BIBLIA Y EVOLUCION. Diálogos en la Justicia.
Parte I : Nacimiento-evolucion-Maduracion. Individual de la Especie.
Sección C: Evolución Laboral

CAPITULO 2.
COMENTARIOS DEL EVLO A LA ENCÍCLICA CENTESIMUS ANNUS QUE CONMEMORA LOS CIEN AÑOS DE LA ENCÍCLICA DE LEON XII: RERUM NOVARUN.

CAPITULO I RASGOS CARACTERISTICOS DE LA RERUM NOVARUM 4. DIALOGO: ¿DEBEN CONSIDERARSE 'DIVISIONES' EN LA DIGNIDAD EN LOS TRABAJOS O, 'TODOS' TIENEN LA MISMA DIGNIDAD? Y SI TIENEN LA MISMA DIGNIDAD, LA LABOR HUMANA ¿ES UNA MERCANCíA SUJETA A LA OFERTA Y LA DEMANDA O, TODAS LAS OCUPACIONES TIENEN DERECHO A ASPIRAR A IGUAL RETRUIBUCIóN? ENCICLICA: A finales del siglo pasado la Iglesia se encontró ante un proceso histórico, presente ya desde hacía tiempo, pero que alcanzaba entonces su punto álgido. Factor determinante de tal proceso lo constituyó un conjunto de cambios radicales ocurridos en el campo político, económico y social, e incluso en el ámbito científico y técnico, aparte el múltiple influjo de las ideologías dominantes. Resultado de todos estos cambios habían sido, en el campo político, una nueva concepción de la sociedad, del Estado y, como concecuencia, de la autoridad. Una sociedad tradicional se iba extinguiendo, mientras comenzaba a formarse otra cargada con la esperanza de nuevas libertades, pero al mismo tiempo con los peligros de nuevas formas de injusticia y de esclavitud. En el campo económico, donde confluían los descubrimientos científicos y sus aplicaciones, se había llegado progresivamente a nuevas estructuras en la producción de bienes de consumo. Había aparecido una nueva forma de propiedad, el capital, y una nueva forma de trabajo, el trababajo asalariado, caracterizado por gravosos ritmos de producción, sin la debida consideración para con el sexo, la edad o la situación familiar, y determinado únicamente por la eficiencia con vistas al incremento de los beneficios. El trabajo se convertía de este modo en mercancía, que podía comprarse y venderse libremente en el mercado y cuyo precio era regulado por la ley de la oferta y de la demanda, sin tener en cuenta el mínimo vital necesario para el sustento de la persona y de su familia. Además, el trabajador ni siquiera tenía la seguridad de llegar a vender la "propia mercancía", al estar continuamente amenazado por el desempleo, el cual, a falta de previsión social, significaba el espectro de la muerte por hambre. Consecuencia de esta transformación era "la división de la sociedad en dos clases separadas por un abismo profundo". Tal situación se entrelazaba con el acentuado cambio político. Y así, la teoría política entonce dominante trataba de promover la total libertad económica con leyes adecuadas o, al contrario, con una deliberada ausencia de cualquier clase de intervención. Al mismo tiempo comezaba a surgir de forma organizada, ni pocas veces violenta, otra concepción de la propiedad y de la vida económica que implicaba una nueva organización política y social. En el momento culminante de esta contraposición, cuando ya se veía claramente la gravísima injusticia de la realidad social, que se daba en muchas partes, y el peligro de una revolución favorecida por las concepciones llamadas entonces "socialistas", León XIII intervino con un documento que afrontaba de manera orgánica la "cuestion obrera". A esta Encíclica habían precedido otras dedicadas preferentemente a enseñanzas de caracter político; más adelante irían apareciendo otras. En este contexto hay que recordar en particular la Encíclica Libertas praestantissimum , en la que se ponía de relieve la relación intrínseca de la libertad humana con la verdad, de manera que una libertad que rechazara vincularse con la verdad caería en el arbitrio y acabaría por someterse a las pasiones más viles y destruirse a sí misma. En efecto, ¿de dónde derivan todos los males frente a los cuales quiere reaccionar la Rerum novarum, sino de una libertad que, en la esfera