ðHgeocities.com/area51/station/2598/lorien.htmoocities.com/area51/station/2598/lorien.htm.delayedxqÕJÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÈÐÖŸ3˜OKtext/htmlpáw5ó3˜ÿÿÿÿb‰.HMon, 04 May 1998 08:11:39 GMTMozilla/4.5 (compatible; HTTrack 3.0x; Windows 98)en, *qÕJ3˜ Thalin y el Dragón

UN CUENTO AZUL PARA EL CAMINO: THALIN Y EL DRAGÓN.

PARTE I: DÓNDE SE NARRA CÓMO DESAPARECIERON LOS DRAGONES.

Todos sabemos que los dragones no existen a menos que se crea en ellos, así de caprichosa es la madre naturaleza, que ya se sabe que las madres tienen unos antojos muy extravagantes…

Pues bien, hubo un tiempo no muy lejano en el que los dragones decidieron tomarse unas vacaciones, porque ya estaban cansados de tanta fechoría y tanto incendio. Ocurrió que, tras una larga reunión que duró 53 horas, 22 minutos y 5 segundos, decidieron unanimemente que tenían todo el derecho a descansar; al fin y al cabo todo trabajo tiene sus vacaciones. Y el suyo era, sin lugar a dudas, un trabajo muy digno y muy duro. (Hola, soy yo, Maeve. A partir de ahora os hablaré desde aquí, entre dos paréntesis. Es decir, todo lo que leáis así son palabras mías y no del autor, ¿vale?. Bueno, además de para saludar -¡hola!- he interrumpido el cuento para aclararos una cosa. Esta historia ocurrió mucho después de que los sindicatos comenzaran a funcionar, de ahí lo de las vacaciones. De hecho, fue justo después de la huelga de campesinos por una muerte más digna; huelga que supuso un régimen de verduritas intensivo para los dragones quienes, dicho sea de paso, acabaron cediendo a sus peticiones. Ahora, antes de abalanzarse sobre los indefensos - o no tanto - campesinos, deben respetar ciertas normas de cortesía. Por ejemplo, supongamos a un pobre campesino de los indefensos que se ve súbitamente asaltado por un fiero dragón. Bien, la escena resultante sería la siguiente:

<Dragón> Saludos campesino. Bonito día… ¿no es cierto?.

<Campesino> (con cierto temblor de voz ¡y de rodillas!) Ciertamente Dragón, es un muy bonito día.

<Dragón> Si, es estupendo cómo el sol se refleja en mis escamas y me da este brillo taaaaan favorecedor, ¿verdad?.

Aquí es donde vienen los tres capítulos dedicados a la escama, pero seré buena y os haré un pequeño resumen: una escama roja que brilla con el sol.

<Campesino> (mientras busca una desesperada forma de escapar) He de reconocer que estáis estupendo Dragón… ¡magnífico si me permitis!.

<Dragón> Hummmmm… me preguntaba si tendríais la amabilidad de levantar las manos por encima de vuestra gentil cabeza, por favor.

<Campesino> ¿Levantar las manos?… Por supuesto, cómo no, pero, ¿podría saber para qué?.

<Dragón> Justo es que lo sepáis, honrado campesino, pero creo que es evidente. Yo os voy a asaltar de un momento a otro y vos sois el asaltado. Por lo tanto, debéis levantar las manos, es la tradición.

Entonces, el pobre campesino que no ha podido escapar se ve obligado a susurrar, porque así lo manda el protocolo:

<Campesino> ¡Ah!. Pues si lo manda la tradición habrá que hacerlo… ¿no?.

Y en ese punto suele acabar la conversación. Curioso, ¿no?. En fin, prosigamos con la historia. Recordad, los dragones se querían ir de vacaciones).

Y así, tras una larga reunión en la que no falto comida y bebida en abundancia, todos los dragones recogieron sus equipajes y se marcharon volando de vacaciones al reino más alejado del mundo. Allá donde nada ni nadie existían.

(En este punto he suprimido todos los detalles de cómo prepararon el equipaje… El escrito original dedica ¡50 capítulos! a este efecto, pero os ahorraré gustosa la molestia de leerlos. En realidad se pueden resumir de la siguiente manera: Los dragones cazan un rebaño de vacas y se fabrican gigantescas maletas con sus huesos y sus pieles - 10 capítulos -, después las hacen y re-hacen una y otra vez hasta que todas sus posesiones quedan dentro - 20 capítulos - y, por último, se dedican a proveerse de víveres para el viaje y la estancia - otros 20 capítulos -. Quizás lo único que merezca la pena de todo esto son las recetas de "campesino en conserva" y "compota de campesino" que detalla una abuela drágon entre el capítulo 33 y el 42… os animo a leerlas, son geniales).

