«En cumplimiento del ruego de Jesús al Padre»

Participación del Presbítero anglicano Miguel de Oláiz

Cuando leemos meditando sobre el capítulo 17 de san Juan, quedamos impactados por la profunda relación de amor en el misterio de la Unidad de Jesús con el Padre, diálogo entrañable que nos atrae. Si hemos aprendido algo sobre la Unidad que Jesús anhelaba, entre los hijos de Dios, hemos tenido que recurrir a este capítulo, quizás porque descubrimos que estamos en Él, donde la palabra divina se humaniza hasta exclamar: «Ahora me han conocido (tiempo y espacio en la historia), que todas las cosas que me has dado, proceden de Tí, porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido que salí verdaderamente de Tí, y han creído que tú me enviaste». Y en el versículo 23: «Yo en ellos, y Tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que Tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado».

Si he titulado mi intervención «En cumplimiento del ruego de Jesús al Padre», es porque considero que nuestro ilustre hermano y amigo don Julián, desde que le conozco, puedo afirmar de él que se ha movido dentro de este precioso marco que nos ofrece para la unidad la oración de Jesús al Padre. Cuando creemos en el poder de Dios, creemos que hay posibilidad de unidad, y don Julián nos ha dado suficientes pruebas, a todos los niveles, como sacerdote, como maestro, como hermano en Cristo, como amigo.

Las relaciones con la Iglesia Española Reformada Episcopal siempre han sido de una calidad de comprensión inmejorable, aceptando nuestra línea anglicana con total reconocimiento en su dimensión mundial, dentro de nuestra pequeñez en España (nada se le oculta a don Julián de las Iglesias minoritarias), de respeto y equilibrio entre autoridades eclesiásticas.

Ha buscado siempre tiempo para acompañarnos en momentos cumbres, en momentos de oración por la unidad de las Iglesias, en ordenaciones y consagraciones, incluso hasta en momentos muy especiales y particulares.

Don Julián sabe muy bien que damos la gloria a Dios por su obra en nosotros, y nuestras palabras son de reconocimiento y agradecimiento a su inquebrantable servicio, dándose a todos para bien de la unidad en Cristo. Es bueno recordar su intenso trabajo, involucrándose en el proyecto para la traducción interconfesional de la Biblia en castellano. La historia del ecumenismo en España, más reciente que en otros países, está dando hombres y mujeres que descubrieron en la palabra de súplica de Jesús la vocación de su ministerio, en los que encuadro a mi buen hermano y amigo don Julián García Hernando.

Me sumo a este homenaje y en nombre de la Catedral del Redentor, de la que fui Rector en un principio y Deán en los últimos diez años hasta el primer domingo de Adviento de 1998, expreso nuestro agradecimiento por su relación fraterna y dentro de su colaboración en la divulgación de las diferentes Iglesias, exponiendo en la biblioteca del Instituto Misioneras de la Unidad nuestras publicaciones e invitándonos oficialmente a todos los actos de dimensión ecuménica.

Querido amigo y hermano en Cristo, gracias por tu buena ayuda en este camino —no siempre fácil— de trabajar por la Unidad de las Iglesias.

Miguel DE OLÁIZ

Presbítero de la Iglesia Española Reformada Episcopal.