de la actividad económica y social, se separa de la verdad del hombre? El pontífice se inspira, además, en las enseñanzas de sus Predecesores, en muchos Documentos episcopales, en estudios científicos promovidos por seglares, en la acción de movimientos y asociaciones católicas, así como en las realizaciones concretas en el campo social, que caracterizaron la vida de la Iglesia en la segunda mitad del siglo XX. Laborismo Evolutivo: El Evolaborismo afirma que la distinción laboral discriminatoria entre trabajos manuales e intelectuales, entre trabajo altos y bajos, se ha adoptado en el mundo Occidental principalmente, por la falsa concepción aristotélica que define, como característica de diferencia específica del humano, la de animal racional. El Laborismo Evolutivo, se levanta en contra de esta división laboral, y afirma, que solo hay una clase trabajadora: La de los laboradores, cualesquiera que sea su ocupación de servicio. La cualidad de la racionalidad no es la diferencia específica: Los animales, entre más evolucionados más cerebro tienen y lo usan. El Evolaborismo considera al humano como animal moráldiko evolutivo. Enseña que la diferencia específica con los animales, es la moráldika del siglo xxi, la igual dignidad de todas las profesiones, y por tanto, de todos los trabajos que se hacen para el servico de los demás. No acepta para continuum de la humanidad, el siguiente siglo xxi, distinciones de grado, que considera obsoletos, entre amos y servidores, patronos y obreros, mandamaces y subordinados, reyes y súbditos. Para el mundo económico de los inicios del tercer milenio, Afirma, que la labor de los empresarios: entrepreneurs y/o gerenciales, no les da derecho a quedarse con mayor fruto de las empresas que otros laboradores, ya que su labor constituye una más de las tareas profesionales (como sacerdotes, médicos, profesores, músicos, o abogados) ya que su ocupación profesional, sólo responde a una llamada que recibieron para esa vocación específica. Una más dentro de la rica variedad de la división del trabajo para provecho del prójimo y cuyas aptitudes son debidas igualmente, en su origen, al Señor de los Talentos . 5. DIALOGO: ¿ES EL TRABAJO COTIDIANO EL QUE JUSTAMENTE PROPORCIONA "EL PAN NUESTRO DE CADA DIA" ALGO QUE DEBE SEGUIR LOS LINEAMIENTOS DE LA JUSTICIA DIVINA SANTIFICANDO A LOS LABORADORES Y ALCANZANDOLES LA SALVACION O, SOLO ES ASUNTO DE LA JUSTICIA HUMANA; IE, COMO UNA LEY DE TRANSITO?. POR TANTO, ¿DEBEN INTERVENIR COMO ASUNTO DE COMPETENCIA ESPIRITUAL LA IGLESIA -JERARQUIA Y MIEMBROS- EN SU ILUMINACION Y EQUILIBRIO O COMO ASUNTO MERAMENTE MATERIAL SOLO AMERITA CONCEJOSS? ENCICLICA: Las "cosas nuevas", que el Papa tenía ante sí, no eran ni mucho menos positivas todas ellas. Al contrario, el primer párrafo de la Encíclica describe las "cosas nuevas", que le han dado el nombre, con duras palabras: "Despertad el ansia de novedades que desde hace tiempo agita a los pueblos, era de esperar que las ganas de cambiarlo llegaría un día a pasarse del campo de la política al terreno, con él colindante, de la economía. En efecto, los adelantos de la industria y de las profesiones, que caminan por nuevos derroteros; el cambio operado en las relaciones mutuas entre patronos y obreros; la acumulación de las riquezas en manos de unos pocos y la pobreza de la inmensa mayoría; la mayor confianza de los obreros en sí mismos y la más estrecha cohesión entre ellos, juntamente con la relajación de la moral, han determinado el planteamiento del conflicto". El Papa, y con él la Iglesia, lo mismo que la sociedad civil, se encontraban ante una sociedad dividida por un conflicto, tanto más duro e inhumano en cuanto que no conocía reglas ni normas. Se trataba del conflicto entre el capital y el trabajo, o -como lo llamaba la Encíclica- la cuestión obrera, sobre la cual precisamente, y en terminos críticos en que entonces se planteaba, no dudó en hablar el