites pequeños, de 8 y 16 kilómetros cada uno.
"El doctor en Astronomía chileno, Don José Maza, dice que un gran cataclismo habría ocasionado el escape de la atmósfera marciana.
- ¿Y Ud. quiere ir?"- Preguntó Alfredonius.
-"¿Por qué no? Acabo de ponerme en contacto con Don Grisóstomo Camacho, natural de Barcelona, quien dice tener una nave lista para partir; sólo le falta el personal valiente . Su socio, Sancho Carrasco, fue detenido la semana pasada, por estafa."- Informó Tegobi.
- Mándele un telegrama, para que traiga todo a Santiago."- Se entusiasmó Alfredonius.- Capaz que esta aventura salga mejor que la anterior, cuando fuimos al planeta Durn, y los hombres pájaros querían hacernos mondongo."
(Ver "Milagro", del mismo autor).
- ¡Ah, recuerdo! Yo estaba preocupado por su Sra. Carmen, quien estaba embarazada y esos seres la miraban con ojos de hambre..."- Tembló el profesor.
En las semanas siguientes Frances y Don Grisóstomo Camacho intercambiaron conversaciones vía Internet, por sus respectivos PC.
Don Grisóstomo exigió un oneroso pago, ademas de la obligación de incluirlo a él en las expediciones que se efectuaran con su vehículo.
Alfredonius aceptó sus requerimientos. acostumbrado a negociar cediendo...
- Llegaré a las afuera de Santiago el 30 de mayo.-" Dijo el inventor Camacho.,-" Deberán Uds. encender una buena fogata, a fin de identificar el lugar. Como comprenderá, no puedo aterrizar en el aeródromo de Pudahuel, ya que no tengo aun licencia de piloto; menos registro de la nave."
- Estaré en el lado oeste de Santiago, cerca del río, a las tres de la madrugada hora local."- Dijo Frances.
Como en muchas comunicaciones vía Internet, un oficial militar registraba la conversación en un monitor. Quedó grabado aquello, y una patrulla fue destacada para permanecer de guardia a la hora y día indicados.
- Debe ser una nave de contrabandistas cargada con drogas.". - Dijo el soldado raso Mardones a su sargento Olafo Chumbo.
- Lo seguiremos; estos gallos con plata son ladinos; pero nosotros lo somos más."- Rió Olafo.
El día 30, de noche, en una camioneta manejada diestramente por Larry, llegó Alfredonius al lugar seleccionado; con la ayuda de sus amigos, encendió la fogata.
Ya el profesor llegaba a las cercanías de la capital chilena. Vio la fogata y raudamente bajó hasta tocar tierra.
Con los faros de la camioneta encendida, más la fogata, vieron bajar a la gran esfera , ominosa masa metálica española.
Se abrió una escotilla y apareció en el umbral el inventor Grisóstomo Camacho.
Alfredonius corrió hacia allá; y también los militares encendieron sus motores y con un ulular de sirenas se abalanzaron hacia la esfera.
- ¡Entre, entre !"- Gritó Grisóstomo, tomando al desprevenido y aterrado Alfredonius ; éste entró a la esfera; el inventor accionó el mecanismo y la esfera se elevó raudamente a través del helado aire de la madrugada, perdiéndose de vista rápidamente.
- ¡ Se nos escapó el OVNI!"- Se maravilló el sargento Olafo Chumbo.
- ¡Debe ser de los rusos !"- Se imaginó el soldado Mardonez.
- ¡Me late que no alcanzaron a descargar la droga! Pero tenemos a sus cómplices."- Graznó el sargento, fijando su porcina mirada en Larry, Moe , Curly y el profesor Frances Tegobi, quienes se habían quedado de una pieza con la inesperada situación.
Estuvieron quietos en la camioneta LUV hasta que llegaron los militares, les registraron, les amarraron y les llevaron, en un camión, al cuartel, en donde interrogaron exhaustivamente a todos, dejándolos posteriormente en una celda.
- ¿Qué habrá sido de Don Alfredonius?- Preguntó Moe, dejándose caer al suelo de cemento.
- Se lo llevó Don Grisóstomo en su nave."- Respondió el profesor Frances Tegobi, sin saber que sus voces estaban siendo grabadas por los militares....
Un chispazo de luz, y luego se abrió la puerta. Hicieron dar sus nombres nuevamente a los allí encerrados, y reconociendo la voz del profesor como la perteneciente a quien había dado información, se lo llevaron , mientras un oficial de alta graduación decía a los demás:- " Uds. pueden irse, pero deberán dar sus direcciones primero, aparte de que los vamos a ir a dejar a sus casas nosotros mismos, así es que no intenten darnos falsas informaciones o les pesará."
Así fue hecho, con el resultado de que los amigos de Alfredonius se hallaron en sus hogares al cabo de una hora.
Mientras tanto, Alfredonius y Don Grisóstomo Camacho se dirigían hacia la casa del chileno: la nave era voluminosa , pero podía mantenerse indefinidamente sin tocar el suelo, gracias al sistema de propulsión ; un leve bamboleo era todo el problema. Por ello, al llegar a la casa, debió mantenerse suspendida a dos metros del techo.
Bajaron por una escalera metálica del vehículo, y al suelo a través de escaleras de madera que ya tenía Alfredonius en su morada.
Carmen les vio descender...-"¡ Ay! ¡ Que me asustaron! ¿Por donde entraron?"
Carmen, mujer de Alfredonius, es una persona joven, de cabellos negros y mirada penetrante.
- ¡Te presento al profesor Grisóstomo Camacho! Inventó una nave voladora!"- Le confidenció Alfredonius.
- "¡ Ah, otro sabio loco! ¡ En eso gastas tu plata !"- Se quejó ella.-" Podrías contratar una sirvienta , para que me viniera a ayudar. ¡ En esta casa tan grande todo tengo que hacerlo yo sola!"
Alfredonius se refugió en su pieza de escritorio junto al asustado Grisóstomo, quien no esperaba tal recibimiento...
- A ver, Don Grisóstomo: ¿Dijo Ud. que vamos a ir a Marte?"- Inquirió Alfredonius.
- ¡Claro! Es el deseo lógico, el tener tal nave. Fama y fortuna."- Se sonrió el científico.
Pasaron a almorzar al fondo del patio, en que ella había dispuesto una mesa.
Mientras almorzaban, ella dijo:-" ¿Y no andabas con Larry y los demás? ¿Qué pasó?"
En eso tocaron el timbre de la calle, y ella fue a abrir de inmediato. Regresó acompañada por Larry, Moe, Curly y Joe.
- ¡Buenas tardes y provecho!"- Saludó Larry, riendo aliviado al ver a su patrón sano y salvo.
- ¡Muchachos, gusto de verles! ¿Como se zafaron de los milicos?"- Dijo Alfredonius, poniéndose de pie.
- ¡Ah, es que no nos sacaron palabra !"- Respondió Larry.
- ¡Muy bueno! ¡Resultó traer la nave a Santiago, desde España! - Hizo notar Alfredonius. -
- ¡Pero se quedaron con el profesor Frances! Lo malo fue que cuando estábamos en la celda, se puso a hablar de esa nave que se lo llevó...Para mí que tienen que haber estado escuchando, pues ligero llegaron y se lo llevaron, soltándonos a nosotros."- Comunicó CHEMP.
- ¡Veré qué se puede hacer para liberarlo! Por mientras, amigos, vayan a comprar una garrafa de buen vino, a la esquina."- Pidió Alfredonius, pasándoles dinero, mientras Carmen iba a buscar el envase de vino para que no le cobraran por otro nuevo.
- Como no sabía que iban a llegar tantos, se me hace escasa la comida. ¿Por qué no mandas a comprar empanadas adonde " el Geno?"- Pidió Carmen, hablándole bajo a Alfredonius.
- ¡Claro, mijita!"- Dijo éste, pasándole un billete de a $5.000.-
Grisóstomo dijo:- "Estos jóvenes irán con Ud. en el viaje?
- Claro, son mis ayudantes.
- Perfecto. Pero habría que tratar de liberar al Doctor Frances Tegobi...¡Miren que apresarlo por ver la partida de mi aparato volador! Pienso que deberán liberarlo, o de lo contrario afrontar un juicio.-"- Comentó el inventor.
-¿Cree Ud.? - Se asustó Alfredonius, quien temía darse a conocer.
- ¡Claro! Yo no puedo actuar mucho aquí, ya que no soy ciudadano e ingresé ilegalmente al país, pero le asesoraré en todo; no por nada sobreviví a la Dictadura de Franco! "- Dijo orgullosamente el barcelonés.
Las empanadas arribaron; Carmen hizo una ensalada, y con el vino, pan y conversación, se decidió ir de inmediato a poner un Recurso de Protección a favor del profesor Frances Tegobi, con el resultado de que a las veintiuna horas de hacerlo fue liberado .
-¡ Gracias , amigos!"- Dijo al salir del cuartel.-" ¡ Fue una mala experiencia!"
Se dirigieron a la casa del profesor Tegobi, y se quedó allí Moe, con el encargo de velar por el profesor, en el caso de ser requerido nuevamente por uniformados.
Al día siguiente se lo llevaron a la casa de Alfredonius, con los documentos y enseres personales de su predilección, a fin de que no fuera ubicable.
- ¡Pronto nos iremos de viaje, y no queremos demoras!"- Explicó Alfredonius.
Carmen se llevó los platos al fregadero.
-¿Y como se lleva ahora con ella?- Le preguntó Moe.
- Medio fallando.- Respondió Alfredonius.
- A ver, especifique.- Pidió Moe.
- Por ejemplo, hoy me levanté y mientras estaba en el escritorio, la oí gritar a mi hijo Wilfredito. "- Dijo Alfredonius.
- ¿Y qué hizo Ud.?"
- La recriminé a puros garabatos."
- Punto malo para ella, punto malo para Ud. Deben vivir en armonía."- Dijo Moe, moviendo su cabeza.- "Más calma, y como Ud. es el mayor, tratar de arreglar las cosas sin insolencias."
- Mañana partimos. Hay que ir a comprar provisiones para el viaje; conservas, comida en general. Ya Larry y los demás fueron a comprar a la Vega ; tú puedes ir a comprar el vino al Supermercado "El Molino"; es el más barato."- Dictaminó Alfredonius, dándole dinero y las llaves del auto Peugeot.
- ¡Listo, patrón!".- Se rió Moe, y salió de inmediato.
La nave era esferoidal; embarcaron las provisiones en la noche, ordenándolas y asegurándolas en las cajas herméticas.
- ¡ Increíble que mole tan grande se quede flotando encima del techo sin tocarlo!"- Dijo Moe, tras bajar del aparato.
