Buenos Aires, Noviembre 2002
PERSEO Y LA MEDUSA: UNA ESTRATEGIA DE APROXIMACION INDIRECTA
En “Seis propuestas para el próximo milenio”[1], póstumos trabajos del escritor italiano Italo Calvino[2] , el autor recrea- a mi juicio maravillosamente - el mito de Perseo y la Medusa.
Calvino , que era no sólo un gran escritor sino también una persona de una profunda cultura humanística, nos da una aproximación a este relato mitológico, tan original y el mismo tiempo tan profunda, que lo convierte en algo actual y aplicable al drama cotidiano que es la vida del hombre.
Nos cuenta Calvino en el Capítulo que dedica a “La Levedad”, que Perseo[3] el héroe de los pies alados debe enfrentar a la Medusa, una de las tres Gorgonas, un ser monstruoso, con su cabellera de serpientes, y que con su sola mirada convertía al hombre en piedra.
Perseo, amado por los Dioses del Olimpo, les pide su ayuda para combatir a la Gorgona, y recibe de la diosa Palas Atenea un escudo cuya superficie es tan brillante que puede reflejar a la perfección todo el mundo real[4] .
Obtenidas las armas, Perseo elabora su estrategia, que es una estrategia de aproximación indirecta ya que decide que, con la ayuda de su Escudo, no va mirar en forma directa a la Medusa, sino a su imagen reflejada, evitando así convertirse en piedra. Luego, elige como punto de apoyo sobre el cual concentrarse para aplicar toda la fuerza de sus armas, lo más liviano y sutil que encuentra, que son las nubes y el viento.
De esta forma Perseo, de un solo golpe de su filosa espada, decapita a la Medusa.
Calvino nos comenta que Perseo, a la hora de elegir entre la Pesadez y la Liviandad, optó por esta última, al apoyar toda su estrategia de combate en la liviandad de las nubes y el viento, a las que bien podemos asimilar, por su falta de materia e intangibilidad, con el Pensamiento y las Ideas, en donde radica la verdadera fuerza de toda Estrategia.
Una vez que Perseo hubo vencido a la Medusa, pone su cabeza ensangrentada dentro de un morral y la lleva siempre consigo; cuando sus enemigos están a punto de vencerlo le basta ponerla delante de ellos para derrotarlos. Cada vez que hace esto, el héroe les esta comunicando a sus enemigos la inmensidad de su fuerza y su valor , al haber sido el vencedor del Monstruo, disuadiéndolos así de entrar en combate.
Nos dice finalmente Calvino que de alguna manera la fuerza de Perseo radica en su rechazo de la visión directa de las cosas, pero no en un rechazo de la realidad del mundo de los monstruos en el que le ha tocado vivir. La cabeza ensangrentada en el morral de Perseo, que lo acompaña en todo momento, es la prueba cabal de su realismo.
El combate y la victoria de Perseo se apoyan en tres aspectos fundamentales, que deben estar presentes en cualquier batalla que deban librar tanto los individuos como los ejércitos.
Primero el Valor, que es la decisión de enfrentar a los monstruos internos o externos con los que convivimos.
Luego la Verdad, cuyo prerequisito es el criterio de realidad, y que es la base de la Sabiduría; como dice el antiguo apotegma “Conócete a ti mismo y conoce a tu enemigo y librarás mil combates sin ser derrotado”. Miremos nuestra imagen reflejada en el Escudo, para saber quienes somos y quien es nuestro enemigo.
Y por último, “cuando el monstruo es grande y pisa fuerte” como dice la canción, evitar mirarlo y atacarlo de frente, porque así nos paralizamos, nos convertimos en piedra. Por el contrario, busquemos en que y como se refleja ése monstruo, que es decir en que cosas concretas materializa su acción, para así poder atacarlas y vencerlas una a una.
Todo esto apoyado en la sutileza intangible de las ideas y el pensamiento, tal cual hizo Perseo al buscar las nubes y viento como sustentos para su accionar. Para así convertirnos, al decir de Bergson, en hombres de acción que actuemos como hombres de pensamiento y hombres de pensamiento que pensemos como hombres de acción.
[1] Biblioteca ITALO CALVINO, Editorial Siruela
[2] Nace en Cuba e1 año 1923, muere en Italia (Siena) en el 1985
[3] Hijo de Zeus y Dánae : Zeus, el espíritu, padre mítico, fecunda a Dánae, mujer terrestre, transformándose en lluvia de oro. Perseo es pues el héroe hijo de la Tierra engendrado por el Espíritu
[4] El brillante escudo de Palas Atenea, refleja la imagen verídica de las cosas y de los seres, permite conocerse a uno mismo, es el espejo de la verdad