Los dragones se habían ido. El silencio que reinó desde entonces en las noches del valle fue terrible… todos los campesinos temblaban de miedo en sus casas convencidos de que esta vez los dragones preparaban algo espantoso… tanto tiempo sin rugir, incendiar o atacar no podía augurar nada bueno, no señor.

Pero el tiempo pasó y pasó y nada ocurría, así que los campesinos comenzaron a relajarse y, nadie sabe exactamente cómo, comenzó a propagarse el rumor de que todos los dragones habían muerto a causa de una extraña enfermedad. Entonces, si todos los dragones habían muerto, ¿a qué preocuparse por ellos?. "¡Los dragones ya no existen!" gritaban los campesinos entusiasmados. Todo el reino sintió un alivio tan grande que el aire se convirtió en un largo suspiro que duró una semana seguida.

A los campesinos les faltó tiempo para organizar fiestas y más fiestas, y banquetes y reuniones y juegos y… En fin, todo aquello que se les ocurría, incluso por la noche y en medio del bosque, porque el miedo que antaño les retenía en sus casas había desaparecido.

En realidad, todo comenzó con una inocente reunión de campesinos para tratar la importancia del tema.

"Hummmmm", dijo el campesino más viejo y más sabio mientras mesaba su tupida barba.

"Hummmmmmmmmmm", contestó asintiendo con la cabeza el segundo campesino más viejo y más sabio.

"Hummmmmmmmmmmmmmmmm", corroboró el tercer campesino más viejo y más sabio a la vez que tamborileaba con sus dedos sobre la mesa.

Y así, uno por uno, todos los campesinos fueron expresando su opinión hasta que, una vez escuchadas todas, el campesino más viejo y más sabio se levantó de su silla, mesó sus barbas y, mirando fijamente los ojos de todos y cada uno de los campesinos que le observaban, sentenció:

<Campesino más viejo y más sabio> Los dragones han muerto… ¡Vayamos a sembrar las tierras!.

Quizás fue porque todos los campesinos, además de ser parcos en palabras eran parcos de oído; o quizás fue porque el campesino más viejo y más sabio ya no conservaba sus dientes. El caso es que lo que el resto de los campesinos escuchó fue, más o menos, algo así:

<Campesino más viejo y más sabio> Ñon ñañonssss chann meetoo… ¡Aaanooss chonnchaaa lañ chiessssaasss!.

Y, por primera vez en su vida, tradujeron la frase al unísono. El resultado fue: "Los dragones han muerto… ¡Vayamos a comenzar las fiestas!". Esto les tomó más o menos tres segundos - descifrar el mensaje - e, inmediatamente, corrieron a comenzar los preparativos para las grandes fiestas.

Organizar fiestas siempre es una tarea muy compleja y complicada. Primero se debe nombrar un comité de festejos para que…

(Sí, ya os lo podéis imaginar. Aquí vienen 10 capítulos sobre cómo se organizan y se llevan a la práctica las fiestas… Durante lo seis primeros nuestro desconocido autor nos da una magistral lección de marketing político digna de ser leída pero en otro momento, todo esto le sirve para elegir el comité. En los cuatro capítulos siguientes, el autor pasa a explayarse con el tema de los festejos en sí; cómo se comienzan a organizar, cómo se organizan y cómo está preparado la noche antes. Y, por fin, al final del último capítulo, comienza con los festejos).

Cuando al final todo estaba preparado, los campesinos se reunieron en la plaza del ayuntamiento y, entre risas, bailes, canciones y comida, comenzaron los festejos. Y así estuvieron durante un mes seguido.

(Y ya está, eso es todo, aquí se acaba el capítulo… puñetero el autor ¿eh?. Tanto jaleo para un parrafillo de nada. Pero creedme si os digo que resulta mucho más decepcionante después de haberse leído los diez capítulos completos… realmente frustrante).