A las once de la mañana siguiente todos subieron a bordo, se sentaron en los lugares que destinó el profesor Grisóstomo, y luego se elevaron en ella, alcanzando grandísima velocidad. En pocos minutos orbitaba la Tierra.
-¡Qué hermoso es ver todo lo de allá abajo!"- Comentó Grisóstomo, quien estaba excitado con su éxito, ya que nunca antes había abandonado la gravedad terrestre.
Carmen estaba con náuseas y deseos de bajar a tierra, por lo que Alfredonius demoró la partida hacia Marte, esperando que ella se acostumbrara; cosa que pasó al segundo día, gracias a pastillas que le proporcionó el sabio Frances.
Abandonaron la órbita alrededor de la Tierra, y se dirigieron al planeta <Marte, en una parábola que duró un mes, gracias a la velocidad altísima que la esfera alcanzaba.
Amartizaron cerca del Gran Canal Marciano, tajo descomunal que raja la superficie del cuarto planeta de oriente a occidente.
Llevaban modernos trajes espaciales; aunque la temperatura podría haber sido tolerable, no era así con la presión, que era nula. De salir sin trajes herméticos , sus cuerpos habrían estallado.
- Debemos tener cuidado con roturas en los trajes. Cualquier perdida de presión hará sonar una alarma en un aparato de control ubicado en el cuello del traje. El así avisado deberá regresar de inmediato a la nave, a fin de reparar la avería."- Informóles el profesor Grisóstomo.
- ¿Bajaremos al fondo del cañón a pie?- Preguntó Carmen.
- ¡No, estimada Señora! Son ocho kilómetros de terreno abrupto, hasta llegar abajo. El Cañón del Colorado, en Estados Unidos, es un niño de pecho ante esta maravilla de la Naturaleza."- Informó el barcelonés.
Por dos semanas deambularon por el sector, usando los detectores de metales. Grisóstomo buscaba oro, pero no hallaron más que piedras sin valor y óxido de hierro...
- ¡Pura piedra por aquí; nada valioso!"- Acotó Curly.
- Lo valioso acá es el maravilloso paisaje; la profundidad del Canal, las estrellas brillando conjuntamente con el sol ...Esos son los tesoros de Marte."- Dijo Alfredonius.
- Bajaremos al fondo del Canal en la esfera."- Anunció el Profesor Grisóstomo al octavo día, y todos ingresaron a la nave, para efectuar el viaje.
La embarcación se elevó lentamente y a poca velocidad fue gravitando hasta llegar al fondo del Gran Canal.
Salieron de la aeronave; eran las doce del día. Maravillados observaron , desde ese nuevo ángulo, la maravilla del Gran Canal marciano. El sol arrancaba destellos carmesí a las rocas de las laderas abruptas y el color rojo prevalecía por sobre los demás.
- Una sinfonía en rojo."- Comentó Larry.
- ¿Vamos a buscar metales ?"- Preguntó Moe.
- ¡Para qué? Aquí abajo es terreno arenoso. No creo que haya minerales por aquí, excepto la ferrita. "- Dijo el profesor Frances.
- Igual deseo ver."- Refunfuñó Moe y sacando el equipo se alejó por entre los peñascos, en busca de minerales preciosos.
Dos días estuvieron por allí, sin resultados económicos positivos, lo que llevó a decir a Alfredonius:-" ¡No os preocupéis, muchachos! Si financieramente esta expedición no resultara buena, no importará.
"Somos los primeros en estar en Marte. ¡Portémonos a la altura de las circunstancias! Seamos como aquellos industriosos personajes de Verne, que todo lo medían, pesaban y analizaban! "
Comenzaron a recoger muestras en el día, para estudiarlas en la noche.
Tras la cena de aquel primer día en el fondo del gran barranco, Alfredonius dijo :"- ¡Muy bien por Uds., muchachos! Estoy orgulloso de vuestros trabajos; cuando volvamos a la Tierra podremos transcribir todos nuestros descubrimientos y mediciones, en un libro electrónico que publicaré en Internet. "
Tras ver cómo los dos profesores estudiaban las muestras, se fueron a acostar bajo las ondas sonoras de la ópera " Semele". de Jorge Federico Hendel.
Esa noche se levantó una tormenta de arena, que remeció fuertemente a la nave, desprendiendo algunos pedruscos de las laderas, que no revistieron peligro para los viajeros terrestres.
Al día siguiente el viento soplaba a 230 Km. por hora, por lo que obviamente no salieron al exterior.
El profesor Frances Tegobi usó la radio, para escuchar las débiles señales que llegaban desde la Tierra, captando sólo algunas de Europa .
- ¡ Fríos de 51 º C!"- Comunicó.- Es un invierno crudo el que hay en el hemisferio norte terrestre."
Alfredonius escribía en su libro de vida: " Como pintor puedo decir que la figura humana precisa de una cierta perfección. No es cosa de dibujar con colores."
Afuera, la tormenta rugía con fuerza. Moe se acercó a Alfredonius, diciendo:-" Yo no entiendo una cosa: si en Marte no hay atmósfera, tal como dicen los sabios que el aire escapó al espacio exterior, ¿ Cómo es que pueden haber estas terribles tormentas de arena?"
- Lo que pasa es que sí hay atmósfera, pero muy sutil. Y a estas profundidades, el aire es más denso."
Tres días después, al cesar los vientos se terminó la tormenta de arena.
Grisóstomo elevó a la nave, buscando otro lugar para explorar.
Pasaron por sobre los signos visibles de la antigua raza marciana: el polígono, el rostro humanoide y la fortaleza.
- ¡Es increíble! ¡Vamos a Explorar!"- Pidió a gritos el profesor Frances Tegobi.
Grisóstomo dijo, tras el descenso:-" Dos horas por turno; hay que recargar los tubos de oxígeno, muchachos. Un pito les sonará en el casco, al quedar media hora y con esos minutos les deberá bastar para llegar a la esclusa. Tengan cuidado..."
El primer grupo estaba integrado por el profesor Tegobi, Moe y Larry.
La esfera espacial estaba detenida a doscientos metros del "Rostro", que era un vasto túmulo de rocas y barro cocido, barrido por el viento, quemado por el sol durante un millón de años.
Dos horas anduvieron por allí los integrantes del primer grupo. Al regresar, partieron de inmediato Alfredonius, Curly y Joe.
- ¡Es más fácil caminar acá! Siento más fuerza, pero el corazón late más rápido."- comento Curly.
- Es la menor gravedad. Pesamos menos acá; Marte es más chico que la Tierra."- Acotó Alfredonius.
Subieron al "Rostro". Medía cinco cuadras por lado; era un monumento y se podía entrar a la construcción por los agujeros nasales.
- ¡Son dos cuevas ! ¿Que habrá allá abajo?"- Preguntó Curly, atisbando bizcamente.
- ¿Quién lo sabe? Tendríamos que estar premunidos de linternas y sogas. En la nave habrá que buscarlas; será para la próxima vuelta."- Comentó Joe.
Curly se metió varios metros al interior de una de las entradas, pero a poco ya no divisaba nada; el suelo era desigual.
Alfredonius, que llevaba una video cámara Handycam 8 , filmaba lo más posible, e iba hablando, a través de un micrófono inserto en el casco, lo siguiente:
-" Estamos sobre la gran cara de Marte; obviamente que es una construcción formada por adobes y forrada en algunas partes por piedras. Muy erosionada, su nariz es la doble entrada a un misterioso edificio marciano. ¿Quién la construyó, humanos o una raza inimaginable? Acá vemos la nariz; su entrada erosionada por el paso del tiempo. Quizás millones de años. No hemos podido entrar, por falta de luz. La bóveda está formada por un arco de piedras calzadas simétricamente.
"Acá caminamos por la frente del rostro; el piso está cubierto por losas de piedra, que ha tapado en parte el polvo de la llanura. Acá, las orejas, casi desaparecidas ya. Allá abajo se divisan las rocas y piedras que las deben haber formado. Todo el sector está debilitado, casi en peligro de derrumbarse.
"Acá, la mejilla izquierda , rocas sueltas, fisuras. Allí se ve la boca. ¡Oh! Es como un lugar de reuniones, ¡sí! Se ven los escalones, en donde irían los dientes superiores...Al frente, una especie de proscenios; en el centro hay polvo rojo, tierra caída...Ahí, diríase que esto era un punto de reuniones."
- ¡Eh, Don Alfredonius!"-Curly le gritó a través de la radio.-" ¡Hallé un esqueleto!"
Alfredonius miro en derredor, y allí en donde su ubicaría el mentón, vió a Curly agitando los brazos.
Corrió hacia allá y vio varios huesos amarillentos y secos en el suelo, semienterrados por la tierra roja de Marte.
-"¡Seres en Marte! Iré a buscar nueva provisión de oxígeno!"- Se entusiasmó Alfredonius.
Poco demoró en volver, acompañado esta vez por Moe, ya que Curly alegó estar cansado.
Esta vez traían linternas y cuerdas. Entraron por las narices del monumento, hallando un pasadizo estrecho y luego una oquedad.
-"Una escalera!"- Dijo Moe, comenzando a bajar de inmediato.
El descenso lo efectuaron por sobre escalones que les llevaron en línea recta.
- " ¡Llevamos una hora y media bajando!"- Avisó Moe.
- Poco nos queda de la provisión del aire."- Se preocupó Alfredonius, sintiéndose encerrado por aquellas murallas de barro.
Se detuvieron, y Moe notó que las cuerdas se movían, como si un viento soplase allí. Se retiró un instante la mascarilla y dijo : -" ¡Aire!"
Alfredonius se aflojó el casco, y sintió que allí había oxígeno, aunque debía aspirar mayor cantidad de aire para alimentar a sus pulmones.
- ¿Qué haremos ahora?"- Pregunto Moe.
- Cortemos el flujo de nuestro aire, usemos el que hay aquí y sigamos bajando, ya que se nos otorga esta posibilidad."- Sonrió Alfredonius.
Continuaron la bajada, ayudados por la luz de sus linternas y por el hecho de que sus cuerpos allí pesaban menos, por lo que el cansancio no les alcanzaba aún.
De pronto, allá abajo, vieron un muro; la escalinata terminaba frente a un portón metálico de dos hojas, de seis metros de alto por ocho de ancho. El marco estaba formado por huinchas metálicas afirmadas con remaches de cabezas redondas. En los cuadrados internos estaban grabadas varias gruesas figuras zoomorfas, mostrando la artesanía del fundidor.
Todo estaba oscurecido por el tiempo.
Sobre la puerta existían dos troneras, que arrojaban bocanadas de aire . La mayor cantidad de oxígeno era evidente, pues ambos se comenzaron a sentir alegres y vivaces.
