Parte I
CARACTERÍSTICAS, IDEAS, PLANES, ESTRATEGIAS
De la ausencia al logro de un
proyecto de humanidad unificada
I
EL PERFECCIONAMIENTO HUMANO
EN UN MUNDO IMPERFECTO
ADVERSIDADES Y PROBLEMAS
No interferencia cultural
Después de siglos de
exterminio, esclavización e invasión imperialista, los que
formamos parte de la civilización urbana, observamos a pueblos primitivos
como los del África, América u Oceanía, pensando en
tratar de no contaminarles su cultura, dejándolos permanecer en
su milenario estado. En momentos en que astrónomos, ingenieros y
diversos científicos trabajan en hipótesis y proyectos de
nuevas tecnologías para viajes espaciales a velocidades hiperlumínicas,
ya hay quienes se están preguntando qué actitud tendrían
nuestros astronautas, si llegaran a mundos habitados por gente menos avanzada
que nosotros. Si interferir en el desarrollo cultural que tengan, enseñándoles
cosas, modernizándolos, o si dejarlos seguir su curso sin meterse
en el proceso que llevaran.
Algo parecido a esto, es lo
que se plantea cuando se habla de la posibilidad de que seres extraterrestres
estén siguiendo -y desde cerca- el desarrollo de los acontecimientos
nuestros sin intervenir. Aunque, en contradicción con ello, se plantea
la posibilidad de que hubo injerencia extraterrestre en la antigüedad,
cuando fueron hechas construcciones imposibles para pueblos sin la tecnología
necesaria. El hecho de haber sido halladas evidencias de tecnología
superior a la actual en obras de la antigüedad, ha llevado a reformular
conceptos arqueológicos y a considerar como posible lo que la tradición
científica se venía negando a admitir. De ser esto cierto,
podría pensarse en una tentativa de ayuda extraterrestre en el pasado,
y que luego la humanidad fue dejada a su suerte, vigilada pero no interferida.
Tal vez nuestros astronautas procedan de modo semejante en caso de ser
ellos los "civilizadores" de habitantes primitivos de otras esferas. Algo
que, llegado el caso, les corresponderá decidir a las autoridades
mundiales correspondientes.
Por ahora, podemos seguir
practicando conceptos de "no intervención interferente" respetando
a los seres incivilizados de nuestro propio mundo. Así como respetando
a las plantas, animales, aguas, tierras y la atmósfera, procurando
revertir el proceso de destrucción de la naturaleza que hemos venido
impulsando. Mientras anhelamos poner fin a las guerras, a la pobreza, a
enfermedades, a conflictos étnicos, religiosos y demás cosas
que nos mantienen bastante lejos de un ideal de mundo.
Mundo ideal
Cuando se le pregunta a la
gente cómo concibe que debe ser un mundo ideal, las respuestas que
pueden obtenerse sugieren que no estamos precisamente en él: pese
a las maravillas que posee y a todo lo que nos ofrece, este mundo no le
parece del todo satisfactorio a nadie. Diversas formas de imperfección
definen a este planeta como distante y distinto de lo que puede entenderse
como un mundo feliz, normal, el paraíso que suele imaginarse que
existe en "el Cielo", o alguna dimensión o lugar del cosmos. Incluso,
ante la idea de que sin una humanidad tan imperfecta como la nuestra, el
mundo funcionaría bien, siguen habiendo imperfecciones observables
con sólo imaginar al mundo sin humanos, sólo poblado por
las otras especies vivientes: ellas estarían, como lo estuvieron
antes de la existencia del hombre, en constante lucha por la supervivencia,
bajo riesgo de muerte por enfermedades, accidentes, sed, hambre o terminando
como alimento de otras especies. Para muchos, la idea de "mundo ideal"
no admite la existencia del sufrimiento, no sólo humano, sino tampoco
para especie viviente alguna. Un mundo sin carnívoros, sin estructuras
biológicas que puedan enfermar, dañarse, mutilarse sin capacidad
regenerativa. Un mundo, también, sin terremotos, erupciones volcánicas,
tornados, huracanes, inundaciones y sequías; inestabilidades ambientales
que impidan vivir en paz y seguridad.
Tal ideal de mundo, posiblemente,
se trataría de un reino espiritual donde el medio físico
y los cuerpos de los seres estarían bajo control de sus mentes y
espíritus, capaces de obrar lo que para nosotros serían verdaderos
milagros. Si aquí mismo, dentro de tanta imperfección, hay
seres capaces de caminar sobre brazas sin quemarse, de levitar, de mover
objetos con el pensamiento, o de curar enfermedades imponiendo las manos,
bien puede imaginarse que en un mundo ideal todas estas cosas serían
normales para cualquiera, dominando la materia a grados tales que allí
pueda no existir la muerte. Si nos remitimos a libros sagrados o a enseñanzas
espirituales de diversas culturas, vamos a encontrar la idea de una "vida
eterna" en condiciones tales, ya sea fuera de la Tierra, o aquí
mismo con posterioridad a las transformaciones mundiales que anuncian.
Por lo tanto, a partir de la fe, el conocimiento o la libre especulación
de cada uno, debemos considerar la posibilidad de que exista en el universo
un plano o muchos lugares donde se cumpla el ideal de mundo que muchos
tienen. Inclusive, es de considerarse como posible la existencia de una
pluralidad inmensa de mundos habitados que vivan en amor, paz y felicidad,
debido a la ausencia en ellos de todas las imperfecciones que conocemos.
Mundos imperfectos
Podemos, también, considerar
como posible la existencia de muchos mundos imperfectos, cuyos habitantes
logren avances tecnológicos que les permitan ir a otros mundos,
sin paralelamente haber avanzado espiritualmente. Consecuentemente, si
poblaran otros mundos, proyectarían en ellos sus imperfecciones.
Nosotros no estamos tan lejos de iniciar algo así fuera de la Tierra.
¿Por qué no considerar que hace miles o millones de años,
en otros mundos ya lo hayan hecho, por ser humanidades más antiguas
que la nuestra? Podría imaginarse, entonces, que seres imperfectos
procedentes de diversos mundos, instalasen colonias no sólo en distintos
planetas, sino en los mismos mundos que otros seres. En cualquiera de esos
mundos, los colonizadores, disputándose el control de territorios,
de espacios aéreos, de océanos, o del planeta todo, dada
su baja evolución espiritual, tenderían a entrar en conflictos
bélicos. De resultas de ellos, las colonias instaladas en diversos
territorios podrían ser destruidas, y los sobrevivientes ser evacuados
unos, mientras otros podrían iniciar progresivamente nuevas civilizaciones,
en algún modo apoyados desde afuera por sus semejantes que quedarían
en el espacio o en su mundo de origen. También podría suceder
que los sobrevivientes quedaran sin apoyo, sin tecnología, en un
planeta casi inhabitable luego del gran conflicto, y que sus descendientes
fueran perdiendo sus raíces, su historia, a tal punto de ignorar
que su genética es foránea, creyéndola surgida en
ese mundo, producto de un proceso evolutivo.
Diversidad racial
Los descendientes de las distintas
civilizaciones iniciadas en aquellas colonias, luego destruidas, irían
demarcando sus territorios, o invadiendo los ajenos, sin posibilidad de
llegar a un entendimiento, por sus diferencias raciales, idiomáticas,
religiosas, y la vocación de poder, expresada en el uso de las armas
y el afán por los bienes materiales.
Mundos que hayan pasado por
tal historia quizá existan muchos, y el nuestro -¿por qué
no?- puede ser uno de ellos. Al fin y al cabo, la antropología no
ha podido explicar cómo la diversidad de razas humanas pueda proceder
de un mismo tronco. Más bien, el legado histórico, la mitología
de diversos pueblos de todo el mundo, remite al origen "celestial" de sus
ancestros. Razas y pueblos de diversas genéticas, cada una oriunda
de distintos mundos, en los cuales habría un cierto grado de unidad
racial, cultural, para convivir -más allá de la falta de
desarrollo espiritual- como convive pacíficamente una comunidad
de hormigas. Y como sucede con las hormigas cuando se encuentran con otras
distintas, el ser hormigas pese a las diferencias, no las hace necesariamente
amigas, sino que entran en combate. El poblamiento del mundo por parte
de diversas razas humanas, no responde a nada que pudiera ser definido
como un "proyecto integral". Por el contrario, cada raza parece haber obedecido
a un proyecto territorialista desentendido del de las otras razas. A tal
punto que, a cierto grado de expansión y superposición territorial,
el proyecto de cada una debía entrar en conflicto con el proyecto
de otra.
Podría considerarse
la posibilidad de que no existieran tales proyectos territorialistas por
separado, sino que directamente la expansión de las razas y pueblos
se haya producido sin ningún proyecto por parte de alguna inteligencia
que operara desde fuera de la Tierra. Aunque esto estaría en contradicción
con la tradición judeocristiana, con la azteca, y otras, las cuales
dan cuenta de que hubo una determinada "deidad" conductora de los destinos
de su "pueblo elegido". Trátese de la hipótesis extraterrestre
o de la tradición religiosa, cualquiera de los caminos conduce a
la conclusión de que no hubo un proyecto global de poblamiento por
parte de las diversas razas y culturas, sino más bien una verdadera
"Torre de Babel" que conspiró contra toda posibilidad de entendimiento
entre los pueblos.
Más allá de si extraterrestres
o dioses fueron los responsables de tan heterogéneo poblamiento
del mundo, lo que tenemos en claro son las consecuencias de un desorden
inicial que nunca pudo ser resuelto por los diversos representantes étnicos
de la especie humana. Consecuencias que han conducido a la especie al límite
de su autodestrucción.
Humanidad sin un proyecto
A lo largo de toda la historia,
hemos sufrido la ausencia de un proyecto de humanidad integrada. A mayor
diversidad racial y cultural, mayor dificultad para integrarnos. En lugar
de que la variedad de etnias y culturas aportara riquezas a sumar para
el logro de una humanidad de grado superior, esa diversidad no se ha sabido
manejar convenientemente, sino que ha sido tomada como separatoria entre
los pueblos.
Imaginemos un mundo en el
que hubiera una sola lengua, una sola cultura para todos, una sola raza.
Todos iguales, todos unidos. Allí no tendrían la posibilidad
de vivenciar la diversidad, en una forma de entendimiento mundial que emerja
del espíritu de convivencia e intercambio. Nosotros sí tenemos
esa posibilidad. No somos una raza representante de un mundo, sino que
somos una especie constituida de razas representantes de distintos mundos,
dentro de un mundo. Cada raza, cada pueblo, es un mundo en el mundo. Estamos
todos aquí, no unidos, sino reunidos, antagónicamente, por
algún error en el proceso evolutivo. El error persistirá
hasta el momento en que hagamos de esta reunión, la hasta ahora
no aprovechada oportunidad, tan singular, de elaborar un proyecto de convivencia
entre razas y pueblos.
Inicialmente, las razas han
estado más o menos separadas cada una en un continente o en regiones,
y luego de subdivididas en pueblos, éstos han tenido cada uno sus
demarcaciones territoriales. Actualmente, dentro de diversos pueblos, existen
zonas, barrios, donde las razas están separadas. Por ejemplo, negros
descendientes de esclavos en América, o blancos descendientes de
invasores europeos en África. Esa tendencia de la gente a nuclearse
por afinidad racial, nacional y cultural, coloca barreras a la relación
con los distintos. El segregacionismo, la discriminación a los inmigrantes,
son problemas que deben resolverse mediante un proyecto global para la
humanidad. Movimientos migratorios no planificados, en los que grandes
contingentes vayan de un país a otro, o del interior de un país
a sus grandes ciudades, provocando conflictos poblacionales, económicos,
y otros, sin ningún control que pueda administrar dónde van
a residir y en qué van a trabajar esos ciudadanos, seguirán
siendo un problema en tanto no haya un ordenamiento inteligente de tales
desplazamientos humanos.
II
COMUNIDADES
REGIONES, LO ÉTNICO-CULTURAL Y LA NATURALEZA
Proyecto de humanidad unificada
Para ir decreciendo el número
de habitantes de los centros urbanos superpoblados, es necesario aumentar
el número de comunidades pequeñas en zonas despobladas. Ésa
es una de las planificaciones que deben ser instrumentadas en todo el mundo
para dar inicio a un nuevo ordenamiento poblacional.
Dentro de las posibilidades
de movimientos migratorios y de un nuevo orden en la población de
los países, imaginemos una instancia futura en la que ya no exista
un continente donde predomine una raza, o una región donde predomine
una cultura. Imaginemos que, dentro de varios siglos, pudiera lograrse
que en cualquier rincón del mundo a donde se pudiera viajar, las
poblaciones hubieran logrado cada una el mismo grado de diversidad que
hoy encontramos en el planeta. Que tanto sea en la India, como en África
central, en Nueva York o en Suecia, hubieran tantos blancos como negros,
chinos, indios e híbridos de diversas razas. Que el control de la
natalidad y una eficiente administración de las diversas comunidades,
pudieran equilibrar en todo el mundo los índices poblacionales de
todos los grupos étnicos y culturales. Que en lugar de habitar en
zonas o barrios separados de ciudades grandes, lo hicieran en pequeñas
comunidades, conviviendo de manera integrada, enriquecedora. Cada comunidad
compuesta por representantes de cada cultura, de cada región, de
cada continente, de cada raza.
Imaginemos que, dada esa diversidad
de habitantes, ningún país (si para entonces todavía
existieran los países) pueda distinguirse de otro en cuanto a qué
tipo de gente compondría su población. Cada país tendría
gente viviendo en otro país. Y tendría gente de otro país
viviendo dentro. ¿Qué pasaría con el concepto de frontera,
el de orgullo nacional? ¿Dónde habrían de quedar esos
conceptos, sino en la historia?
Un mundo que pudiera tener
mezclada y no separada por zonas a la gente de distinta genética,
nación o cultura, no solamente debería ser un deseo, sino
también un propósito. Una humanidad desunida desde su origen,
debe buscar la unión no mediante deseos en el aire, sino mediante
proyectos muy concretos, y la idea de ir estableciendo comunidades internacionales
y plurirraciales en todo el mundo, es una posibilidad estratégicamente
efectiva que debería haber sido implementada hace ya bastante.
En la medida en que pequeñas
comunidades de ésas vayan multiplicándose por el mundo, aunque,
por lo pronto, no se vaya a resolver el problema de la humanidad, sí
va a resolverse el problema de que hasta ahora no estábamos resolviendo
nada al respecto. Y esto es un principio, más allá de si
se logrará o no el propósito final, y como principio, tiene
su valor, sus fundamentos, sus perspectivas. Un proyecto de humanidad unida
debe empezar por lo más elemental: reunir a los representantes de
todas las razas y culturas para definir qué clase de mundo queremos.
Si queremos un mundo en el que cada región sea un mundo aparte,
con su propia gente característica, o si queremos un mundo en el
que cualquier población en cualquier rincón sea exponente
del todo.
Preservación de la Naturaleza y de poblaciones indígenas
La idea de tales comunidades
integradoras, sin embargo, plantea el problema de qué hacer con
las tribus indígenas que estamos tratando de preservar al no influir
con nuestra cultura en sus modos de vida tradicionales. Quizá no
ahora, pero sí en un futuro lejano, cabría preguntarse qué
sería más conveniente para esos nativos: si dejarlos en su
primitivo estado, o hacerlos avanzar, en caso de que integrarlos al proyecto
comunitario mundial les otorgue más beneficios que problemas. Dado
el estado de sociedad -indeseable- que podemos ofrecerles en estos momentos,
tal planteo no cabe y por eso estamos tratando de no integrar a esa gente
a la civilización, ni de invadirla con ninguna propuesta que introduzca
cambios culturales en su estilo de vida. Pero si lográramos una
sociedad en condiciones tales que resultara enriquecedor, sano, beneficioso
en todo sentido para los nativos de esos núcleos humanos primitivos,
al menos deberíamos ir a informarles sobre lo que podemos ofrecerles,
y que ellos sean quienes decidan si estarían dispuestos a participar
en algo así, o mantenerse aislados.
Hasta tanto eso no ocurra,
el proyecto de unificación de la humanidad mediante estas comunidades
de diversidad racial, nacional y cultural, deberá tener presente
que, como algunas de ellas podrán establecerse en áreas habitadas
por esas tribus indígenas, o próximas a ellas, se deberá
evitar interferirlas, y velar por que cuenten con la necesaria protección
para que ni gobiernos ni empresas, en especial madereras, ni cazadores,
incursionen en su hábitat con acciones depredadoras. La conservación
de la naturaleza y la preservación de las comunidades indígenas
ligadas a ella, deben dar lugar a la instalación de un anillo de
protección constituido de comunidades del proyecto de humanidad
unificada, en áreas boscosas y selváticas donde haga falta
vigilancia. Ambientalistas, guardabosques, científicos naturalistas,
de todo el mundo, nucleados en esas comunidades situadas en la periferia
de las áreas protegidas, mantendrían un control que, a la
distancia, ni gobiernos ni ecologistas están logrando para evitar
acciones depredadoras.
La degradación
del medio ambiente y la amenaza de extinción de especies vivientes,
deberían llevarnos a cumplir con acciones preservadoras no por nuestro
propio bien, sino por el bien de la propia naturaleza, más allá
de nosotros. Porque ella, humanidad aparte, tiene sus propias razones para
existir. Sin embargo, la situación del planeta ha llegado a un punto
en el que cuidar la naturaleza no podrá ser algo que hagamos por
ella, sin necesidad de pensar en nosotros. Porque tanto dependemos de ella,
que cuidarla es cuidarnos, y descuidarla sería extinguirnos. Por
lo tanto, ya no se trata de preservar el medio ambiente sólo por
respeto al derecho a existir de las especies vivientes, sino también
para que nuestra propia existencia pueda tener continuidad.
