Os contaré la historia y juzgar por vosotros mismos, si la verdad se esconde detrás de estas palabras que me han servido para contar una y otra vez esta misma historia. Me llamo Marcos Varila y os voy a contar una de mis grandes historias que me cambió la vida. Me sucedió hace 10 años en México.... Yo era muy pequeño, tendría unos 6 años. Mis padres eran más o menos ricos, eran personas de negocios industriales. Por lo visto nos fuimos a Veracuz (México), a descansar. Nos instalamos en un gran hotel llamado " El Blanco "(tal vez por su fachada), era uno de los mejores hoteles que habia por la zona. Sus pasillos eran largos, relucientes, limpios. Las habitaciones eran más de lo mismo, con camas de agua y lámparas de cristales luminosos. Carmen (Mi nana), se acomodó en mi habitación. Pasaron varios dias, mis padres tenían que hacer unas cosas allí, en Veracruz. Carmen para no molestar a mis padres, más bien para que yo no molestara a mis padres, decidió llevarme en tren a San Luis "otra de la ciudades de México". Todo eso fue estupendo, hasta que empezaron los problemas. Yo cerca de la ventana viendo el paisaje, un disparo sonó, la gente estaba asustada, cuando cuatro tipos vestidos de negro entraron en nuestro vagón. A uno de ellos conseguí verle la cara, parecía ser americano, tenía una cicatriz en el lado izquierdo de la mejilla y era bastante alto o eso es lo que me parecio a mí, los otros tenían la cara tapada con un pasamontañas. Yo asustado en un riconcillo temiendo de que me hicieran daño. El hombre de la cicatriz se acerco a mí, me puso la mano en la cabeza y me acarició el pelo. No sé lo que me paso pero me sentí mejor, más tranquilizado, con más valor. En menos de cuatro minutos, el tren fue ocupado por ocho personas, cada una con su respectiva arma de fuego. Se habían dividido en tres grupos, ya que el tren se componía en dos vagones para los pasajeros y una cabina para los sistemas del control del tren. En la afueras de la ciudad, había otros cuatro tipos más y al lado de ellos una palanca. Al parecer habían cambiado los railes a una vía muerta que teníamos al lado. Los minutos pasaban lentamente, sin saber que iban a hacer con nosotros. Uno de los ladrones que nos estaban vigilando, estaba muy intranquilo, se estaba percatando que el tren en el que viajabamos iba cada vez más deprisa. El hombre de la cicatriz, acompañado de otras dos personas más, se dirigió a la cabina de mandos. Era increible, la velocidad que marcaban en la velocidad era de 50 Km/ h, pero era imposible que pudiera marcar esa velocidad, a la rapidez que íbamos. Los hombres que estaban en la cabina, intentaron frenar el tren (Era imposible), los dos frenos se quemaron debido a la gran velocidad que llevaba. Uno de los atracadores asutado con temor, intentó desesperado saltar del tren. Los disparos del muchacho hicieron romper una de las lunas de los pasajeros, saltando a través de ella. La suerte no fue con él y se estrello con las rocas que teníamos a los lados. Yo aterrorizado me levanté del sitio, rápidamente Carmen me volvió a sentar. El miedo de los pasajeros y de los ladrenes, iba a peor. Por que esa via muerta que habiamos cogido, se dirigía hacia los alto de una montaña. El ruido del tren y los golpes que daban los ladrones para desenganchar la cabina de control, hacia que mi pequeño corazón palpitara deprisa. El miedo que tenía, hizo adueñarse de mi cuerpo, escabulléndome en las faldas de Carmen. Un grito hizo sobresaltarme, era la voz de uno de los ladrones que había divisado " La Gran cuerta de Grees Hils ". Los pasajeros se volvieron locos, se pisaban unos a otros, gritaban por que se parase el tren. Pero los gritos y lamentos de los pasajeros, no impidieron continuar su camino, hacia abajo. El tren se movia de lado a lado, el peligro era claro o se reducía de velocidad o se descarrilaba el tren. Esa personas intentaron por todos los medios parar el tren, pero fue imposible. Me acuerdo de una curva, un precipicio al lado y un golpe que me di en la cabeza perdiendo el conocimiento. Cuando desperté estaba en el suelo, al lado mío parecía encotrarse el tren en el que viajaba yo. Me levanté cuidadosamente, alcé la vista y solo vi pequeños rayos que penetraban temerosamente por el precipicio. Empecé a andar y palpar por dentro del tren, por si había algún superviviente, pero el silencio me hizo suponer que estaba solo. Un ruido débil, hizo que saliera del tren por si era alguna roca que se había desprendido, pero no era nada. Al poco rato de estar parado junto al tren, oí nuevamente el mismo ruido, con un pequeño giro me di media vuelta y entre los escombros del tren había varias personas mirándome. Tenían forma de "Zoombies", con la cara chupada de no haber comido en varios meses, la ropa andrajosa de no haberla cambiado en mucho años y algunos trozo de carne amputado, hacían que mis endebles rodillas temblaran. Luego miré al tren y empecé a correr con todas mis fuerzas. Mis fuerzas me estaban abandonando lentamente, esas cosas o zombies como se les quiera llamar, todavía me seguían. Con lágrimas en mis ojos vi una sombra, rápidamente creí que era una alucinación, pero no fue así. Un