Papa. Nos hallamos aquí ante la primera reflexión, que la Enciclica nos sugiere hoy. Ante un conflicto que contraponía, como si fueran "lobos", un hombre a otro hombre, incluso en el plano de las subsistencia física de unos y la opulencia de otros, el Papa sintió el deber de intervenir en virtud de su "ministerio apostólico", esto es, de la misión recibida de Jesucristo mismo de "apacentar los corderos y las ovejas" (cf. Jn 21, 15-17) y de "atar y desatar" en la tierra por el Reino de los cielos (cf. Mt l6, 19). Su intención era ciertamente la de restablecer la paz, razón por la cual el lector contemporáneo no puede menos advertir la severa condena de la lucha de las clases, que el Papa pronunciaba sin ambages. Pero era conciente de que la paz se edifica sobre el fundamento de la justicia: contenido esencial de la Encíclica fue precisamente proclamar las condiciones fundamentales de la justicia en la conyuntura económica y social de entonces. De esta manera León XIII, siguiendo las huellas de sus Predecesores, establecía una paradigma permanente para la Iglesia. Esta, en efecto, hace oír su voz ante determinadas situaciones humanas, individuales y comunitarias, nacionales e internacionales, para las cuales formula una verdadera doctrina, un corpus, que le permite analizar las realidades sociales, pronunciarse contra ellas y dar orientaciónes para la justa solución de los problemas deribados de las mismas. En tiempos de León XIII semejante concepción del derecho-deber de la Iglesia estaba muy lejos de ser admitido comúnmente. En efecto, prevalecía una doble tendencía: una, orientada hacia este mundo y esta vida, a la que debía permanecer extraña la fe; la otra, dirigida hacia una salvación puramente ultraterrena, pero que no iluminaba ni orientaba su presencia en la tierra. La actitud del Papa al publicar la Rerum novarum confiere a la Iglesia una especie de "carta de ciudadanía" respecto a las realidades de la vida pública, y esto se corroboraría aún más posteriormente. En efecto, para la la Iglesia enseñar y difundir la doctrina social pertenece a su misión evangelizadora y forma parte esencial del mensaje cristiano, ya que esta doctrina expone sus consecuencias directas en la vida de la sociedad y encuadra incluso el trabajo cotidiano y las luchas por la justicia en el testimonio a Cristo Salvador. Asimismo viene a ser una fuente de unidad y de paz frente a los conflictos que surgen inevitablemente en el sector socioeconómico. De esta manera se puede vivir las nuevas situaciones, sin degradar la dignidad trascendente de la persona humana ni en sí mismos ni en los adversarios y orientarlas hacia una recta solución. La validez de esta orientación, a cien años de distancia, me ofrece la oportunidad de contribuir al desarrollo de la "doctrina social cristiana". La "nueva evangelización", de la que el mundo modernon tiene urgente necesidad y sobre la cual he insistido en más de una ocasión, debe incluir entre su elementos esenciales el anuncio de la doctrina social de la Iglesia, que, como en tiempos de León XIII, sigue siendo idónea para indicar el recto camino a la hora de dar respuesta a los grandes desafíos de la edad contemporánea, mientras crece el descrédito de las ideologías. Como entonces, hay que repetir que no existe verdadera solución para la "cuestión social" fuera del evangelio y que, por otra parte, las "cosas nuevas" pueden hallar en él su propio espacio de verdad y el debido planteamiento moral. LABORISMO EVOLUTIVO: El Evolaborismo considera como mandamiento divino (en los mandamientos del génesis) el "trabajo ordinario". Encuadra el trabajo cotidiano, merecedor del pan nuestro de cada día -por su retribución-, dentro de los designios de Dios para la santificación de los humanos (Escrivá de balaguer) y, por tanto, también, dentro de la autoridad evolutiva espiritual de la Iglesia. En ellos encomienda la naturaleza, mediante el trabajo y