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Esta semana fui a ver la película "El impostor" (en
el original inglés "Impostor"). Evidentemente una película
de presupuesto mediano o alto, con efectos especiales y actuaciones bastante aceptables,
aunque sin mucha publicidad detrás, lo cual es una lástima. No quiero
hablar aquí de los actores o del director, sino del tema de la película,
y de por qué pasará desapercibido para casi todos entre la ambientación
futurista y las persecuciones de rigor.
"Impostor" es el nombre de un cuento corto de ciencia ficción
escrito por el memorable Philip K. Dick en 1953, el cual la película
sigue en muchos detalles y en la trama general. Dick escribió este cuento
antes de ser famoso, antes de que una de sus novelas lo hiciera acreedor del cine
como base para "Blade Runner". También lo escribió
en una época difícil, en medio de la histeria anticomunista y xenófoba
liderada por el senador McCarthy en Estados Unidos, y apoyada por tantos otros.
El propio Dick era paranoico, pero a diferencia de los demás, logró
entender cómo la paranoia nos vuelve a los humanos animalitos primitivos,
asustados y dominables, menos que humanos. La paranoia nacionalista, la que impulsó
la carrera armamentística, las delaciones, las listas negras de actores
y periodistas, permitió al militarismo gobernar a millones. La paranoia
en todas sus formas es uno de los dos grandes temas de Dick.
La paranoia aparece poco y muy sutilmente en "Impostor". Se
muestra groseramente en el hecho de que todos los ciudadanos (en la película)
llevan implantado un chip de identidad en la base de la columna vertebral. Se
insinúa claramente en el proceso seguido para atrapar e interrogar al sospechoso,
supuestamente un androide imitador del científico Spencer Olham (que en
un guiño interesante es llamado "replicante" en la película),
que tiene en su interior una bomba lista para estallar ante una persona, situación
o frase clave determinada. En el relato el proceso de detención es muy
parecido a un secuestro; en la película es poco más que eso; en
ningún caso se muestran pruebas concretas de la acusación. Los agentes
de la ley se basan en una comunicación supuestamente interceptada al enemigo,
una raza extraterrestre empeñada en destruir a los humanos. El relato es
muy poco explícito en cuanto al resto, pero en la película, con
más espacio para dedicarle al tema, la paranoia fuera de esta escena queda
relegada en favor de la mera persecución, con escenas más impactantes
y hollywoodenses que dignas de la sutileza de Dick.
El otro tema que aparece en forma recurrente en Dick es la naturaleza de la
humanidad. Dick con frecuencia se preguntaba: "¿Qué es ser
humano?", entendiendo por humano no lo físico sino lo mental y
espiritual, o más bien, eso inefable que nos permite decir de otras personas
que son personas y no cosas, y que quizá nos permita recnoocer en entes
extraterrestres o seres artificiales, algún día, a semejantes nuestros.
Este tema está insinuado en el cuento y más explícito en
la película. El secuestrador/interrogador observa a un Spencer Olham que
parece humano, que respira, transpira y sangra, que ruega y sufre, que escapa
por lo que es a todas luces instinto de supervivencia, que incluso disfruta de
la amistad y del amor de su esposa; y aun así no cree que sea humano o
deba ser tratado como tal, porque un androide es un ser artificial que no tiene
"alma", a pesar de que para todos los fines prácticos sea un
ser humano. La incógnita sobre la verdadera condición de Olham y
sobre sus implicaciones se la dejo al lector, para no arruinarle el final.
El tema, hay que decirlo, está vastamente desaprovechado; la película
ha sido criticada como algo con un comienzo y un final muy buenos, pero nada más.
Durando casi dos horas, es vergonzoso que un director haya gastado preciosos minutos
en persecuciones por pasillos subterráneos o en mensajes políticamente
correctos, especialmente cuando el interrogante sobre la condición humana
y el subtema de la paranoia son tan relevantes hoy.
En cuanto a la película en sí, su calidad técnica es impecable;
su nivel de actuación, aceptable; sus diálogos, ridículamente
simples, estereotipados, quizá inevitablemente (una película muda
con una actuación más expresiva hubiera sido casi mejor). Estoy
profundamente en desacuerdo con los críticos que han querido menospreciar
a "Impostor" como un film de entretenimiento que salió
mal; creo sin embargo que las concesiones impuestas por el decadente y superficial
mercado cinematográfico de hoy podrían haber sido ignoradas para
producir una película con menor audiencia pero de mayor calidad (la película
y la audiencia). "Impostor" está a medio camino, por así
decirlo, entre el suspenso, el thriller de acción, la metafísica
y la psicología. Esta indecisión termina por ser casi fatal, pero
es de esperar que los fans, y los curiosos del tema que no han tenido contacto
(todavía) con la ciencia ficción de esta clase, puedan reconocer
tras la ineptitud del guión un argumento poderoso y la discusión
de un tema importante para todos los seres humanos.
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