El caso es que, entre pitos y flautas, comidas y bebidas, todos se olvidaron de los dragones. Los campesinos eran tan felices que pronto no recordaron el motivo de su dicha y, uno a uno, fueron excluyendo a los dragones de sus pensamientos sin ni si quiera notarlo. Pero los dragones sí que lo notaron. El primero en hacerlo fue Plop, un dragón muy presumido que se miraba en el espejo en el mismo momento en que se pronunciaba por primera vez la frase "Los dragones han muerto". Primero Plop vio cómo su reflejo desaparecía y después desapareció él… Y poco a poco fueron desapareciendo todos los demás dragones. Para cuando habían terminado los festejos, ya no quedaba ninguno.

Y el mundo se quedó sin dragones de la noche a la mañana.

PARTE II: THALIN; PINTAR, PINTAR, PINTO SIN PARAR, MOJAR Y EXTENDER Y VUELTA A EMPEZAR…

Dicen que cuando el tiempo pasa demasiado rápido siempre olvida cosas en su carrera. En el caso que se trata en esta historia, el tiempo olvidó a los dragones.

Pero el tiempo también trajo consigo millones de sorpresas nuevas y originales. En cuestión de diez años, se inventó el exprimidor de naranjas y, como resultado, la humanidad descubrió el zumo y la acidez de estómago. Más cosas que trajo el tiempo: los bocadillos, las prisas, la exportación, los cuentos absurdos como este, el paraguas, los abanicos… y así hasta llenar diez años completos, con sus días y sus noches, sus horas, sus minutos y sus segundos.

Pero lo único que nos interesa a nosotros para el cuento de todo lo que dejó caer el tiempo de sus bolsillos es Thalin, pintor e inventor absurdo.

Thalin llegó a este mundo en una cálida noche de Abril en la que su madre - que era pastelera - preparaba tortas de crema. El padre de Thalin corrió como pudo - porque los pasteleros están tremendamente gordos y no suelen correr normalmente - a buscar a la comadrona, pero Thalin tenía tanta prisa por nacer que nadie llegó a tiempo, excepto él, claro está, que nació entre tortas. Para cuando al fin llegó la comadrona con el pastelero resoplando detrás, Thalin dormía plácidamente en el regazo de su madre.

La infancia de Thalin trancurrió a lo largo de lo absurdo. Por ejemplo, contra toda expectativa y para sorpresa de todos, la primera palabra que pronunció fue "martillo". Ni "mamá" ni "papá"; "martillo", eso fue lo que dijo.

"Si por lo menos hubiera dicho <torta de crema>", suspiró su padre.

Pero Thalin era de ideas fijas y cuando algo se le metía en su cabecita, no era nada fácil hacerle cambiar de opinión. Él se empeñó en decir "martillo" y dijo "martillo" y, en los pocos segundos que dedicó a pronunciar esta palabra, tiró por tierra todos los estudios de pedagogía que se habían escrito hasta la fecha. Ese mismo día, también su padre tiró a la basura todos los libros que había comprado sobre "Mi bebé y yo", "Padres modernos" o "Cómo iniciar al bebé en el apasionante mundo de la repostería". Absurdo, realmente absurdo…

Desde ese preciso momento, todo el mundo supo que Thalin iba a ser absurdo y, como nadie puso ninguna pega al respecto, pues le dejaron serlo…

(Saludos de nuevo. He vuelto. ¿A que ya os habíais olvidado de mi?, pues seguro que os alegráis de encontrarme porque así, de sopetón y como quien no quiere la cosa, os voy a evitar 15 tomos enteros sobre la vida de Thalin. Quizás os parezca una salvajada privaros de tal delicia pero… 24 años de vida contados al estilo "Diario de Horas" no son lo que se dice entretenidos. Me explico: este autor era muy influenciable y, el estilo que comenzó a hacer furor en aquel momento fue el "Diario de Horas"; es decir, los hechos se contaban narrando hora por hora, minuto por minuto y segundo por segundo lo que hacía cada personaje. Así, por ejemplo, a las 10:45:28 Thalin parpadea. A las 10:45:29: Thalin vuelve a parpadear. 10:45:30: Thalin siente un picor en el dedo pulgar del pie derecho. 10:45:31: el picor comienza a ser molesto. 10:45:32: Thalin comienza a pensar cómo solucionar ese problema sin quitarse el zapato en mitad de su aburrida clase de matemáticas. 10:45:33: Thalin comienza a mover el pie nerviosamente. Y así durante 24 años completos. Por suerte el estilo del diario desapareció por donde había venido y nuestro autor retomó su antigua forma de narrar que, dentro de lo malo, es lo mejor. Y, tras esta aclaración, mejor prosigamos).

