ðHgeocities.com/area51/station/2598/ipar830.htmoocities.com/area51/station/2598/ipar830.htm.delayedxqÕJÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿȰƟ¯(OKtext/html€˜w5ó¯(ÿÿÿÿb‰.HThu, 02 Jul 1998 11:08:07 GMT Mozilla/4.5 (compatible; HTTrack 3.0x; Windows 98)en, * qÕJ¯( Stirling

(...Ipar tratando de llegar a las Islas de Ys, respondiendo al requerimiento de la extraña visión de una dama, se embarca en el Itsasoko Begiak, barco que naufraga en medio del Mar de las Tormentas. Superviviente y aferrado con desesperación a unas tablas, improvisa un bote y vaga a la deriva lo que parece una eternidad...)

STIRLING

     El Mar de las Tormentas hoy está tranquilo, una quietud y calma que llaman a las Walkirias. El dolor...Hace ya mucho que olvidó el dolor. La luz le hace daño en los ojos y la desnutrición y deshidratación le carcomen las entrañas. Ipar se tumba sobre los tablones, es la hora de decir adios, es el sueño del que ya no se despierta. Se aferra a su espada y maldice débilmente a Sugaar...ya no tiene fuerzas; la muerte para él es una liberación. Los ojos se van cerrando, poco a poco. Su mandibula deja de apretarse y su ceño se va relajando. Quemado por el sol, olvidado por los dioses, maldito entre los malditos, el Mercenario empieza el sueño de los del Walhalla. Recuerda, mercenario...recuerda...

     “...Llegó a las Highlands con su capa púrpura y sus botas de cuero, ávido de aventuras, sabedor de la revuelta de los escoceses contra el despótico Rey Edward the Longshanks. Lucharía junto a los mercenarios irlandeses del lado escocés. Se repetía la misma historia de siempre; un pueblo pequeño se rebelaba conta el grande, aquel que pretendía devorarle hasta la médula.

     No le conoció demasiado bien. Las leyendas eran confusas sobre William Wallace. El hombre que medía como un gigante, el que mataba a los sajones de cien en cien. Wallace; el caudillo de la revuelta, el que guiaba a los orgullosos escoceses hacia la libertad.

     Oí en una taberna que unos sajones habían violado y asesinado a su esposa. Que eso le había cegado de dolor...ya antes su padre y su hermano, jefes de clanes no afines a la corona, habían sido citados en unas “conversaciones” para ser ajusticiados a traición por Longshanks. El tal Wallace fue recogido por su tío, cuando todavía era un niño, haciéndole viajar y le enseñándole las maravillas y saberes del mundo. A su vuelta; se precipitaron los acontecimientos.

     Las Highlands estaban dominadas por los clanes. Y los clanes respondían ante un líder; Robert the Bruce, el heredero venido a menos del orgullo escocés. Los jefes de los clanes, avariciosos, hubiesen vendido a su madre por unos acres más de tierras...y Longshanks, sabedor de ello, los emborrachaba con ducados y señoríos ficticos al sur, para tenerlos bajo su dominio.

     Los clanes nunca se unieron del todo. Esa fue su perdición...Hubo avances victoriosos sobre Edimburgo y Kent. De todos ellos, la batalla decisiva fue en Stirling...Un ejército real entrenado, bien alimentado, armado poderosamente, contra los insurrectos escoceses.

     Estuve en Stirling, allá es donde le ví por primera vez. Observábamos ante nosotros al todopoderoso ejército del rey Edward the Longshanks. Consternado me daba cuenta que teníamos todas las de perder; mal alimentados, peor armados, apenas entrenados. Los rumores de abandono se sucedían entre nuestras líneas. Fue cuando apareció a caballo y con voz poderosa nos habló.

    - Hijos de Escocia!!! Soy William Wallace...

     Algunas voces se elevaron incrédulas, no podía ser él. No era tan alto, y no despedía fuego por los ojos como aseguraban las leyendas...pero conforme iba hablando notábamos su aureola de héroe, su carisma, su don.

    - Sí, soy William Wallace. Os miro y veo a compatriotas armados con el valor de sus convicciones contra la tiranía. Gentes libres, porque todos vosotros sois libres. Decidme ¿Qué haríais por defender vuestra libertad? ¿Lucharíais?

     Murmullos temerosos se propagaron por todas partes teniendo como fondo el avance de los tambores del rey Edward. ¿Cómo íbamos a luchar estando en desventaja? Sería un suicidio. Wallace nos miró fijamente, a nadie en especial y a todos en particular.

