Había una vez un príncipe que quería casarse con una princesa. Pero quería que fuese una princesa de verdad...¡¡había tantas princesas falsas en esos días!!
Un día se marchó a dar una vuelta al mundo para buscar esa Princesa que quería, pero todas las princesas que encontraba tenían algún defecto para él. Encontraba muchas princesas pero a todas les faltaba esa gracia real que él deseaba.
Finalmente, cansado y desilusionado, volvió a casa. Estaba triste porque no había encontrado la Princesa de sus sueños.
Una noche se desató una tormenta fortísima, con muchos truenos y relámpagos. El rey mandó cerrar todas las ventanas y puertas del castillo. Toda la familia real se reunió alrededor de la chimenea a escuchar las historias del padre del príncipe.
De pronto se escucharon unos golpes en la puerta del castillo. El príncipe bajó a abrir y se encontró frente a una jovencita guapísima que dijo ser una princesa que iba de viaje hacia otro reino y que debido a la tormenta había perdido a su comitiva.La pobre chica iba muy mojada y dijo que quería ir a secarse y dormir porque estaba muy cansada.
La reina que era muy lista, quiso averiguar si era una princesa de verdad, por lo que sin decirle nada a nadie, fué a la habitación donde dormiría la chica y puso tres guisantes debajo del colchón y puso encima 20 colchones más.En esta cama pasó la princesa la noche.
Por la mañana, temprano, cuando la princesa se levantó, lo primero que hizo la reina fué preguntarle que cómo había dormido.
"Muy mal, muy mal" - dijo la princesa - " no pude dormir mucho, había algo en mi cama que se me clavaba en la espalda y no me dejaba descansar. Tengo el cuerpo lleno de moretones"
La reina sonrió, lo mismo que el príncipe. ¡ Por fin había encontrado una princesa de verdad! Solo una princesa podría haber notado tres guisantes bajo 20 colchones y 20 edredones.
Los príncipes se casaron y vivieron felices.