Y así fue como Thalin, tras 24 años sin saber qué o quien era, decidió ser pintor de lo absurdo, e inventor si la ocasión lo requería. (A ver, os aclaro esto y procuro no molestar más, lo prometo. Thalin pasa 24 años probando profesión tras profesión sin encontrar la que verdaderamente le gustaba. Primero probó con la pastelería - por eso de continuar la tradición - pero nadie compraba sus tortas hexagonales ni sus pasteles rellenos de aire, así que decidió dejarlo - eso fue a las 13:22:16 de su decimocuarto año de vida - y convertirse en herrero porque, al fin y al cabo, su primera palabra había sido "martillo". Pero resultó que las herraduras cuadradas no tuvieron el éxito que esperaba, ni tampoco lo tuvo esa manía suya de colocar una plaquita rectangular en las parte trasera y delantera de los carros con tres letras y cuatro números, así que, a las 21:02:21 de su decimosexto año de vida, Thalin volvió a cambiar de profesión. Después de aquello, Thalin probó todas y cada una de las profesiones que se conocían en aquel momento. Incluso probó la de mendigo, pero cuando le dijeron que a menos que se mutilase algún miembro nunca llegaría a nada productivo, decidió dejarlo también. Y así fue fracaso tras fracaso hasta que llegó el segundo 44 del minuto 33 de la hora 18 de su veinticuatroabo año de vida, donde he reanudado la historia).

Y así fue como Thalin, tras 24 años sin saber qué o quien era, decidió ser pintor de lo absurdo, e inventor si la ocasión lo requería. Nadie nunca había comprendido a Thalin, pero como todos sabían que era absurdo, ni si quiera se extrañaron de que quisiese dedicarse a esa profesión. Es más, ni si quiera le dieron importancia al hecho. Al fin y al cabo, lo absurdo es tan absurdo… Y lo más absurdo de todo es que al fin tuvo éxito. Sus cuadros y sus inventos se vendían en todas partes y a precios carísimos.

Pero a Thalin eso le daba lo mismo y como, además, en aquel momento le apetecía pintar una absurdez cualquiera del Bosque Frondoso, pues se fue al bosque. Los artistas como él pueden permitirse esas exentricidades cuando les apetece.

PARTE III: ¡GROAR GROAR, O SEA GROAR!.

Mientras que la vida de Thalin transcurría feliz y plácidamente, también transcurría pareja otra vida feliz pero aburrida. Aburridísima sería más apropiado. A 158.092 pies (de un 40 de talla) de distancia vivía una princesa, o sea princesa, monísima y en-can-ta-do-ra, de verdad, os lo juro. Su nombre era Praia y era, sencillamente, maravillosa. Tan bella que el sol se moría de envidia al verla y las estrellas se teñían de verde envidia a su paso.

Praia lo tenía todo, todo, todo, tanto material como físicamente hablando. En cuanto a lo psicológico e intelectual… ¿Quién se ocupa de eso cuando se es una princesa adorada y a-do-raaaaa-ble?. Ella, por supuesto, no.

Pero llegada a los 22 años, su papi querido decidió que ya era "time" de que aprendiese a leer.

<Praia> ¡Jo papi!, o sea de verdad, te juro que no me hace faaalta leer. A mi todas esas palabras ni plin, encanto, qué full de libros.

Pero el rey estaba hartísimo de tener que leer cada día el menú de palacio a su hija, así que, tras un cursillo avanzado de lectura recién importado de Jamón York (una cuidad muy importante en aquella época por su producción de grandes manzanas) la encerró en la biblioteca con los libros de palacio y una latita de caviar iraní por si la niña sentía hambre.

* 9:48:23 A.M.: Praia inspira profundamente.

* 9:48:24 A.M.: Praia suspira.

* 9:48:25 A.M. / 9:48:26 A.M.: Praia dice: "Jo, o sea, jo".