No puede haber un proyecto
de humanidad unificada, sin un proyecto de unificación de la humanidad
y la naturaleza. Ambas han sido separadas en la cultura occidental, ya
desde la tradición judía. La Biblia, en Génesis 1,
enseña que el Dios Yahvé ha dado al hombre la autoridad para
someter a su voluntad a la tierra, las plantas y los animales; enseñanza
que ha sido aplicada destructivamente en grados que, bíblicamente,
pueden ser reflejados en los catastróficos sucesos del Apocalipsis.(1)
UNIDAD Y DIVERSIDAD CULTURAL
Legislación
Un proyecto de humanidad unida
se hace difícil cuando se tiene en cuenta que hay culturas cuyas
costumbres y leyes son francamente distintas ante un mismo problema. Lo
que en una parte del mundo puede ser elogiable, en otra parte puede ser
rigurosamente penado, prohibido; por ejemplo, que la mujer trabaje o que
se vista sin cubrirse todo el cuerpo. O las mutilaciones genitales hechas
a las mujeres para que no sientan placer. Entre lo prohibido y lo permitido,
¿cómo podrían concebirse comunidades en las que occidentales
e islámicos pudieran convivir sin este problema?, ¿cómo,
sin una legislación internacional con validez en todo rincón
del planeta, que proteja los derechos de la mujer, que sigue siendo usada
y dominada por los hombres donde las sociedades no avanzaron en ese sentido
desde hace miles de años?
Si la humanidad fuera UNA,
tendríamos leyes para todos. Pero como esto no es así, cada
pueblo tiene su ley, y en caso de un proyecto de comunidad internacional,
donde haya que establecer una sola ley para la colectividad, cada participante
trataría de que sea la ley de su país la que se imponga sobre
la de los otros.
Los planificadores de estas
comunidades deberán tomar decisiones que los colocarán en
posiciones encontradas. Deberá decidirse si la mujer debe ser libre
o subyugada, si se cultivará tabaco o se prohibirá fumar,
ya que se sabe que es nocivo para la salud ("es causa de cáncer",
dicen los propios avisos televisivos de cigarrillos); deberá decidirse
si se criarán o cazarán animales para alimentarse o si se
establecerá un régimen alimenticio que reduzca o excluya
la carne; si se usará dinero y habrá trabajo remunerado,
o si se eliminará todo valor de intercambio, bajo un concepto de
trabajo solidario; si se permitirá tener canarios en jaulas o se
prohibirá aprisionar a los animales; si habrá circulación
de automóviles con combustible contaminante o si se utilizarán
automóviles con paneles solares, bicicletas, caballos u otros medios
de transporte que no contaminen el aire. Más allá de las
subjetividades causantes de que se tome partido por una opción u
otra, habrá que establecer qué es lo objetivamente más
favorable para el perfeccionamiento humano. Y habrá que ser rigurosamente
estrictos para desterrar toda acción, hábito y costumbre
que mantengan a los ciudadanos en una existencia retrogradante.
Estas decisiones deben ser
tomadas, porque no estamos hablando de una humanidad a ser armada con sus
pedazos diversos, ensamblados sin argamasa en un débil rejunte que
pueda resquebrajarse. Estamos hablando de fabricar la argamasa para lograr
una sólida e inquebrantable unión de las diversas partes
de la humanidad, y esa argamasa es el proyecto de una red mundial de comunidades
con diversidad racial y cultural. Un proyecto es una argamasa, y la humanidad
no está unida por argamasa alguna de valores y de planes, porque
no tuvo proyecto en su origen, ni lo está teniendo todavía.
Estamos a tiempo de reunirnos a empezar a proyectar lo que todos queremos
de este mundo para el futuro; qué tipo de futura humanidad nos propondremos
diseñar con un modelo único, ya que la actual y la pasada
fueron obra de diseños fragmentarios y conflictivos entre sí.
Cuando establezcamos qué sociedad humana empezaremos a elaborar,
será viable la definición de qué leyes, qué
prohibiciones y qué libertades deberán existir.
No podrá tener lugar,
en este proyecto internacional, ninguna costumbre retrógrada y degradante
que esté amparada por la legislación de determinado país
cuyos representantes convivan en estas comunidades. Una convención
legislativa establecerá una única ley para todos los ciudadanos
de los diversos países participantes de la experiencia. Esa convención
determinará que, dentro de la diversidad cultural que se promoverá
mantener paralela a la unidad cultural que se desarrolle, no podrá
tener cabida ninguna conducta que se aparte de la legislación comunitaria.
Todo ciudadano y toda organización
que deseen participar en este proyecto, deberán atenerse al concepto
de que ya no vivirán bajo el régimen de la nación
a la que pertenezcan, sino bajo una ley internacional, cuyas libertades
otorgadas y cuyas restricciones impuestas a los habitantes de estas comunidades,
ellos deberán conocer a fondo antes de ofrecerse a participar en
la experiencia, y las deberán aceptar para ser admitidos.
No hay que confundir "respeto
a las diferencias o a la diversidad cultural", con permisibilidad ante
lo que determinadas culturas sustentan contra la dignidad humana. La determinación
de qué humanidad futura queremos lograr, con qué vicios y
males erradicados de la cultura planetaria que vayamos a conformar, exige
restricciones a toda manifestación cultural que amenace con introducir
en el proyecto de unificación de la humanidad, variables contaminantes.
Habrá que tener en
cuenta un serio inconveniente para el establecimiento de comunidades en
países donde los gobiernos violan los derechos humanos que, pese
a su Declaración Universal de 1948, la O.N.U. no ha podido hacer
cumplir. Si los principios que se establezcan para la vida comunitaria
prohibieran acciones que en tales países se permiten contra los
derechos humanos, o bien permitieran acciones que en tales países
-también contra tales derechos- se prohiben, existiría una
sola forma de establecer en ellos estas comunidades. Consistiría
en que ellas sean declaradas por los gobiernos de tales países,
como zonas neutrales de cuyo funcionamiento a nivel normativo, en lo social
y cultural, el gobierno nacional no se responsabilice. Algo así
como porciones "desnacionalizadas" del territorio, sujetas a leyes internacionales
aseguradas por la O.N.U. Las comunidades podrán tener su propio
sistema normativo como lo tiene toda empresa o institución, pero
cuando éste no se adecue a la legislación de los países
donde los gobiernos violan derechos humanos, no es de esperarse que tales
gobiernos declaren zona neutra con su propia normativa a las comunidades.
Y aunque sí ocurriera, ¿a qué tribunal internacional,
sino al de La Haya, tendrán que recurrir sus habitantes ante cualquier
conflicto que se presentara con un gobierno nacional de ésos? Si
la intercesión de la O.N.U. sería necesaria en tal instancia,
mejor que lo sea en principio: con la O.N.U. haciendo respetar los derechos
humanos en comunidades a establecer en países con el referido problema,
y sus gobiernos delegando en la O.N.U. el control jurídico de las
áreas comunitarias, para que toda libertad quede fuera de la responsabilidad
del gobierno nacional, y que todo delito que la O.N.U. juzgue como tal,
sea penalizado por una corte internacional. Pero mientras la O.N.U. siga
sin poder jurídico para imponer sanciones a los países que
violen derechos humanos, no podrá haber en tales países comunidad
alguna del proyecto de humanidad unificada.
Religión
Uno de los problemas a afrontar
es el de la diversidad de creencias religiosas. Establecer si deberá
haber una religión cuyas enseñanzas sean consideradas más
próximas a la verdad que las de otras religiones, y que la cultura
planetaria a constituir tenga un "culto oficial", no es algo a lo que pueda
llegarse mediante una convención. Porque la parcialidad de quienes
debatieran al respecto, no podría arribar a puntos de acuerdo, cuando
lo que se estaría haciendo es una elección por exclusión.
El problema de que los humanos
estén divididos por religiones, según en qué lugares
hayan nacido y habitado, resulta de la formación cultural que la
educación proporciona en cada país, donde hay un culto predominante
que es enseñado -en muchos lugares por imposición- y hay
una absoluta ignorancia acerca de lo que dicen las demás creencias.
Una cultura planetaria como
la que se pretende para el proyecto de comunidades multiculturales, podrá
no disponer de una religión (lo cual habrá que considerar
si se tratará de una falencia o de una ventaja), pero lo que sí
deberá propiciar, es que los habitantes sean instruidos en el conocimiento
de todas las creencias, mitologías, cosmovisiones actuales y ancestrales,
y doctrinas filosóficas acerca de la idea de un Ser Superior, deidades,
el universo y la existencia.
Una comunidad cuyos habitantes
reciban un conocimiento diverso acerca de religiones, tendrá opciones
que en el mundo no se han ofrecido, durante toda la historia, a los habitantes
de las naciones. Los ciudadanos podrán arribar a esta experiencia
de intercambio, cada uno con sus creencias. Pero es previsible que el conocimiento
de lo que predican los creyentes de otras religiones, pueda hacer que muchos
dejen de pensar que la suya es la única verdad religiosa, y tengan
apertura a otros cultos. También es previsible que la profundización
en el conocimiento de las religiones, lleve a muchos a terminar dudando
de la veracidad de lo que creían, y a no creer en ninguna religión.
Todas estas posibilidades estarán dadas dentro de la libertad de
pensamiento que se estará favoreciendo con esta propuesta comunitaria
de diversidad religiosa.
Cada comunidad deberá
contar con espacios en los que los adeptos a las diversas creencias puedan
llevar a cabo sus prácticas. Y espacios en los cuales se pueda reunir
a los representantes de los diversos cultos, para que unos enseñen
lo suyo y otros lo aprendan. También espacios neutros de convergencia
que puedan recibir a adeptos a creencias distintas, como el universalista
Templo de la Buena Voluntad, en Brasilia.(2)
Diferencias culturales y factores ambientales
La idea que tenemos acerca
de las diferencias entre los países, está, en parte, determinada
por factores ambientales dados por la geografía. Vestimentas de
abrigo o ligeras, resultan del clima. Transportación en camello
o en góndolas, nos pueden remitir al desierto del Sahara y a Venecia,
respectivamente. En una comunidad internacional instalada en una zona subtropical
campestre, los siberianos no estarán abrigados, los árabes
no andarán en camellos, ni los venecianos irán de su casa
al trabajo en una embarcación. Por lo tanto, muchas de las diferencias
culturales que pueden observarse de un país a otro, no necesariamente
van a estar presentes en la vida cotidiana de las comunidades internacionales.
Las migraciones europeas a
Sudamérica, donde en Navidad hace calor, han incorporado a la alimentación
hábitos tales como el consumo de frutas secas. Algo típico
de regiones frías, que al aportar calorías consumido en lugares
cálidos para dicha festividad, es inconveniente para la salud. Si
un proyecto de comunidad planificada, deberá establecer qué
alimentos serán los que convenga que la población consuma
y cuáles no, deberá romperse con tradicionalismos asociados
a fechas o a regiones de procedencia. En las referidas migraciones europeas
al hemisferio sur, no se hizo conciencia del cambio ambiental, climático,
que exigía un cambio alimentario, y se introdujo en la población
un modelo de alimentación navideña fuera de contexto, acompañado
por el no consumo de frutas secas en invierno. Esta clase de desajustes,
es un ejemplo de cómo determinadas características de una
cultura pueden no ser reformuladas conforme al nuevo hábitat de
un inmigrante.
Un proyecto de comunidad que
reúna a representantes de diversas culturas, procurará preservar
en ella los hábitos y usanzas que constituyan su identidad, en tanto
y en cuanto no entren en desajuste con el contexto geográfico.
Embajadas culturales
Lo más característico
de un país, entendido no como un territorio con determinada geografía,
sino como una concepción humana, no es el subsuelo, ni el relieve,
ni la hidrografía, ni la flora, ni la fauna, ni el clima. Los diamantes
del subsuelo sudafricano o brasileño, no distinguen entre sí
a los respectivos países: más aún, confirman que,
antiguamente, las tierras de África y América estaban unidas.
Similar relieve, similares costas marítimas y ríos, similar
vegetación. Habría que encontrarse con especies animales
diferentes de un continente al otro, para recién allí darse
cuenta de si se está en África o Sudamérica. Pero
en un vistazo panorámico, podría no advertirse diferencia
alguna. Un paisaje andino del sur, podría ser confundido con el
de montañas canadienses o alpinas, y un sector de un desierto del
norte africano, podría confundirse con uno australiano o estadounidense.
Antártida con el Ártico, un paisaje del Caribe con uno de
Brasil, y un volcán en Italia con uno en México.
Imágenes televisivas de cualquiera de
todos esos lugares podrían no dar una idea muy clara de a qué
países pertenecen. Pero esa idea se puede llegar a tener con sólo
ver en pantalla en cada lugar, a su gente característica, con su
color y rasgos faciales, su vestimenta, su lenguaje, su música,
sus danzas típicas, sus prácticas religiosas, sus casas,
su arquitectura, sus mercados y productos. Un país no termina dentro
de sus fronteras, sino que está representado por viajeros, emigrantes,
que llevan al exterior una muestra de él. Como una embajada es una
parte de un país dentro de otro, las comunidades de este proyecto
serán nucleamientos de embajadas culturales. Serán una muestra
del concepto cultural de cada país. No del concepto político
con las leyes de cada país, porque habrá una ley única
para todos, y porque los regímenes políticos en las naciones
no son la esencia de las naciones. Ya fuera con los zares o con los comunistas
en Rusia, con los gobiernos militares o con los democráticos en
América, con las monarquías o las democracias en Europa,
los países, su gente, sus idiomas, sus costumbres, han tenido una
permanencia, han mantenido una identidad.
Esa identidad, que define
la diversidad cultural en el planeta, es lo que en estas comunidades permitirá
"ir de un país a otro" dando apenas unos pocos pasos. En una de
las diversas alternativas del proyecto, cada comunidad estará dividida
en tres sectores: un sector central de convergencia donde se desarrollará
la unidad cultural, un sector periférico de diversidad cultural,
subdividido según razas, continentes y países, y un sector
intermedio en el que residan las familias cuyos componentes sean heterogéneos
o híbridos en cuanto a raza o nacionalidad.
En el anillo periférico,
habrá, de cada cultura, construcciones con su típica arquitectura,
obras de arte, artesanías, música, danzas, rituales, deportes,
juegos, vestidos, comidas, libros, fotografías, videos, y
toda otra manifestación cultural que pueda desarrollarse. Del ambiente
natural de sus regiones de procedencia, se podrán colocar en cada
subsección, ejemplares minerales muy característicos, vegetales
y animales (no sometidos a cautiverio).
Mediante tecnología
computacional interactiva, se podrá trasladar en realidad virtual,
a habitantes y visitantes de estas comunidades a muchos lugares del mundo
de los que se disponga de programas de simulación. Será una
manera de viajar y situarse en el contexto geográfico, natural o
urbano, de donde procede la gente de cada sector de la comunidad.
Desarrollo y sostenimiento económico
Para la etapa de inicio, algunas
o quizá muchas de estas comunidades pueden ser planteadas no sólo
como espacios de intercambio cultural para una población fija, sino
también como lugares de atracción turística. Conocer
otras culturas, cómo son y cómo viven ciudadanos de diversos
lugares del mundo, aprender de ellos, recrearse con sus propuestas artísticas,
deportivas, lúdicas; probar sus comidas, conocer y adquirir sus
artesanías, todo ello puede ser motivo de interés y atracción
para el turismo.
La curiosidad de tomar contacto
con tan diversa realidad cultural, puede motivar a los habitantes de las
grandes ciudades más próximas a estas comunidades, a visitarlas.
Como novedad para la gente de cualquier ciudad, la instalación de
una población de estas características en sus proximidades,
puede ser motivo de interés para conocer algo nuevo y diferente.
Teniendo en cuenta que estas comunidades deben
ser establecidas en regiones deshabitadas o de mínima población,
hablar de proximidad con respecto a ciudades, implica una distancia no
menor a decenas y preferentemente centenas de kilómetros.
En segundo lugar de posibilidades de afluencia
turística, se encontrarían interesados procedentes de lugares
más distantes del país, o del exterior, que viajen especialmente
a las comunidades, o que aprovechen la proximidad de alguna de ellas a
su ruta de viaje, si se encontraran haciendo turismo. Esta última
posibilidad, debiera dar lugar a que, en la primera etapa de construcción
de este tipo de comunidades, se eligieran zonas cercanas a circuitos turísticos.
Los ingresos económicos
que proporcione el flujo de visitantes, podrán dar lugar a que este
tipo de emprendimientos comunitarios pueda ser encarado -más allá
de lo cultural y de lo humanitariamente unificador- como un negocio. Proponer
como tal este proyecto, será una alternativa para la obtención
de los medios financieros necesarios para llevar adelante la propuesta.
Si se tratara con ONGs o con
gobiernos, éstos podrían destinar fondos para colocar en
las comunidades a representantes de sus países, pues en una experiencia
mundial como ésta, nadie querrá quedarse afuera. Cada país
tendrá derecho a un lugar en cada comunidad que exista, y ese lugar
tendrá un costo. Ese costo no será más alto que el
que está teniendo el movilizar políticos, artistas, deportistas
y científicos de país en país para eventos internacionales.
Éste será un evento internacional más, al cual, en
cada país, se pueda resolver enviar gente.
Debe considerarse, también,
la posibilidad de solicitudes de residencia en las comunidades, por parte
de ciudadanos que actúen a título personal, con sus propios
medios económicos que cubran el costo de las viviendas y servicios
a utilizar. Por una u otra razón, esas personas con posibilidades
económicas han sido de algún modo privilegiadas por un sistema
que a otros los ha desposeído. Por lo tanto, como una forma de compensación
a los perjuicios ocasionados a unos por el sistema, en beneficio de otros,
éstos, los que tienen medios económicos, podrán participar
en una de estas comunidades bajo una condición que deberá
exigirse: por cada casa a ser habitada por una o varias personas con altos
recursos, éstas deberán cubrir los gastos que requieran familias
de escasos recursos para habitar otras de las viviendas. Deberá
estipularse los gastos de vivienda de cuántas familias carenciadas
les corresponderá sustentar a quienes tengan altas posibilidades
económicas, según sea el nivel de ingresos que perciban o
el patrimonio con que cuenten. De esta manera, se evitará que las
comunidades, el día de mañana, puedan degenerar en una nueva
forma de "condominios", "fraccionamientos residenciales" o "countries"
para gente pudiente. Se evitará, así, que esta clase de vida
comunitaria privilegie sólo a los ya privilegiados por el sistema
económico, y deje afuera a los pobres.
Uno de los pilares del proyecto
consiste, justamente, en ofrecer condiciones de vida más dignas,
saludables y productivas de las que atraviesan, a personas carenciadas;
las que, principalmente en los grandes centros urbanos, constituyen un
problema que requiere soluciones. Por lo tanto, la idea no consiste en
cuánta gente pobre será acoplada a la gente rica que se establezca
en las comunidades, sino en cuánta gente rica querrá acoplarse
a comunidades que deben ser básicamente de gente pobre. La solidaridad,
que será el motor de la vida comunitaria, deberá comenzar
por la disposición de los que tienen de más, a ayudar a los
que tienen de menos. Será más fácil que un rico entre
al Reino de los Cielos, a que entre a una de estas comunidades si su apego
material y falta de vocación solidaria le impidieran ofrecer una
parte del capital con que cuenta, a quienes no tienen.
