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El siglo XXI es el siglo de África. Es un grito de esperanza para este continente a pesar de que sigue conociendo el desarrollo del subdesarrollo: no es una novedad. La novedad, quizá, sea creer todavía en su futuro, en sus potencialidades, sus recursos, su gente.

África sobrevivirá a pesar del difícil panorama en que se encuentra inmersa, a pesar del pesimismo de algunos círculos.

El problema de África sigue siendo su exclusión de todo debate, de todo movimiento tecnológico o científico que se realiza para el futuro del planeta tierra. África encarna el fenómeno de la exclusión y todo lo que se está construyendo escapa al control de los africanos en términos generales. La manera en que se ha dirigido este planeta los últimos cincuenta años ha incrementado los desniveles económicos de manera acelerada, a pesar de diferentes Cumbres y la pluralidad de Organismos que luchan en diversos frentes.

La interdependencia armoniosa Norte-Sur es una necesidad política, económica y social tanto desde un punto de vista racional como moral. Un desarrollo económico estancado en los 25 últimos años, altos índices de desempleo persistentes, un crecimiento acelerado de la población en muchos países, la intolerable carga de la deuda de muchos países en desarrollo, la baja de los precios de las materias primas, el deterioro del medio ambiente durante un largo periodo, ... han socavado ciertos logros en la lucha contra el hambre y la miseria.

Es posible el desarrollo en África. Todos los seres humanos están unidos por una responsabilidad común y un afán común de supervivencia. Existe una necesidad urgente de que la política y la economía se rijan por un nuevo pensamiento y una nueva ética que satisfagan las necesidades de un mundo interrelacionado mediante una acción cooperativa en un espíritu solidario o mejor dicho comunitario. Un crecimiento económico global más vigoroso constituye un importante factor para disminuir los problemas de los países tanto desarrollados como en desarrollo. Así, las soluciones a las desigualdades económicas, al hambre, al paro que azota tanto el Norte como el Sur dependen de este nuevo orden mundial que esperamos todos.

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