* 9:48:27 A.M. / 9:48:28 A.M. / 9:48:29 A.M.: Praia termina la frase: "¡Qué cosas me pasan!, de verdad, de verdad que…

(Vaya, siento tener que interrumpir de nuevo la historia, pero es que justo en este preciso capítulo del tomo 29, nuestro autor retoma el estilo "Diario de Horas". Un intento desesperado de resucitarlo del olvido. En realidad esta vez sólo ocupa cuatro horas - ocho capítulos, uno por cada media hora - y, total, no dice nada. Praia es una princesa que no piensa demasiado, porque esa acción hace que arrugue el entrecejo y no quiere por nada del mundo estropear su delicada piel, así que son ocho capítulos describiendo acciones meramente físicas; estornudos, carraspeos, rabietas, que si ahora se rasca, que si ahora no… Menos mal que la sabia mujer del autor - detrás de cada hombre, sea grande o no, siempre hay una gran mujer - decidió hacer las maletas y marcharse con los niños a casa de su madre hasta que a éste se le pasase el furor de medir con un reloj las horas, los minutos y los segundos que se tarda en hacer cada acto.

La comprendo perfectamente. Yo tampoco habría soportado ver a mi marido frente a un reloj, atusándose un vestido rosa de volantes y calculando cuánto tiempo se debería dedicar a tal efecto, por mucho que dijese que sólo estaba metiéndose en el personaje).

A las cuatro horas de no hacer nada, Praia se propuso jugar un rato consigo misma. (Sin malinterpretaciones, ¿eh?).

<Praia> ¡Qué ideas más chachi guays que tengo!.

Dicho y hecho. ¿No quería su queridísimo padre que cogiese los libros de la estantería?. Pues eso haría. Uno a uno, Praia tomó todos los libros que encontró a mano y comenzó a construir un fan-tás-ti-co palacio de "entretiempo" con ellos. Incluso le puso humildes chozas de campesinos alrededor con las colecciones baratas de bolsillo, para que pareciese más real. Y justo cuando estaba terminando su super-construcción-chachi-guay, un viejo libro lleno de polvo cayó desde la última estantería hasta estrellarse contra el suelo, quedando abierto frente a nuestra princesa por el capítulo 12.

<Praia> ¡Atchisssssss!

<Praia> Sniffff, ¡qué asco!, Sniff.

El título de la hoja izquierda de dicho capítulo decía: "Introducción: Por qué los dragones no existen". Pero Praia, vaga de nacimiento, pasó a leer directamente la página de la derecha: "Un cu-en-to so-bre dra-dra-dra-gos-no-a-ver-dra-go-nessssssss. ¿Un cuento sobre dragones?, y Praia frunció el entrecejo. Pero se dió cuenta inmediatamente de lo mucho que estaba sufriendo su delicadísima piel y dejó en seguida de hacerlo. Por eso ni si quiera se preguntó qué era un dragón y, por increible que parezca, Praia leyó el cuento de principio a fin, salvo la introducción, claro está.

(Eso le toma a la princesa un tomo completo, porque Praia es muy lenta leyendo. Pero en ningún momento se cuenta lo que está leyendo, más bien parece una descripción de las técnicas didácticas de lectura de la época… Bien, pasado el tomo, Praia encuentra al final del cuento un dibujo de un dragón rojo que, debido al paso del tiempo, en lugar de rojo es rosa. ¡Horror!).

<Praia> ¡Cómo mola el bicho este!. O sea, qué guay. De verdad que te juro que nunca nun-ca había imaginado que existiese un animal tan chachi. ¡Y encima es rosa!. Genial, sencillamente geniaaaaaaal… ¿dónde los venderán?.

Praia, en realidad, no había comprendido nada de todo lo que había leído. Para ser más exactos, a la cuarta frase ya estaba completamente perdida. Pero la idea de tener algo taaaaan moníiiisimo en su jardín del Potosí hizo que prestase mucha atención a las palabras que aparecían bajo el grabado. (Tres capítulos… en fin, ¿qué esperábais de una princesa así?).

Al final, Praia determinó que ponía "El Dragón Del Bosque Frondoso".

<Praia> ¡Eso es! ¡Allí seguro que existe uno ma-ra-vi-llo-so y perrrrfecto para mi, que soy taaaaaan encantadora.

¡PLOF!. Sí, habéis leído bien, ¡PLOF!, eso fue lo que se escuchó en el Bosque Frondoso cuando un enorme dragón rosa apareció allí de repente.

<Dragón Rosa> Pero qué moníiiisimo que soy. Un verdadero encanto. ¡Hala!, me voy a hacer el mal, que debe ser chachi guay.