cuidado, a toda la raza humana, contenida en ese momentum del evocontinuum, en los primeros humanos: "Puso al humano en el Jardín de Edén para que lo trabajase/vistiese y cuidase . (Versión de Jerusalen y/o del King James). deber del trabajo que repite en los mandamientos señalados en el Levítico y en el Deuteronomio: "Trabajarás seis días". Así, para el Evolaborismo, el trabajo cotidiano, es tambiÉn una cuestión religiosa. Lo considera así mismo, la parte móraldika más importante, y el principal instrumento del verdadero amor a uno mismo y del amor al próJimo, que es a quienes se sirve con el trabajo. Es tambiÉn la labor cotidiana, en el Evolaborismo, una obligación, que no puede hacerse como accesoria. Ningún trabajo sobra y de ningún trabajo se puede presindir, si la sociedad (el prójimo), lo necesita. El EVLA., acepta y propone diferencias de retribución provocadas por una sana competencia laboral tanto local, como internacional diferencias en la retribución de la labor, que considera indispensables como instrumentos evolutivo para la superación de los individuos y de su obrar laboral. Sin embargo, dicha competencia, prefiere que se enfoque no como el que gana la carrera de cien metros y deja a los demás en clase diferente, sino como la que propone a todos alcanzar los diez puntos, (en clavados o en gimnacia,... -competencia "Nadia comanechi"-) competinción en la que pueden todos tener igual retribución si se esfuerzan. Es de notarse que esta segunda tipo de competencia requiere de mejores jueces, nombrados por los gremios profesionales. (*) La lucha de clases ni siquiera entra en el léxico del EVLA, ya que considera a todos los trabajos igual de dignos y a los laboradores con opción a la misma retribución (respetando la sana competencia). Los trabajos humanos forman una sóla y única trama de cuya integración y armonía depende el tejido congruente y armónico del trabajo social. DIALOGO: ¿PERO EL CAPITAL, ES AUTONOMO O, ES PRODUCTO DEL TRABAJO AHORRADO/ACUMULADO? 6. ENCICLICA: Con el propósito de esclarecer el conflicto que se había creado entre capital y trabajo, León XIII defendía los derechos fundamentales de los trabajadores. De ahí que la clave de la lectura del texto leoniano sea la dignidad del trabajador en cuanto tal y, por esto mismo, la dignidad del trabajo , definido como "la actividad ordenada a proveer a las necesidades de la vida, y en concreto su conservación". El Pontífice califica el trabajo como "personal", ya que "la fuerza activa es inherente a la persona y totalmente propia de quien la desarrolla y en cuyo beneficio ha sido dada". El trabajo pertenece, por tanto, a la vocación de toda persona; es más, el hombre se expresa y se realiza mediante su actividad laboral. Al mismo tiempo, el trabajo tiene la dimensión social, por su íntima relación bien sea con la familia, bien sea con el bien comun, "porque se puede afirmar con verdad que el trabajo de los obreros es el que produce la riqueza de los Estados". Todo esto ha quedado recogido y desarrollado en mi Encíclica Laborem exercens Laborismo Evolutivo: En el Evolaborismo, la palabra obrero no significa algo específico en el status del campo laboral y el problema social no se da entre capital y trabajo, sino entre distintos tipos de laboradores (se da entre personas). Todos los laboradores por igual, tienen igual dignidad, (como la suscribe esta Encíclica en este número 6) y son igualmente necesarios en el tejido social. Lo mismo hay admimistradores, músicos, plomeros, profesores, torneros, contadores, supérvisores, ensambladores, que empresarios, abogados, afanadores y oficinistas; dirigentes y dirigidos; maestros y aprendises; etc.; pero ninguna de esas divisiones constituyen, para el EVLA, status específico con mayor dignidad laboral ni por tanto, en sí, derecho a una mayor retribución económica. ¿debe recibir más un sacerdote o un médico que un comerciante o uno de limpieza o