- ¡Jamás creí hallar tales cosas aquí !"- Confidenció Alfredonius, sentándose en el suelo recubierto de losas pétreas.
- ¡Tras estas puertas está el aire!"- Murmuró Moe, empujando las batientes, las cuales no se movieron un ápice.
Buscaron el sistema de apertura ; la halló Moe, al apretar un par de triángulos, en uno de los adornos centrales. Un crujido potente, y las compuertas se abrieron hacia la desconocida continuación del camino.
Bajo la luz de las linternas bajaron hasta un muelle de concreto. Atado a un pilón, una lancha metálica flotaba sobre las oscuras aguas de un canal.
- ¡Una embarcación!"- Gritó Moe, haciendo despertar ecos insospechados en esas oquedales.
Subieron al bote; Alfredonius soltó las podridas amarras y el esquife se fue con la corriente del canal abovedado.
Las linternas barrían las sombras ante ellos, y Moe dijo:-" ¡Lo que se están perdiendo allá arriba!"
Lo que había comenzado como un canal estrecho terminó siendo tan ancho, que las linternas ya no alcanzaban ssus lados con el haz de luz.
- ¿Será un lago subterráneo?"- Interrogó Alfredonius.
- Capaz que sea el agua acumulada por siglos desde la superficie; reposa acá. Astutos marcianos, se aseguraron la supervivencia bajo la superficie."- Se imaginó Moe.
Como fuera, no veían mucho con sus dos débiles linternas. Las sombras se les antojaban cada vez más densas, sentían deseos de dormir.
- Perdone, don Alfredonius, pero yo apago la linterna y duermo."- Dijo Moe.
- "Hazlo. Yo velaré.." Dijo Alfredonius, sonriendo, ya que ahora que había llegado a Esa edad, podía darse el lujo de dormir poco.
Llevaban unas diez horas de navegación, arrastrados por la corriente, cuando el bote comenzó a hacer agua.
Alfredonius tuvo tiempo de avisar a Moe, para que se sacara el engorroso traje espacial , si es que no quería que éste le llevara al fondo.
Uno ayudó al otro, y justo al terminar de sacarse Alfredonius la última engorrosa pieza del equipo, el bote terminó de llenarse de agua y se hundió como peonza.
El bote, siendo de hierro, en contados segundos llegó hasta el fondo.
La oscuridad les envolvió, al entrarles agua a las linternas.
Afortunadamente ambos sabían nadar, aunque trabajo les costaba no perderse uno del otro, en aquellas tinieblas.
- "Espero que no tropecemos con tiburones"- Murmuró Moe.
- "¡No digas sandeces!"- Se asustó Alfredonius.
Ya se imaginaba ver saliendo del agua unos ojos fosforescentes, precedidos de dientes afilados como sables..........
Ya flotaban allí por tres cuartos de hora, cuando vieron una luz que avanzaba frente a ellos.
Sus rostros se hicieron visibles bajo la claridad, que se detuvo sobre ellos. Las aguas se hicieron transparentes y se veía el fondo a través de ellas, a unos veinte metros de profundidad.
Cayó una escala de cuerdas desde lo alto y de ella se afianzaron ambos para salir del agua, que aunque temperada, ya les congelaba los miembros por la permanencia prolongada en ellas.
Al llegar arriba llegaron a una expansión metálica, en la cual nadie les esperaba, aunque bien iluminado. Se alejaron de la trampilla, y vieron cómo la escalerilla de cuerdas era recogida mediante una bobina que la enrollaba en sí misma.
- ¿Y quién nos salvaría?"- Preguntó Moe, intrigado.
La trampilla se cerró, con un murmullo metálico.
Caminaron por un pasillo que se veía a la izquierda. Desembocaron en la cabina de mandos, en donde había una persona sentada en un sillón, de espaldas a ellos pero frente a un tablero erizado de controles.
Alfredonius carraspeó, y el hombre se volvió hacia ellos.
- No temáis. Estoy aquí para ayudar."- Dijo, ya que ambos habían dado un grito al verle.
Desde sus ojos brotaba una luz parecida al sol y en sus manos espejeaba el agua del mediodía. Su rostro estaba iluminado por el ardor astral de aquellos ojos imposibles de analizar.
Eran ojos inaguantables.
- ¿Helios?"- Preguntó Alfredonius, retrocediendo hacia el pasillo.
- No existe tal ser. Yo soy un mensajero y vine a ayudarles a llegar a vuestra tierra."
Callaron, aterrados. La nave parecía no moverse ya que no se sentía impulso alguno.
El mensajero se volvió hacia los controles, manipulando un tanto.
Los dos chilenos luchaban por comprender esa maravilla.
No habrían pasado ni dos horas, cuando sintieron que el navío descendía, con un crujido existencial. Parecía estar resquebrajándose su aparente constitución inquebrantable.
Algo cedió a sus pies, y cayeron al suelo.
Era la madrugada; un parque infantil de juegos, una calle por el cual pasaban automóviles raudamente...casas de un piso, en la vereda contraria.
- ¡Su casa!"- Dijo Moe.
Espeluznado, avanzó Alfredonius hacia su casa, atravesando la calzada, y tocó el timbre.
Abrió la puerta Chemp, diciendo:-"¡ Ah, son Uds.!"
Entraron. En el patio, sobre las conocidas baldosas, se enfrentaron con el resto del grupo. Nadie entendía nada, y el más enfadado era el profesor Grisóstomo, que había perdido su magistral nave esférica y con ella la oportunidad de alcanzar fama y fortuna.
- ¿Porque Ud., Don Alfredonius, no querrá construir otra?"- Inquirió el sabio.
- Actualmente no dispongo de dinero en tal cantidad."- Contestó Alfredonius.
- ¡¡Pero habráse visto cosa más rara! ¡Un ángel nos salvó de morir ahogados en un canal submarciano y nos trajo de regreso y con vida!"- Explicó Alfredonius.
Como fuera la realidad, nadie podía hacer nada para deshacer lo hecho.
- Dé gracia a Jehová Dios , que ordenó traernos de regreso y con vida."- Dijo Larry.
A eso de la medianoche, los profesores se retiraron de la casa, pagados sus honorarios por Alfredonius.
El resto durmió en la pieza de alojados, y al día siguiente, durante el almuerzo, Carmen dijo:-" Tus amigos pueden alojarse aquí durante el tiempo que quieran."
- Gracias, buena Señora, pero tenemos nuestras casas, y a ellas debemos devolvernos hoy día. La aventura se acabó, pero eso no quita que Don Alfredonius no quiera salir a otra, y nosotros le acompañaremos, si nos vá a avisar."- Respondió Larry.
- Buena idea,". Dijo Alfredonius, dándoles algo de dinero a cada cual.
Carmen les mandó a comprar comestibles a la Vega, porque todas las provisiones habían sido embarcadas en la nave perdida.
- Me alegro de que puedan serte de ayuda."- Dijo Alfredonius.
Era el sabath del 2 de octubre de 1993. Fuera, en la calle, corrían los vehículos bordeando el cerro Blanco con el roce intranquilizador de sus vertiginosas ruedas de caucho.
Volvieron pronto Larry y los demás, trayendo papas, tomates, berenjenas, repollos, ajos, ajíes y artículos de abarrotes.
Dejaron las provisiones en la cocina y se retiraron a sus casas.
Cenaron Carmen y Alfredonius, diciendo éste ultimo:-" Siempre queda un 10 % de avistamientos de OVNIS para los cuales no hay explicaciones. En los últimos 25 años se habrían producido 3.000 aterrizajes . Figuran Jimmy Cárter, Muhamad Ali, Roger Moore... por esto, es creíble."
- Creo que fue Jimmy Cárter quien dijo que cuando llegara a la Casa Blanca iba a develar el misterio de los OVNIS, si es que existiese. No lo hizo, por ende es obvio que no halló nada."- Acotó Carmen.
- Y es tan raro todo! Un enigma"- Dijo Alfredonius.
- Como el de nuestro regreso...Estábamos esperando tu regreso, ya preocupados, cuando de repente estábamos todos al frente de la casa, en el pasto de ese parque.."- Comentó Carmen.
- ¡Ah, misterios! Pero inventé otro poema. ¿Quieres que te lo recite ?"- Preguntó Alfredonius.
- Por favor..."- Sonrió Carmen.
Padre Alfredo.
Usted me fue a buscar
a la quieta casa mía
sus pasos resonaron
sobre las deslucidas baldosas.
Eran ya las nueve y media
era un día claro de febrero.
Yo cesante, derrotada mi ilusión;
vos, pujante de esperanzas,
me tendiste la mano cual antorcha
para ir espantando mis tinieblas.
Después abrimos su local
allá en la calle San Pablo;
abastecimos de repuestos
a todos los que en bicicleta
andaban enhiestos...
Mañana de amor
ya tan lejana...fue en 1982;
lo recuerdo como ayer :
Usted se fue tranqueando
dejando el regalo de esperanzas.
En 1991 Usted se me fue
se perdió en una gran nube
dejando su cuerpo vacío
para que yo lo recuerde.
¡Padre Alfredo querido
que Jehova Dios le acompañe
en su luz que Ud. ande,
enhiesto, blandiendo esperanzas!
Un dieciocho sin Usted
sin sus consejos sabios
sin la luz de su rostro
sin la llama de su optimismo
sin la esperanza en el corazón...
- Bonito, pero bastante triste."- Dijo Carmen, retirando los platos de la cena.
- ¡Oye, no te vayas, que sigue:
En la noche
el tic tac del reloj
marca la vida que se vá.
Mañana nacerá
otra vez
el viejo sol
el mismo radiante sol de mi juventud
y en el tronar de las olas
irá también su rugido de colores.
En la noche
el tic tac del reloj
marca el paso
a un corazón que se vá.
Así fue su muerte,
padre Alfredo;
así se me fue
de este mundo
en una noche de luminarias
de quieta luz eléctrica,
sin un adiós, sin un te quiero,
triste como una nube
ligero como un beso.
-¿Ya terminó?"- Preguntó ella.
-Sí."
- Entonces, déjeme ir a lavar los platos, y Ud. váyase a dormir."- Pidió ella.
Alfredonius despertó temprano, al día siguiente, y se fue a reparar un equipo fluorescente en San Pablo. Al regresar, Carmen venía llegando de una sesión en donde el Psicólogo, que la había dejado de muy mal humor, y trató de descargarlo en él, pero Alfredonius se defendió.
- ¡No te desquites conmigo!"- Le dijo.
- "Está bien!"- Casi sonrió ella, dando por terminado el asunto. Más tarde ella, le confidenció que la psicóloga le iba preguntando cosas del pasado y como el pasado de ella había sido desagradable, le hacía pésimo el recordarlo.
