EL VIAJE A U.S.A.

na calurosa mañana de verano mi madre y yo estábamos dispuestas a coger un avión, para mí hacia un mundo desconocido, mientras que mi madre se despedía de la familia, yo asustada, temerosa por no saber lo que me esperaba en aquel país, en mi país de nacimiento. Estaba muy dudosa por saber como seria todo aquello, si seria como en las películas que yo he visto, me admitirían, etc....

En un momento desperté de aquel tormento a causa de la ultima llamada para coger el U.S.Air por la puerta 23.

Rápidamente me despedí, como si no fuera nunca más a volver, (cosa que no sabia. No sabia si iba a volver, y con una mirada perdida en la nada me perdieron de vista al cruzar él ultimo control policial.

Una vez dentro mi madre me cogió de fuertemente de la mano y me dijo: «Laura mírame a los ojos y tranquilízate. Va a ser un viaje muy largo y tienes que estar tranquila. Comprendo que tengas miedo, pero yo también lo tengo, así que yo seré tu apoyo y tú el mío.»

Yo la mire con tristeza y la dije: «vale, ahora vamos a montar en ese avión, que sea lo que Dios quiera.»

Una vez dentro del avión me senté junto a la ventanilla observando como se movían las cosas (¿o era el avión?)

Yo por cierta parte quería que lo que se moviese fueran las cosas en vez del avión, puesto que no quería irme de ahí. Pero ¡¡¡qué remedio mi madre se iba a casar !!! (Otra vez).

Me tranquilice cuando ya estabamos en el aire, fueron unas nueve horas interminables para mí.

Dormí, comí, paseé, vi la televisión, oí la radio, leí... no sabia que hacer.

Por fin llegamos a New York y tuvimos que esperar otras seis horas hasta que llego el siguiente avión (de la misma compañía) que teníamos que coger.

Como teníamos tanto tiempo libre, nos fuimos a visitar New York. Era precioso, gigante, estaba lleno de gente. Me sentía como una aguja en un pajar.

Seis horas más tarde cogíamos otro avión hacia Los Angeles.

Estuvimos volando otras ocho horas por todos los Estados Unidos.

Yo ya estaba harta de estar en un sitio cerrado, pero claro, no podía salir.

Una vez en el aeropuerto de L.A. tuvimos que ir corriendo a coger una avioneta destino de Fresno.

Estuvimos viajando desde las seis de la mañana hasta las 10 de la noche (por que fue a la hora que llegamos a los Angeles), (aunque las horas no coincidan hay que entender los cambios horarios)

Una vez en la avioneta, despegábamos de tierra por 3ª vez.

Me asome por la ventanilla y vi una imagen alucinante. Todos los Angeles de noche, las luces, coches, etc... (lo podía ver porque una avioneta viaja mucho más bajo que un avión).

Solo era una hora de viaje. Cuando llegamos, me dije a mi misma: «por fin», después de tantas horas podré descansar a gusto.

Cuando salí de la terminal vi a Lucas (mi padrastro, con el que se iba a casar mi madre. Hacia dos años que no le veía).

Salí corriendo y le abracé.

Fuimos a la que iba a ser mi nueva casa.

La parte de delante tenia césped, arboles, el garaje, etc...

El porche era de madera, una madera oscura. La casa estaba pintada de un verde clarito.

Dentro de la casa había cuatro habitaciones, tres baños, salón, cocina, sala de estar, etc.

En la parte de atrás de la casa había también césped, arboles frutales, una piscina y columpios. Todo ello estaba vallado puesto que a los lados también había otras casas.

Rápidamente elegí nuevo cuarto (con baño propio), pero como era la primera noche dormí con mis padres ¡¡ en una cama de agua!!.

La cama era la caña, era de madera, pero de esta antigua y muy gruesa. El cabecero tenia unos dibujos labrados a mano, no se como explicarlo, solo que era la caña.

A la mañana siguiente Lucas hizo un desayuno alucinante, al estilo americano.

Después mientras mi madre deshacía las maletas yo me estaba bañando en la piscina, cuando de pronto en una de las vallas se asomo una chica.

Yo como no sabia ingles solo la dije Hello, y ella me contesto de igual manera.

De pronto Lucas me llamo y me tuve que meter en casa para vestirme porque me iba a enseñar el pueblo, y a conocer a mi nueva familia puesto que no les conocía.

Una semana después me llevaron a la nueva escuela (puesto que ahí es jornada continua)

El colegio se llamaba Phanterey, y lo que más me llamo la atención fue que era todo completamente gratis: desayuno, comida, libros, autobús... , todo era gratis (bueno, o no te costaba nada).

También un de las cosas que más me llamo la atención fue que todos los días había una hora de gimnasia y otra de experimentos; luego había mate, historia, lengua etc... ,yo me perdía siempre una de las clases (no recuerdo cual), porque me llevaban a otra clase a aprender ingles.

Solo tardé 3 meses en aprender ingles perfectamente, decía que era debido a mi edad.

A lo largo del curso me apunte a atletismo y al coro.

Todos los días era la misma rutina, exceptuando que cuando nos daban las vacaciones en clase hacíamos una fiesta y cada uno tenia que llevar algo para picar. Yo siempre llevaba tortilla de patatas para enseñarles uno de los mayores placeres de España.