Y así hizo. En menos de lo que Praia tardaba en pintarse un lunar, había creado un dragón tal y como lo había imaginado. Sólo bastaba con creer en él… y Praia creyó, ¡vaya que si creyó!.

PARTE IV: THALIN Y EL DRAGÓN (POR FIN).

El dragón rosa volaba plácidamente sobre el reino mientras pensaba la forma más sensacionalista de hacer el mal. ¿Quemar una aldea completa?.No, no, eso estaba ya muy visto. ¿Y comerse a 50 campesinos de un bocado?. Hummmmmmm, tampoco, eso le provocaría una indigestión y se pondría de color amarillo. Y el amarillo no le sentaba demasiado bien.

En estas estaba cuando, de repente, sintió sed. Y, como era un dragón muy impaciente, bajó en picado hasta el primer lago que oteó. El lago donde Thalin pintaba. El Lago de lo Absurdo.

Cuando Thalin vio al dragón se quedó un poco sorprendido. Primero, porque nunca había visto ni imaginado nada igual y, segundo, porque el dragón, que ya sabemos que no era muy listo, no calculó bien la distancia de frenado y cayó directamente dentro del lago. ¡¡¡¡¡CHOOOOOFFFFFF!!!!!.

Y eso fue lo primero que Thalin escuchó por parte del dragón. Para cuando el dragón consiguió salir del lago, Thalin se retorcía en el suelo muerto de la risa.

<Dragón Rosa> Jolines, qué barbaridaaad, que mal que hacen los lagos hoy en día, de verdad te lo juro… Y tú, estúpido, ¿de qué te ríes?.

<Thalin> ¡¡JUA JUA JUA JUA JUA JUA JUA JUA JUA JUA JUA JUA JUA JUA JUA!!

El dragón rosa se acercó amenazadoramente a Thalin y, dirigiéndole sus terribles ojos rojos de ira, acercó lentamente una de sus garras hasta rozar su nariz.

<Dragón Rosa> ¿Verdad que no te gustaría tener que hacerte una operación de cirugía estética por mi culpa, monín?.

La risa de Thalin se cortó de repente para convertirse en un extraño sonido gutural.

<Thalin>Humpfffffffffffffff.

<Dragón Rosa> ¿ Humpfffffffffffffff?.

<Thalin> Si, Humpfffffffffffffff. Quiere decir: "¿Y tú que diablos eres?". Nunca había visto nada como tú… ¡que color más horrible!.

<Dragón Rosa> ¿Cómo que no?. ¡Imposible!. Eso es mi-po-si-ble. Estoy seguro de que has oído hablar de mi y, por las noches, temblabas de miedo con la sola idea de que te devorase como piscolabis.

<Thalin> ¿Devorarme tú con esa pinta de dulce de fresa que tienes?. Menos lobos Caperucita.

<Dragón Rosa> Pues que sepas, enano ignorante, que soy uno de los dragones más temidos de toda la historia del mundo mundial. Fifí, el Dragón Rosa… la simple mención de mi nombre hace temblar a pueblos enteros.

En realidad eso no era cierto, y Fifí lo sabía, pero alguna reputación se tenía que inventar si quería comenzar con buena garra en sus fechorías. Claro que, por otra parte, Fifí era tan egocéntrico que se creía el ombligo del mundo, y pensaba que como él se conocía, todos los demás también. Y como él se veía muy temible, amenazante y encantaaaaador frente al espejo, pues dio por supuesto que así es como le veían todos los demás. Sin embargo, Thalin no lo veía así de ninguna de las maneras. Es más, en lugar de todo eso, Thalin sentía irreprimibles ataques de risa que apenas conseguía disimular con carraspeos, toses y estornudos. Pero algo le avisó a Thalin de que tuviese cuidado. Algo en su interior le instó a seguirle la corriente a la gran mole rosa que tenía enfrente por si acaso…

<Thalin> ¿Un draqué? ¿Qué has dicho que eres?.

<Fifí> Un dragón… a ver, vocaliza conmigo: Dra-gónnnnnnn.

<Thalin> Draaaaa-góooooonnnnnnnnnnnnnn… ¿Así?.

<Fifí> No está mal, pero procura poner cara de pánico al decirlo… ¿Qué haces aquí?

<Thalin> Pues… pintaba.

