"Los sindicalistas declararon la guerra a Franco, en Poblenou (Barcelona),
en el piso de uno de ellos que estaba al lado del campo del Júpiter
viejo. Aquí se reunieron en los primeros días de la guerra
García Oliver, Ascaso, Durruti y otros."
(Anton Alcover, entonces un adolescente hijo de industrial)
"Vi como quemaban las iglesias y el Centro Moral. Algunos obreros
mataron a sus amos o encargados."
(Domingo Sarsanedas, entonces un suboficial hijo de industrial)
"El edificio de las monjas de la Rambla fue saqueado. Tiraban el
mobiliario por las ventanas, sin pensar si después haría
falta."
(Conxita Julià, entonces una adolescente)
"No podemos atribuir en aquellos momentos ciertos hechos a alguna
organización. Lo que se llaman vulgarmente las turbas fueron los
incendiarios. Serían de la CNT o de ningún pensamiento. Cada
uno tiró por donde le pareció."
(Antonio Parrón, entonces obrero i miembro de las Juventudes
Libertarias)
"Un sindicalista que yo conocía, lo hieren. Vi cómo
se iba hacia la fuente, y se empapaba de agua el pañuelo y se lo
ponía en el pecho, chorreando. El rojo de la bandera de la FAI,
lo daba con su propia sangre."
(Xavier Benguerel, entonces un joven escritor)
"Lo primero que se le pedía a un anarquista en la fábrica
era buen comportamiento, buena vida con los hijos y la mujer. Sino, no
se le aceptaba. Los anarquistas éramos los que leíamos, hablábamos,
comentábamos..."
(Antonio Turón, entonces obrero y miembro de las Juventudes
Libertarias)
"Todas las fábricas de la barriada se transformaron inmediatamente
en industrias de guerra. Para substituir a la gente que se fue al frente,
entraron muchas mujeres y hacían el material que se precisaba para
el frente."
(Agustín Roa, entonces trabajador y miembro de las Juventudes
Libertarias; después, periodista)
"Con las colectivizaciones no destruimos nada. Al contrario, cuando
acabada la guerra los dueños retornaron, se quedaron maravillados
al ver que no habíamos destruido nada, que todo lo habíamos
mejorado."
(Domingo Ibars, entonces trabajador y miembro de las Juventudes
Libertarias)
"Cayó una bomba sobre el antiguo edificio del Tío Ché
que lo destruyó todo. Fue muy duro porque tenía amigos."
(Ricard Creus, entonces un chiquillo; después, escritor)
"Estábamos tan hartos de los bombardeos, rabiosos y nerviosos,
que quise representar en algunos de mis cuadros los momentos de la guerra,
de lo bombardeos: una madre loca, la criatura despanzurrada, cristales
rotos... Una diatriba contra los bombardeos, contra aquella masacre de
que éramos objeto."
(Ramon Calsina, pintor)