De todas maneras, a los que
tienen, se deberá procurar no descapitalizarlos con exigiencia de
aportes demasiado altos: con sólo un 10 % de sus recursos, podrán,
según el capital con que cuenten, cubrir los gastos de vivienda
desde muchas o algunas personas pobres, hasta al menos una familia.
Para que los pobres que reciban
esta ayuda no la sientan como limosna o, en el otro extremo, la tomen como
una "obligación" de los que tienen, del gobierno, de las ONG's que
los puedan patrocinar, o de quien fuese, deberá requerirse que participar
de la vida en estas comunidades ocupando una vivienda sin pagar nada, no
sea gratis, sino que progresivamente, con trabajo, se le reintegre a la
comunidad lo que ella ha invertido en cada persona sin recursos.
Actividades y densidad de población
Las comunidades pueden planificarse
conforme a la actividad de sus residentes, de manera homogénea,
por ejemplo, una comunidad de científicos, otra de artistas, otra
de artesanos, otra de obreros, otra de agricultores, otra de floricultores,
etc. Será necesario que todas ellas estén relativamente cerca,
de manera que haya movimiento de gente de una a la otra para el intercambio
de lo que en cada una se produzca. Así, entre todas, se forma una
comunidad de comunidades. Para evitar exceso de densidad de población,
cada comunidad de comunidades, considerando que pudiera tener un diámetro
de cinco kilómetros, tendrá a cada una de esas comunidades
(de 1.000 habitantes como máximo), situada a una distancia no menor
a su diámetro, que será de un kilómetro. Esto es,
un máximo de siete comunidades, seis periféricas y una central,
sumando un máximo de 7.000 habitantes. La comunidad central puede
estar compuesta por representantes de las comunidades periféricas,
reuniendo a su vez, toda la información correspondiente a cada una
de ellas y, con fines de intercambio, el producto del trabajo en ellas
desarrollado.
También pueden planificarse
comunidades heterogéneas, que reúnan a representantes de
cada una de esas actividades, las cuales estén distribuidas en zonas,
dentro de un sector intermedio entre la periferia de diversidad cultural
y el anillo intermedio de residencia de familias heterogéneas.
La comunidades de actividad
heterogénea son las más factibles de ser instaladas para
proyectos de no más de mil habitantes. Proyectos que aspiren a instalar
poblaciones de varios miles de habitantes, pueden agrupar a éstos
por actividades, cada grupo en una comunidad.
Idioma
Cada habitante de estas comunidades,
hablará en su idioma dentro de su sección correspondiente
en el anillo periférico, y hablará, si lo dominase, el idioma
de la gente de toda sección que él visite. En la sección
central, se hablará el idioma que una convención internacional
designe para el proyecto de futura humanidad unificada. Se decidiría
entre el Inglés (según la realidad actual) o, si prevaleciera
lo ideado con vistas a la unificación del lenguaje: el Esperanto.
También podría ser que, según sea el país donde
se encuentre la comunidad, el idioma nacional sea el que -al menos en principio-
se requiera a todo habitante de procedencia extranjera.
Prioridades en la selección de habitantes
Para el desarrollo de un proceso
que siente las bases humanas de una futura sociedad distinta de la actual,
debe tenerse en cuenta que determinados tipos de personas son más
adecuados que otros. Las comunidades de este proyecto, en la etapa experimental,
podrán estar compuestas, en parte, por emprendedoras personas con
deseos de iniciar una vida distinta y con recursos económicos que
les permitan instalarse. Otras personas postulantes podrán carecer
de recursos, los cuáles habrá quienes los proporcionen, pero
lo que se deberá fijar con claridad son los propósitos que
cada individuo deberá tener en función del conjunto. Deberá
evaluarse en qué medida cada postulante estará sintonizado
con los propósitos generales de esta experiencia de vida, tarea
que requerirá gran responsabilidad, incluso en las resoluciones
desfavorables para ciertos aspirantes, por cuanto las personas evaluables
como más enviciadas con las falencias de la vida urbana y menos
compenetradas con lo que en estas comunidades se pretenda, lógicamente
no tendrán un lugar preferencial en el orden de quienes se determine
que participen en la experiencia.
Tratándose de un proyecto
con fines solidarios, estas comunidades deberán estar conformadas
por el equilibrio de dos tipos de habitantes: los que más ayuda
necesiten, y los que más ayuda puedan brindar. Si los más
necesitados de asistencia fueran a componer la totalidad, la casi totalidad
o aun la mayor parte de estas comunidades, ellas terminarían siendo
un fracaso, porque carecerían de material humano en condiciones
de actividad plena y con recursos culturales, intelectuales y materiales
necesarios para la prosperidad de la vida comunitaria. En el otro extremo,
si la totalidad, la casi totalidad o la mayoría de los habitantes
fueran a ser de estos últimos, la propuesta sería elitista,
quizá hasta con derivaciones racistas, considerando que ciertas
razas tienen más factivilidad que otras para el acceso a la cultura
y beneficios materiales. El justo equilibrio estaría en la combinación
cuantitativamente adecuada, en dos mitades, de representantes de ambas
situaciones o realidades sociales.
Si se tratara de comunidades
en las que todo habitante deberá trabajar y producir, estaríamos
dejando afuera a desnutridos, niños y demás imposibilitados
de efectuar labores; sería una propuesta discriminatoria. La idea
es que se brinde asistencia a un determinado número posible de personas
en tales condiciones, para que más adelante, cuando sus posibilidades
físicas y mentales lo permitan, se integre a esos habitantes a las
actividades productivas.
La geometría en el diseño urbanístico y arquitectónico
Dependiendo de la topografía
-de preferencia llana- se deberá determinar qué forma tendrá
la comunidad: círculo, estrella, triángulo, hexágono,
octógono, u otras, podrán reemplazar la cuadrícula
en damero con la que se ha venido simplificando el diseño urbanístico,
encasillando a los habitantes. También las viviendas con ángulos
rectos pegadas unas junto a otras y apiladas unas sobre otras, han comprimido
insanamente a la población. La descompresión necesaria plantea
la necesidad de espacios amplios entre las viviendas, que pueden ser con
jardines entre una y otra, sin necesidad de paredes medianeras o alambrados
para evitar la incursión de los vecinos, porque se tratará
de comunidades donde el respeto mutuo hará esto innecesario. Y en
cuanto a las formas cuadradas con que Occidente ha encasillado inarmónicamente
a los moradores de las viviendas, los ángulos rectos podrán
ser reemplazados por las curvas. Viviendas tipo iglú, con doble
curvatura (hacia los lados y ascendente) desde el piso, cilíndricas
con cúpula, o cónicas como las tipis de los indios de Norteamérica,
son algunas de las alternativas posibles. Diseños piramidales podrán
servir a fines terapéuticos, rearmonizadores, energizantes, o con
fines de investigación. Arquitectos especialistas en Feng Shui (disciplina
oriental para la creación de ambientes armoniosos, para una mejor
integración entre las personas y su hábitat), podrán
asegurarse de que las construcciones sean planificadas y levantadas en
los lugares y de las formas más adecuadas a las posibilidades de
bienestar de sus habitantes.
Ni una sola forma geométrica
para las comunidades, ni el tipo de construcciones para sus habitantes,
deben ser de características uniformes para todos los lugares. En
cada uno de ellos, dejando incluso la decisión librada a lo intuitivo,
se deberá optar entre las geometrías y variables diversas
que se tenga como alternativas posibles proyectadas, según cada
caso en particular. A nivel experimental, cuanto mayor sea la diversidad
de diseños urbanísticos y arquitectónicos que se apliquen,
más resultados diversos se podrá tener para evaluar qué
diseños brindan mejores condiciones de vida. La falta de antecedentes
hace que lo que en teoría pueda ser considerado mejor, no lo sea
en la práctica, y las experiencias acertadas o fallidas irán
constituyéndose en esos antecedentes, que será necesario
consultar.
(volver)
*
Construido por la Legión de la Buena Voluntad (LBV) conocida también
como "Religión de Dios", (de línea cristiana diferente de
la católica y la evangélica, pues acepta la reencarnación)
este templo universalista no pretende ser un exponente de la doctrina.
Sin símbolos cristianos, ni de ninguna otra religión, fue
pensado como un espacio de encuentro para miembros de todas las religiones.
Tiene un Parmamento Mundial, salones de arte, biblioteca; un lugar asombroso
que tiene una mezcla de futurismo con reminiscencias milenarias, que tanto
podrían parecer del año 7.000 después o antes de Cristo.
Con sus siete caras y 21 metros (múltiplo de 7, número cabalístico empleado para su construcción), tiene en la punta un cristal de cuarzo que actúa como canalizador de energía cósmica.
(volver)
Comandante Clomro,
2001
PARA UNA PERSPECTIVA DE SOCIEDAD DISTINTA
RED INTERCOMUNITARIA MUNDIAL
Arte, milenarias sabidurías
esotérico-espiritualistas, ciencia, tecnología, política
económica, demográfica, ambientalista, alimentaria, educativa
y sanitaria, para un modelo de humanidad ideal
Por el Comandante Clomro
www.oocities.org/clomro
(Especial para kiaosfera, http://dencity.com/kiaosfera)
Parte I
CONCEPTOS ESOTÉRICO-ESPIRITUALISTAS
EN POLÍTICA DE PLANIFICACIÓN URBANA
Siendo que la sección
"subcultura" de Kiaosfera incluye artículos que -según cita
textual del webmaster- "están escritos en aquella fina línea
que divide Política y Ocultismo... es decir, son textos a mitad
de camino entre ambas cosas", encuentro propicio un espacio de expresión
así, para explicar algo que a los políticos y a los ocultistas
se les suele hacer poco comprensible. Se trata de algo que los políticos
necesitarán saber manejar, si pretenden introducir en la sociedad
ciertas reglas de ordenamiento y determinación de funcionamiento
armónico de la gente y de las cosas: el ocultismo. Y se trata también
de algo que los ocultistas necesitarán comprender que es la estrategia
para que la sociedad cambie: la política. Porque la mayoría
de los políticos no entiende lo más mínimo sobre fuerzas
energéticas que influyen en los seres vivientes, y porque la mayoría
de los ocultistas se recluyen en sus micromundos, perdiendo de vista que
hay que alcanzar los niveles del poder político efectuando una apertura
del saber oculto, en vez de un hermetismo que lo mantiene como tabú
(por algo son ocultistas y no reveladores). Esta apertura debe formar parte
de un planteamiento a nivel político, y los "ocultistas" deben estar
en disposición de compartir su saber, de convertirlo en factor de
cambio social. Desde el momento en que pretenda introducir el conocimiento
mágico, esotérico, en la visión y la acción
política que una sociedad debe desarrollar, un ocultista que trabaje
para que esto suceda, será del tipo de los que comprendan que la
política se construye de abajo hacia arriba, desde las ideas individuales
hasta las leyes nacionales e internacionales, y desde los ciudadanos comunes
hasta los gobiernos.
Ocultistas y políticos
La mayoría de los llamados
"mentalistas", "parapsicólogos", "curanderos", y demás afines,
con sus "trabajos" espirituales con los que atienden a gente con
problemas, mucho de lo que manejan son rituales y técnicas que esa
gente a la que le dan atención ignora. Si la gente supiera todas
esas cosas, no iría a pagarle dinero a ningún hacedor de
milagros o de hechizos mágicos para conseguir trabajo, pareja o
salud. Por eso es necesario para esta clase de ocultistas, que el conocimiento
no circule, que sea patrimonio de unos pocos, porque así tendrán
clientela. Cuando todo el conocimiento mágico, esotérico,
es transmitido por instructores, por reveladores que enseñan cómo
manejarlo, estamos hablando de personas que ya no son lo que se dice "ocultistas",
aunque algunas crean serlo o aunque así se las crea. Cuando no es
el propósito ocultar, sino compartir un saber, nada hay de "oculto",
de misterioso, de inaccesible. Por eso no es a esta clase de -y ya no vale
el término- "ocultistas", a los que me refiero cuando hablo de los
que no comprenden la importancia de que el conocimiento esotérico
tenga apertura y ascienda a los niveles políticos.
Todo el halo de misterio con
que se han rodeado estos personajes del ocultismo, ha mantenido vigentes
los prejuicios que vienen desde siglos atrás. Brujería y
superstición se entremezclan en la idea que mucha gente tiene de
todo ese mundo mágico. Entre los políticos hay tanto escépticos
e ignorantes del asunto, como creyentes que son consultores de sus astrólogos,
videntes y pitonisas particulares. Así fue desde hace milenios.
Algunos políticos recientes también han manejado conocimientos
esotéricos, y seguirá habiéndolos. Pero hablando de
la mayoría de los casos, no es regla que haya políticos capaces
de desarrollar una visión de la sociedad con un criterio espiritualista
que concilie lo mágico con lo científico, lo artístico,
lo tecnológico, lo psicológico y sociológico, para
el logro de comunidades humanas que funcionen diferente de lo que funcionan
los núcleos urbanos y rurales en los que están centrados
el concepto de "orden" y el afán de "progreso" de los países.
Ciudades sin orden ni progreso
Las ciudades suelen ser desordenados
conglomerados de gente sin fines comunes, sin un proyecto fundacional que
se desarrolle a lo largo de la historia, del cual cada habitante participe
conociendo para qué se construyó su ciudad, qué debe
hacerse para mantener su ordenamiento y lograr que progrese, sin alterarse,
sin deformarse los conceptos que le dieron vida. Los ciudadanos suelen
no tener una idea clara del propósito de quienes edificaron su hábitat,
o directamente puede no haber existido ningún propósito que
a lo largo del tiempo perdurara o pudiera significar algo para las generaciones
sucesivas. Ciudades mineras levantadas en proximidades de donde ya se agotó
el mineral que se explotaba, deben desarrollar su vida en torno de otros
recursos, en un nivel de ingresos muy bajo comparado con el de los fundadores,
que se nutrían de la riqueza del subsuelo. Unos emigran, otros quedan
apegados a una población sin perspectivas de progreso, en gradual
decadencia. Quienes allí nacen, no están para nada que tenga
que ver con las razones para las cuales se radicaron allí quienes
trabajaron en los tiempos florecientes. Si no hay -y suele no haber- una
política, un nuevo proyecto que le dé un sentido a para qué
estar viviendo allí, los habitantes vegetarán en los vestigios
ya sin sentido de un próspero pasado de sus ancestros, que no fue
pensado para los descendientes, dada la agotabilidad de los recursos explotados.
En el campo, como los tiempos
de prosperidad también suelen ser historia, irse aparece como lo
más adecuado, según muchos entienden. Irse, desde ya, a la
gran ciudad; la de las "grandes oportunidadedes", que en la mayoría
de los casos terminan siendo ni tan grandes, ni para tantos. La superpoblación
desborda toda posibilidad de control, los que vivían con cierta
tranquilidad y espacio, se ven invadidos y alterados, y ninguna política
de restricción de radicaciones que asegure una población
en número estable, preserva el orden, porque se piensa más
en el progreso. Con lo cual éste termina por dificultarse.
La desarmonía del espacio,
de las construcciones, el cemento ganando terreno al verde, el aire circulando
menos con los edificios, que también disminuyen la iluminación
natural, los vehículos en cantidad creciente contaminando el aire
y aumentando el ruido, todo eso y muchas otras cosas van degradando la
calidad de vida, la salud física, mental y espiritual de la población.(1)
Esoterismo, geometría sagrada, y política en la planificación de ciudades
Julio Verne ideó un
proyecto de ciudad ideal
(2)
con características que la hicieran saludable; con calles anchas,
ordenadas por número, arboladas, con plazas. Construcciones tales
como La Plata en la Argentina (1882), y en Brasil, Belo Horizonte (1897)
y Brasilia (1957), han seguido algunos de estos parámetros.
En el caso de La Plata, como
los fundadores eran esotéricos -masones-(3)
y uno de ellos conoció a Julio Verne, parece ser que de él
fue tomado algo de la idea y la desarrollaron. Hasta numerología
y geometría sagrada se emplearon en el trazado.(4)
Fue un modelo de ciudad ideal en América del Sur, que hasta tuvo
un galardón en un concurso internacional. Luego, habitada y gobernada
por gente que de las ideas esotéricas de los fundadores ni supo,
ni quiso saber, ni continuó nada, la ciudad sufrió un excesivo
poblamiento, ocupación de espacio verde con viviendas y hasta la
radicación de una petroquímica que le contaminó su
magnífico aire que era purificado por sus numerosos árboles.
Belo Horizonte -cuyo trazado
se habían basado en el de La Plata y el de Washington- sufrió
una conurbanización de millones de habitantes que alteró
el paisaje urbano y el ritmo de vida. La capital de Minas Gerais, así
como Washington, y La Plata, también fue obra de masones. Ciudades
así, entre todas las que se construyeron sin orden, con calles torcidas,
sin una forma geométrica con simetrías, sin un plan, son
un ejemplo de lo que sucede cuando un grupo tecno-político, integrado
por gente de gobierno, arquitectos, ingenieros, posee una formación
espiritual a nivel iniciático y conoce leyes cósmicas de
armonía y equilibrio, a las cuales saben cómo obedecer para
que una obra tan importante como lo es la edificación de una comunidad,
no derive en un caos urbano.
Dentro de las causalidades
que un observador de estas cuestiones podrá encontrar, ya que hablábamos
de Belo Horizonte, habrá que considerar que, a cuatro décadas
de su fundación, quien fuera su intendente, le encargó la
construcción de edificios a un afamado arquitecto,(5)
quien introdujo su muy innovador y particular estilo en el paisaje urbano
de la joven ciudad. Un estilo que, años después, materializó
destacados edificios de la nueva capital nacional que se levantaba, bajo
la presidencia de aquél que fuera intendente de la capital de Minas
Gerais. Quien observe la modernidad de la Plaza de los Tres Poderes, la
catedral y otros edificios de Brasilia, o cualquiera de las obras que realizó
en otras ciudades brasileñas y en diversos países, al ver
el estilo futurista, podrá tener la sensación de estar observando
una cosa como de otro planeta; tal lo parece el museo de arte en Niteroi,
Río de Janeiro, como un gran plato volador. Las formas con curvatura
que tanto caracterizan su obra, remiten a la idea de una geometría
cósmica, y el mismo arquitecto lo explica así: "el universo
está hecho de curvas". Desde la curvatura del espacio universal,
a las curvas de las galaxias, con sus brazos espiralados, en el microcosmos
encontramos la doble hélice en espiral (6)
en nuestro ADN.