Fifí sacudió sus escamas al sol y se acercó al lienzo que Thalin tenía frente a sí…

<Fifí> Hummmmm… nubes moradas con barriga… bonito trabajo, sí señor…

<Thalin> ¿Te gusta?, pues puedo hacer cosas mejores.

<Fifí> Bueno, bueno, ya basta de parloteos superficiales, darling. Prepárate, voy a comerte.

<Thalin> ¿Comerme?, ¿COMERME?… ¿Cómo que comerme?, ¿estás loco?.

<Fifí> No, estoy hambriento.

El dragón se acercó amenazadoramente rosa a Thalin y abrió la boca, pero nuestro protagonista fue más rápido que él y se apartó de un salto, haciendo un mutis por la derecha, aunque era de izquierdas. El dragón chasqueó los dientes y gruñó decepcionado por no haber previsto la posible fuga.

<Thalin> ¡Un momento!, ¡No puedes comerme todavía!.

<Fifí> ¿Por qué no?.

<Thalin> Porque… porque… porque no te sentaría bien. Has de saber que los campesinos a estas horas somos indigestos. Mejor esperas al mediodía, cuando el sol nos calienta la sangre hasta estar listos para tu delicado estómago.

Fifí se extrañó muchísimo ante tal contestación, pero como aquel era el primer campesino que se comía, decidió cayarse para no dar la impresión de ser un inexperto en la materia.

<Fifí>Si, sí, sí… ya lo sabía… sólo que se me olvidó… quiero decir que, o sea, yo, esto… bueno, quedan unas dos horas, así que esperaré.

Thalin suspiró aliviado… No sabía que narices podría ser un dragón, pero estaba visto que eran unos animales bastante estúpidos, así que inventó rápidamente en plan que le sacase de aquel absurdo lío. Mientras observaba cómo el dragón se rascaba la panza, comenzó a andar lentamente hacia la espesura del bosque.

<Thalin> Verás… los campesinos somos un bocado muy delicado que debe ser tratado con especial atención. Ten en cuenta que si no nos tratas debidamente podemos ser tan amargos e indigestos como las ortigas y…

Y en estas estaba Thalin, disimulando, cuando el dragón se dio cuenta de sus intenciones y le atrapó en sus garras de un sólo garrotazo.

<Fifí> ¡Eh, eh, eh, eh!, ¿dónde te crees que vas?… ¿Será posible que intentes escapar?, ¿crees que te dejaría hacerlo así sin más? ¿por quién me has tomado?.

Y apretó a Thalin tan fuerte contra su pecho que éste casi perdió la respiración. Pero el dragón no pareció enfadarse demasiado por su fallido intento de fuga. En realidad estaba encantado de que Thalin lo hubiese intentado porque, a su parecer, eso denotaba que le tenía un miedo tremendo. Thalin se quedó muy muy quieto, y así permaneció durante una media hora, sin hablar ni moverse, hasta que sintió como el cuerpo del dragón abandonaba la tensión y comenzaba a relajarse.

De pronto, Fifí miró fijamente a Thalin y contempló su asustado cuerpo estremeciéndose entre sus garras, eso le hizo sentirse terriblemente poderoso. Poco a poco, sintió como un deseo irrefrenable de comérselo le subía desde la cola a la cabeza y, sin casi pensarlo, abrió su enorme bocaza y se tragó a Thalin de un bocado. Pobre campesino, ni si quiera había tenido tiempo de terminar la frase "Ten piedad de mi poderosísimo y terrible Fi…..¡ÑAM!".

<Fifí> Jejejejejeje, pero que malísimo que soy, jajajajajajajajaja, o sea, ja.

(Thalin ha muerto… sí, yo también lloré mucho en este punto de la historia… ¿Cómo puede ser que se acabe así?, este autor es realmente malvado. ¿Dónde se ha visto un cuento azul sin final feliz?. Pero en fin, era lo más lógico y realista. La vida es dura, siento que tengáis que descubrirlo con una muerte tan trágica de por medio, pero haceros a la idea, las cosas no siempre salen como nosotros quisiéramos. Y esa y no otra es la terrible realidad; alguien tenía que deciroslo algún día.