- No voy a ir más."- Bufó Carmen.
Alfredonius se quedó meditando , ya que los psicólogos usaban el ir escarbando en el pasado, lo que él había estado haciendo consigo mismo era, a todas luces, bueno para limpiarse la mente.
Claro que a él no le había ido tan mal como para andar como la Carmen, a punto de estallar a cada minuto del día. Cuando joven, aunque su padre y los profesores se habían portado algo desagradables, el empeño no había sido nunca sostenido. Es decir, una escena insoportable cada tres o cuatro días, a veces habían pasado semanas en absoluta calma . Su padre se había puesto violento generalmente cuando le llegaban sus notas bimestrales...
Fue a su biblioteca, y comenzó a leer. Poco después sonó el timbre, y Moe llegó hasta él.
- Buenas tardes, Don Alfredonius. ¿Estaba leyendo?"
- Es lo más sano que hay que hay, en estos días de arrebato."- Replicó Alfredonius.
- ¡Eso si! Porque se ven asaltos a los Bancos todos los días, asaltos, choques de automóviles, estafas...En el diario se ve una abuelita, que fue timada por un varón que le pidió dinero para tramitar una segunda devolución de dinero pagado en impuestos..."- Recordó Alfredonius.
- Bueno, eso siempre ha sucedido, lo que pasa ahora es que como hay tanta gente, se repite más a menudo."- Sonrió Moe.
- Nada pasa como uno teme o como uno quiere."- Dijo Alfredonius.
- A veces...¿Y no hay más aventuras, don Alfredonius?"- Inquirió Moe.
- No se, tengo tantos problemas sin resolver! "- Se quejó Alfredonius.
- Capaz que Ud. deba solucionar sus problemas primero y después salir al espacio."- Opinó Moe.
- Nada de raro. En todo caso estoy contento ya que no hay problemas nuevos...¡Y echo de menos a tanta gente! Lo malo es que se están muriendo los que yo conocía, los que eran mayores que yo. Hace días atrás falleció la que fuera ahijada de mis abuelos paternos, la "china" Violeta. ¡Tenía 79 años!"- Recordó Alfredonius.
- - Debe haber estado tullida."- Comentó Moe.
- ¡Nada de eso! Hasta hace pocos años iba de vacaciones a la playa y se recostaba en la arena con traje de baño . Repartía el día entero en bañarse y tostarse...No sé cómo no se incineró."- Rió Alfredonius.
Moe sacó un libro al azar, de los estantes. Era "Julian" , de Gore Vidal.
- ¿Quién era Julián?"- Preguntó la visita.
- " Un emperador romano: Julian Augusto. Dijo que desde Homero y Platon o Iamblichos los verdaderos dioses continúan siendo definidos en sus muchos aspectos y poderes: multiplicidad, contenida por el Único, todo emanando de la verdad. O, como escribió Plotinus: por su naturaleza el alma ama a Dios y desea ser uno con El."
- Dios Jehová.- Apuntó Moe.
Justamente. También Julian y sus contemporáneos se daban cuenta de que los antiguos dioses ya no existían. Como él decía, se habían retirado de la vida humana . Por ello, dejaron de ser adorados. Pienso que fue Jehova Dios que así lo quiso."- Opinó Alfredonius.
- Capaz.- Dijo Moe.
- El Emperador Julian era un hombre que creía en las ideas de Platón ; cuando trató de imponerlas al pueblo fracasó , porque la filosofía no puede ser comprendida por los ignorantes apegados a lo pasajero ; gente que está habituada a no pensar.
"Más encima, el tratar de enseñar como reales las ideas platónicas, es de loco. Sólo a un pueblo como el griego, tan raciocinante, se le pudo haber ocurrido crear en un mundo de ideas, otro del puro intelecto, y otro el de las cosas sensibles , en el cual se hallarían los dioses. A esto se le llamo helenismo , pero yo tengo mis reservas acerca de lo lógico de ello.
"Dios Jehova vive; pienso que la revelación de Dios a Moisés nos dió la historia de la raza humana y lo que desea Dios que sea el hombre."- Dijo Alfredonius.
- Bien, lo dejo, hay que ir a ver las noticias por la tele."- Dijo Moe, retirándose.
Al día siguiente le llegó una carta del profesor Frances, que decía así:
- " Don Alfredonius:
Me he puesto en contacto con un colega de Hamburgo, quien me dice tener los planos de una máquina capaz de violentar el tiempo, pudiendo irse hacia atrás.
Estoy en Valparaíso, retirando las cajas enviadas por mi colega, quien está enfermo y me pide le ayude con dinero.
Llegaré el 13 de octubre.
Saludos.
Frances Tegobi."
Alfredonius suspiró, aliviado: podría aventurarse nuevamente...
El profesor arribó el trece en la mañana; traía sólo un portafolios, y traza saludar a Alfredonius, dijo:-"¡ Estamos de suerte! Revisé los cálculos de mi colega, someramente, y noté en ellos visos de credibilidad . Será cosa de preparar un prototipo primero, para que la cosa no le salga tan cara."
- ¿Y cuánto pensaba pedirme este caballero por sus estudios?"- Preguntó Alfredonius.
- ¡Poco! Mandémosle unos quinientos mil pesos; con eso se sentirá conforme...tiene hemiplejía, y ya le quedan pocos días de vida."- Explicó el profesor Frances Tegobi.
- ¡Menos mal que es poco! Y servirá el artefacto para ir al futuro?"- Preguntó Alfredonius.
- No creemos posible ir al futuro, porque aún no existe. Sería ilógico ir adonde nada hay. ¿Cómo viajar? Pero el pasado está allí, con sus hechos históricos comprobables.- Aclaró el profesor.
- ¿Y funciona?"
- No tenemos la certeza. Falta capital."
- ¿Cuánto?
- Unos $30.000.000 . "- Dictaminó el profesor Tegobi.
En los días siguientes se arrendó un galpón, y allí se llevaron todos los artículos y mecanismos exigidos por los planos.
- Unos dos meses para ensamblar las partes. Tenga en cuenta de que esto es , para mí, totalmente nuevo."- Se disculpó Frances Tegobi.
Pasaron los dos meses. Una caja de cinco metros por lado contendría a los cobayas, y alrededor de la caja existían un seremil de cables y pequeños mecanismos, todos alimentados por la electricidad...
- Enviaremos a dos cobayas. "- Dijo el profesor, introduciéndolos en la cámara, tras dos meses de trabajo.
Alfredonius le miraba espeluznado.
Cerró la puerta de la caja, y dió el contacto central.
- En diez minutos , todo este mecanismo alcanza su mayor dominio sobre las coordenadas espacio temporales." - Afirmó el profesor.
Diez minutos después, cerró los circuitos y abrió la puerta.
Dentro habían desaparecido las cobayas...
- ¡Viva!"- Gritó el profesor, bailando una zapateta.
- Ahora sigue la experiencia humana."- Dijo Alfredonius.
- ¿Y no tiene a mano a sus ayudantes?"- Preguntó el profesor.
- No, me vine sin ellos. Pero, ¿ no tiene Ud. algún maestro de confianza?"- Inquirió Alfredonius, quien quería seguir adelante rápidamente con el experimento.
- Leonel... es el vecino de mi pieza. Le llamaré por teléfono; vamos a ver..."- Dijo Tegobi, y usando su celular telefoneó a su vecino.
- ¡Hecho! Viene enseguida."- Dijo el profesor.-" Es un muchacho algo tocado, que cree en fantasmas y demonios vendrá de inmediato, porque le gustan todas estas cosas raras."- Comentó Tegobi, frotándose las manos.
- ¿Y no podemos enviar a otros dos cobayas?"- Preguntó Alfredonius.
- ¡Claro! Pero les enviaremos con algo inanimado, para ver si se puede transmitir también lo sin vida."- Dijo el profesor, poniendo una silla dentro de la caja y sobre ella los dos cobayas.
Dió el contacto, y se aprontaron a esperar los diez minutos, sólo que esta vez llevaban veinte y no se encendía la luz verde sobre el tablero, que indicaba que lo enviado había regresado del viaje.
Llegó el Sr. Leonel, acompañado por otro joven rubio y de tez clara, con ojos de traidor, a quien presentó el profesor a Alfredonius con el nombre de Luis.
-¿Y, Profesor? ¿Ya estamos listo para probar su invento?"- Preguntó el recién llegado, con voz afeminada.
- ¡Claro! Pero envié una silla , dos hámsters y aún no regresan."
Justo entonces se encendió la luz verde, y el profesor abrió la puerta, intrigados por la demora.
Dentro, estaba la silla.
- ¡Fracasó!"- Dijo Leonel, entrando a la caja metálica y sentándose sobre las silla.
De pronto, el rubio acompañante, Luis, exclamó:-" ¡Miren! ¡ Un gusano de rayas naranjas y azules!"
En el piso de la caja metálica reptaban varios...
- ¡Levántese! En la silla hay más!"- Dijo el profesor a Leonel, quien se puso de pie con un grito feminoide y corrió fuera de la caja...
Junto al mecanismo, ahora en silencio, Luis dijo:-" ¡Trajo gusanos! O sea, triunfó, profesor!"
- ¡Viva !"- Exclamó Leonel.
- Habría que recolectar esos gusanos. ¡Nunca he visto otros iguales!"- Opinó Alfredonius.
De improviso, Leonel cayó al suelo, agitándose espasmódicamente.
- ¿Es epiléptico?"- Inquirió Alfredonius.
- No lo es...algo le sucede!"- Dijo Luis, muy pálido.
Con cuidado les abrieron su camisa . Extrañas protuberancias se levantaban, a través del cuello y del pecho. Como si algo fuera por debajo de la piel, haciendo túneles...
- ¡Mire! ¡Algo le camina por debajo de la carne!"- Exclamó el aterrado Luis, llorando.
- ¡Son los gusanos! ¡Se le han metido bajo la piel!"- apuntó Alfredonius.
Efectivamente, los gusanos deambulaban bajo la epidermis...
- ¡Mire sus ojos!"- Pidió Luis.
Los ojos de Leonel se agitaban, con los párpados a medio caer. Un temblor convulsivo comenzó a remecerlo.
- ¡Está grave!"- Dictaminó Luis.
Alfredonius llamó una ambulancia, y prontamente ésta llegó, llevándose al infortunado. Luis se fue con él en el vehículo, y Alfredonius regresó a la Bodega, preocupado.
- ¡Mejor matemos a los gusanos!"- Dijo el profesor Tegobi y lo hicieron de inmediato, usando la escoba.
Cortaron las luces del laboratorio y se quedaron de encontrar al día siguiente, para calmar los nervios en el intertanto...
Alfredonius llegó a su casa, para hablar con Carmen...