vigilancia? ¿está la retribución en la labor o en la dignidad humana de los laboradores? Laboradores deben ser, aquellos que cumplen con su deber profesional, donde quiera que se encuetre su puesto en el tejido social. El "capital" no es ente abstracto que quiere vendernos la propaganda de los medios, (como se vende "el gobierno" o "el estado" para que los del gobierno hagan rapiña impunes), son los laboradores capitalistas/ricos, y/o los que tienen dotes que premia el sistema económico (capitalista o comunista) i.e. cantantes, deportistas, artistas; finacieros y/o administradores; burocratas y/o funcionarios públicos; son tambien todos los que ahorran (pero, en muchas ocaciones los que urtan o hacen rapiña). Los capitales verdaderos (no los capitales de corrupción que son deudas a la sociedad), son en último término, sólo trabajo/ahorro de los laboradores, que han gastado menos que lo que les ingresa, (en contraste con los gastadores de más de lo ganan, "ricos ficticios" que mueven la economía pero son: los no ricos reales). Los ahorradores tienen derecho a una retribución , como premio a la frugalidad de sus poseedores -interéses,dividendos, participaciones, rentas- que hay que defender/jusficar. El EVLA. reconoce que es el esfuerzo y también, la preparación/escuela, que también representa esfuerso y dedicación, los que dan valor económico al trabajo, pero visualiza una escuela -con ciclo completo de estudios-, que puedan/deban disponerse para todas las ocupaciones sin exepción. No hay motivo para que esto no se proporcione, claro está, como guante a la mano. También, como en las competencias de Diez, la carencia de esfuerzo y/o de preparación, ameritarán puntos negativos en la retribución, que beneficiarán al resto social1(*) . DIALOGO: ¿ES LA PROPIEDAD UN DERECHO QUE DEBE APLICARSE CON FIJISMO MORALDIKO? ¿ES UN TITULO EVOLUTIVO? 7. ENCICLICA: Otro principio importante es sin duda el del derecho a la "propiedad privada" . El espacio que la Encíclica le dedica revela ya la importancia que se le atribuye. El Papa es conciente de que la propiedad privada no es un valor absoluto, por lo cual no deja de proclamar los principios que necesariamente la complementan, como el del destino universal de los bienes de la tierra . Por otra parte, no cabe duda de que el tipo de propiedad privada, que León XIII considera principalmente, es el de la propiedad de la tierra. Sin embargo, esto no quita que todavía hoy conserven su valor las razones aducidas para tutelar la propiedad privada, esto es, para afirmar el derecho a poseer lo necesario para el desarrollo personal y el de la propia familia, sea cual sea la forma concreta que este derecho pueda asumir. Esto hay que seguir sosteniendolo hoy día, tanto frente a los cambios de los que somos testigos, acaesidos en los sistemas donde imperaba la propiedad colectiva de los medios de producción, como frente a los crecientes fenómenos de pobreza o, más exactamente, a los obstáculos a la propiedad privada, que se dan en tantas partes del mundo, incluidas aquellas donde predominan los sistemas que consideran como punto de apoyo la afirmación del derecho a la propiedad privada. Como consecuencia de estos cambios y de la persistente pobreza, se hace necesario un análisis más profundo del problema, como se vera más adelante. Evla: El Laborismo Evolutivo remarca que, el título por que se obtiene la propiedad privada, es el trabajo/vestir y cuidado de los bienes. "le puso en el jardín de Eden para que lo trabajara/vistiese y cuidara" . Que el territorio de los humanos es la Tierra entera; que Yahve le dió, en Adán, el dominio, "le puso nombre y le sirve de compaÑía" (primer mandamiento del Génesis). Sostiene también, que la propiedad privada es una institución, que no sólo no es un invento del espíritu, a partir del primer humano, sino que, aún en los animales premoráldikos, es una práctica natural. los animales más evolucionados, por el