    - Muy bien...Luchad y puede que murais. Corred y vivireis...Pero llegará un día, cuando esteis bajo el yugo de vuestro enemigo, que sollozareis en vuestras camas pidiendo a los cielos una oportunidad ¡ Tan sólo una oportunidad de poder luchar! El enemigo podrá tomar vuestras vidas...pero jamás podrá tomar nuestra LIBERTAD!!!

     Un escalofrío me recorrió la espalda y me vinieron las palabras del poeta a la memoria “Eskuak kataiatu ditezke...bihotzak ez” (“Podrán esposar las manos...no los corazones”). Imbuidos en una valentía nueva, esa extraña valentía que dan los sentimientos luchamos contra Longshanks...y vencimos.

     Pero tras aquello los clanes le dieron la espalda...él no era un noble y el rey de los sajones los compró como a rameras. Traicionaron la voluntad de un pueblo. Y Wallace fue capturado, llevado a la Torrre de Londres.

     Allí, ente los gritos de desprecio de la gente, le ví por última vez. Su mirada orgullosa, tumbado sobre el potro de tormento, mientras que el verdugo lo torturaba para que pidiese clemencia al rey. No se me borrará de la mente. El verdugo sonrió y dijo.

    - The prisoner wishes to say a word...

     La gente enmudeció. Wallace trataba de decir algo, el verdugo se acercó para intentar comprenderle y fue cuando, como una paloma, un grito surgió de su fustigado cuerpo para apagarse para siempre.

    - FREEDOM!!!

     Edward the Longshanks no obtuvo la satisfacción en su lecho de muerte de oir pedir clemencia de aquel valiente. Murió cerrando su negro corazón al mundo. Wallace fue descuartizado, sus miembros enviados a los cuatro puntos cardinales del imperio, su cabeza permaneció en la Torre de Londres.

     Más tarde supe, cuando volví a mis Tieras Altas consternado, que Robert the Bruce, el traidor, intentó guiar a los escoceses contra las fuerzas reales sin éxito...Y el orgullo escocés quedó herido de muerte.

     Historias semejantes con diversos personajes. Clanes que no se unen vendidos al mejor postor. Orgullos pisoteados por los taeles...Pequeños pueblos, grandes corajes...”

     Una figura esquiva observa desde unos metros alejada. Su curiosidad hizo que siguiese al Itsasoko Begiak hasta incluso despues de que zozobrase partido por las furiosas olas. Curiosidad por los terrestres...Por esos extraños y torpes humanos que fletan monstruosas máquinas para recorrrer el Gran Azul. La llaman Cel, como el cielo que se refleja en los mares, Cel la sirena, la de la risa que cascabelea, la de la mirada que pregunta.

     Sólo cuando se ha asegurado que el humano yace quieto y no se mueve, la sirena se acerca con un ágil coletazo. El humano parece estar al borde de la muerte. Ciertamente no es hermoso; en vez de cola tiene dos extraños apéndices, y aparte de oler mal, una siniestra cicatriz recorre su rostro. La Sirena toca la herida sellada con sus dedos, despacio, con timidez...como si le diese miedo despertar al moribundo.

     El humano balbucea algo débilmente:

    - Da...hut.......Ys...

     La sirena se sobresalta y se aparta unos metros más allá. Poco a poco se vuelve a acercar. Ciertamente el humano es extraño; sería un buen juguete en el reino de Gran Azul. Decidida, tras sopesar bien las opciones, Cel vuelca la endeble embarcación de tablones maljuntados y agarra al Mercenario sumergiéndolo en las aguas del Mar de las Tormentas.

     Feliz, la hermosa criatura arrastra al Mercenario a las profundidades con amplios coletazos. Pronto, tras avanzar unos metros, se da cuenta de que algo va mal; el humano patalea débilmente...como si se ahogase. Es entonces cuando repara en que su “juguete” no puede respirar en el agua. ¡Qué extraños son los humanos! Cel se gira rápidamente e insufla su magia en el Mercenario con un beso; eso le hará respirar aunque no tenga branquias. Cuando ve que la respiración del moribundo se torna más pausada, sigue arrastrando al inconsciente Ipar hacia las profundidades.

     ¿A dónde llevan al Mercenario? ¿Qué extraños seres viven en el Gran Azul? ¿Llegará Ipar a las Islas Malditas de Ys?

Itzuli