La influencia de las formas
geométricas en los seres humanos y en el planeta, podemos observarla
en la energía de las pirámides, en las estructuras cristalinas,
donde la energía de los cristales no sólo influye sobre los
seres vivientes, sino que tiene su papel en los procesos energéticos
propios del equilibrio y funcionamiento la Tierra.(7)
Lo cósmico y lo espiritual,
se reúnen en lo geométrico a nivel místico, en la
denominada "Geometría Sagrada",(8)
que desde tiempos ancestrales hasta en las actuales escuelas, doctrinas
y movimientos espiritualistas, ha venido teniendo una trascendental importancia.
La misteriosa aparición
de círculos en campos de cultivo (9)
(en especial tienen fama los de Inglaterra), obedecen a un propósito
de inteligencias cósmicas que no pretenden meramente dejar mensajes,
sino también producir una activación de fuerzas positivas
en el planeta mediante esos símbolos geométricos.
Ancestrales sabidurías para el diseño de hábitats
Sin embargo, las líneas
rectas y las superficies planas y cuadradas continúan dirigiendo
la mente de la mayoría de los constructores, que mantienen a los
habitantes de las ciudades en un encasillamiento mental cuyos alcances
a nivel racional, emocional y espiritual son más serios de lo que
se pueda suponer.
La sabiduría de los
indios de América nos aporta conceptos para el diseño urbano,
como en el caso de tribus norteamericanas con sus viviendas circulares
dispuestas en círculo,(10)
cuyas razones para así montarlas nos enseñan las desventajas
de los ángulos rectos de nuestros espacios habitacionales cuadrados.
"Vivimos en nichos", decía
el dueño de una inmobiliaria de la ciudad de La Plata, refiriéndose
a la disposición de las viviendas, una pegada a la otra, en línea
recta, con sus ángulos rectos, a semejanza de las nicheras de los
cementerios.(11)
Pese a que esa ciudad fue planificada con fines y conocimientos mágicos,
evidentemente estuvieron presentes las limitaciones propias de una cultura
de raíz europea que se ha venido caracterizando por aglutinar demasiada
gente en espacios reducidos. Los cuales, a lo largo del tiempo y, en referencia
todavía a dicha ciudad argentina, se han ido cerrando cada vez más,
levantándose paredes donde, hasta hace un par de décadas,
sólo había alambrados entre las casas, y edificándose
donde habían jardines o huertas. Así, en estos "nichos" el
aire es cada vez más viciado, la luz natural es cada vez más
escasa, la vida se va haciendo cada vez más privada, los vecinos
son cada vez menos visibles, menos tratables y menos conocidos, los amigos
del barrio son cada vez menos, y así la vida social con quienes
viven cerca disminuye en proporción inversa a las relaciones que
se mantienen, crecientemente, con gente distante vía Internet.
Nacemos y somos criados en
una sociedad con una cuadrícula en la que se nos encasilla, en la
que se nos aísla, en la que se nos mantiene desconectados. Ni los
educadores ni los comunicadores sociales que podrían advertirnos
dónde estamos metidos, para que podamos salir, ni los arquitectos,
ni los ingenieros, ni los políticos, saben lo tan mal planificado
que está el espacio en el que habitamos y los males que nos provoca.
Les puede parecer que todo es "normal", que no hay necesidad de un cambio
de conceptos en la construcción. De hecho, el sistema se ha encargado
de que tal necesidad no se sienta, y de que lo necesario sea vivir como
se está viviendo. Que la ropa no se lave y tienda en casa, porque
para eso está el lavadero automático. Que los tomates y limones
ya no se cosechen de la quinta familiar, porque para algo están
la verdulería o el hipermercado. Que la necesidad de plantas y flores
no motive a sentir la falta de un jardín propio, porque para eso
están las florerías y el paseo por la plaza.
Construimos, hacemos construir
o nos construyen viviendas en las que que ni siquiera sabemos de las imperfecciones
de asimetría, inarmonía y defectos diversos que ocasionarán
malestar.(12)
O bien, compramos o alquilamos viviendas que ocupamos con toda su carga
energética de quienes las habitaron, sin saber cómo descargarlas
y sufriendo lo negativo de las influencias de la energía impregnada;
viviendas hechas en función de los gustos y necesidades de quienes
las habitaron al principio, pero no en función de lo que somos nosotros.
El Feng-Shui (13)
ha aportado conceptos a la arquitectura, al diseño y la decoración
de hábitats, que están introduciendo en los profesionales
y especialistas dedicados a esas actividades, una mentalidad abierta a
algo que hace un tiempo -y todavía dentro de la formación
universitaria- podría considerarse superstición, cosa falta
de "seriedad", en Occidente, por ser típica de las disciplinas orientales.
Decían ya los antiguos
griegos, que cuando una mujer estaba por ser madre, colocarla en un ambiente
primoroso le daba influencias positivas que eran recibidas por el feto.
Que el ser humano nazca y sea criado en ambientes bellos, estéticos,
donde pueda recibir tales influencias para su espíritu, reviste
una importancia que la política normalmente parece dejar de lado
en sus campañas, proyectos y obras. La antiestética urbana
que inconscientemente altera a la población, es algo de lo que ni
la mayoría de los ciudadanos comunes ni de los gobernantes tiene
idea clara de lo que significa. La necesidad de viviendas, ámbitos
laborales, educativos, sanitarios, recreativos, pensados conforme a la
influencia psíquica y energética de las formas, de las dimensiones,
de los colores, de la iluminación y ventilación, de la orientación
magnética, de la limpieza y del orden, todavía está
lejos de ser un problema político de prioridad en el rubro vivienda,
en construcción, en obras públicas, en salud, en educación.
1 Con respecto a deficiencias urbanas, en su libro La ciudad
en discusión (1968), dice Edward C. Banfield, Profesor de Administración
Urbana en la Universidad de Harvard: "El hecho de que enfrentamos una crisis
urbana de suma gravedad ha llegado a ser en los últimos años
parte de la sabiduría convencional. En todos lados nos dicen que
las ciudades son inhabitables, que hay que demolerlas y reconstruirlas
o levantar otras totalmente nuevas, que es preciso hacer -y pronto- algo
drástico o de lo contrario…
Según las apariencias, este panorama "crítico" tiene cierto
grado de verosimilitud. No es necesario recorrer más que unas cuantas
cuadras de cualquiera de nuestras ciudades para ver muchas cosas deplorables
y que exigen urgentes mejoras. No deja de ser anómalo que en una
sociedad tan rica y tecnológicamente tan avanzada como la nuestra
existan muchos kilómetros de tugurios en las áreas urbanas
y extensiones aun mayores que muestran condiciones deprimentes y un crecimiento
caótico."
"Si un verdadero desastre amenaza desencadenarse sobre la ciudad no es
porque escaseen los lugares para estacionar, porque la arquitectura sea
mala, porque disminuyan las ventas de las grandes tiendas o ni siquiera
porque aumenten los impuestos. Si se produce una auténtica crisis,
estará relacionada con el bienestar esencial del individuo o con
la buena salud de la sociedad y no simplemente con el confort, la convivencia
y las facilidades comerciales, por importantes que sean estos factores.
Por extraño que parezca, los gigantescos programas gubernamentales
para ayudar a las ciudades están orientados principalmente hacia
los problemas del confort, la convivencia y las facilidades comerciales.
Si algún efecto ejercen sobre los problemas graves, éste
es, en general, el de agravarlos."
"Muchos de los llamados problemas urbanos son en realidad condiciones que no podemos cambiar, o bien que no queremos cambiar para no sufrir las desventajas que acarrearía ese cambio."
(volver)
*
2 Ver de Julio Verne: "Los quinientos millones de la Begún", conocida también como "Los quinientos millones de la princesa".
(volver)
*
3 MASONES VINCULADOS A LA FUNDACIÓN DE LA PLATA
Dardo Rocha:el fundador, Gobernador de la Provincia de Buenos Aires,
fue iniciado en 1858, a los veinte años, por su padre, el Venerable
Maestro de la logia
Constancia n° 7.
Pedro Benoit: responsable del trazado de la ciudad, iniciado masón
el 26 de octubre de 1858 en la logia Consuelo del Infortunio n°
3, y uno de los fundadores de la logia La Plata n° 80, fue
nieto de Luis XVI y María Antonieta, e hijo de Luis XVII, el Delfín
de Francia, cuyo nombre era Pierre Benoit, quien había sido iniciado
en masonería en su país, y llegó a la Argentina bajo
la presidencia de Bernardino Rivadavia, también iniciado masón.
Carlos Guillermo Glade: colaborador de Benoit en el trazado de los
planos de la ciudad, este ingeniero alemán que ejerció la
docencia en la Universidad de la Plata, fue iniciado el 27 de setiembre
de 1864 en la logia Germania n° 19.
José Hernández: el autor de
Martín Fierro,
que fue quien propuso el nombre de "La Plata" para la Nueva Capital, fue
iniciado el 28 de agosto de 1861 en la logia
Asilo del Litoral n°
18 y era Miembro Libre de la Orden por haber cumplido 25 años
de trabajos masónicos ininterrumpidos, y con grado 32 en el Escocismo.
Masones presentes en la ceremonia fundacional
Victorino de la Plaza,
futuro presidente de la República, iniciado en 1867 en la logia
Regeneración n° 5; Eduardo Wilde, ministro nacional,
iniciado el 19 de setiembre de 1871 en la logia
Constancia n°
7; Domingo F. Sarmiento, Presidente de la República y
Gran Maestre de la masonería Argentina, iniciado el 31 de julio
de 1854 en la logia Unión Fraternal de Valparaíso,
Chile; Benjamín Victorica, general, Presidente de la Suprema
Corte, ministro, iniciado en la logia George Washington, de Concepción
del Uruguay; Carlos D´Amico, Ministro de Gobierno de la Provincia
y futuro Gobernador, fue Gran Maestre del Gran Oriente del Rito Argentino;
Carlos
Casares (h) Gobernador de la Provincia, fundador de la logia
Unión
del Plata n° 1, en 1855.
(volver)
*
4 En los gráficos, abajo: símbolos masónicos
como el compás (en azul) y la escuadra (en verde) en el plano de
La Plata, pueden distinguirse también en el plano de Belo Horizonte.
La Plata Con una plaza cada seis cuadras, coriendo en forma horizontal en el centro del plano: la avenida 13 (número muy significativo en escuelas iniciáticas) y corriendo en forma vertical: la proyección de la 52 (cuatro veces 13), se encuentran en la plaza central, donde en la fundación se depositó un cofre con objetos, para ser abierto cien años después, entre los cuales habían medallas de logias masónicas. |
![]() Belo Horizonte Con una plaza cada siete cuadras, en el cruce de las dos principales avenidas (lugar conocido popularmente como "Paza Siete) se colocó un obelisco (monolito característico del antiguo Egipto). |
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5 Niemeyer
Soares Filho, Oscar
Arquitecto brasileño (Río de Janeiro, 15 de diciembre de
1907), uno de los principales exponentes del movimiento moderno en Latinoamérica.
El marcado carácter plástico de su obra se pone de manifiesto
en la utilización del hormigón para obtener volúmenes
arquitectónicos de una gran riqueza formal a la vez que incorpora
los valores poéticos propios de las cultura de su país. Junto
al arquitecto brasileño Lucio Costa es responsable de la planificación
y construcción de la ciudad de Brasilia.
Después de graduarse en 1934 por la Escuela Nacional de Bellas Artes
de su ciudad natal, comenzó a trabajar con Lucio Costa, una de las
principales figuras de la vanguardia en Latinoamérica. Ambos acometieron
las obras del Ministerio de Educación de Río (1936) junto
al gran maestro del movimiento moderno, el arquitecto franco-suizo Le Corbusier,
que dejaría una profunda huella en ambos. En 1939 realizaron el
pabellón brasileño para la Feria Mundial de Nueva York, y
en 1943 la residencia Peixoto. En 1941 Juscelino Kubitschek de Oliveira,
alcalde de Belo Horizonte, le encargó la construcción de
una serie se edificios en los suburbios de esa ciudad. El resultado fue
un magnífico conjunto en el que la pintura y al escultura se integran
de forma magistral con la arquitectura, en un estilo muy personal e imaginativo
(bóvedas parabólicas y muros inclinados) alejado del racionalismo
imperante. Uno de los edificios es la polémica iglesia de San Francisco,
tan radical en su estructura que su consagración se pospuso 16 años
después de su finalización en 1943. Niemeyer representó
en 1947 a Brasil en la realización del edificio de las Naciones
Unidas en Nueva York.
En la década
de 1950 el por entonces presidente de Brasil Kubitschek de Oliveira, le
nombró asesor de Nova Cap, organización encargada de fundar
la nueva capital del país, Brasilia. Bajo su consejo se decidió
convocar un concurso nacional para las trazas urbanísticas del proyecto
que ganó Lucio Costa. El propio Niemeyer es autor de varios edificios
entre los que cabe reseñar el Supremo Tribunal Federal, el palacio
de la Alvorada, la capilla presidencial y la famosa catedral Metropolitana,
de planta circular, que posee una imagen muy expresiva marcada por una
serie de nervios de hormigón que ascienden hacia el centro. También
es obra de Niemeyer el centro neurálgico de la ciudad de Brasilia,
la plaza de los Tres Poderes, un amplio espacio urbano rodeado por los
edificios del Parlamento.
A partir de 1960 ha trabajado indistintamente en su país y en el
extranjero, realizando diversos conjuntos arquitectónicos en Alemania,
Gran Bretaña, Italia, Argelia o Francia, entre otros países.
Algunas de sus obras más destacadas durante estos años son
la Universidad Constantina en Argelia, una biblioteca y una residencia
de estudiantes en Oxford, Gran Bretaña, la embajada de Brasil en
La Habana, Cuba, el Yacht Club en Río de Janeiro y el Ministerio
de Defensa en Brasilia. También es obra suya el Memorial de América
Latina, un inmenso centro cívico de ocho hectáreas inaugurado
en 1989 en São Paulo. A lo largo de su dilatada carrera ha obtenido
numerosos galardones entre los que destacan el Premio Lenin de la Paz (1963),
el Premio Pritzker (1988) y el Premio Príncipe de Asturias de las
Artes (1989).
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6 Espirales
En el filme "El orden del caos", se puede observar cómo la
espiral está presente en muchos más procesos dinámicos
y situaciones de lo que comúnmente se pueda pensar.
En el Templo de la Buena Voluntad (Brasilia), por una doble espiral superpuesta, la gente circula para llegar al centro del templo y luego salir. Ingresa por la parte negra "dejando sus negatividades" y sale por la parte clara, "purificada". |
![]() El altar no tiene símbolos de ninguna religión en particular. Sólo una escultura en metal, con el símbolo del sol, el aire (espiral) y el agua que, además de los cristales, para la gente del templo son fundamentales fuentes de energía. |
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7 Sobre los cristales, en su libro "Cabalgando la ola de Zuvuya" (1992), José Argüelles, escribió: "...muchos de ustedes estuvieron recogiendo cristales como locos últimamente. La razón es ésta: los cristales son como remedios. Ustedes estuvieron recogiéndolos porque están fuera del centro. Tienen las formas d eondas temblorosas y confusas. Y los cristales, bueno, van hacia ustedes en realidad. Ustedes los atraen, como cuando un cuerpo se enferma y atrae los remedios que necesita para curarlo. Vibran a una velocidad muy elevada. Vibran hacia la forma de onda, y la refrescan. Traen mensajes, recogen mensajes y retienen mensajes. Y esos mensajes tienen que ver con la puesta en armonía de todos ustedes, armonía con ustedes mismos y con la Tierra. Porque es la Tierra la que los produce. Desde el punto de vista de la Tierra, no hay nada más común que el cristal de cuarzo. Pero para la Tierra, esos cristales y todos sus parientes son como nudos de información o inteligencia, hasta neuronas podríamos decir. Cada uno de ellos es especial, y sin embargo, cada uno contiene el holograma de la Tierra. Hay que concentrarse en esas piedritas. Poner toda nuestra intención en ellas. Mirarlas bien adentro. Escucharlas. Son sensibles a todos ustedes. Uno también puede pensar en ellas como la memoria de la Tierra, las ondas de inteligencia de la Tierra, ondas que buscan a la gente. Un cristal es la forma en que la Tierra reclama a un ser humano. Así que hay que rendirse cuando una de esas piedras encuentra a uno de ustedes. Ellas ponen a los hombres y mujeres a tono con la Tierra, y viceversa. La realidad es que cada uno de esos cristales es un ayudante espiritual, un aliado de la Tierra."
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8 Sobre Geometría Sagrada, talleres y cursos denominados
"La
Flor de la Vida", están siendo dictados en muchos países.
Sus instructores dicen:
"Cuando las enseñanzas sobre la geometría son utilizadas
para mostrar la verdad ancestral de que toda la Vida emerge desde el mismo
plano, podemos ver claramente que la Vida florece desde la misma fuente:
la Fuerza Inteligente que algunos llaman “Dios”. Cuando se utiliza la geometría
para explorar esta gran verdad, se despliega una comprensión más
amplia del Universo, hasta que podemos ver que todos los aspectos de la
realidad se vuelven sagrados. Comprender las simples verdades de la Geometría
Sagrada, conducen a una evolución de consciencia y a a la apertura
del corazón que es el siguiente paso en el proceso de la evolución
humana. Las enseñanzas sobre Geometría Sagrada, alguna vez
sólo disponibles para las escuelas Secretas de Misterios, ¡están
disponibles ahora para todos! Estas pueden ayudarnos para conectar más
plenamente con el Universo, así como para asistirnos con la curación
emocional y física y una paz mental mucho mayor. Una vez que la
mente (el cerebro izquierdo) comprende estas verdades, y son experimentadas
a través del corazón (cerebro derecho), emerge un mundo totalmente
nuevo. Esas enseñanzas antes se les daban a los iniciados de Egipto
y eran llamadas La Escuela de Misterio del Ojo Derecho de Horus. En el
Taller La Flor de la Vida, nosotros intruducimos las enseñanzas
de esa Escuela (de acuerdo con las enseñanzas de Drunvalo Melchizedek)
y las combinamos con una poderosa respiración y una técnica
de meditación llamada La Meditación Mer-Ka-Ba. La combinación
de las enseñanzas de la Geometría Sagrada y de la meditación,
crean una puerta por medio de la cual el alumno puede viajar más
allá del tiempo y el espacio hacia el campo unificado del que todos
somos parte, la energía viviente de toda la Creación. Cuando
se familiarizan con esta práctica, sus vidas cambian profundamente,
mientras sus ojos se abren al potencial ilimitado del espíritu humano.