solo hecho de hacer su cueva o nido y de abarcar para su alimento un espacio determinado, lo particularizan y, ! Hay de quien se atreva a invadir su coto privado ! - además, hay privatización de una porción de propiedad mayor colectiva, como territorio para todos, que está derterminada generalmente por el gobierno del macho o hembra dominate, y que tambiÉn defienden de la invación de otros. El EvLa afirma que para los humanos, el territorio de que dispone la única raza humana abarca toda la Tierra, igual distribuída para todos, asi como tambiÉn, lo poco que se pueda abarcar de los demás cuerpos celestes. La propiedad colectiva es privatizada por el cuidado y esfuerzo humanos y por su sabiduría en la distribución/administración de territorios y, cuando deja de haberlo, vuelve a ser propiedad colectiva (no del gobierno ni de los del gobierno). 8. ENCICLICA: En estrecha relación con el derecho de propiedad, la Encíclica de León XIII afirma también otros derechos , como propios e inalienables de la persona humana. Entre éstos destaca, dado el espacio que el Papa le dedica y la importancia que le atribuye, el "derecho natural del hombre" a formar asociaciones privadas; lo cual significa ante todo el derecho a crear asociaciones profesionales de empresarios y obreros, o de obreros solamente. Esta es la razón por la cual la Iglesia defiende y aprueba la creación de los llamados sindicatos, no ciertamente por prejuicios ideológicos, ni tampoco por ceder a una mentalidad de clase, sino porque se trata precisamente de un "derecho natural" del ser humano y, por consiguiente, anterior a su integración en la sociedad política. En efecto, "el Estado no puede prohibir su formación", porque "El Estado debe tutelar los derechos naturales, no destruirlos. Prohibiendo tales asociaciones, se contradiría a sí mismo" Junto con este derecho, que el Papa -es obligado subrayarlo- reconoce explícitamente a los obreros o, según su vocabulario, a los "proletarios", se afirma con igual claridad el derecho a la "limitación de las horas de trabajo", al legítimo descanso y a un trato diverso a los niños y a las mujeres en lo relativo al tipo de trabajo y a la duración del mismo. Si se tiene presente lo que dice la historia a propósito de los procedimientos consentidos, o al menos no excluídos legalmente, en orden a la contratación sin garantía alguna en lo referente a las horas de trabajo, ni a las condiciones higiénicas del ambiente, más aún, sin reparo para con la edad y el sexo de los candidatos al empleo, se comprende muy bien la severa afirmación del Papa: "No es justo ni humano exigir al hombre tanto trabajo que termine por embotarse su mente y debilitarse su cuerpo". Y con mayor precisión, refiriendose al contrato, entendido en el sentido de hacer entrar en vigor tales "relaciones de trabajo", afirma: "En toda convención estipulada entre patronos y obreros, va incluida siempre la condición expresa o tácita" de que se provea conveniente descanso, en proporción con la "cantidad de energías consumidas en el trabajo". Y después concluye: "Un pacto contrario sería inmoral". EVLA: El Laborismo evolutivo afirma que los sindicatos son organizaciones colectivas de ataque-defensa, remanentes obsoletos de otra Época -desagiornados en el evocontinuum del tercer milenio- . Representan una situación de conflicto de clases derivada de una división injustificada del trabajo, en "intelectual" y manual. El EVLA afirma que laS asociaciónES naturales del trabajo y del universo de los laboradores i.e. de mantenimiento, ensambladores, capturistas, fabricadores, "patrones/administradores", al igual que cualesquier tipo de profesión laboral, son los Gremios/asociaciones profesionales que constituyen la "familia laboral" y que buscan, primordialmente, la exelencia laboral de sus asociados. Dichas organismos unen, en un todo representativo, a los humanos que tienen la misma vocación laboral (vocación recibida