Muy pocos compañeros sabían donde estaba España.

Mi profesora MS Welch, tenia mucha paciencia, tenia la voz muy suave y era muy cariñosa con nosotros.

En clase había de todo, negros, chinos, mexicanos y «españoles».

Cada semana se le daba una estrellita dorada al «compañero de la semana» que era votado por todos (cada semana) y ganaba varios beneficios, como por ejemplo entrar a comer el primero, no tener que correr en gimnasia (que lo hacían todas las clases a la vez).

A final de curso, en un panel de la pared ponía el nombre de todos y quien tuviese mas estrellas se llevaba un viaje a un parque de atracciones de Fresno.

Una noche empezó a temblar todo, duro unas dos horas.

Yo estaba muy asustada, no savia que hacer, solo recuerdo que me metí debajo de mi escritorio porque en la escuela me dijeron que cuando hubiera un terremoto me metiera allí o debajo de una puerta.

El terremoto fue muy fuerte aunque mucho más en Los Angeles, se cayeron carreteras, puentes, colegios, etc.

Mi casa quedo un poco destrozada. Alguna que otra raja, pero poca cosa. Así que decidimos mudarnos.

El lugar lo eligió mi madre y ahora era un chalet adosado. Estaba en un recinto privado era de «ricos», de gente con pelas porque había cuatro piscinas, una pista de golf con dieciocho agujeros, dos pistas de tenis, parques y había hasta tiendas y cafeterías.

La casa en si, era más pequeña pero tenia cuatro plantas cosa que la otra era planta única.

Yo me cogí la buhardilla porque tenia una ventana en el techo y puse la cama bajo ella para las noches que fueran en vela contemplar las estrellas.

Uno de mis nuevos vecinos iba a mi clase, se llamaba Mike, siempre volvíamos juntos de la escuela.

Por las noche con los vecinos era la juerga padre. Salíamos todos al césped (todas las casas estaban comunicadas por caminitos, porque todo era césped), con mesas, sillas, barbacoas, cartas, etc. y hablábamos entre todos, como si nos conociéramos de toda la vida.

A mí me enseñaron a jugar al póker, y apostábamos 25 centavos, y no sé cómo, siempre ganaba.

Empecé a coger afición por el golf, me pasaba todo mi tiempo libre jugando y los fines de semana competía con Mike. Nos hicimos muy buenos amigos.

Un día recibí una llamada que me dejo indecisa, era mi hermano Shane, al que hacia unos siete años aproximadamente que no veía, ni nada por el estilo. Bueno, mas bien no le conocía, porque se fue cuando yo tenía dos años y no me acordaba de el. Me dijo si estaba «mama» y yo se la pasé.

Cuando mi madre colgó me miro con una gran sonrisa y me dijo que mi hermano iba a venir desde Miami para vernos y presentarnos a su futura mujer.

(De ese día me acuerdo como si fuera ayer, es algo de lo que no me podré olvidar).

Era un sábado por la mañana y él iba a venir ese mismo día, yo ya estaba ansiosa, de pronto apareció una furgoneta roja (yo como no le conocía, no reaccione).

Mi madre al ver a la persona que estaba conduciendo, saltó y fue corriendo al aparcamiento, mientras me llamaba a gritos. Yo salí corriendo cuando vi a mi madre abrazando a un chico rubio, alto y delgado.

Cuando se dieron cuenta de mi presencia, hubo un momento de silencio, entonces mi madre cogió a Shane de la mano y le dijo: «mira, esta es tu hermana, tu viva imagen», entonces nos junto y él me abrazo.

Seguidamente salió su novia Margaret y nos abrazo. Lo de siempre.

Esa semana con mi hermano fue la más feliz de mi vida (nunca se volvió a repetir).

Una vez vuelta a la tranquilidad volví a hacer lo de siempre.

Al igual que esa semana fue la más feliz de «mi vida», la más «traumática» fue cuando un día saliendo de la escuela, como siempre con Mike, en un zanja había dos bandas que estaban discutiendo, entonces le dije a Mike que siguiera, que no se parara. Le dejé atrás cuando oí un tiro. Miré hacia atrás y vi a Mike en el suelo con un tiro en la cabeza, fui corriendo hacia él y le puse entre mis piernas hasta que llegó la ambulancia y la policía.

Me hicieron todo tipo de preguntas, todo ocurrió a las 2 P.M. y no me dejaron salir de la comisaría hasta las 10 P.M.

A la mañana siguiente todo el vecindario, colegio, etc. estaban de luto porque Mike había perdido la vida a causa de unos inhumanos, y de una equivocación porque el disparo no era para él, a él aún no le había llegado la hora.

Al causante del disparo se le detuvo poniéndole una condena de diez años por posesión de arma de fuego y asesinato en primer grado.

Al mes siguiente mi madre y yo estábamos de nuevo en el avión camino de España.

En el trayecto le pregunté a mi madre: «¿Por qué nos volvemos?» y ella me dijo: «Porque no voy a jugarme la vida de la única hija que tengo».

Yo comprendí lo que me dijo y no volví a sacar el tema.

Esta es una historia que viví con tan sólo diez años y os puedo asegurar que te marca toda la vida.

 

CRISTINA LOVELL
klmgarcia@eresmas.com

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