- ¡Rapido Rusger, cierra!, no ves que se puede apagar la llama- exclamó Gustle casi enojado. El personaje que habia entrado en el habitáculo, era pequeño no medirá más de un metro cincuenta. Las orejas eran puntiagudas, sus cejas frondosas y mento pronunciado. Parecía ser un elfo de los bosques de Marfel, portaba entre los brazos un arco y en la espalda 10 flechas. - Lo siento maestro- se disculpó Rusger. - No importa, ¿dónde estan tus compañeros?, necesito leerles un escrito que me ha llegado hace unos instantes de la aldea Bas-kor. - Oh, no sé maestro. Se quedaron en la cantina haciendo un juego de quién veía más. - Bueno los esperaremos. Las horas pasaron lentamente, el viejo maestro con su palo roído por algún animal de las praderas, sostenía débilmente el cuerpo marchito del viejo. Un paseo más por todo el habitáculo y apoyose en un sofá, el cual levanto una humarada de polvo que envolvió las figuras de los ocupantes de la choza. Nuevamente la puerta se volvió a abrir, apareciendo los tres discípulos, algo borrachos por el alcohol consumido. Entre los ropajes de animales muertos, se encontraba Futkor el bárbaro y mesías en un tiempo. Kima la herudita, una niña cuidada por los animales con poderes de controlar a cualquier tipo de bestia. Santo el paladín, joven aprediz de mago. - Por favor sentaros- mostró en tono de invitacion a los ocupantes- debo leeros este escrito, que os perjudica a vosotros y todos los habitantes de Britannia. Con un giro de su vieja cabeza empezo a leer en voz baja. - Estimado amigo mío, tú y yo héroes en un tiempo, me siento apenado por lo que te voy a decir............. HEOLOSS |