del cielo) y que los hace hermanos naturales laborales de sus colegas. Es a través de los Gremios donde, el Evla, ve el perfecionamiento laboral y humano. [Ver Génesis 4 20-22] Con la maduración humana de los laboradores, adquirida en el evocontinuum al tercer milenio, no ve necesario el usar de un paternalismo superior fijando, arbitrariamente, horas y normas generalizadas que suavisen el trabajo, ya que, en cada labor, éstas pueden variar muchísimo: ie, trabajos de controladores aereos o de operadores de altos hornos, de vigilantes, de artistas o escritores ¡o de enterpreneurs!. Son los del mismo gremio -los iguales-, los que están capatacitados para fijar las normas que rijan a sus asociados en vistas de su perfecionamiento laboral hacia la excelencia y, luego, pueden ser impuestos como requisitos del gremio ante la sociedad laboral total. El EVLA, sostiene que los gremios deben ser universales, y de todas las profesiones pero, huyendo de los monopolios como del mismo demonio. Afirma asi mismo, que todos los trabajos humanos, sin exepción, deben considerarse profesionales una vez cumplidos los requisitos de estudios y demás, del propio gremio.. 9. ENCICLICA: A continuación el Papa enuncia otro derecho de obrero como persona. Se trata del derecho al "salario justo", que no puede dejarsee "al libre acuerdo entre las partes, ya que, según esto, pagado el salario convenido, parece como si el patrono hubiera cumplido ya con su deber y no debiera nada más". El Estado, se decía entonces, no tiene poder para intervenir en la determinación de estos contratos, sino para asegurar el cumplimiento de cuanto se ha pactado explícitamente. Semejante concepción de las relaciones entre patronos y obreros, puramente pragmática e inspirada en un riguroso individualismo, es critricada severamente en la Encíclica como contraria a la doble naturaleza del trabajo, en cuanto al factor personal y necesario. Si el trabajo, en cuanto es personal, pertenece a la disponibilidad que cada uno posee de las propias facultades y energías, en cuanto necesario está regulado por la grave obligación que tiene cada uno de "conservar su vida"; de ahí "la necesaria concecuencia -concluye el Papa- del derecho a buscarse cuanto sirve al sustento de la vida, cosa que para la gente pobre se reduce al salario ganado con su propio trabajo" Ojalá que estas palabras, escritas cuando avanzaba el llamado "capitalismo salvaje", no deban repetirse hoy día con la misma severidad. Por desgracia, hoy todavía se dan casos de contratos entre patronos y obreros, en los que se ignora la más elemental justicia en materia de trabajo de los menores o de las mujeres, de horarios de trabajo, estado higiénico de los locales y legítima retribución. Y esto a pesar de las Declaraciones y Convenciones internacionales al respecto y no obstante las leyes internas de los Estados. El Papa atribuía a la "autoridad pública" el "deber estricto" de prestar debida atención a bienestar de los trabajadores, porque lo contrario sería ofender a la justicia; es más, no dudaba en hablar de "justicia distributiva". Laborismo Evolutivo: El Evla rechaza el concepto y la práctica del salario, como retribución fija al empleado (white collar or blue collar), que considera desagiornada de quasi-ciervo -empleadismo-, para el tercer milenio en puerta. Propone para el próximo siglo la elevación de todos los laboradores al escalón de profesionistas, como ya se ha mensionado. Los avances del trabajo humano en equipos y sobre todo la práctica de las deciciones por consenso (cuyo principal aplicación se da en Japòn) y, usando del avance científico de los humanos, propone el uso de la cibernÉtica para dividir la riqueza -la mesa común social- entre todos los laboradores según su esfuerzo y dedicación al trabajo. Sostiene, con S, Pablo, "que el que no trabaje que no coma". Y Defiende la competencia Comanechi por la que se quitan puntos al diez de exelencia por imperfeciones y trabajos mal realizados cuyo producto irá a parar a quienes si se afanen. 