- No sé lo que pueden ser esos gusanos. No creo que en el pasado haya habido algo así."- Opinó Carmen.
- Se te olvidan las sanguijuelas. Deben ser sanguijuelas , aunque éstas no se introducen de tal manera..."- Se estremeció Alfredonius.
- Como la sarna, que son pequeños insectos que horadan la piel , se introducen en el interior y empiezan a poner huevos y a avanzar, creando una comezón intensa."- Recordó su mujer.
- Ciertamente.- Rumió lo dicho Alfredonius.
- ¿Llamo al Hospital?- Preguntó ella.
Alfredonius buscó en la Guía de Teléfonos el número de la institución, y pronto estaba al otro lado de la línea el lloroso Luis, quien dijo:-" ¡Son gusanos nuevos para la ciencia! Dicen acá que son seres que se alimentan de nervios vivos de animales. Hubo algunos que se adentraron en el cuerpo de Leonel; ha fallecido."
- ¡Murió! Cuánto lo siento.- Dijo Alfredonius, cortando la comunicación.
- ¿Y mataron a todos los gusanos?"- Se alarmó Carmen.
- Claro, pero me temo que no se puede ir de nuevo al lugar del que provinieron..."- Comentó Alfredonius.
Sonó el teléfono: era Inés, para decir que Ivette, la hija de Alfredonius, había tenido una hija en la Clínica.
Wilfredito se puso a llorar, y como Alfredonius le dijo a Carmen que se lo llevara, para poder oír, ella dijo:-" ¡No aguanto más a este g... de m...!" Agregó que se iba, y que él estaba amargado por ser abuelo, etc.
Alfredonius terminó de informarse, y se quedó sentado allí, pensando en que le daba lo mismo ser o no abuelo y lo importante era que su hija había dado a luz por primera vez, saliendo sana del proceso.
Pasaron varios días. A pesar de que Alfredonius tenía la intención de ir a ver qué pasaba con la Máquina del Profesor Tegobi, no iba a la Bodega, recordando la tragedia acaecida allí.
Al fin , tres semanas después, fue al lugar acompañado por Moe, Larry y Curly.
- ¡Mire!"- Avisó Larry, al dar la vuelta la esquina, hacia la bodega.
Tres camionetas llenas de soldados custodiaban el lugar. Numerosos vehículos del Servicio Nacional de Salud se veían aparcados allí.
-¿Y qué pasa acá?"- Preguntó Alfredonius, a un Carabinero de Chile.
- Circule, circule."- Dijo el policía.
Estacionaron el vehículo lejos, y regresaron a pie. Moe consiguió la historia, al conversar con un enfermero.
Regresó hasta donde estaba Alfredonius y dijo:" - Hallaron un muerto en la bodega, comido por gusanos de una nueva especie, muy peligrosos. Van a dejar en cuarentena toda la manzana de casas, porque dicen que los gusanos se multiplicaron y andaban por los muros."
- ¡Vayámonos!"- Pidió Alfredonius.
Mientras viajaban de regreso al hogar , conversaban.
- ¿Cómo vá a recuperar la maquinaria? Estando los Servicios Especiales lo veo complicado."- Dijo Moe.
- ¿Y quién será el occiso?"- Preguntó Larry.
- ¡Capaz que sea algún ladrón que se metió a robar !"- Aventuró Moe.
Al llegar a la casa, Carmen se enteró del asunto y dijo:-" ¡Ah, yo no pierdo plata! Voy a ir mañana a conversar con esos militares!"
Así lo hizo, acompañándose de Alfredonius, quien iba con pocos ánimos - tampoco hacíanle falta más, ya que fue Carmen la que efectuó el trato.
Hizo llamar al oficial a cargo: este fue enterado de que la bodega estaba arrendada por Alfredonius y de que los equipos existentes allí eran de su propiedad.
- ¡Acá murió un hombre! ¿Lo conocían Uds.?"- Preguntó el subteniente, hombre bajo y de mirada alerta.
- No tenemos cuidador acá. Debe haber sido un merodeador."- Respondió ella.
- Por ahora no estoy autorizado a dejarles entrar; es peligroso, a pesar de que se fumigó ayer."- Dijo el oficial.
- ¡Quién dió la orden?"- Preguntó Carmen.
- Mi mayor Canales."- Respondió el subteniente.
- Bien, lléveme a hablar con él."- Pidió ella, decididamente.
Durante tres días anduvieron pidiendo audiencias y llenando formularios. Luego, en un camión del Ejercito les fueron a dejar a su casa todo el equipo que se había usado en la Bodega...
- Está desinfectado, pero por si acaso, tengan cuidado."- Recomendó un conscripto, al bajar el equipo.
Guardaron todo en el fondo del patio. En los días siguientes Carmen se contactó con numerosas empresas y logró que compraran el equipo de nuevo, claro que a precios menores.
-" Perdiste mucho menos., Te ayudé a recuperar tu plata."- Le comunicó ella, varias veces.
Él convocó a sus tres amigos , para decirles :-" Curly, Moe y Larry: esta vez el deseo de aventuras de vosotros casi me lleva a la tumba."
- ¡Pero, Don Alfredonius! Ud. también estaba de acuerdo, y en otras ocasiones Ud. mismo nos ha llamado para salir de estampida!"- Se enfadó Moe.
-" ¡Nada de peros! Yo los traje acá a filosofar y oír la Biblia, pero ¡ dale con correr aventuras ! Ya me cansé de andar viendo cosas horribles por todo el Universo. Cosas que Dios no ha hecho."- Reclamó Alfredonius.
- ¡Ah, si fuera por eso, nosotros tampoco deberíamos estar aquí oyéndolo!"- Reclamó Moe.
Alfredonius se encolerizó y dijo:-" Moe, hágame el favor de irse. No le voy a permitir insolencias."
- ¡Me voy, pues! ¡Bah, ¿qué pierdo? ¡Oírlo? Mejor irse, para no verlo sufrir cuando lo reta su nueva mujer, convertido en un espectro de lo que fue!"- Bramó Moe.
Curly y Larry empujaron fuera a Moe.
Regresó Larry, diciendo:-" Perdónenos, Don Alfredonius, pero Ud. sabe que nosotros formamos un equipo, y por ello le rogamos no nos llame para nuevas aventuras, ahora que Ud. está tan lleno de problemas vivenciales."
- "Como quieran."- Respondió Alfredonius, con la cabeza gacha.
Entró Carmen al salón, diciendo:-" ¡Ya ves cómo te pagaron tus amigos! Ahora se van, total, claro, ya perdiste el invento!"
- Se van porque yo les dije que ellos me metieron en el lío del muerto por los gusanos, al pedirme nuevas aventuras."- Explicó Alfredonius.
- ¡Aventuras a tu edad? ¡ Y a la de ellos! Ya están viejitos para andar a lomos de cohetes, descubriendo tierras exóticas y monstruos al por mayor!"- Vociferó Carmelita.
- Harto que me divertía yo."- Rezongó Alfredonius.
Salió fuera y caminó hasta el cerro Blanco. A pesar de que era de noche, aún la calle Santos Dumont veía correr como celajes a los chilenos en sus nuevos automóviles...
Recordó al argentino que le había dicho que los chilenos estaban agrandados con sus autos nuevos, mientras que él andaba en un automóvil viejo y más caro...
Uno de esos automóviles se detuvo en el borde de la acera, preguntando su chofer:-"¿ Señor, ¿Es Ud. por casualidad Don Alfredonius ?"
- Sí, ¿Y Ud.?"
- Yo no.-" Dijo el tipo y agregó: - " La princesa Caronia me envió a buscarle".
Alfredonius se subió al coche, el cual le llevó raudo hacia el oeste.
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CAPITULO II.
PRINCESA CARONIA.
Llegaron a un chalet; entraron con el auto hasta la cochera y descendieron.
Muchos sirvientes; el par que abrió la reja, otro par que abrió las puertas del coche. Dos más, vestidos de librea roja, le llevaron por un pasillo alfombrado hasta un salón amueblado lujosamente. Allí estaba, sentada en un sillón ricamente tapizado, la princesa Caronia.
- Bienvenido, Don Alfredonius. Tantos años desde la última vez que nos vimos."- Murmuró ella.
- ¡Majestad, es una alegría volver a veros!"- Sonrió él, inclinándose para besarle la blanca mano, cuyos dedos lucían deslumbrantes anillos.
- Sentáos."- Dijo ella, indicándole un piso cercano.- " Os he llamado para rogaros tengáis a bien ir al planeta Naveas, en mi nave "Cholula", a fin de pagar el rescate por mi hija, Lady Aiwa."
- ¡Lamento la mala noticia, Majestad! Cumpliré en el más breve plazo posible el encargo."- Respondió Alfredonius, sintiendo que hasta en la realeza se dieran los actos de indefensión...
- Eso espero de vos, Don Alfredonius. ¿Conserváis aquellos fieles seguidores vuestros?"
. No, Princesa."
- ¡¿Por qué os han dejado?"
- Porque les he dicho que ya no me atraen las aventuras, Princesa."
- ¡Ofrecedles ésta! Sin embargo, haced lo que vos estiméis conveniente. Mi primo, Lord Durandarte, os acompañará; también veinte valientes súbditos."
- Con placer iré con ellos"
- Buenas noches, Don Alfredonius. Si volvéis exitosamente, se os otorgará un titulo honorífico."- Anunció la Princesa Caronia.
- Mucha es vuestra generosidad, Princesa, y gustosamente aceptaré vuestra distinción."
Salió de allí, contento. En otra sala , decorada con armas en estantes de vidrio, le esperaba el alto Lord Durandarte.
-Bienvenido, Don Alfredonius."- Le dió la mano el Lord.
- Gusto de verlo. De modo que han raptado a Lady Aiwa...¡Cómo pudo pasar!"
- Culpa de nadie, Don. Fue en los Juegos Pírricos; sabéis lo afecta al atletismo que ella es. La raptaron los del rey Limgo. Hoy se halla en el planeta Naveas."
Acto seguido le mostró un mapa, con dibujos de los principales continentes y ciudades existentes allí.
- Está en el continente Boroduir, en la ciudad Noemí. El rey Limgo está en guerra con Cexfrán, Juez del Reino Cexfrán, a mil leguas al oeste de Noemí. Nosotros deberemos ir a entregasr el dinero del rescate a Noemi."- Explicó el Lord.
- ¿Qué hará con el dinero?
- El rescate no es mucho, ya se sabe que la Princesa no es de gran fortuna, pero con el dinero se pondrá al día con el pago a sus tropas. Hace ya muchos meses que no les cancela sus sueldos."
- ¿Y tendré yo alguna misión especial?"- Pregunto Alfredonius, quien veía todo muy sencillo como para que le necesitaran realmente.
