Humor |
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yaskin@teleline.es 1 de gafas, 2 de bragas, llega el verano Parece ser que el verano es una época propicia para mantener relaciones intensas pero breves. Un amigo mío todavía suspira cuando recuerda la chica que conoció el año pasado en la playa. Cuando se despidieron intercambiaron direcciones y los números del móvil. Y a los pocos días mi amigo decidió hacerle un regalo. Encontró en una óptica unas gafas de sol muy bonitas. Después de ver unas cuantas se decidió por unas y las compró. La dependienta se las envolvió y él pagó la cuenta, pero al salir, en vez de coger la caja con las gafas cogió una muy parecida que había al lado y que contenía unas bragas que, seguramente, alguna clienta de la óptica se acababa de comprar. Mi amigo no se dio cuenta de la equivocación y con la impaciencia de hacer llegar lo antes posible el regalo, fue a correos y allí mismo hizo un paquetito y se lo envió con una carta. La muchacha, al recibirlo, se quedó muy extrañada por su contenido y más aún al leer la carta, que decía : Querida Irene, Espero que te guste el regalo que te envío, sobre todo por la falta que te hacen, ya que llevas mucho tiempo con las otras que tenías y éstas son cosas que se deben cambiar de vez en cuando. Espero también haber acertado en el modelo. La dependienta me dijo que era la última moda y me enseñó las suyas, que eran iguales. Entonces yo, para ver si eran ligeras, cogí y me las probé allí mismo. No sabes como se rió la dependienta, porque esos modelos femeninos en los hombres quedan muy graciosos y más a mí, que sabes que tengo los rasgos muy alargados. Una chica que había allí me las pidió, se quitó las suyas y se las puso para que yo viera el efecto que hacían. Las vi estupendas, me decidí y las compré. Póntelas y enséñaselas a tus padres, a tus hermanos y en fin, a todo el mundo, a ver qué dicen. Al principio te sentirás muy rara, acostumbrada a ir con las viejas y más ahora que has estado un tiempo sin llevar ningunas. Póntelas para ir a la calle y todo el mundo va a notar que las tienes. Si te están muy pequeñas me lo dices, que si no te van a dejar señal cuando te las quites. Ten cuidado también que no te estén grandes, no sea que vayas andando y se te caigan. Llévalas con cuidado y, sobre todo, no vayas a dejártelas por ahí y las pierdas, que tienes la costumbre de llevarlas en la mano para que todos vean tus encantos. En fin, para que te voy a decir nada mas, estoy deseando vértelas puestas. Creo que éste es el mejor regalo que podía hacerte. Un beso. Mi pobre amigo aún no comprende por qué aquella muchacha nunca le contestó.
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