10. ENCICLICA: Refiriéndose siempre a la condición obrera, a estos derechos León XIII añade otro, que considero necesario recordar por su importancia: el derecho a cumplir libremente los propios deberes religiosos. El Papa lo proclama en el contexto de los demás derechos y deberes de los obreros, no obstante el clima general que, incluso en su tiempo, consideraba ciertas cuestiones como pertinentes exclusivamente a la esfera privada. El ratifica la necesidad del descanso festivo, para que el hombre eleve su pensamiento hacia los bienes de arriba y rinda culto debido a la majestad divina. De este derecho, basado en un mandamiento, nadie puede privar al hombre: "a nadie le es lícito violar impunemente la dignidad del hombre, de quien Dios mismo dispone con gran respeto". En concecuencia, el Estado debe asegurar al obrero el ejercicio de esta libertad. No se equivocaría quien viese en esta nítida afirmación el germen del principio del derecho a la libertad religiosa, que posteriormente ha sido objeto de muchas y solemnes Declaraciones y Convenciones internacionales, asi como de la conocida Declaración conciliar y de mis constantes enseñanzas. A este respecto hemos de preguntarnos si los ordenamientos legales vigentes y la praxis de las sociedades industrializadas aseguran hoy efectivamente el cumplimiento de este derecho elemental al descanso festivo. Laborismo Evolutivo: Para el siglo XXI, el Evolaborismo, considera indigno y desagiornados -de épocas pasadas- las categorías laborales: de obreros y/o patrones, por razón del tipo de trabajos que realizan para servir al prójimo, deja aplicable sus obligaciones moráldikas y religiosas a todos los laboradores por igual, si bien propone a los Gremios las reglamentaciones de descansos y labores con efectos religiosos. 11. ENCICLICA: Otra nota importante, rica de enseñanzas para nuestros días, es la concepción de las relaciones entre el Estado y los ciudadanos. La Rerum novarum critica los dos sistemas sociales y económicos: el socialismo y el liberalismo. Al primero está dedicada la parte inicial, en la cual se reafirma el derecho a la propiedad privada; al segundo no se le dedica una sección especial, sino que se le reservan críticas, a la hora de afrontar el tema de los deberes del Estado, el cual no puede limitarse a "favorecer a una parte de los ciudadanos", esto es, a la rica y próspera, y "descuidar a la otra", que representa indudablemente la gran mayoría del cuerpo social; de lo contrario se viola la justicia que manda dar a cada uno lo suyo. Sin embargo, "en la tutela de estos derechos de los indivuduos, se debe tener especial consideración para con los débiles y pobres. La clase rica, poderosa ya de por sí, tiene menos necesidad de ser protegida por los poderes públicos; en cambio, la clase proletaria, al carecer de un propio apoyo tiene necesidad específica en la protección del Estado. Por tanto es a los obreros, en su mayoría débiles y necesitados, a quienes el Estado debe dirigir sus preferencias y sus cuidados" Todos estos pasos conservan hoy su validez, sobre todo frente a las nuevas formas de pobreza existentes en el mundo; y ademas porque tales afirmaciones no dependen de una determinada concepción del Estado, ni de una particular teoría política. El Papa insiste sobre el principio elemental de sana organización política, a saber, que los individuos, cuanto más indefensos están en la sociedad tanto más necesitan el apoyo y el cuidado de los demás, en particular, la intervención de la autoridad pública. De esta manera el principio, que hoy llamamos de solidaridad y cuya validez, ya sea en el orden interno de cada Nación, ya sea en el orden internacional, he recordado en la Sollicitudo rei socialis, se demuestra como uno de los principios básicos de la concepción cristiana de la organización social y