- Usted irá al Reino Limgo, pagará al rey y volverá al espacio, quedando en órbita, junto con Lady Aiwa. Con ella a bordo de su nave, viajará hasta acá, entregándola a la princesa ."- Clarificó el Lord Durandarte.
- Cuándo partimos?"
- Al anochecer, Don Alfredonius. ¿Iréis acompañado?"
- Trataré, Lord Durandarte. Adiós."
Alfredonius tomó un taxi y llegó raudamente a la casa de Moe,hallando allí al resto de sus amigos.
- Buenas tardes."- Saludó.
- Pase, Don Alfredonius."- Invitó Moe.
Pasó al salón, en donde se encontró con los demás. Tras saludarse, dijo:-" Les invito a rescatar a una princesa. Si desean acompañarme, les esperaré hasta las 18:00 horas de mañana, en mi casa."
- Lo pensaremos."- Respondió Moe, sirviéndole un refresco, bebido el cual Alfredonius se retiró.
Al llegar a su casa, dijo a Carmen:-" La Princesa Caronia me ofreció un trabajo; iré al espacio exterior por unos días."
-¡Oh, qué bueno!"- Exclamó ella.
- Y me pagarán bien."
- ¡Oh, eso se supone! Y me alegro por ti, que aunque yo diga mil cosas , tu alma desea recorrer el ancho cielo,,, Sólo te pido que no se te ocurra ir con esos desagradecidos, que te dejaron solo."
- Oh!"- Dijo él, sin informarle que ya había ido a llamarles...
A las dieciocho horas del día siguiente nadie apareció por su casa. ..
- ¿ Cuándo partirás a tu aventura?"- Le preguntó Carmen, viéndolo tan nervioso.
- Partiré dentro de una hora, ¿Me tienes la maleta lista?"- Preguntó.
- Sí. ¡Ah! ¿Podrás llamarme por teléfono?"
- Casi seguro. El sistema telefónico de ellos es increíblemente avanzado."- Respondió Alfredonius.
Tomó su maleta, despidiéndose apresuradamente; salió a la calle, detuvo a un taxi, y le dió la dirección de la casa de la princesa Caronia.
En menos de veinte minutos llegaba allá, en donde los sirvientes de la princesa se hicieron cargo de la maleta y de pagarle el viaje al taxista.
- ¡Don Alfredonius!"- Llamó el Lord Durandarte, al verle.-" ¡Pase por acá!"
Pasaron al salón principal, en donde brindaron con una copa de Champagne.
- ¡Que Dios Jehová nos ayude!"- Dijo Alfredonius.
-" Ve, come tu alimento con regocijo y bebe tu vino con corazón, porque ya el mismo Dios verdadero se ha complacido en tus obras."- Citó el Lord el Eclesiastés.
Pasaron a los aposentos de la Princesa Caronia, en donde ella dió unas maletas con dinero a Alfredonius, diciendo:-" ¡ Entregad el rescate al rey Limgo , y traedme a mi hija ! "
- Así lo haré, Princesa Caronia" - Dijo Alfredonius, emocionándose.
Salieron de la mansión, subiendo en un automóvil, que fue seguido por otros dos, con algunos guerreros de escolta.
Al llegar a Lampa entraron a una parcela, y en medio de una arboleda, oculto con una red de camuflaje, se erguía el cohete más brillante y hermoso que Alfredonius viera nunca.
- ¡ He allí la Cholula! Pequeña , pero con todos los adelantos incorporados a ella."- Dijo orgullosamente Lord Durandarte.
- Linda nave. ¿ Cuántos iremos en ella?"- Preguntó Alfredonius, pero no recibió la respuesta, porque en ese momento planearon, cerca de la copa de los árboles, tres helicópteros pintados de verde.
- ¡Los pacos!"- Gritó Alfredonius , identificando las insignias.
El Lord sabía que así llamaban familiarmente los chilenos a sus Carabineros, por lo que se apresuró a caminar hacia un ascensor, seguido de cerca por Alfredonius, quien ya estaba asustado.
Llegaron a la esclusa de la nave Cholula , y el Lord se dirigió a la Sala de Mandos, mientras Alfredonius se extraviaba, ya que el navío disponía de variados corredores y niveles: cuando llegó a la Sala de Mandos, llevado por un guardia, el Lord ya había dado las órdenes de despegar.
Bramaron los tubos de escape , las toberas hicieron lo suyo, y la carroza de fuego se levantó del suelo en su torbellino de lumbre vaporoso, rompiendo la tranquilidad de Lampa con sus ecos.
El navío se hundió en la atmósfera, viéndose a poco como una estrella girando hacia el este pausadamente.
Alfredonius no pudo evitar que le brotaran un par de lagrimones al ver quedar atrás el continente Sud Americano, especialmente aquella terraza de verdor que da al Océano Pacífico y que se llama Chile.
- Las computadoras darán con el curso correcto en cualquier instante, Don Alfredonius. Por tanto, os ruego permanecer en un sillón ergonométrico."- Pidió el Lord Durandarte, atusándose el fino bigote de su afilada cara aristocrática.
- Como recomendéis, Lord."- Accedió Alfredonius.
De pronto, la nave saltó hacia adelante, vibrando cual un violín en una nota aguda.
Como el viaje debía hacerse usando el sistema de avance uniformemente acelerado, tomó meses en llegar a una buena velocidad.
- ¡Y cuando daremos el salto espacio temporal?"- Interrogó Alfredonius.
- Un día más y llegaremos al planeta."- Avisó el Lord.
- ¡Cómo? No se ve sistema planetario ninguno."- Se maravilló Alfredonius.
- Existe un agujero negro allí enfrente, y pasaremos por su centro ; nos arrojará a parsecs de distancia de adonde estamos."- Sonrió Lord Durandarte.
- ¡No me diga! ¡Y tan cerca del Sistema Solar!"- Se aterró Alfredonius, temiendo por la Tierra.
Al día siguiente, la "Cholula" pasaba cual saeta de metal por el justo centro mismo del Hoyo Negro Nº 302; en segundos fue absorbida y vomitada por aquel engendro de los cielos.
Mareados, brotaron en otro sector galáctico; pasaron cerca de dos astros , que arrojaban su potente luz sobre el fuselaje de la "Cholula" . La nave había ganado asombrosa velocidad: en horas llegaron al astro Alfa AX- P; a su rededor , en tercera órbita, se hallaba el planeta NAVEAS, su meta.
Al irse acercando , se vio su mar y sus tres continentes, entre las nubes que flotaban sobre la superficie.
El astro navío maniobró rauda y decididamente , aterrizando en el borde oriental del continente Boroduir.
El verdor era uniforme; bosques cubrían las llanuras; al centro del continente se elevaba una gran cadena de montañas , de la cual nacían los ríos que llevaban el agua hacia ambos extremos de Boroduir.
Desde la nave Cholula se emitió la señal radial convenida. A poco, un tren de naves de caza apareció en el cielo y tras girar alrededor de la aeronave, se comunicaron con Lord Durandarte.
- Coronel Pino a nave extranjera: ¿Traen el rescate?"
- Lord Durandarte , a bordo de la nave Cholula de la flota de Su Majestad la Princesa Caronia, al habla. Hemos traído el pago del rescate fijado por su Rey Limgo. Solicito transporte para el enviado especial de la Princesa, Don Alfredonius, de la Tierra. El llevará el rescate y a él deberá serle entregada Lady Aiwa."- Comunicó el Lord, con voz agraviada.
- Comprendido. Una de nuestras naves bajará a recogerle."- Dijo el coronel Pino.
Alfredonius recibió la mitad del rescate; la otra mitad la entregarían al ingresar Lady Aiwa a la nave Cholula...
- Buena suerte!"- Deseó el Lord al terrestre.
- Gracias. Adiós."- Se despidió éste.
Salió al aire de la mañana, salino en el planeta Naveas.
A dos cuadras un caza enemigo le esperaba, por lo que apuró el paso. Subió la rampa hacia la esclusa, mientras era observado por cuatro guerreros vestidos de verde, que le apuntaban con sus rifles.
La nave despegó verticalmente. Usaban el sistema de propulsión a chorro, con deflectores integrados.
- ¿TRakul ornut Varius?"
- No os entiendo.
- ¿Vras dukul turunk?
- Lo siento.
- ¿Vasdu duktul?"
- Ni eso tampoco."
Rieron; el idioma no era el mismo. Los cazas se ubicaron en formación de V, y todos juntos iniciaron veloz vuelo, llegando en minutos a la ciudad del rey Limgo, Noemí,
Bajaron en el Aeropuerto; un bus militar llevó a Alfredonius al palacio, ubicado en las afueras de la ciudad. Era un adornado cuerpo de edificios, de seis pisos de alto. Su fachada relucía, taladrada con ventanas vidriadas. Columnas, figuras, rosetas, portales. Una decoración barroca, delirante, propia de una raza de artistas y no de guerreros...
Bajó del vehículo Alfredonius, siendo escoltado por ocho guerreros, al mando de un oficial de más de dos metros de estatura. Subieron las escalinatas, y transponiendo el portal de entrada, fue guiado hasta una sala, que medía doce metros por lado, siendo uno de ellos una inmensa ventana de veinte metros de altura.
El techo de la sala estaba pintado con figuras aladas antropomorfas. En el piso, alfombras de intrincados arabismos, sillones y mesas de delgadas patas, resaltando entre éstas una de dimensiones colosales, con un gran jarrón de loza blanco y verde, que contenía muchas flores de buen aroma, muy agradables de ver.
Se acomodó en uno de los sillones, ubicando a su lado la maleta con la mitad del rescate...
Admiró los muros, que estaban forrados con paños damasquinados, bordados con figuras de animales y pájaros, aunque ocasionalmente también se veían figuras humanas en actitudes de contemplación.
Seis decoradas puertas, altas de diez metros, permanecían cerradas - por el momento. Las cerraduras eran obras maestras de algún artífice en fundidos; el metal era el bronce.
También admiró trípodes de metal, con bandejas en las cuales reposaban guijarros blancos.
Se abrieron dos de las puertas. Por allí penetraron dos grupos de personas: el uno estaba formado por altos guerreros de armas relucientes, usando cascos con adornos de plumas,
El otro grupo estaba formado por treinta mujeres y hombres vestidos ricamente : los varones con pelucas, casacas de vivos colores, en seda y paños adornados con tajos, por los cuales la seda brillaba, adornada a su vez, con perlas. Al cinto un cinturón de cuero sujetaba bellas vainas, con sus espadas de mangos ricamente labrados, algunos de oro, otros de plata, con incrustaciones de traslucientes gemas.