Ya sólo queda un capítulo del cuento, este es el final. Espero que os haya gustado y que lo que sigue os deje buen sabor de boca. Al menos al dragón rosa sí se lo dejó…)

El sabor de Thalin era realmente delicioso, exquisito, hecho para paladares tan majestusosos como el de Fifí. Era una pena que hubiese utilizado tan sólo un bocado para comérselo… debería haberlo saboreado más despacio… hummmmmm, ¡qué bueno que estaba el dichoso campesino!.

Mientras tanto, Thalin se escurría lentamente de las garras del dragón. Primero movía un dedo, luego el otro, luego la mano entera, después el brazo y así durante 15 minutos hasta que todo él quedó libre de la improvisada prisión del dragón. Pero en el último momento, pisó sin querer una castaña pilonga y, con el chasquido, despertó a Fifí que pegó un salto de tres metros y medio.

(¿Qué os pasa?, ¿por qué tenéis esa cara de bobalicones?… ya, ya, que no os enteráis de nada. A ver: primero Thalin muere devorado por el dragón, después el dragón le saborea y, al final Thalin escapa de las garras del dragón. ¿Está claro no? ¿no? ¿ah no?. Pues yo creo que es evidente… no, no es que Thalin resucitase, y no es que el autor se hiciese un lío tremendo y se olvidase de que Fifí se había comido a Thalin. En realidad es que, como pasó mucho tiempo sin que ninguno de los dos hiciese nada, el dragón se había dormido. Sí, ¡eso es!, lo de que Fifí se había comido a Thalin era tan sólo un sueño del dragón. ¿Mejor? ¿nos vamos entendiendo?. Menudo susto ¿eh?… Bueno, pues prosigamos con la historia que ya queda muy poquito y parece que al final no acaba tan mal como parecía. La vida también tiene sus algrías).

El dragón llegó a los tres metros y medio de altura y comenzó súbitamente su descenso hacia el punto exacto donde estaba Thalin. En breves instantes nuestro héroe iba a ser aplastado por 1.500 kilos de carne y escamas rosas, sin olvidar el depósito de combustible con el que el dragón hacía el fuego que tanto le carcterizaba. Thalin intentó correr, pero su pierna había quedado atascada en la madriguera de un conejo y no pudo moverse.

<Thalin> ¡Esto no puede estar pasando! ¡Es imposible! ¡Esto no es real, no es reaaalll!

Pero el descenso del dragón seguía su rumbo, y éste no parecía hacer nada para evitarlo. Tortitas de campesino se le antojaba un plato demasiado apetitoso como para remontar el vuelo y no dejar a Thalin como un cromo. Una milésima de segundo más y Thalin sería historia. Un campesino menos que…

<Rey En-can-ta-dor> ¡Cariñoooooooooooo!, Praia preciosa, es la hora de la comida, ya puedes dejar la biblioteca.

<Praia> ¡Biennnnnnnnnnnnnnnnnnn! ¡A tomar el lunchhhhh! ¡Voy corriendo papi querido!.

¡La hora de comer!, suficiente como para que Praia olvidase por completo al dragón. Thalin también estaba seguro de que aquello no podía estar sucediendo, y nadie más había visto al bueno - ejem - de Fifí rondando por el bosque así que, en ese preciso momento, Fifí desapareció.

¡PLOF! - de nuevo - eso fue lo que volvió a escucharse en el Bosque Frondoso. Y Fifí se esfumó.

Thalin miró asombrado al cielo sin comprender nada de lo que había pasado… de repente esa horterísima cosa rosa ya no estaba y él era libre… ¡libre!… ¡Seguía vivo!. Ya con más calma, Thalin sacó su pierna de la madriguera de conejo y, aturdido, recogió sus útiles de pintura y volvió silbando al pueblo, porque era la hora de la comida.

<Thalin> ¡Qué extraño!… he debido de quedarme dormido y esto ha sido una absurda pesadilla… esto sí que es raro…

FIN

(Ya está, se terminó, finito. Espero que os haya gustado… Puede que todo esto no os suene muy real porque todos sabemos que hoy en día los dragones sí existen. ¿Qué me decis del terrible Dragón Lag devorador de tiempo? ¿Y de el Dragón Timofónica, temible dónde los haya?… Todo tiene su explicación, pero eso está en la siguiente saga del mismo autor, y todavía no he tenido fuerzas para leer los 567 tomos que la componen. Algún día os lo contaré, lo medio prometo. Hasta entonces, sed felices. Maeve).

                                                                                                            Lorien

                                                                                                          Abril 1998

Itzuli