La ciencia de la Geometría Sagrada,
obtiene su nombre del hecho de que ciertas figuras y formas son consideradas
"sagradas" y son encontradas naturalmente en toda la creación. Estas
geometrías son tan comunes que se han vuelto el "lenguaje" de Dios.
Este lenguaje, figuras, formas, proporciones, se encuentran en el ADN,
en las células de tu cuerpo, de las plantas, animales, cristales,
planetas, estrellas y galaxias. Exploraremos figuras geométricas
específicas y proporciones consideradas sagradas como los Sólidos
Platónicos, el Cubo de Metatrón, la Fruta de la Vida, la
Flor de la Vida, La Espiral de Proporción Aúrea, la Secuencia
Fibonacci y la Estrella Tetraédrica."
(Publicado en: www.avalon.com.ve).
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*
![]() 9 Sobre los círculos en campos de cultivo, en su libro "Mensajeros del Alba" (mensajes de seres de las Pléyades), Barbara Marciniak reproduce lo siguiente:
"La geometría lumínica representa una colección de
experiencias de seres que han encarnado en el planeta, desafiando las leyes
humanas y se han manifestado como un lenguaje. Hubo una vez en que estas
energías existieron como hombres y mujeres en el planeta, ahora
su evolución los condujo a ser símbolos geométricos
y ellos existen en su reino, como ustedes existen en el vuestro.
|
En un tiempo la Tierra estuvo en cuarentena debido a las luchas entre las
fuerzas. Hubo increíbles guerras en este planeta y todavía
quedan rastros de ellas en los lugares áridos y desérticos.
Hace unos 12.000 años la Luz perdió la batalla, la Luz no
siempre gana, porque la Luz también tiene que aprender a integrarse
con todas las partes de sí misma. Ahora se vuelven a abrir los portales
para que entre la Luz, y aumente diariamente, debe afincarse en el planeta.
No es que una nave espacial baje y forme esos diseños en los campos,
aunque algunos de los círculos fueron hechos por aterrizajes, la
inteligencia puede asumir la forma que quiere, por ejemplo, una ola de
Luz. En sí, los círculos y formas son logradas a través
del sonido, para imprimir un lenguaje, un sonido más allá
de la captación humana.
Se han visto muchos de ellos en Inglaterra y Europa, pero también aparecieron en Rusia y Sud América, y aún en USA, aunque se estén esmerando en pretender que no sea así. Estas formas son como jeroglíficos, y según en qué se basan, por ejemplo, La Piedra Rosetta, les dice algo, aunque si pudiesen recordar el lenguaje secreto de los sacerdotes, tendrían otra interpretación.... Los círculos son impresos en los campos para ayudarles a mantener vuestra frecuencia y de tener el coraje de vivir vuestra Luz. De una manera muy sutil ellos ponen a disposición una información de las frecuencias, y si estuviesen escritas todos en un solo campo, sucedería enseguida algo con ellas, pues están todas conectadas. Ayudan a activar la red que rodea la Tierra. Les permitirán sentirse más cómodos con la información que les va llegando. Son como puertas energéticas. Trabajan con lugares que son centros, vórtices energéticos, muchos de ellos reactivados ahora. No son lógicamente explicables, hay que sentirlos". |
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10
Sobre el círculo y su significado en la cultura sioux,
en su libro
"El Legado Espiritual del Indio Americano" (1981), Joseph
Epes Brown cuenta:
"Quejándose de que el indio deba vivir ahora en su casa de troncos
cuadrada,
forma que para los indios carece de poder, Alce Negro dijo en una ocasión:
"Habéis
visto que todo lo que hace el indio lo hace en un círculo, y esto
es así porque el Poder del Mundo siempre actúa en círculos,
y todas las cosas tienden a ser redondas. En los días de antaño,
cuando éramos un pueblo fuerte y feliz, todo nuestro poder nos venía
del círculo sagrado de la nación, y en tanto el círculo
no se rompió, el pueblo floreció. El árbol florido
era el centro vivo del círculo, y el círculo de las cuatro
direcciones lo nutría. El este daba la paz y la luz, el sur daba
el calor, el oeste daba la lluvia, y el norte, con su viento frío
y potente, daba la fuerza y la resistencia. Este conocimiento vino a nosotros
desde el mundo exterior con nuestra religión. Todo lo que hace el
Poder del Mundo se hace en un círculo. El cielo es circular, y he
oído decir que la tierra es redonda como una bola, y también
las estrellas son redondas. El viento, en su fuerza máxima, se arremolina.
Los pájaros hacen sus nidos en forma de círculos, pues tienen
la misma religión que nosotros. El sol sale y se pone en un círculo.
La luna hace lo mismo, y ambos son redondos. Incluso las estaciones, con
sus cambios, forman un gran círculo, y siempre regresan a donde
estaban. La vida de un hombre es un círculo de infancia a infancia,
y así en todas las cosas en que se mueve el poder. Nuestros tipis
eran circulares como los nidos de los pájaros y estaban siempre
dispuestos en círculo, el círculo de la nación, un
nido hecho de muchos nidos en que el Gran Espíritu quería
que cobijásemos a nuestros hijos."
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11
Acerca de la disposición lineal de las viviendas,
en
Los ocho pecados mortales de la Humanidad civilizada, dice el
Premio Nobel de Medicina 1973, Konrad Lorenz: "No sólo las consideraciones
comerciales sobre el abaratamiento del material cuando se fabrica en serie,
sino también la moda, universal niveladora, son causa de que se
eleven en las barriadas periféricas de todos los países civilizados
millares y millares de edificios masivos cuya única diferencia entre
sí es el número sobre el portal; ninguno merece el apelativo
"vivienda", pues todos ellos semejan, si acaso, una retahíla de
cuadras para los "humanos útiles", si se nos permite emplear por
una vez esta expresión para establecer una analogía con la
denominación "animales útiles".
Se dice con razón que el encerrar a las gallinas Leghorn en jaulas
alineadas significa una tortura para los animales y un oprobio para nuestra
civilización. Sin embargo, se tolera, e incluso exige, un proceder
análogo con los seres humanos, aun cuando justamente el hombre sea
quien peor soporta un tratamiento tan antihumano en la más pura
acepción del término."
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12
En cuanto a la antiestética de los diseños arquitectónicos
y urbanísticos y sus efectos, dice Konrad Lorenz en su obra
citada: "La Humanidad civilizada se encamina por sí sola
hacia su ruina ecológica mientras asola, con obcecación y
vandalismo, la Naturaleza que le circunda y nutre. Tal vez reconozca sus
errores cuando sienta por vez primera las secuelas económicas de
tal actitud, pero entonces probablemente será demasiado tarde. Sin
embargo, lo que menos percibe es el daño causado a su alma en el
curso de ese bárbaro proceso. La ruindad estética y ética
de la civilización actual es imputable, en gran medida, al distanciamiento
generalizado y acelerado de la naturaleza viva. ¿Dónde encontrará
inspiración el hombre de la generación futura para respetar
esto o aquello, si todo cuanto ve en torno suyo es obra humana, y, por
cierto, una obra humana excepcionalmente sórdida y disforme? Incluso
el firmamento estrellado se oculta a la mirada del ciudadano con los rascacielos
y el enrarecimiento químico de la atmósfera. Por consiguiente,
no es nada extraño que el progreso civilizador lleve como cortejo
un afeamiento deplorable de la ciudad y del campo. Comparemos, con los
ojos bien abiertos, el recinto antiguo de cualquier ciudad alemana con
su moderna periferia, o bien sus contornos engullidos vorazmente por el
envilecimiento cultural, con las localidades exentas todavía de
tal carga. Será como comparar el cuadro histológico de cualquier
tejido animal sano con un tumor maligno: ¡hallaremos sorprendentes
analogías! Esta diferencia, analizada con objetividad y transportada
de lo estético a lo calculable, estriba fundamentalmente en una
pérdida de información.
La principal diferencia entre la célula del tumor maligno y la del
tejido normal estriba fundamentalmente en que aquélla ha perdido
la información genética que necesita para representar su
papel como miembro útil en la comunidad de intereses del organismo.
Por ello se comporta como un animal unicelular, o, mejor dicho, como una
joven célula embrionaria. Desprovista de estructuras especiales,
se divide anárquicamente de tal modo que el tejido tumoral, al infiltrarse
en los tejidos todavía sanos, se desarrolla y termina destruyéndolos.
Estas analogías manifiestas entre el panorama de los suburbios y
del tumor tienen el siguiente fundamento: en los espacios todavía
sanos de uno y otro se realizan numerosos planes constructivos muy diversos,
pero relacionados entre sí y diferenciándose de forma sutil.
Estos planes deben su exacta uniformidad a la información acumulada
durante una larga evolución histórica, mientras que en el
tumor o las zonas asoladas por la tecnología moderna sólo
imperan unas cuantas construcciones simplificadas al máximo. El
cuadro histológico de las células tumorales totalmente uniformes
y con mediocres estructuras deja entrever una desesperante semejanza con
la vista aérea de cualquier arrabal moderno con sus edificaciones
monolíticas proyectadas por arquitectos casi incultos o bien imprevisores
y animados por un espíritu de competencia. Pues esa competencia
de la Humanidad consigo misma surte efectos aniquiladores cuando se la
aplica a la construcción de viviendas."
"Evidentemente, los sentimientos estéticos y éticos están
muy vinculados entre sí, y los hombres que deben vivir en las condiciones
susodichas sufren a todas luces una atrofia de ambos. Tanto la belleza
de la Naturaleza como la del medio ambiente cultural creado por los humanos
son ostensiblemente necesarias para mantener la salud moral y espiritual
de los hombres. La ceguera anímica total para todo cuanto sea bello
-lo que se propaga hoy con suma rapidez por doquier- es una enfermedad
mental cuya gravedad se acentuará irremediablemente porque va asociada
a una vituperable insensibilidad ante todo lo ético.
Las consideraciones estéticas no representan el menor papel para
quienes han de decidir si conviene construir una carretera, una central
eléctrica o una fábrica, la presencia de la cual destruirá
para siempre la belleza de toda una comarca. En todos los cargos administrativos
desde el alcalde de la localidad más modesta hasta el ministro de
Economía de un gran Estado, impera el criterio unánime de
que no está permitido hacer sacrificios económicos -ni políticos
siquiera- a la belleza natural. Los escasos protectores de la Naturaleza
y los científicos que vislumbran el inminente desastre permanecen
inermes. El proceso subsiguiente se repite con exasperante frecuencia:
algunas parcelas pertenecientes a la comunidad y situadas arriba, en el
bosque, adquirirían un interesante valor de venta si una carretera
condujese hasta ellas; así pues, se aprisiona en tuberías
al encantador arroyuelo que serpentea por la aldea y se endereza y cubre
su curso, tras lo cual el maravilloso camino aldeano queda transformado
en una espantosa carretera comarcal."
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13
Feng Shui. Milenario
arte de crear ambientes armoniosos,
que
busca la mejor integración entre las personas y su hábitat.
Basado en conceptos taoístas, procura la mejor fecha, orientación,
formas arquitectónicas y decorativas, para atraer influencias positivas
sobre la salud y la prosperidad. Sus orígenes se remontan a 5.000
años, en las planicies agrícolas de la China, cuando se comenzaron
a configurar mapas o gráficos que explicaban la relación
de la Tierra, el cosmos y sus ciclos. Alrededor de los años 480
a 221 A.C., utilizaban a los conocedores para elegir lugares a habitar,
plantar semillas, cosechar, trabajar, etc. Para el año 200 AC eran
comunes los profesionales del Feng Shui en China, quienes daban gran importancia
a la orientación de las tumbas. Para el año 200 DC, los expertos
en Feng Shui ya trabajaban en la corte. Entre los siglos IX y XVI aparecieron
los más grandes maestros, quienes escribieron libros fundamentales
sobre este arte-ciencia. Hoy, está abolido oficialmente en China
comunista, pero se practica mucho en Taiwan, Hong Kong, Singapur, Malasia,
y también en Occidente. Los grandes banqueros japoneses siempre
solicitan la revisión de un experto en Feng Shui para elegir la
zona mas adecuada para construir.
Los términos "Feng-Shui" significan: "Viento-Agua". Los chinos dicen
que este arte es como el viento, que no se puede entender, y como el agua,
que no se puede agarrar. También es el viento que trae el agua para
alimentar todo lo que esta debajo.
Conceptos como el Lo Shu, los Trigramas, el Ba Gua, el manejo de la energía
vital -llamada "chi"-, se suman a las interpretaciones del libro sagrado
I Ching, para conformar la teoría y práctica de esta disciplina
-también denominada- Geomancia. El calendario chino, la secuencia
de los Cinco Elementos y el uso de la brújula magnética terminan
de completar las herramientas de esta disciplina.
Existen varias tendencias en la práctica del Feng Shui: La llamada
Escuela
de las Formas se basa en el entorno del sitio, forma de la casa y objetos
que la decoran. La Escuela Budista toma la entrada de la casa como
orientación y recurre a la interpretación de un gráfico
Ba Gua para su análisis. La Escuela de los Ocho Presagios
usa la brújula y puede o no usar los Cinco Elementos. La Escuela
de las 24 Estrellas usa la brújula, el entorno, la fecha de
construcción y los Cinco Elementos, siendo probablemente la escuela
más sofisticada.
El lugar que ocupamos en el universo depende de la relación dinámica
entre nuestras energías personales, y las energías que moldean
la naturaleza y el medio ambiente que nos rodea. Nuestras acciones deben
encaminarse a mantener el equilibrio entre el hombre y la naturaleza y
así lograr vivir en armonía con ella. La filosofía
china, nos enseña que somos reflejo y producto del medio ambiente
en el que vivimos. Debemos conservarlo de forma que nos brinde y promueva
la cooperación familiar, la productividad en los negocios y la excelencia
humana.
El Feng Shui toma en cuenta la orientación hacia el norte o sur,
la entrada de energía por el este, la fluidez de las corrientes
subterráneas magnéticas, nuestros pensamientos, palabras
y emociones, bloqueos por mala distribución de los muebles, bloqueos
por incorrecta mezcla de colores, magnetismo de la tierra, puertas dimensionales
por donde penetran entidades, etc. En un principio los sabios chinos colocaban
un trozo de pan o alguna fruta y la dejaban algunos días en el lugar,
observando diariamente, en los lugares donde había energía
positiva, que el alimento permanecía intacto sin deteriorarse por
varios días, mientras que, en los lugares donde había cruces
de líneas magnéticas nocivas, la fruta o pan comenzaba a
presentar deterioro rápidamente. Las energías magnéticas
nocivas pueden estar causando que las personas enfermen constantemente
sin razón aparente, se sientan débiles, demasiado alteradas,
con dolores, sensación de ahogo, tristeza, depresión, angustia,
etc. Es importante revisar el Feng Shui de nuestros lugares, para crear
esa atmósfera que realmente nos ayude a sentirnos mejor, en armonía
con nosotros y el entorno, así como aprovechar todas las fuerzas
que nos da la tierra para nuestro beneficio. Cuando se encuentran lugares
con emanaciones negativas propias de la tierra, hay formas de neutralizarlas
para que no afecten en ningún aspecto físico, mental, emocional
o energético. El Feng Shui nos da herramientas para poder alterar,
corregir, sintonizar, armonizar y energetizar adecuadamente todos los espacios,
armonizando también nuestra propia energía.
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Parte II
COMUNIDADES PEQUEÑAS ANTE
EL PROBLEMA DE LAS GRANDES CIUDADES
Ciudades grandes y comunidades pequeñas
A partir del momento en que
se expanda en la sociedad la conciencia de todo esto que sucede, será
posible crear la necesidad de dignificar las condiciones de vida en comunidad.
Pero ya será tarde para rediseños urbanos que exijan demoler
y reedificar viviendas: habrá que empezar desde los cimientos en
lugares despoblados y con núcleos sociales reducidos, que no sobrepasen
una determinada cantidad planificada de habitantes, que puedan convivir
interactuando entre sí, sin el aislamiento a que estamos sometidos,
y sin la amenaza de un sobrepoblamiento.(1)
El proceso no debe ser de
fuga masiva de las ciudades, desintegrando de una vez todo lo que está
funcionando, para poner de repente a funcionar a toda la gente en millones
de comunidades. Dentro de lo gradual que debe ser este proceso, no existe
en él la antítesis gran ciudad-pequeña comunidad;
deben estar una en interrelación con la otra, no en oposición.
La idea es un proyecto mundial de pequeñas comunidades en red, pero
en interacción con las grandes ciudades, que seguirán siendo
necesarias para ciertos fines, como de producción, comercio y administración.
Si no existiera este proyecto
conciliador de ambas formas de vida y desarrollo social, y sólo
existieran las grandes ciudades como lugar de progreso ambicionado y como
continuidad indefinida de la degradación y decadencia continuas
en la vida urbana, sí estaríamos planteando una antítesis,
porque el ideal comunitario tendría a la gran ciudad como obstáculo.
Pero si vamos a plantear un mundo del futuro poblado de comunidades pequeñas
y con ciudades despoblándose gradualmente, la antítesis no
tiene razón de ser en el planteo. Porque hasta el proyecto mismo
de las comunidades en red mundial, es una idea concebida en el seno de
una cultura urbana, y es desde ciudades y por medios tecnológicos
como lo es Internet, o los medios de prensa, desde donde habrá de
armarse, difundirse y hacerse viable este proyecto. Nunca se podría
haber llegado a una formulación política, social, demográfica
de estas características, de no haber existido la gran ciudad como
polo de desarrollo cultural, donde convergieron las fuerzas productivas
que definieron las posibilidades tecnológicas de que podremos disponer
en esas futuras comunidades pequeñas.
Todo este planteo no ha tenido
la intención de descalificar a la ciudad considerándola nociva
para nuestro desarrollo, sino que es de reconocerse que sin las ciudades
no habríamos descubierto ni la electricidad, ni las vacunas, ni
mucho de lo que ahora hasta los indígenas pueden desear para vivir
mejor. Y eso sin desmerecer la vida que llevaban los sioux, los hopi o
los patagones, que tenían muchas menos razones que nosotros los
civilizados para quejarse de los problemas de la existencia. Pero como
la historia, la genética y el presente de la civilización
urbana, sitúan al ciudadano muy lejos de conformarse con vivir en
carpas, cazar con arco y flecha, danzar alrededor de una hoguera y andar
descalzo, no podemos aplicar el ideal de vida de unos a lo que son otros,
los que no son de pueblos con vida tribal en el campo, la selva o las montañas.