Las piernas, con calzones abombados, tajados y adornados. Luego, calzas oscuras, calzados livianos, de terciopelo y cuero, con broches y perlas.
Las mujeres ostentaban vestimentas amplias, sombreros de alas anchas y adornadas. Collares daban vueltas por sus cuellos , y a sus muñecas rodeaban brillantes pulseras.
Alfredonius, no acostumbrado a tanta riqueza y viéndose vestido tal como fuera reclutado en Santiago ( Casaca de paño, pantalones oscuros, camisa y un chaleco, zapatos especiales), se sentía pobre y fuera de lugar.
Recordó fugazmente a Lord Durandarte...¿Por qué no le vestiría de mejor manera, si debía de conocer las costumbres en Naveas?
- Soy Semele, hija de Andronica, hermana del rey Limgo. Os doy la bienvenida."- Dijo una de las damas de la corte, adelantándose.
- Muy amable de vuestra parte, Lady Semele."- Barbotó Alfredonius, hundiéndose en aquellos ojos azul grisáceos, que lo miraban exquisitamente. Sintió acelerar su pulso y deseó que se lo tragara el piso.- "Soy Alfredonius de la Tierra, emisario de la Princesa Caronia, para el asunto de pago de la liberación de Lady Aiwa."
- Yo soy Krushenko, Mayor de los Ejércitos del Norte, de su Majestad Limo. También os doy la bienvenida, aunque mi labor será más rápida y directa: entregadme el rescate de Lady Aiwa y se os entregará a la dama por intermedio de Lady Semele, aquí presente."- Dijo uno de los guerreros de penacho, adelantándose dos pasos, con sonar de metales. Era alto, de mirada ruda y bigotes espesos...
Alfredonius le pasó la maleta con las joyas y el oro, diciendo:-" Aquí está la mitad del rescate, mayor Krushenko. La otra mitad se os entregará cuando Lady Aiwa llegue a la nave Cholula, que me trajo hasta Naveas."
- ¿Dudáis de nosotros?"- Enrojeció Krushenko.
- ¿No debo hacerlo? ¡ Han raptado y desean el dinero, cual piratas! No hay un gramo de honor en vuestra actitud. ¿Qué tal si los reinos robaran nobles y cobraran rescates , cual el vil negocio que los árabes hacían en la Tierra hace mil años? ¡ Sería un pagar y un raptar interminables y de villanos!"- Bufó Alfredonius, encolerizándose.
Krusehnko desenvainó su espada, pero Lady Semele se interpuso, diciendo:-" Esta dificultad puede solucionarse separando el tiempo de la física y el tiempo fenomenológico, la naturaleza de la física y el tiempo fenomenológico, ¿Comprendéis?
"Por este medio puede también aceptarse algunas otras peculiaridades de la visión del mundo de la física moderna, difíciles de insertar de otro modo en un concepto del mundo fundamentado fenomenológicamente, ya que para este último las leyes esenciales incluidas fenomenológicamente revisten el carácter de constitutivas y básicas para toda investigación empírica de las leyes de la realidad."
Krushenko se retiró con la maleta del rescate, tras envainar su filosa y temible espada. Sus coadláteres se formaron tras él y desaparecieron de la sala, marchando por el pasillo.
Lady Semele rió con voz clara y alegre.
- Siento no entender el motivo de vuestra risa, Milady."- Dijo Alfredonius, aún ofuscado.
- ¿No lo comprendéis, caballero?."- Le preguntó un joven del grupo de civiles.-" Lady Semele enunció algunos conceptos acerca de la Ontología fenomenológica, que el Mayor Krushenko desconoce. Así le dió un plazo para que se calmara y eligiera el retirarse. Con ello, vos os habéis librado de cierto posible duelo con el Mayor, el cual es muy diestro en el arte de la Esgrima."
Alfredonius hizo una torpe reverencia a Lady Semele, diciendo:-" Os agradezco vuestra oportuna intervención. Olvidé , por un momento, la labor que he venido a desarrollar a vuestro planeta Naveas. Y os ruego perdonéis la molestia que os he causado."
- ¡Olvidáos, caballero! Mi presencia en esta sala, junto con mis colaboradores y amigos, fue precisamente el evitar que os dañase. Conocemos al Mayor Krushenko ; ahora os conozco a vos, y os aseguro que haríais una buena pareja para declararos la guerra en pocos minutos."- Sonrió ella.
Los cortesanos celebraron su ironía con voces recatadas.
- Acompañadme, caballero. Os mostraré vuestros aposentos."-
- Disculpadme, Lady Semele, pero desearía finiquitar este asunto prontamente. ¿No sería posible el que me dieran a Lady Aiwa hoy, para así dirigirme al navío que me trajo, y pagar el resto del rescate , para luego partir ?"- Preguntó Alfredonius a Lady Semele, quien había comenzado a caminar, pero que se detuvo, a fin de escucharle.
- ¡Imposible, Señor terrestre! Lady Aiwa está en otra ciudad. Será trasladada a ésta, cuando el Rey Limgo, nuestro soberano, se dé por enterado del anticipo de rescate que vos habéis entregado en el día de hoy. Como veis, deberéis aceptar mi hospitalidad."- Sonrió ella, encantadoramente.
- Siendo así, acepto gustoso."- Respondió Alfredonius, resignándose.
El pasillo era ancho y alto: sus muros estaban pintados de un color claro, y cada seis metros existían puertas, a los costados de las cuales dos guardias montaban guardia.
El piso era de lustrosas baldosas; el grupo de cortesanos iba conversando en voz baja; el perfume de ellos embalsamaba el aire con cálidas y deliciosas emanaciones.
Doblaron al fin, y el pasillo seguía interminable, en otra dirección. Acá, espejos en los muros evidenciaban a Alfredonius, seguido por ese séquito multicolor y juvenil.
El movimiento de brazos y piernas, aquel conjunto de bellos vestidos y trajes; los sombreros amplios de las damas, parecían levitar en el aire, con ondear de plumas y sedas, tintinear de cadenas y joyas...
- ¿En qué vais pensando, noble terrestre?"- Preguntó la Lady.
- ¡Oh, Milady! En tan buena compañía en que me hallo...con vos, tan hermosa, y con vuestros gentiles amigos, tan hermosamente ataviados, de tan alegre talante, en fin , hallarme en este palacio tan extenso y ornado, es para mí un gran cambio, os lo aseguro."- Confidenció Alfredonius.
- ¿Acaso es la primera vez que venís a Navea?"- Sonrió la hermosa naveana.
- ¡Así es, Milady! "
- No tenemos noticias ciertas de la Tierra; el soberano mantiene a Naveas sin comercio con el vuestro. Sólo con un permiso especial es que puede ingresar a esos cielos alguna nave nuestra.
"Nuestro sistema planetario está regido desde esta ciudad; hay colonias en el Segundo y Cuarto planetas; la casta de los guerreros mantiene vigilados los ingresos al sistema Alfa AX. P ."- Dijo Lady Semele.
- ¿Y sabéis vos cómo apresaron a Lady Aiwa?"
- ES de común conocimiento de que ella apareció en Naveas de improviso. Su nave no fue detectada por los radares de ningún puesto militar. Esto, y su falta de autorización para descender, hiciéronla sospechosa : su nave ha sido confiscada , desmantelada, y se sabe que nuestros científicos han encontrado en ella fuente de muchos adelantos técnicos."- Replicó la aristócrata.
Se detuvieron ante una puerta. Losa guardias abrieron sus dos batientes y pasaron a una sala decorada bellamente.
- Estos son mis aposentos en este palacio . Dispongo de varias habitaciones; la vuestra será con vista al jardín de invierno."- Prometió ella.
- Disculpad la molestia."- Farfulló Alfredonius.
- Laertes: lleva a Don Alfredonius a su aposento; de seguro querrá descansar. ". Sonrió ella, y un joven cortesano le llevó a través de los largos , alfombrados y bien iluminados pasillos hasta una habitación espaciosa y bien iluminada por la luz diurna, que entraba a raudales por dos descomunales ventanas encristaladas.
- Disponed de todo como a vuestra propia voluntad, Don Alfredonius. Decidme si deseáis alguna cosa."- Dijo Laertes, con un ademán de la mano.
- Esperad, para ver qué tenemos acá...Una cama con un palio; escritorio y dos sillones, la bella vista hacia el jardín de invierno...¿Y dónde está el cuarto de baño?"- Preguntó el terrestre.
- Seguidme, os lo suplico."- Dijo el joven, caminando hasta lo que parecía un ropero amplio, pero que era, en verdad, un diminuto pero completo cuarto de baño: lavatorio, taza , receptáculo de agua y ducha.
Laertes se retiró, mientras Alfredonius se aseaba duchándose; halló jabón , aunque no shampoo. Se secó con paños y se volvió a poner sus ropas, que halló con olores corporales...
No halló colonias.
Salió del cuarto de baño y se tendió en la cama. Prontamente, dormía.
Horas después, le despertó Laertes.
- ¡ Buen descanso halláis tenido! Lady Semele os invita a compartir su cena."
- ¡Oh, gracias! Me quedé dormido...¿Qué hora es?"
- Anochece."
Salió Alfredonius tras Laertes; nuevamente le sorprendió lo fastuoso del edificio, los hieráticos guardias, la pulcritud, limpieza y silencio del palacio.
Llegaron a un salón; sillones y mesillas; por una puerta entornada se divisaba un comedor brillantemente iluminado por lámparas de muchas luces.
Lady Semele, rodeada de cortesanos, reía. Al verle, sus ojos brillaron.
- ¡Buenas noches, Milady! Luce Ud. preciosa."- Habló Alfredonius.
- Gracias. ¿Descansasteis a gusto?"
- Sí, Milady, muy amable de vuestra parte el haberme alojado a vuestras expensas."
Con un gesto de la mano derecha, ella respondió:-" ¡ Oh, olvidad eso! Ahora, pasaremos a cenar: he dispuesto una pequeña orquesta, a un costado del comedor, para que nos deleiten con su música."- Dijo ella, con estrellas en los ojos.
-" Sabia medida, Milady; de muy buen gusto, además."- Alabó Alfredonius.
La mesa, ricamente dispuesta, fue atendida por numerosos sirvientes de librea.
Ella hizo una señal, y la orquesta comenzó a ejecutar una pieza alegre. La música se expendió por el salón.
- Habladme de la Tierra."- Pidió ella.
-" Tenemos muchas maneras de fechar los días. Actualmente se hace desde el año en que nació el llamado Cristo; para los años anteriores a él, se dice diez, veinte o más años antes de Cristo. También hay otros modos de fechar ; en algunos países tienen a otras personas como hitos en que basar sus cálculos ."- Explicó él.