golpe hizo pararme en seco, al parecer eran las rodillas de la sombra que se había postrado ante mí. Seguidamente me cogió el brazo y con su mano derecha, disparó a uno de los que me seguían, entre los ojos. Los otros con la boca chorreando de saliva, fueron directos al que le había impactado con el revolver y con sus negros y amarillentos dientes, arrancaron los pedazos de carne que quedaban. Yo aterrorizado volví la cara y vi al tipo que me cogió, era uno de los atracadores, exacmente el hombre de la cicatriz. La noche en ese sitio se hizo pronto y nos metimos en una cueva empotrada en unas de parades. Allí con mucho frio, pasamos la noche. Se hizo de dia, la claridad nos hizo continuar el camino. Anduvimos bastante con la posibilidad de encontrar una salida. El hambre que teníamos hacía protestar a nuestros estómagos. Por fin después de varias horas andando, encontramos el final. Allí en esa pared de rocas, habia una puerta muy grande, hecha por los antiguos "Mayas". Estaba hecha de piedra caliza, en el centro de la puerta postraba un animal tallado, no un animal de ahora tenía forma de tigre, dientes de mamut y ojos de ciervo. Observé varios minutos la pared y la puerta, allí debajo de esa enorme mole se hallaba un agujero que se adentraba para dentro. Entre sufrimiento y pereza, conseguimos pasar. Enfrente nuestra, había un árbol que daba peras de un tamaño bestial. Comimos hasta hartarnos, después proseguimos nuestros camino. Anduvimos un buen trecho, con la posiblidad de encontrar una salida inmediata. Lo que vimos allí, al final de la cueva, fue asombroso, era como una novela de "Julio Verne", era una ciudad bajo tierra, coches volando, gente pacifica y todo estaba cubierto por una cúpula de cristal (Parecia la Atlántida). Con mucho sigilo pudimos meternos por un coducto de aire, que daba a una de las alcantarillas de la ciudad. Escondidos en unos arbustos, pudimos divisar a un personaje, vestía de blanco, por su atuendo parecia ser un científico. Tenía una gorra, lo que mas me extraño de la gorra era lo que tenía inscrito, "Nasa". Me dije para mis adentros: - ¿Qué demonios hace la Nasa aquí?-. Después de haberlo observado, le seguimos. Nos llevó a un laboratorio a lo grande, entramos con mucho cuidad. - ¡ INCREIBLE !-, dijimos los dos al ver la nave espacial. Retiramos la vista de la nave y las pusimos en unas cápsulas que no se distinguían lo que había dentro. Nos acercamos con cuidado, quitamos una pequeña capa de hielo y conseguimo averiguar lo que contenía. Era una forma de vida no indentificada, era alto medira unos 2´10m, tenía los ojos ovalados como el dibujo de la puerta y era muy flaco. Nosotros asustados intentamos salir de allí, pero un grito hizo que nos parasemos en seco. El grito parecia provenir de una habitacion que teníamos a nuentra mano izquierda, con sigilo no pusimo en la pared contigua y con un pequeño giro miramos. Allí en esa habitacion, estaba uno de los pasajeros de nuestro tren. Tenía unos cables metidos en la cabeza, varios doctores que allí se encotraban con un bisturí le abrieron el estómago de par en par, le sacaron alguno órganos de su interior y le amputaron los dos brazos. Nosotros no pudimos resistir más y salimos de ese lugar tambaleándonos de un lado para otro. Uno de los científicos que por casualidad estaba fuera del laboratorio, nos vió salir apresuradamente y toco la alarma. Nosotros con una rapidez endiablada, no metimos por la alcatarilla mas cercana y salimos de la cúpula, por un conducto de aire. Ya fuera, el hombre de la cicatriz observó un camino estrecho que subía hacia arriba. Sin pérdida de tiempo nos pusimos en marcha, por miedo de que los guardias nos estuvieran siguiendo. Nlo sé muy bien lo que pudo suceder, pero esos científicos de la Nasa tuvieron que soltar algo. Cachos de pared del camino, empezaron abrirse lentamente. Gritos y aullidos infrahumanos, se oían en la lejanía y a lo lejos de aquel camino estrecho, se podía observar esas extrañas criaturas negras, con una fuerza descomunal. Parecían perros hambrientos, con la boca chorreando saliva y sus pequeños látigos que les salían de sus costados, intentaban cazarnos como si fueramos conejos. Un disparo sonó, el hombre de la cicatriz había alcanzado a uno de ellos entre los ojos. Pero como si de un exprimento se tratase, seguía andando como si nada. Por fin de mucho correr, llegamos al final del camino. Arriba en el techo había un diminuto agujero, el cual solo podia salir yo, el hombre de la cicatriz me alzó hacia arriba y pude salir. Él para que no me pillaran disparó a una de la paredes, derrumbando todo aquello. Yo, llorando por las vías del tren, tropecé y me di contra el suelo perdiendo el conocimiento. Cuando desperté estaba en un hospital, al lado mis padres, me contaron que estaba al lado de un precipicio y un helicóptero de rescate me trajo aquí. Yo asustado les conté todo, pero como era de suponer no creyeron a un niño de 6 años. Yo tengo mucha preguntas que hacer como ¿Qué clase de experimento hacía la Nasa en ese lugar? o ¿Qué hacían aquellos extraterrestres en ese sitio?, pero la más importante de todas, ¿QUÉ FUÉ, SUEÑO O REALIDAD? HEOLOSS |