La ciudad, la tecnología, la ciencia, las fábricas, las escuelas
y universidades, todo eso integra una realidad que para nuestros antecesores
era preciso desarrollar, y sólo en ámbitos muy poblados era
posible. Se logró. Se está llegando a la conclusión
del proceso. De los frutos de ese logro se puede iniciar un proceso inverso:
desconcentración poblacional; todo retorna a su punto de origen:
la pequeña aldea en un medio natural, pero enriquecido por todo
el proceso histórico de la civilización, y en intercambio
con la gran "aldea global" por los medios de comunicación. Toda
la convergencia poblacional hacia ciudades de cientos de miles a millones
de habitantes, ha sido necesaria y útil en tanto forjadora de futuras
generaciones de ciudadanos potenciados y listos para vivir fuera del contexto
urbano, provistos de las pautas y los elementos educativos, científicos
y técnicos necesarios para tener una vida mejor que si no hubiera
existido todo el proceso de urbanización.
De no producirse ese retorno
a un sistema social de pequeñas comunidades, la experiencia del
progreso en las grandes ciudades seguiría sobrepasando el punto
de saturación, de manera autodestructiva, sin la válvula
de escape de presión que significa una perspectiva de descongestionamiento
como la que propone este proyecto comunitario. No tendría sentido
tanto aglutinamiento de siglos y siglos, sin una descompresión posterior.
En cambio, seguir soportando las calamidades urbanas podrá adquirir
el sentido que no está teniendo, en tanto y en cuanto haya de operarse
una política mundial de despoblamiento urbano y de establecimiento
de comunidades pequeñas. Sólo entonces todo el flujo de cultura,
de tecnología, de recursos producidos en la sociedad urbana tendrá
tal importancia que, sin las ciudades, las comunidades del proyecto no
tendrían el abastecimiento necesario. Porque no se trata de establecer
comunidades donde cazar con arco y flecha, sino donde aplicar todo el producto
de la civilización.
Por eso este proyecto debe
ser entendido no como una ruptura con la sociedad industrial, capitalista,
urbana, sino como un proceso mixto de conciliación del ideal comunitario,
con los factores propios de la civilización que hemos desarrollado,
aplicados a una nueva civilización a edificarse bajo factores ambientales
y humanos armonizados como no pueden serlo en la gran ciudad.
Formulación de una política mundial de pequeñas comunidades en red
Para llegar al establecimiento
de una política formulada con presupuestos, estrategias y plazos
de ejecución de planes a nivel mundial, hasta la realización
de este proyecto, podrá pasar un tiempo indeterminado, y no debe
esperarse a que en las Naciones Unidas se resuelva algo al respecto, para
recién entonces empezar. Aunque la globalización del comunitarismo
propuesto se produjera como consecuencia de exitosas experiencias piloto
realizadas por gobiernos, ONG's, empresas e individuos de diversos países,
en vez de una utopía para un futuro lejano, en el cual la cuestión
adquiera trascendencia en el seno de la ONU, debemos abocarnos a un planteo
pragmático para el aquí y ahora. En el cual las ONG's e individuos
participantes del proyecto, no necesariamente deban contar con apoyo guberanamental
y empresarial para poner en marcha el propósito.
Globalización, localización y diversificación cultural
El mundo del futuro está
siendo concebido a partir de lo que es el mundo del presente, y no de lo
que, más allá de lo que conocemos, proponga una realidad
totalmente distinta de todo lo conocido. Lo que conocemos es que las sociedades
humanas integran lo autóctono y lo foráneo, en una fusión
donde lo segundo, debilitando a lo primero, tiende a instalarse como característico
de la vida diaria, con mayor facilidad cuanto más difusión
mundial tenga. El diseño arquitectónico de un shopping será
el mismo en cualquiera de los continentes, y en ellos nunca estará
ausente la Coca-Cola; se va desde la infancia a la vejez tomando esa bebida
sin que importe de dónde salió, porque es un producto más,
ya tradicional, en la economía nacional. La "cultura planetaria"
que integran Shell, Microsoft, Marlboro o Philips, son parte de una globalización
que hace necesarios y hasta imprescindibles muchísimos productos
que las culturas locales no están en condiciones de proveer.
Por eso el mundo está
siendo planificado para el futuro en una continuidad de la actual coexistencia
de lo local y lo global, donde el ciudadano viva en la mezcla de lo autóctono
y lo foráneo a niveles tales en que se pierda la noción de
dónde termina una cosa y empieza la otra. Desde fenómenos
localizados como lo brasileño y lo africano, fusionados en lo "afrobrasileño"
a nivel religioso, o la tradicional "bombacha" del gaucho argentino-uruguayo,
inventada en Inglaterra, hasta cuestiones globales como el consumo de cigarrillos
o automóviles de fabricación nacional, pero de marca extranjera,
que resuena familiar, como cosa característica del país,
pues Philip Morris o Ford son parte de la historia del siglo XX en tantos
países, tanto como pueda serlo cualquier marca nacional .
Cuando las formas culturales
puras se alteran al combinarse unas con otras, terminamos viendo indígenas
cambiando sus viviendas por cubículos de cemento, yendo a trabajar
a la fábrica maderera, desde donde los bosques en que vivían
sus ancestros son devastados. También vemos que esos indígenas
tienen, en ciertos aspectos, ventajas tales como expectativas de vida,
confort y salud, superiores a las de sus antecesores. Por lo tanto, la
idea no es presentar a estos procesos culturales ni como perjudiciales,
ni como beneficiosos. La idea es presentar una situación en la que
la resultante mixta, que combina lo local con lo foráneo influyente
en el cambio, no tiene punto de retorno a la situación anterior.
Es decir, no podemos plantearnos un futuro en el que los indígenas
de Estados Unidos deban volver a cazar bisontes, o en el que los nativos
del África cacen elefantes, así como no cabe que los blancos
también hagan cacerías indiscriminadas de animales hoy protegidos
de ser extintos. Si la cultura de hoy nos exige la preservación
de especies vivientes amenazadas, toda tradición indígena,
negra o blanca de cacerías no tiene cabida.
No hay vuelta atrás
De no haber llevado a muchas
especies al riesgo de extinción, los nativos que hoy practicaran
las ancestrales cacerías no estarían haciendo más
que obedecer a su historia, tradiciones y necesidades básicas naturales.
No ha sido precisamente por culpa de ellos que hoy les está restringida
y penada la caza "ilegal": fueron los blancos quienes les introdujeron
el uso de rifles (a quienes no siguen todavía con sus primitivas
armas); fueron ellos quienes cazaron en exceso, hasta ser ellos mismos
quienes tuvieron que establecer leyes de protección a la fauna.
Ignorantes de la situación del ecosistema, nativos cazadores furtivos
en busca de marfil y cuernos han perdido el sentido original de lo que
debía ser la caza para la vida en las tribus. El hombre blanco,
al haber alterado los conceptos de cacería para subsistencia, por
los de una ambición desmedida que redujo al extremo el número
de animales, ha terminado por privar a las poblaciones indígenas
hasta de lo que era su natural derecho a subsistir mediante una caza en
su justa medida. A fines del siglo XIX, dos docenas de bisontes fue todo
lo que los Winchester dejaron a los indios de las grandes manadas que les
proveían carne y pieles. De no haberse reproducido los bisontes
sobrevivientes a un número hoy de miles, ya serían una de
las múltiples especies animales extintas por el hombre. Pero lo
que no pudo -ni quiso- ser evitado, fue la extinción de la cultura
autóctona de la caza del bisonte con fines de subsistencia.
Ya no se trata de devolverle
a los indios esa tradición el día de mañana; no se
trata de buscar culpables ni de reparar daños volviendo a situaciones
anteriores a los errores: no hay vuelta atrás, hay daños
irreparables, culpabilidades que no podrán ser reivindicadas y víctimas
que no podrán ser compensadas con beneficio reparatorio alguno.
La realidad es ésa, y exige una visión del futuro que poco
o nada puede llegar a tener que ver con lo que fue el pasado. Mientras
muchos indígenas deberán comprender que la situación
ha puesto fin a la posibilidad de que la tradición de las cacerías
perdure o que alguna vez se restablezca, muchos blancos deberán
hacer exactamente lo mismo. En el Forum Global Rio'92, durante la Cumbre
de la Tierra, el stand de la "Asociación de Caza y Conservación..."
(¿"conservación" de qué hacen los cazadores deportivos?)
fue hostigado por ambientalistas, quienes le pintaron con aerosol: "Fuera
asesinos", tras lo cual el stand permaneció vacío... Realmente,
en medio de una reunión global de ONG's allí presentes para
aportar cada una lo suyo a la salvación del planeta, la presencia
de ese stand era una verdadera burla y falta de respeto a la vida. En Animal
Planet, National Geographic, Mundo, Discovery y canales de esa línea,
es evidente por qué no hay programas sobre cazadores. "Hasta que
los animales tengan sus propios historiadores, las historias de cacerías
seguirán glorificando al cazador", dice un proverbio africano. Y
gente como la de dichos canales, que comienza a ser integrante de los historiadores
con que los animales ya pueden contar, se está encargando de que
al cazador se le termine toda y cualquier glorificación.
Los conceptos de los occidentales
deberán seguir en esa línea de cambio. Quizá hasta
los raticidas habrá que prohibir algún día, pues de
seguir como vamos, las ratas serán del poco alimento que muchos
tendrán disponible. Si eso todavía no es de descartarse porque
el futuro es imprevisible, para que tal cosa no suceda, habrá que
prever muchas cosas en vez de seguir dejándolas a su suerte arriesgando
la nuestra. Lo previsible en estos momentos y conforme a los acontecimientos,
es que pase algo muy grave en poco tiempo con el ecosistema y con las ciudades.
Algo para lo cual, de no haber vuelta atrás, habrá que buscar
soluciones en una dirección distinta de todo lo ya conocido y practicado
por nuestra civilización, y una de esas soluciones es un despliegue
de comunidades como la planteada en el presente estudio. En qué
medida los políticos y empresarios podrán o querrán
comprender la necesidad de tal estrategia demográfica, y hacer algo
al respecto, dependerá menos de ellos mismos que de movimientos
ciudadanos gestados por organizaciones e individuos en particular, concientes
de la realidad y de sus urgencias antes de que gobiernos y empresas lleguen
a dar un primer paso en el asunto. La fiebre del oro en Estados Unidos
generó todo un fenómeno migratorio que ningún político
o empresario tuvo que incentivar para que los propios ciudadanos decidieran
materializarlo. Es cierto que resulta más fácil hacer que
la gente sea captada por la fuerza centrípeta de un polo de atracción
como puede serlo un mineral precioso, a que sea lanzada por la fuerza centrífuga
de lo insano de las ciudades. Porque es una fuerza menor que la fuerza
centrípeta de las necesidades artificiales que han sido creadas
para que sea imprescindible seguir integrando el engranaje de la vida urbana.
De no ser atractivas las comunidades de este proyecto, no generarán
la fuerza centrípeta necesaria para ofrecerles a los habitantes
de las grandes ciudades, motivos que contrarresten la fuerza centrípeta
que ellas ejercen sobre sus pobladores. Si el kibutz tuvo éxito
en Israel, por algo fue: nadie iba a radicarse allí si no ofreciera
condiciones de vida deseables.
Pero lo que hoy puede ser
considerado deseable y atractivo, quizá el día de mañana
sea considerado superfluo. Si ver televisión es hoy tan importante
que hasta podrá faltar comida para los niños, pero no un
televisor, el día que haya conciencia de los daños físicos
y mentales a futuro provocados por la desnutrición, quizá
haya más familias que prefieran cultivar la tierra, criar animales
y consumir los alimentos necesarios en una pequeña huerta de su
hogar sin televisión. Conforme la crisis económica siga provocando
el hambre de cada vez más gente, mucha de ella dejará de
tener por ideal contar con sus electrodomésticos, automóvil
y un "prestigio social" académico que de nada sirve con diplomas
colgados o enroscados y profesiones sin posibilidad de ser ejercidas. Quizá
el ideal sea tener para comer, las comodidades básicas del hogar,
y algo en qué trabajar. De hecho, ese es precisamente el ideal de
muchos que han dejado de creer en las falsas promesas del sistema, porque
se toparon con la realidad de que, en los grandes núcleos urbanos,
hay menos posibilidad de ser protagonista que mero espectador y observador
frustrado de lo exhibido en las vidrieras, inaccesible a su bolsillo. Frustración
ésta que el sistema le compensa al individuo al hacerlo sentir "espectador
privilegiado" de un sinfín de propuestas baratas o gratuitas del
circo urbano con su diversidad de shows que puede presenciar en TV, en
el cine, en el estadio deportivo o en la calle. Viejos slogan políticos
tales como "marchemos hacia las fronteras" (hacer patria poblando los deshabitados
confines del país) no tienen fuerza ante el bombardeo propagandístico
de consignas para vivir en medio de donde sucede todo lo que es mostrado
como "trascendente" (farandulismo, por ejemplo), y donde se puede ser "importante"...
Para muchos, llegados a las
ciudades con tantos sueños, rotos éstos al toparse con que
eran ficticia propaganda, es inconcebible un retorno a sus poblaciones,
donde la pobreza nada les promete que sea mejor que la pobreza en las capitales.
Porque sus poblaciones de origen no están exentas del mismo problema
de la falta de solidaridad y comunitarismo que en las grandes urbes. Por
algo se dice tanto lo de "pueblo chico, infierno grande"; a no engañarse:
los lindos pueblitos pueden estar muy lejos de ser un paraíso. No
confundamos pueblito con "comunidad", o las comunidades del presente proyecto
con futuros pueblitos que puedan parecerse a tantos otros. Este proyecto
no propone que quienes se hayan ido de sus pueblos a las grandes ciudades
retornen a ellos. No sería solución, no hay esa vuelta atrás.
A toda esa gente hay que ofrecerle algo mejor que su punto de origen y
que la ciudad de destino en que no encontró lo que buscaba. Y ese
algo es: "comunidad chica, paraíso grande". No es lo mismo ir a
vivir a un pequeño poblado cuyos habitantes no tengan sustanciales
fines en común, que participar de un mismo fin en un proyecto comunitario.
La diferencia entre un infierno y un paraíso no es otra cosa que
el grado de integración, de unidad, cooperación, solidaridad
entre los miembros de un conjunto humano. Disgregados en sus respectivos
fines no siempre congregativos, y hasta en muchos casos competitivos entre
los pobladores (por ejemplo: en lugar de una cooperativa, competencia entre
comerciantes del mismo rubro), a los pueblos pequeños puede no tener
mucho que envidiarles la ciudad grande en este aspecto. La integración
al ritmo y a los valores impuestos por la civilización dirigida
desde los núcleos superpoblados, hace que cinco mil habitantes de
un poblado (por más que vivan en tranquilidad por la seguridad que
permitida por el hecho de que todos se conozcan entre sí), no escapen
a la dispersión de fines entre envidias y competencias. Una réplica
en miniatura de la gran ciudad y sus problemas.(2)
El material humano salido
en tales condiciones de tales poblaciones, e incorporado a las ciudades
grandes, ¿cuánto puede ofrecer que no sea más de lo
mismo? El mito de la "buena gente" de los pueblitos y la "mala gente" de
las capitales, puede ser fácilmente demolido por la relatividad
de esa idea ante la evidencia de la realidad; la cosa hasta puede darse
a la inversa. Quizá, como una forma de evitar que de estos pequeños
pueblos mucha gente siga yéndose a las grandes ciudades, lo conveniente
sea fundar cerca de ellos comunidades que capten a los potenciales migrantes,
dándoles condiciones de vida mejores que en las poblaciones de las
que desearan irse. Esto también contribuirá a disminuir el
flujo migratorio hacia las ciudades; evitará que el día de
mañana muchos migrantes frustrados, viendo que "no hay vuelta atrás",
queden sin solución en estado tan lamentable como en el que llegaran,
o peor, en muchos casos en la marginalidad de las capitales, donde sumen
su cuota de problemas para empeorar la situación.(3)
Si los políticos
comprendieran la importancia de una propuesta tal, la idea de planificar
comunidades ya tendría larga data. Pero como sus políticas
han venido incentivando valores anticomunitarios, competitivos e individualistas
(propios de la sociedad de producción-comercio-consumismo) como
pilares de la economía, ser político ha sido sinónimo
de ser preservador del sistema económico que necesita ciudadanos
individualistas con espíritu de competencia y antisolidarios; sistema
donde el corporativismo es un semidiós cuya refulgencia opaca al
cooperativismo a tal punto, que muchas cooperativas quiebran mientras las
multinacionales florecen en el tercer mundo haciendo estragos en las industrias
nacionales. Ésta es la obra de la mayoría de los políticos,
quienes buscando soluciones corporativas para el ahora, generan a futuro
-inmediato- nuevos y mayores problemas económicos en la población,
que no tienen vuelta atrás, cuando un país ha sido vendido
a las transnacionales y su bandera en los mástiles es de lo poco
que de nacional queda. Llegados a tales instancias en que la bandera es
lo de menos y quién maneje las empresas y los países importará
igualmente poco, porque vamos entrando en órbita de una economía
global pluri-imperialista oligopólica, la cuestión no es
declararle la guerra a ese sistema, sino interactuar con él mientras
se vaya montando otro paralelo, de comunidades en red, en cada una de las
cuales los conceptos de nación y territorialismo sean irrelevantes.
Y el las cuales los sentimientos humanos sean el pilar constitutivo y no
una circunstancia colateral: los más altos valores humanos serán
el objetivo de la convocatoria, y no la eficiencia de las fuerzas productivas
aplicadas a un proyecto generador de recursos económicos, como ha
ocurrido en las civilizaciones espiritualmente vacías, con el -equivocado-
espíritu impulsor de la vida urbana, consistente en la codicia individualista
y en las glorias personales de los gobernantes, atentos a los envoltorios
más que a los contenidos, es decir, a las estructuras de hormigón
y demás indicadores de "desarrollo y modernidad", más que
al estado de vida de la gente.(4)
*
1 En su obra citada, dice Konrad Lorenz sobre la superpoblación y otros males de la civilización:"¿Para qué le sirve a la Humanidad su multiplicación desmedida, su espíritu de competencia que se acrecienta sin límite hasta rayar en lo demencial, el incremento del rearme, cada vez más horripilante, la progresiva enervación del hombre apresado por un urbanismo absorbente, y así sucesivamente? No obstante, si afinamos un poco nuestra observación nos percatamos de que todos esos adelantos erróneos son perturbaciones de unos mecanismos muy concretos del comportamiento, en cuyos comienzos se desarrollaría, con toda probabilidad, como un valor inalterable, la conservación de la especie. Para expresarlo con otras palabras, se les debe conceptuar como rasgos patológicos."