- Le tengo una sorpresa, Don Alfredonius."- sonrió ella, y dió una orden a un sirviente, quien salió de la sala, regresando poco después con una joven vestida a la usanza cortesana.
- ¡Aquí tenéis a Lady Aiwa!".- Exclamó la aristócrata.
Lady Aiwa, de 27 años, alta y esbelta, de hermosa figura, le llevó aparte y en un susurro, le dijo:-" ¡Acá la estoy pasando muy bien! He conocido a varios príncipes; hasta hay un par que me ha ofrecido matrimonio. ..
- ¿Y renunciaría Ud. a regresar al lado de su tía la Princesa Caronia ?"- Preguntó Alfredonius, asustándose.
- Si Ud. me lleva ahora, ¿Cuándo voy a casarme tan ventajosamente? ¡Ya tengo veintisiete! ¡La competencia es muy dura! Las chicas de 18 años tienen todas las de ganar!"- Se exacerbó Lady Aiwa.
- ¿Por qué?"
- ¿Como que por qué?"
- ¿Por qué se quiere casar? Su madre es millonaria."- Se intranquilizó Alfredonius.
- ¡Ud. no entiende nada! ¡Bueno, déme otras tres semanas acá, a ver si logro que se me declare oficialmente uno de los dos pretendientes que tengo!"- Pidió Lady Aiwa, pateando el piso.
- ¿Y cree Ud. que el rey Limgo no cambiará de idea, y la deje a por más dinero de rescate?"- Preguntó nerviosamente Alfredonius.
- ¡Esperará! Anda muy entusiasmado con Evacua, una linda danzarina. ¡Ya ni se acuerda de mi caso! Dicen que el mayor Krushenko se está quedando con el dinero de mi rescate. Lo vieron en el Casino, borracho, jugando a la Ruleta."- Dijo Lady Aiwa.
- ¿Y cómo le fue?"
- ¿A quién?"
- ¡Oh, bien! Tres semanas...Esperaré. ¿Y yo no correré peligro?"- Preguntó Alfredonius.
- ¿No le gusta Lady Semele?"
- Sí, pero yo soy rechoncho, de edad madura y casado!"- Reclamó Alfredonius.
- ¿Y qué? Acá Ud. debe se lo exótico, pues sepa que son muy pocos los terrestres en el Reino ."- Informó Lady Aiwa.
- No lo sabía."- Dijo el chileno, mientras meditaba la novedad,
- ¡Ah! Lady Semele no le pone malos ojos, ¿verdad?"
- No, pero, ¿Y la Carmen?"- Dijo él.
- ¡Quién es ella?"- Preguntó Lady Aiwa.
-" Es mi mujer en la Tierra."- Explicó él.
- ¡Ah! Pero acá, en el planeta Naveas, ¿quién es su mujer?"
- Nadie."- Afirmó él.
- ¡Ah, por eso! ¿Cómo se las arregla? ¿No le molesta?"
- ¡Mm! Algo."- Respondió Alfredonius, enrojecidas sus mejillas al tener que estar llevando una conversación tan íntima con quien no había visto nunca antes .
- ¡Actúe , entonces!"- Le animó ella.
- ¿Con quien?"- Preguntó el Santiaguino.
- ¡Con ella, naturalmente! ¿O se cree que ella es ajena a los deseos corporales normales ?"- Preguntó Lady Aiwa.
- Pero, para eso, tiene a su corte. ¿No les ha visto Ud.? Altos, fuertes y jóvenes."- Hizo notar Alfredonius.
- ¡Ah, pero ella de seguro que desea exotismo en su existencia! ¡Un macho extranaveano! No hay hombres de otros planetas por acá. Dicen que el rey Limgo es Xenófobo."
- ¿Y Ud. no lo ha visto?"- Pregunto Alfredonius.
- Solo una vez, cuando me trajeron. Es un tipo gordo, cincuenteno, con ojos chicos y camina raro."- Hizo un mohín ella.
- ¿Es coliguilla?"
- ¿Coliguilla? No entiendo."- Dijo Lady Aiwa, siguiendo el compás de la melodía que se estaba oyendo, con el pie.
- Es decir, maricón."- Re preguntó el chileno.
- ¡Ah, no! Le gustan las mujeres."- Se ruborizó ella.
Regresaron al lado de Lady Semele, quien había estado conversando con sus acompañantes todo ese lapso de tiempo.
Alfredonius se aproximó a Laertes, diciéndole:-" Me he controlado hasta ahora, pero el tenerla a ella tan cerca ya no puedo continuar haciéndolo...¡es superior a mí!"
- ¿Os sentís atraído por quién, Don Alfredonius?"- Se alarmó Laertes, creyendo que se refería a él.
- ¡Por Lady Semele, claro esta!
- ¡No le interesáis!"-
- No lo creo. Perdonad, pero no lo creo."- Repitió Alfredonius, transpirando.
- ¡Erais lo raro, pero ya no! Le habéis contado algo de la Tierra, y ella satisface su curiosidad con muy poco...Sacáos esa idea de la cabeza!" - Pidió el escandalizado Laertes.
- Esa idea me la plantó en la cabeza Lady Aiwa, quien ya ha estado entre vosotros lo suficiente como para conoceros."- Afirmó Alfredonius.
- ¡Pero, lógico! A ella le conviene seguir quedándose en la Corte naveana! Ya se sabe que el príncipe Langost le acompañará y la pedirá en matrimonio a su madre, la Princesa Caronia!"- Informó Laertes.
Todas estas noticias le llenaron de asombro por lo inesperadas. Mantuvo la calma , y se sentó a la mesa, tratando de comer y mantenerse sereno.
Lady Aiwa se despidió , riendo, y salió de la sala, sin probar bocado.
Tras los postres, Lady Semele se puso de pie, hizo una reverencia a sus invitados, y se retiró, acompañada por un puñado de sus seguidores, ya que el resto se quedó allí, disfrutando de la música, la conversación y los vinos.
Alfredonius vio a Laertes sentado al lado de una chica espectacular, pero no se le aproximó, debido a su rechazo en servir de puente hacia la Lady...
Tras sentirse algo mareado, se poso de pie, despidiéndose con una venia de los más cercanos a él, y se retiró a su aposento, ayudado por un par de sirvientes.
Al día siguiente fue invitado a cenar por Lady Semele. Desesperado, se miraba al espejo, viendo esos ojos llorones, y su cara de derrotado profesional. Decidido a causar una buena impresión, salió del Palacio y deambuló por la ciudad, hasta llegar ante una Florería. De allí salió con un gran ramo de flores multicolores.
Al llegar, más tarde, al comedor, Alfredonius pasó el imponente ramo de flores a Lady Semele, con estas palabras: - " La más bella mujer de Naveas, vayan estas flores con todo mi amor; y os solicito os caséis conmigo, ¿qué respondéis?"
Todos los presentes a la cena quedaron extáticos, inmóviles, grabados en metal. No se oía un ruido; hasta los mozos habían detenido su rodar.
Lady Semele empalideció; pasaron algunos segundos y su pecho se hinchó de aire.
Dijo:-" ¡Venid conmigo!"
Y salió rauda del comedor.
Alfredonius la siguió, tambaleante, con respiración irregular.
Ella entró en una habitación cercana...
- Entrad,"- Le indico al hombre.
Alfredonius entró; ella cerró la puerta y se encaró a él.
- ¡¿Decís vos que me amáis?"
- Sí, Milady!"
- ¡Pues bien! Deberéis probármelo. ¡Desnudáos!"- Ordenó ella, y se dirigió a la alcoba anexa.
Alfredonius obedeció; no titubeó y la siguió, una vez despojado de sus magras y malolientes ropas. Ella ya estaba acostada; sus vestidos yacían a los pies de la cama.
Le miraba fijamente. Acudió Alfredonius a su lado; se taparon con las ropas de la cama.
- ¿Me amáis?"- Repitió ella, abrazándole.
- ¡Oh, sí, Milady Semele!"- Repuso él.
- ¡Hacedme el amor, entonces!"- Urgió ella.
Se subió él sobre ella, pero sintió otro pene, junto al suyo. Tocó, buscando el error. ¡Y no, allí estaban los testículos y el erecto pene de Milady, éste más largo y grueso que el suyo!
Espantado, tiró la ropa hacia un lado.
¡No había error: un pene y dos testículos rosados crecían entre los delicados muslos de la bella Lady!
Ella, por su parte, miraba horrorizada el ya no tan erecto pene de su amador...
- ¿Y cómo es que vos os implantasteis el pene ?"- Preguntó la horrorizada Lady Semele.
- ¡Pero si siempre lo he llevado puesto! Son las mujeres las que no lo tienen!"- Protestó él, bajándose de la cama y procediendo a ponerse sus no limpias ropas.
Ella dijo:"- ¡Entonces deberíais haberos enterado de la anatomía existente en nuestro reino antes de invitarme al amor ! ¡ Patán ! "
Y agregó multitud de otras invectivas, que él ya no escuchó, pues salió de allí, dirigiéndose de inmediato a su recámara.
Al amanecer siguiente, unos guardias le llevaron a él y a Lady Aiwa al Espacio puerto.
- ¡Ud. y su falta de tino!"- Le recriminó Lady Aiwa, en el viaje .-" ¡Perdí mi oportunidad de casarme con un príncipe naveano!"
Alfredonius nada le dijo, choqueado aún por su espeluznante chasco...
Entregó el resto del rescate ya a bordo de la Cholula, la cual fue autorizada a despegar y retirarse de la ciudad Noemi.
Lord Durandarte fue informado de la anomalía Naveana, y tras desahogarse riendo, dijo:-" ¡ Mal chasco os llevasteis, Don Alfredonius! Pero de algo malo sale algo bueno; ¡seguís siendo fiel a vuestra dama!"
En pocos días regresaron a la Tierra. Alfredonius dejó a la enfadada joven Aiwa en brazos de su madre, y ésta le retribuyó con lo prometido: un título, del que daba cuenta un pergamino sellado y firmado por la aristócrata, con su Escudo de Armas.
El título era de Sir, en la corte de la princesa Caronia...
También le regaló una bolsita de cuero, que contenía seis bellos diamantes, de 18 carates, que valían una fortuna.
Regresó a su casa, dió los diamantes a Carmen y se acostó por una semana, a ver programas y filmes por la televisión...
Pasada esa semana sabática, Alfredonius reanudó sus funciones habituales, pintando cuadros al óleo, cobrando arriendos y haciendo pequeños trabajos en su casa.
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FIN.
Alfredo Francisco Humberto Juillet Frascara.
Santos Dumont 730, 02:45 hrs.
Pasado al limpio al 12/02/1996.--13.349 palabras.- 1.575 minutos de edición.
Santiago de Chile.