Antecedentes y estallido 
Por el hecho de tratarse de un barrio industrial, a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX y primeras décadas del XX Poblenou siempre se caracterizó por su activa vida política y sindical.

La presencia de una población mayoritariamente trabajadora se reflejó en diversos momentos de conflictividad social, como los disturbios que tuvieron lugar durante la Semana Trágica o bien la serie de huelgas y de atentados de los años 20.


Barrio, a la vez, básicamente anarquista y republicano, los trabajadores que vivían y trabajaban, o venían a trabajar, en Poblenou (Pueblo Nuevo), pronto demostraron sus inquietudes laborales poco después de proclamarse la II República, en 1931. Este mismo año, las malas condiciones de trabajo provocaron conflictos.

Las elecciones del 16 de febrero de 1936, las últimas antes del estallido de la Guerra Civil, dan como ganador -también en Poblenou- al Frente Popular de Izquierdas.

Pocos meses después, el 18 de julio, una parte del ejército apoyado por las clases sociales dominantes y los sectores reaccionarios se alzan contra el gobierno legítimo de la República. Ha estallado la Guerra Civil. La respuesta no se hará esperar. Las fuerzas progresistas contraatacan. También en Poblenou.

La madrugada del domingo 19 de julio, armas y munición abundante están preparados en una habitación de la  c/Pujades, esquina con Espronceda. Está reunido el Comité de Defensa Anarquista. Sus líderes -Jover, García Oliver, Durruti y Ascaso- han trasladado se cuartel general porque la mayoría vive o trabaja en el barrio. Las calles están vigiladas por gente escogida, armada. Todos son obreros.

Suenan sirenas de fábrica. Los balcones se llenan de madrugadores. Caras expectantes, solidarias unas, atemorizadas otras. La radio informa sobre los hechos y da instrucciones a la gente. Camiones llenos de milicianos y milicianas con la bandera roja y negra de la CNT-FAI, arrancan. Pasan primero por la Rambla de Poblenou; después por la Ctra.de Mataró.

En la plazoleta de la c/Enna se levantan barricadas. En el Casino La Alianza, las milicias armadas entran armas. La guardia civil instala ametralladoras en algunas azoteas para contraatacar.

En la Av.Icaria, se produce un tiroteo delante del cuartel de los Docks, contra los militares rebeldes que pronto quedan rodeados.

Otras personas se dedican a saquear todo lo que pueden.
Las consecuencias de la fiebre revolucionaria no se hacen esperar. Los más radicales calan fuego a las iglesias y saquean el local de las monjas en la Rambla: camas, colchones y muebles son tirados por la ventana.


Preveyendo que por la Ctra.de Mataró puedan infiltrarse las fuerzas fascistas, a la altura de los Cuatro Cantones se levantan barricadas y se instalan patrullas de control. Se monta una ametralladora. Las mujeres colaboran llevando leche y comestibles a los milicianos.
 
 


Los obreros de la fábrica metalúrgica conocida como Can Girona (Macosa) improvisan una especie de tanqueta a partir del blindaje de un camión y lo llevan delante del Casino La Alianza, donde se quedará durante un tiempo por la imposibilidad de hacerlo maniobrar con normalidad.

Se levantan barricadas en otros lugares del barrio, acción a la que muchas mujeres se suman. Algunos individuos aprovechan la conmoción del momento para vengarse de antiguos asuntos o para apropiarse de la casa y de los bienes de a quienes han echado o han muerto. Muchos de los más radicales provienen de los estratos sociales y culturales más humildes, del Somorrostro o de la fábrica de cáñamo del barrio.
 

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