"Nosotros, lo que vivimos en países civilizados de gran densidad
demográfica o en inmensas urbes, ignoramos ya cuanta falta nos hace
el altruismo generalizado, entrañable y acogedor. Uno necesita llegar
como visitante inesperado a una casa de cualquier país densamente
poblado donde muchas calles sórdidas de varios kilómetros
separan entre sí a los vecinos, para apreciar lo hospitalario y
filantrópico que puede ser el hombre cuando no se le apremia constantemente,
a desplegar su capacidad para los contactos sociales.
Sin duda el confinamiento de las masas humanas en los modernos centros
urbanos tiene mucha culpa de que no percibamos ya el semblante del prójimo
en ese escenario fantasmagórico donde se trocan, superponen y desdibujan
incesantemente las imágenes humanas. Nuestro amor al prójimo
se atenúa tanto con la excesiva proximidad de los innumerables semejantes,
que en última instancia apenas queda rastro de él. Quienes
deseen exteriorizar todavía unos sentimientos cordiales y afectuosos
hacia su prójimo deberán concentrarlos en un círculo
reducido de amigos, pues no hemos sido criados para repartir nuestro afecto
entre todos los seres humanos aun cuando la exhortación a hacerlo
así sea justa y ética. Por consiguiente, debemos adoptar
una determinación, lo cual significa que es preciso "evitar todo
contacto sentimental" con otras muchas personas que serían ciertamente
dignas de nuestra amistad. La consigna not to get emotionally involved
representa una preocupación preponderante entre muchos habitantes
de grandes ciudades. Pero ese proceder, absolutamente insoslayable para
cada uno de nosotros, va asociado ahora a un soplo pernicioso de inhumanidad;
nos recuerda el del antiguo plantador americano que trataba con excepcional
humanitarismo a su "servidumbre negra" y, sin embargo, manejaba a los trabajadores
esclavos de sus plantaciones como si fueran valiosos animales domésticos
en el mejor de los casos. Cuando este acorazamiento premeditado contra
los contactos humanos se acentúa, origina, en combinación
con las manifestaciones de un sentimiento decadente, esos aterradores indicios
de insensibilidad sobre los cuales nos informa cada día la Prensa.
Cuanto mayor es la "masificación" de los seres humanos, tanto más
urgente le parece al individuo la necesidad del not to get involved,
y por eso mismo hoy día se pueden cometer robos, asesinatos o violaciones
a la luz del día en las grandes urbes sin que intervenga ni un solo
"transeúnte"."
"El confinamiento de muchos seres humanos en espacios muy angostos no sólo acarrea indirectamente una deshumanización incipiente con el agotamiento y entorpecimiento paulatinos de las relaciones interhumanas, sino que también suscita un comportamiento agresivo y definitivamente directo. Se sabe, por muchos experimentos con animales, que la agresividad dentro de una misma especie suele acrecentarse con el confinamiento. Precisamente, cuando uno procura dominarse y se esfuerza por observar un comportamiento cortés o, mejor dicho, amigable, se acentúa esa disposición anímica hasta representar una verdadera tortura. La conducta incivil generalizada que observamos en todos los grandes centros urbanos es claramente proporcional a la densidad de las multitudes aglomeradas en determinados lugares. Y alcanza un grado alarmante, por ejemplo, en las grandes estaciones ferroviarias y terminales de autobuses neoyorquinas."
"La superpoblación contribuye directamente a todas las manifestaciones de malestar y decadencia. En mi opinión, es un delirio peligroso la creencia de que se puede establecer, mediante el correspondiente "acondicionamiento", una nueva clase de seres humanos inmunes a las temibles consecuencias del confinamiento intensivo."
"Las influencias del medio ambiente impiden que la especie sujeta a una selección intraespecífica siga caminos evolutivos cuya culminación sería una monstruosa catástrofe. Sin embargo, ninguna de esas fuerzas reguladoras y salutíferas se manifiestan en el desarrollo cultural de la Humanidad: ésta ha aprendido -para desgracia suya- a dominar todos los poderes de su medio ambiente ajenos a la especie, pero sabe tan poco sobre sí misma que queda indefensa ante los satánicos efectos de la selección intraespecífica."
"Homo homini lupus…", el hombre es un lobo para el hombre… Tal como la famosa máxima de Heinroth, este aforismo es un understatement. Pues el hombre, cual único factor determinativo de la selección para un desarrollo continuo de su propia especie, no tiene, desgraciadamente, ni mucho menos, una actuación tan inofensiva como el animal rapaz y, comparado con éste, es el más peligroso. La competencia del hombre con el hombre reacciona directamente, como no lo hiciera jamás con anterioridad a ella ningún otro factor biológico, contra "la fuerza eternamente estimulante, curativa", y destruye todos los valores creados más o menos por ésta con un puño tan diabólico e impávido que su tarea se atiene exclusivamente a las consideraciones comerciales, ciegas ante los verdaderos valores."
(volver)
*
2 Sobre la competencia, dice Konrad Lorenz: "Todo cuanto es
bueno y provechoso para la Humanidad en su conjunto e incluso para el individuo,
se está olvidando ya bajo la presión de la competencia entre
humanos.
Uno se pregunta qué causará más daño al espíritu
de la Humanidad actual, si la codicia cegadora o el apresuramiento agotador.
Sea como fuere, los gobernantes de todas las orientaciones políticas
se esfuerzan por promover ambas cosas e incrementar hasta la hipertrofia
aquellas motivaciones que impulsan al hombre hacia la competencia.
Junto a la ambición material o el deseo de ascender en el orden
jerárquico, o bien combinado con ambos, el miedo representa
también un papel esencial…, miedo de verse superado por la competencia,
miedo de empobrecerse, miedo de adoptar determinaciones erróneas
y no encontrarse ya nunca más a la altura de la tensa situación.
El miedo en todas sus formas imaginables es, sin duda, un factor fundamental
que mina la salud del hombre moderno desarrollando alta presión
arterial, cirrosis hepática, infartos cardíacos prematuros
y otras dolencias similares. Indudablemente, el hombre apresurado no se
siente movido tan sólo por la codicia, pues ni los incentivos más
atrayentes podrían inducirle a dañarse con sus propias manos
como lo está haciendo: está sometido a la acción de
un impulso, y este impulso sólo puede ser el miedo.
La prisa temerosa y el miedo apremiante del hombre se confabulan para arrebatarle
sus principales cualidades. Una de éstas es la reflexión.
Un ser que cesa de reflexionar se arriesga a perder todas las cualidades
y aptitudes específicamente humanas. Entre las secuelas más
perniciosas de la prisa, o quizá directamente de la prisa engendrada
por el miedo, figura la incapacidad patente del hombre moderno para estar
a solas con su propio Yo, aunque sólo sea durante un breve lapso
de tiempo. Con temeroso empeño procura soslayar toda posibilidad
de meditar sobre sí mismo y hacer examen de conciencia, como si
temiera que la reflexión le enfrentara con un horrible autorretrato,
algo similar a lo descrito por Oscar Wilde en su clásica novela
dramática El retrato de Dorian Gray. La manía generalizada
de escuchar y producir ruido -lo cual resulta paradójico si se considera
la neurastenia habitual del hombre moderno- no tiene explicación
alguna, salvo la de que por una razón u otra el mundo haya ensordecido.
Cierta vez, durante un paseo por el bosque, mi mujer y yo oímos
inesperadamente el estruendo de un transmisor acercándose con rapidez.
Lo llevaba sobre el portamaletas un solitario ciclista de dieciséis
años más o menos. "¡Ése tiene miedo de oír
cantar a los pájaros!", comentó mi esposa. Yo creo más
bien que aquel muchacho tenía miedo de encontrarse consigo mismo,
aunque sólo fuera por un instante. Pues, de lo contrario, ¿por
qué prefieren muchas personas con auténticas pretensiones
intelectuales la publicidad televisiva -verdadero emoliente del cerebro-
a la propia compañía? Sin duda, sólo porque les ayuda
a arrinconar la reflexión.
Así pues, los seres humanos padecen las tensiones nerviosas y espirituales
a que les somete la competencia con sus semejantes. Aunque se les haya
adiestrado desde la primera infancia para ver un progreso en las desatinadas
aberraciones de la competencia, se percibe el miedo con mayor claridad,
justamente en los ojos de los más progresistas, mientras que los
más competentes, es decir "quienes marchan con los tiempos", mueren
prematuramente de infarto de miocardio.
Aun cuando hagamos la conjetura optimista aunque infundada, de que la superpoblación
terrestre no seguirá aumentando al ritmo amenazador de nuestros
días, debemos evaluar la competencia económica de la Humanidad
consigo misma como un elemento suficiente por sí solo para arrastrarla
hacia una ruina total. Todo proceso cíclico con acoplamiento regenerativo
positivo conduce, tarde o temprano, a la catástrofe, y el fenómeno
al que nos referimos aquí contiene varios de ellos. Aparte de la
selección intraespecífica comercial, cuyo ritmo se acelera
sin pausa, actúa también un segundo proceso cíclico
sumamente peligroso contra el cual nos previene Vance Packard en varios
de sus libros y que tiene como consecuencia un aumento progresivo de las
necesidades
humanas. Por razones evidentes, todo fabricante procura estimular al consumidor
para hacerle experimentar la necesidad de los productos que fabrica.
Las lujosas estructuras resultantes del diabólico ciclo constituido
por el crecimiento de producción y necesidades con acoplamiento
regenerativo, acarreará el desastre, tarde o temprano, a los países
occidentales y, sobre todo, a los Estados Unidos, ya que su población
no podrá seguir compitiendo ventajosamente con las de los países
orientales, menos malacostumbradas y más sanas. Así pues,
los gobernantes capitalistas dan prueba de una miopía extremada
al mantener hasta ahora ese curso consistente en recompensar al consumidor
elevando su "nivel de vida" e imponiéndole, por ende, la "condición"
de proseguir su competencia -causante de alta presión sanguínea
y alteraciones nerviosas- con el prójimo."
(volver)
*
3 Sobre los pobres empeorando la situación en las grandes ciudades, dice en La ciudad en discusión (1968) Edward C. Banfield: "La ciudad atrae a los pobres, sobre todo a los padres pobres con muchos hijos, al ofrecer mejores condiciones de vida: mejor comida, ropa, techo, asistencia sanitaria, educación y trato por parte de los empleadores y funcionarios; por esta razón hay siempre tantos pobres en las ciudades. El problema de la pobreza en las ciudades rara vez tiene su origen en la propia ciudad; se trata esencialmente de un problema que surge en otra parte y es llevado después a la ciudad."
(volver)
*
4 En el capítulo sobre "MUERTE EN VIDA DEL SENTIMIENTO", en
su obra citada explica Konrad Lorenz: "Todo adiestramiento concebido para
imponer determinado comportamiento mediante una recompensa corroborativa,
preparará al organismo para aceptar cualquier incomodidad inmediata
a cambio de obtener una satisfacción futura, o, expresándolo
objetivamente, a soportar de forma pasiva situaciones estimulantes de dicho
tipo que si no hubieran sido precedidas por el proceso educativo hubiesen
resultado repelentes y conducido a la deshabituación.
Hoy día, el desenvolvimiento de la tecnología moderna, y
sobre todo de la farmacología, favorece en una medida jamás
conocida hasta ahora la tendencia humana generalizada a evitar todo desagrado.
Apenas nos percatamos ya conscientemente cuánto dependemos de la
comodidad moderna, pues hemos llegado a entenderla como una cosa natural.
Mediante la dominación progresiva de su medio ambiente, el hombre
moderno ha orientado inevitablemente el "mercado" de su economía
"agrado-desagrado" hacia una sensibilización continua y ascendente
contra todas las situaciones causantes de desagrado y una insensibilización
equivalente con respecto al placer en todas sus formas. Esto tiene consecuencias
deletéreas por una serie de razones.
La elevada intolerancia contra el desagrado -asociada con una atracción
decreciente del placer- ha hecho perder a los hombres la capacidad para
invertir un trabajo penoso en empresas que aporten beneficios lisonjeros
mucho más tarde. El resultado es esa petición impaciente
exigiendo la satisfacción
inmediata de todos los deseos incipientes.
Por desgracia, las empresas comerciales y los fabricantes alientan a todo
trance esa necesidad de satisfacción inmediata (instant gratification)
y, aunque parezca extraño, el consumidor no se da cuenta de que
las "serviciales" ventas a plazos le están esclavizando.
Como la indolencia y, por ende, la elaboración del contraste son
inherentes a la economía del "agrado-desagrado", según hemos
dicho, ese exagerado afán por evitar a toda costa el menor disgusto
tiene como secuela insoslayable el imposibilitar ciertos procedimientos
para llegar al placer que estriban precisamente en el contraste y sus efectos.
Y lo que se ha hecho inalcanzable mediante la discordante evitación
del desagrado, es la alegría. Sea como fuere, se puede obtener
satisfacción sin pagar el precio del desagrado en forma de trabajo
amargo, pero no la alegría producida por el hermoso estro divino.
El complejo desagrado-intolerancia, que crece incesantemente hoy día,
transforma los altibajos connaturales de la vida humana en una llanura
aplanada artificialmente donde los grandiosos vértices y senos de
las ondas apenas dejan sentir su vibración, donde luces y sombras
forman un gris monótono. En suma, engendra un aburrimiento mortal.
Ahora, esta "muerte emocional en vida" parece amenazar muy especialmente
a los sufrimientos y alegrías que se derivan por necesidad de nuestras
relaciones sociales, de nuestros vínculos con cónyuges e
hijos, con padres, familiares y amigos. "Un error muy generalizado y desorientador
para numerosos adolescentes -dice Wilhelm Busch- es el de interpretar el
amor como una cuestión que produce siempre placer exclusivamente."
El pretender esquivar todo sufrimiento significa sustraerse a una parte
esencial de la vida humana. Esta tendencia manifiesta se funde peligrosamente
con las derivaciones de la superpoblación (not to get involved).
En muchos grupos culturales, el afán por evitar a cualquier precio
todo sinsabor surte efectos extraños, casi diríamos inquietantes,
en la actitud ante la muerte de un ser querido. Una gran parte de la población
norteamericana descarta a ese ser en el sentido freudiano, el difunto desaparece
súbitamente, no se habla de él porque hacerlo constituye
una indiscreción, todos se comportan como si jamás hubiese
existido."
"Puesto que el desvanecimiento paulatino de la capacidad para saborear
los acontecimientos placenteros se origina, en su mayor parte, con la habituación
a situaciones cada vez más estimuladoras, no es de extrañar
que los hombres indiferentes busquen situaciones excitantes siempre nuevas.
Este "neofilismo" abarca más o menos todas las relaciones que pueda
establecer el hombre con los objetos del medio ambiente. Para quien padezca
esa enfermedad cultural crónica, un par de zapatos, un traje o un
automóvil perderán todo su atractivo cuando haya disfrutado
de ellos durante cierto tiempo, y lo mismo ocurrirá con la amante,
el amigo e incluso el hogar. Por ejemplo, muchos americanos suelen vender
con sorprendente despreocupación todo su menaje cuando cambian de
domicilio, y seguidamente se compran cosas nuevas. Un acicate permanente
en los anuncios de muy diversas empresas turísticas es la perspectiva
de to make new friends.
El neofilismo es una manifestación muy bien acogida por los grandes
fabricantes, puesto que merced a la inculta formación de las masas
puede aportar beneficios mercantiles a gran escala. "Built-in obsoletion"
(inculcar la idea de lo anticuado): he aquí un principio que desempeña
un papel muy importante en la moda del vestido y del automóvil."
"Antes de terminar este capítulo convendría sopesar las posibilidades
existentes para combatir terapéuticamente el enervamiento y la muerte
en vida del sentimiento. Siendo tan fácil comprender sus causas,
resulta sumamente difícil extirparlas. Sin duda lo que falta es
el impedimento de origen natural, cuya superación fortalece
al hombre, pues le impone el desagrado-tolerancia y, si consigue hacérselo
aceptar, le depara la alegría de la confirmación, del éxito.
La gran dificultad estriba en que el citado impedimento debe ser, como
hemos dicho, de origen natural. La superación de obstáculos
interpuestos premeditadamente en la vida no proporciona satisfacción
alguna.
A decir verdad, no nos faltan los impedimentos en este mundo, y debemos
superarlos si queremos atajar el hundimiento de la Humanidad; sin duda
el triunfo sobre ellos será lo suficientemente costoso como para
proporcionar satisfactorias situaciones de confirmación a cada uno
de nosotros. Una misión perfectamente realizable de los medios educativos,
debería consistir en divulgar la existencia de tales impedimentos."
(volver)
*
Parte III
LOS POLÍTICOS ANTE EL CHOQUE
DEL FUTURO
Gobiernos sin propuestas de cambio
En el mundo del futuro que
se proyecta desde este presente, si los gobernantes de las naciones, estados
y provincias, hubieran planteado hace algunas décadas, proyectos
demográficos tendientes a establecer numerosas poblaciones pequeñas
lejos de las ciudades, el mundo de hoy no sería tan parecido al
de los últimos siglos, y no tendríamos que estar pensando
en un mundo del futuro distinto del de hoy. Tampoco cuenta entre las estrategias
el cambio del espíritu de competencia por el de cooperación
solidaria, para edificar nuevas comunidades integrantes de una humanidad
unida, luego del rotundo fracaso de la humanidad dividida por la competencia.
Pero dada la falta de estrategias para transformar el mundo, que hasta
ahora se puede observar en todas las políticas gubernamentales,
en especial del siglo XX y de la actualidad, cabe preguntarse: ¿hay
un proyecto de transformación en las naciones, o el proyecto es
que todo siga más o menos como ha venido estando? ¿Quieren
realmente los políticos solucionar los problemas de los países,
o pretenden administrar la falta de soluciones, mediante proyectos que
dejan la realidad tal como está, poniéndole apenas algunos
parches o remiendos para aliviar, pero no para terminar con las situaciones
de crisis?(1)
El planeta no soportará
por mucho más tiempo los daños ambientales causados por la
sociedad, sin tornarse mucho más hostil de lo que se está
volviendo. La protección de bosques y selvas con absoluta prohibición
de desforestación, no está del todo clara en las políticas
a futuro con plazos definidos. La reducción de contaminantes a niveles
EXTREMOS, no figura en ningún plan que fije para qué fecha
habrá de prohibirse la fabricación y uso de ciertas sustancias
que están arruinando la tierra, aguas y alterando el clima. El Protocolo
de Kioto sobre reducción de gases de efecto invernadero recién
para el 2012 es una muestra de lo poco que les urge lo urgente. Porque
la fecha para la cual se estima que no quedarán glaciares en la
Tierra (muchos dejaron de existir en los últimos años), fecha
en que no quedarán ciudades costeras por el aumento del nivel del
mar, ya está prevista por los científicos: apenas es cuestión
de unas décadas, y no sólo llegarán a ver el desastre
nietos e hijos de los actuales adultos, sino también muchos de éstos.
Revertir el proceso climático de calentamiento global, requerirá
políticas que planteen con absoluta claridad que hay intención
de solucionar el problema.
Pero ninguna campaña
electoral de candidatos, ni discursos de gobernantes, pregonan programas
de acción para salvar al ecosistema de la catástrofe que
la ciencia anuncia; catástrofe provocada autodestructivamente por
la parte más corrupta y antinatural de la humanidad, arrastrando
al desastre a la parte compuesta por los humanos que viven en armonía
con la naturaleza.(2)
Al pueblo se le hacen promesas laborales, económicas, dentro de
un sistema de producción y consumo que exige la continuidad de los
factores industriales que agravan constantemente el estado del medio ambiente.
No hay políticos que propongan medidas extremas para contrarrestar
los efectos de la industrialización excesiva. "Crecimiento y desarrollo"
son las metas, pensando en las naciones y no en el planeta.
El mundo del futuro que se
proponen construir los políticos, no difiere sustancialmente del
actual. En 1930, la crisis económica con epicentro en Nueva York
tuvo alcance internacional. Cualquier acontecimiento parecido que ocurriera
allí, o alguna catástrofe, tendría efectos devastadores
en la economía mundial. Los científicos han determinado que
el lugar donde está asentada la ciudad es agitado cada tantos siglos,
por actividad sísmica de intensidad suficiente para destruir lo
edificado, a niveles catastróficos. La pregunta no es si va a suceder
o no, sino cuándo, dicen los especialistas. Pero la mayoría
de la población neoyorquina ignora que hay tal riesgo. Las políticas
económicas de los países dependen de que lugares como Nueva
York, u otros puntos neurálgicos de la economía mundial,
no sean afectados por algún imprevisto.
Riesgos por impactos de asteroides
son objeto de seguimiento y estudio científico permanente, y han
sido objeto de varias películas recientes, mostrando lo que puede
pasarle al planeta ante un evento tal. Alteraciones en el campo magnético
terrestre, efectos electromagnéticos de fenómenos que a nivel
cósmico se están considerando posibles, con capacidad de
impedir el funcionamiento de cualquier aparato eléctrico, nos presentan
la posibilidad de un futuro en el que tengamos que arreglárnoslas
sin nada de todo lo que la actual tecnología nos permite para nuestro
confort, trabajo y supervivencia. Parece poco creíble que tal cosa
pueda suceder, pero bastaría una huelga de trabajadores del gremio
de la electricidad para quedarnos a oscuras; o alguna grave crisis económica
que quiebre todos los sistemas que mueven a las sociedades, para que en
medio de la anarquía resultante todo se paralice, las fábricas
cierren, los alimentos escaseen, la delincuencia desborde, la policía
se repliegue, la ley se pierda y el desorden conduzca a un sálvese
quien pueda…
El mundo del futuro que los
políticos han venido definiendo, es un mundo dependiente de la tecnología,
de la economía, de las grandes fábricas, de las grandes ciudades
y de que el clima no cambie. Pero con sólo cambiar el clima, se
inundan muchas grandes ciudades, se pierden muchas grandes fábricas,
se quiebra la economía y se reduce la utilidad de la tecnología.
Y el clima ya empezó a cambiar: en África, el monte Kenya
ha perdido como un 80% de su glaciar, para dar una idea de lo que está
pasando, también en los hielos de todo el mundo, con destino inevitable
al aumento del nivel oceánico.
Pero esto que pasa y que es
tan grave como para ser titular constante en los medios de prensa, sigue
siendo ajeno a ella e ignorado por la mayoría de la gente en todo
el mundo. La explicación: el alerta mundial exigiría acción
inmediata, y la acción, políticas que inevitablemente deberán
hacer que el "desarrollo" cese en ciertos ámbitos industriales.
Consecuencia: trabajadores en la calle. Pero ha llegado la hora de parar
las máquinas y dar un golpe de timón; no para esquivar el
iceberg, porque justamente los icebergs no serán el problema, sino
la ausencia de icebergs.
Ése es el mundo del
futuro para el cual están gobernando y planificando los políticos
que tenemos por "representantes". Un mundo degradándose ambientalmente,
con una civilización frágil, que no podrá tener futuro
cuando el sistema colapse. No hay una conciencia que permita ir amortiguando
el choque del futuro, el cual hará impacto con todo su rigor en
la civilización, de seguirse sin efectuar la debida preparación
para dimensionarlo en toda su realidad.
Mundo paralelo
Ajeno a ese mundo de la civilización
fácilmente vulnerable, habrá un mundo paralelo: el de las
personas aisladas que, en pequeños núcleos alejados de las
ciudades, eventualmente podrán carecer de electricidad, de confort
(más o menos como hasta ahora), y por eso, en caso de estallar una
crisis que haga de las ciudades verdaderos infiernos, lejos de ellas esas
personas seguirán viviendo más o menos como lo hacen.
En medio del "sálvese
quien pueda", muchos sobrevivientes emigrantes de las ciudades irán
a parar a sitios alejados, en donde habrá quienes morirán
por no estar adaptados a una existencia sin horno a microondas, sin empleada
doméstica que les cocine, sin coche para pasear, sin Master Card,
y sin un centavo, o con los bolsillos todavía guardando billetes
que habrán perdido todo valor. No se trata de un futuro de película
de ciencia-ficción, sino de un futuro probable con bases científicas.
Los políticos no han planteado proyectos
de países que, ante una crisis nacional o mundial, dispongan de
una alternativa para que al menos una parte de la población quede
a resguardo. Si acaso algunos gobernantes han previsto la posibilidad de
alguna crisis tal, y han evaluado las consecuencias posibles, calculando
qué porcentajes de sobrevivencia y de qué parte de
la población, podría haber, esto no se ha traducido en ningún
planteo serio a nivel pragmático, acorde con la realidad ante la
cual estamos a punto de chocar. Sólo una pequeña porción
de ciudadanos acedería a refugios subterráneos -eso sí
hay gobiernos que han construido- con reservas de alimentos para un cierto
tiempo... Pero el mundo de la superficie, el de los que en vez de refugiarse
como ratas, tengan que seguir adelante como puedan, no cuenta con perspectivas
de desarrollo de proyectos comunitarios gubernamentales como el del presente
planteo.
La ausencia de políticas
gubernamentales para ir preparando comunidades alejadas de las ciudades,
que estén relativamente independizadas de la economía y de
la tecnología globales, plantea la necesidad de encarar acciones
no gubernamentales por parte de organizaciones y de individuos a título
personal. Gente que se proponga trabajar para que, ante la eventualidad
de una crisis del sistema, para entonces ya existan núcleos suficientemente
autónomos para sobrevivir y, en lo posible, vivir; entendiendo por
"vida" un intercambio con la naturaleza en mayor plenitud de lo que las
ciudades permiten, y un intercambio con los demás más humanizado
que en el funcionalismo de las sociedades urbanas.
La amenaza de catástrofe
ambiental -que ya es un hecho concreto y no un fantasma- no debía
ser necesaria para que la humanidad comprendiera que la vida en las ciudades
requería un descongestionamiento, que la contaminación requería
un freno a tiempo, y que los lugares despoblados eran los ideales para
establecerse, en núcleos reducidos, solidarios y ajenos a las ambiciones
materiales desmedidas que propone la sociedad de consumo. Todo esto debía
haberse planificado mucho antes de que se tornara una urgencia. Pero no
fue así; y como no se hizo por voluntad, tendrá que hacerse
por obligación; como no se hizo para dignificar la existencia, tendrá
que hacerse para seguir existiendo.
En estos momentos, para darse
una idea de que la existencia en la sociedad urbana no está asegurada,
basta tener en cuenta que muchas grandes ciudades se han tornado inhabitables
por el alto riesgo para sus pobladores, de ser víctimas de delitos.
Allí no hay ley, policía, ni políticos que puedan
hacer lo suficiente para garantizar el orden público, o la vida
del ciudadano. Por lo tanto, la elección de seguir viviendo bajo
tales condiciones supone no sólo el riesgo de que a uno le pase
algo, sino también que, aunque no le pase nada, su estado de alerta
e intranquilidad constante no valga la pena ser la rutina diaria. No es
sano. Muchos prefieren irse, pero no pueden. Otros podrían irse,
pero no quieren.
Vivir en paz y con un buen
margen de seguridad lejos de las ciudades que se han vuelto inapropiadas
para la vida, está siendo la consigna de cada vez más gente,
sobre todo la que tiene creencias o ideas espiritualistas. Si bien espiritualidad
no es necesariamente sinónimo de naturaleza y de repudio a la vida
en grandes capitales, es más probable que la persona espiritual
sea menos dependiente de las cosas materiales de la vida urbana, que la
persona cuya rutina pase invariablemente por la dependencia de esas cosas.
Por lo tanto, es más probable que se vaya de la ciudad a un lugar
despoblado o de escasa población, alguien con orientación
espiritual, que alguien carente de ella, que no quiere ni puede vivir fuera
de la sociedad de consumo. Y el problema es el exceso de manipulación
ejercida para hacer del ciudadano un consumista, y la falta de orientación
para hacerlo libre de tal dependencia de cosas externas, y rico a nivel
interior. Por eso una política que propusiera una forma de vida
que no necesitara de los lujos innecesarios que el sistema proporciona,
a los cuales se los presenta como necesidades, no contaría con mucha
adhesión. La gente no está entendiendo y le costará
entender que el cambio que la sociedad necesita no es el cambio de los
demás, sino el de uno mismo. Que no es el otro el que tenga que
irse a la dificultad del campo o la montaña para que sea uno quien
se quede en el confort capitalino, sino que es uno quien debe tomar la
iniciativa de irse a la bendición del campo o la montaña.
Porque alguien deberá hacerlo, y se precisan voluntarios. Alguien
deberá dejar de contaminar el aire con su automóvil, y para
ir en en bicicleta, a caballo o a pie por los caminos del campo, se precisan
voluntarios. Alguien deberá dejar de seguir alimentando a los millonarios
petroleros y de los hipermercados, para que el producto de su trabajo beneficie
a gente más próxima a él, y para eso también
se precisan voluntarios.
Ninguno de esos voluntarios
será rico, pero tampoco pobre, o esclavo a perpetuidad del sistema
impositivo con el que se provee fondos a ejércitos y fabricas de
armamentos. No verá en el estadio a los futbolistas famosos, y tal
vez ni siquiera los vea por televisión, pero no le faltará
tiempo para jugar a la pelota, y ser más protagonista que espectador.
No será envidiado por sus bienes, pero tampoco tendrá a quién
envidiar. No llegará a ser famoso o "importante" para muchos, pero
será importantísimo para todos; empezando por quienes comunitariamente
convivan con él, y terminando por el planeta como totalidad.
En ese "mundo nuevo", paralelo
al mundo de viejas estructuras, podrá parecerle a muchos ilusionados
de progresar económicamente, desmotivadora la propuesta de que los
que hoy son pobres, nunca serán ricos, y ni siquiera tendrán
algunos de los bienes materiales de confort que son considerados una necesidad
elemental. Pero tampoco sufrirán la miseria, la falta de trabajo
o la explotación laboral, ni el riesgo de caer en la delincuencia
o la drogadicción. Tampoco sufrirán el abandono y la falta
de solidaridad a la hora de la necesidad. Ni padecerán la soledad
de vivir rodeados en una sociedad de relaciones superficiales y vacías,
muy competitivas y poco o nada cooperativas.
Al ver en marcha este propósito
que comience a ejecutarse con la participación de ONG's e individuos
en particular, que políticos y empresarios fuertes abran los ojos
y deseen integrarse a la consigna, será algo de lo que no tendrá
que dependerse: sin ellos, habrá que hacerlo de todos modos. Pero
si gobiernos y capitales privados aumentaran las posibilidades de acción
en este sentido, el "mundo paralelo" al sistema, que estaremos construyendo
en conjunto con ellos, podrá tener perspectivas mayores. ¿Cambiará
la óptica de los gobiernos? No se puede ser profético en
esto, ni para bien ni para mal; por lo tanto no se debe ni creer que eso
va a ocurrir, ni descreer de tal posibilidad.
Básicamente, no se
debe estar a la espera de una definición gubernamental para llegar
a la ación. Si hay quienes piensan que hay que recurrir a los gobiernos
para establecer las primeras comunidades e implementar las primeras migraciones
hacia ellas, sepan que no será así: los gobiernos deberán
observar los logros hechos por vías no gubernamentales. Los millonarios
que podrían construir las primeras comunidades con sus abundantes
recursos, deberán observar cómo con escasos recursos, grupos
de personas emprendedoras habrán concretado la idea. Este proyecto
no necesita ni millones de dólares, ni millones de personas para
empezar: con poco, con pocos y de a poco, será suficiente para llegar
a ser muchos los participantes; no miles, sino millones.
CONSIDERACIONES FINALES
Conforme a lo tratado en
la Parte I, si todo este proyecto tecno-político no tuviera en cuenta
lo que era "oculto" (ahora revelado), lo sagrado, lo energético,
recaeríamos en construcciones y proyectos carentes de los valores
trascendentes que determinan el orden del cosmos. Concebir un modelo de
comunidad con nuevas formas de organización social, sin retornar
a antiguas sabidurías acerca de cómo funcionan las cosas
en el Universo, sería perdernos en una política vacía
de los contenidos y de las orientaciones espirituales que una sociedad
superior necesita.
En cuanto a lo tratado en
la Parte II, si la propuesta de comunidades pequeñas ante los problemas
derivados de las grandes ciudades, no fuera a constituirse en la principal
estrategia a tener en cuenta para que la Humanidad realmente empiece a
cambiar en favor de la preservación de sí misma y del ecosistema,
podríamos pasarnos años de sesiones en la ONU para buscar
soluciones dentro del "orden establecido" para establecer un "Nuevo Orden"
que será más de lo mismo, sin solución para el deterioro
ambiental y humano.
Por eso en la Parte III, se
deja claro que hay un riesgo ambiental inminente, ante el cual los políticos
que irresponsablemente
postergan medidas para revertir el problema,
recibirán el choque de la realidad que no están queriendo
enfrentar, cuando ella sea irreversible. Ante esto, en vez de esperar a
que los políticos y los poderosos de la economía mundial
tomen conciencia y hagan algo, los ciudadanos deberán ocupar ese
vacío de responsabilidades con acciones concretas y urgentes, a
las cuales los gobernantes podrán o no plegarse cuando comprendan
que el camino es por allí.
Que una sociedad superior,
en vez de estar compuesta por megalópolis ultratecnificadas, esté
hecha de redes de pequeños núcleos comunitarios mínimamente
equipados a nivel tecnológico, y máximamente desarrollados
urbanística y arquitectónicamente según místicas
sabidurías ancestrales, podrá parecer un retroceso. Y lo
es: el retroceso a formas de vida más elevadas y dignas, que se
perdieron por darle poder absoluto a una mentalidad industrialista y progresista
sin orden y sin rumbo que no sea el de la autodestrucción. Hace
un siglo, el futuro ideal podría verse reflejado en las torres gigantes
de Manhattan, o en el futurismo de la "Ciudad Gótica" de "Eternamente
Batman" o de las construcciones en "El quinto elemento". Hoy, si, en busca
de conceptos para la armonía de los hábitats, ese ideal no
se desplazara a las aldeas indígenas o a la Acrópolis ateniense,
tal vez podamos esperar a que el sistema colapse y la Estatua de la Libertad
y su entorno terminen como en "El planeta de los simios".
1 Sobre los problemas de los países y la actitud de los gobernantes,
en su libro citado escribió Konrad Lorenz: "Uno se pregunta qué
causará más daño al espíritu de la Humanidad
actual, si la codicia cegadora o el apresuramiento agotador. Sea como fuere,
los gobernantes de todas las orientaciones políticas se esfuerzan
por promover ambas cosas e incrementar hasta la hipertrofia aquellas motivaciones
que impulsan al hombre hacia la competencia.
Las lujosas estructuras resultantes del diabólico ciclo constituido
por el crecimiento de producción y necesidades con acoplamiento
regenerativo, acarreará el desastre, tarde o temprano, a los países
occidentales y, sobre todo, a los Estados Unidos, ya que su población
no podrá seguir compitiendo ventajosamente con las de los países
orientales, menos malacostumbradas y más sanas. Así pues,
los gobernantes capitalistas dan prueba de una miopía extremada
al mantener hasta ahora ese curso consistente en recompensar al consumidor
elevando su "nivel de vida" e imponiéndole, por ende, la "condición"
de proseguir su competencia -causante de alta presión sanguínea
y alteraciones nerviosas- con el prójimo."
(volver)
*
2 Sobre la tendencia autodestructiva de la humanidad, dice en su obra citada Konrad Lorenz: "Todas las facultades inherentes al hombre y derivadas de sus profundas percepciones en la naturaleza circundante, es decir, el progreso de su tecnología, los adelantos de las ciencias química y médica, todo cuanto parece hecho para aminorar los sufrimientos humanos se traduce, de forma horripilante y paradójica, en una corrupción de la Humanidad. Ésta amenaza con hacer precisamente lo que casi nunca han intentado los sistemas vivientes, a saber, estrangularse a sí misma. Pero lo más espantoso de este acontecer apocalíptico es que las cualidades y aptitudes óptimas, las más nobles del hombre, aquéllas que conceptuamos y valoramos con razón como específicamente humanas, son las primeras en sucumbir, a juzgar por las apariencias."
(volver)
*
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