Información básica sobre la Lengua Vasca: Origen,
estructura, dialectos y extensión.

El Euskera, la lengua de los vascos.

Orígenes
y parentescos.
Es
una cuestión que hoy por hoy sigue sin clarificarse. Entre las teorías que han
tenido mayor difusión, aunque está totalmente descartada, merece especial
mención la tesis vascoiberista. Sostenida desde antiguo por ilustres eruditos
vascos, como E. de Garibay, B. De Echave, el Padre Larramendi, P.P. de Astarloa
y J. B. de Erro y Azpíroz, tuvo como máximo difusor a G. de Humboldt en su
obra Primitivos pobladores de España y Lengua Vasca, publicada en alemán
en 1821. El eminente lingüista H. Schuchardt desarrolló la tesis vascoiberista
(Die iberische Deklination, 1907) estudiando las inscripciones ibéricas
sobre la lectura que de éstas había hecho Hübner. Pero buena parte de las
interpretaciones de Hübner hubieran de ser rechazadas, con lo que la tesis de
Schuchardt de que el vasco es el representante moderno del ibero perdía su
punto de apoyo.
Menéndez
Pidal, basándose principalmente en datos tomados de la toponimia peninsular,
fue un claro defensor de esta teoría, aunque no admitiera la existencia de una
uniformidad lingüística de la Península en la antigüedad, tal como lo había
hecho Humboldt. Opinaba que la relación que guardaban las lenguas de tipo vasco
con las de tipo ibérico de Levante se iría esclareciendo sobre todo mediante
el estudio de la toponimia, y no tuvo el menor recelo en calificar el euskera
como lengua neo-iberica.
Hoy
la opinión de los especialistas es absolutamente contraria a esta tesis.
Tanto
A. Tovar como L. Michelena han analizado los casos en que se puede hablar de
correspondencia de términos ibéricos y vascos y han llegado a la conclusión
de que son tan escasas las correspondencias seguras que no pueden justificar un
parentesco genético, sino que más bien pueden explicarse como simples préstamos
entre lenguas próximas.
Una
lengua indudablemente emparentada con la vasca es el antiguo aquitano, del que
se tiene testimonio a través de la epigrafía romana y de la toponimia. A.
Luchaire llamó la atención sobre esta relación a finales del siglo pasado, y
hoy los vascólogos no dudan en afirmar que vasco y aquitano forman un grupo
estrechamente emparentado, que puede denominarse euskérico.
El
aislamiento de la lengua vasca, que se encuentra hoy rodeada geográficamente
por lenguas de origen bien conocido y pertenecientes a familias lingüísticas
no comunes al vasco, ha estimulado desde antiguo a los estudiosos, que se han
afanado en buscar relaciones de parentesco entre el euskara y otras familias de
lenguas.
El
mismo Schuchardt, además de la relación con el ibero, estudió el posible
parentesco con lenguas de la familia hamítica del Norte de Africa, relación
que ya había sido apuntada en 1894 por G. von der Gabelentz. Lingüistas como
Uhlenbeck o como Lafon no niegan la posibilidad de tal parentesco, pero ven
mayores posibilidades de lograr resultados positivos en el estudio de las
relaciones con otros grupos de lenguas, principalmente con las lenguas caucásicas.
A pesar de ello, el campo de las relaciones con las lenguas hamíticas sigue
siendo objeto de estudio. En el volumen de la revista Euskera correspondiente a
1972 se puede ver la hipótesis elaborada sobre las relaciones entre los vasco y
el bereber sobre las relaciones entre los vasco y el bereber por H.G.Mukarovsky,
quien expuso las investigaciones realizadas en este campo en los primeros
Encuentros Internacionales de Vascólogos Gernika-Lejona 1980.
La
relación entre el vasco y las lengias caucásicas fue formulada por primera vez
de modo científico por A. Trombetti (1902-03), quien más tarde en 1925, publicó
su obra Le origini de la lingua basca. Otros habían sugerido ya esta
posibilidad como Antoine d'Abbadie en 1836 y el propio Schuchardt más tarde.
Trombetti se muestra más inclinado a la relación euskaro-caucásica que a la
euskaro-hamítica, aunque no rechaza esta. La dificultad principal en establecer
la relación euskaro-caucásica consiste en la falta de unidad entre las
distintas lenguas caucásicas a su vez, hasta formar 22 lenguas distintas, según
la clasificación que ofrece Dumézil en Les langues du monde (1924).
Tampoco
se ha podido llegar, mediante el método de la reconstrucción, al conocimiento
del protocaucásico, que sería una base más firme para los estudios
comparativos con la lengua vasca. Tras los estudios sistemáticos de K. Bouda y
de R. Lafon, tanto estos como otros lingüistas, por ejemplo H. Vogt o L.
Michelena, se muestran prudentes acerca de las relaciones de parentesco genético
entre vasco y caucásico. Hoy se sigue trabajando sobre estas relaciones, como
se vio en las aportaciones presentadas en los Encuentros de Vascólogos.
Como
hipótesis de trabajo Lafon (1947) sostenía el parentesco entre el grupo
vasco-aquitano y las lenguas caucásicas, que formaría la familia euskaro-caucásica,
cuya unidad no hay que pensar que fuera anterior al III milenio a. d.C. En el
momento de la unidad esta familia podría localizarse en los confines de Europa
y Asia lindando con el finougrio al Oeste y con el indoeuropeo al Este. Apoyándose
en los estudios arqueológicos de Bosch Gimpera, Lafon se inclinaba a creer que
la lengua vasca fue traída por inmigrantes, junto con otros elementos de una
civilización superior, civilización que Bosch Gimpera denominó pirenaica,
cuyos elementos principales son los monumentos megalíticos y la cultura del
cobre. Todo ello pudo ocurrir dentro del III milenio a.d.C.
Las
relaciones del euskera con otras lenguas como el indoeuropeo, las lenguas urálicas
(fino-ugrias y samoyedas), el altaico (turcas, mongol, manchú y tongús), el
chukché, lengua hablada en el NE de Siberia, y el burachaski, en los montes del
Karakorum, presentan menor interés, tanto por haber sido estudiadas con menor
detalle como por presentar menos posibilidades en el establecimiento de
correspondencias.
Características
de la estructura de la lengua
La
originalidad de la lengua vasca no consiste en poseer rasgos de estructura que
le sean exclusivos. Pero es la combinación de estos rasgos lo que da a la
lengua una fisonomía propia. El contraste es aún mayor porque a menudo las
lenguas con las que se compara son sus vecinas, las románicas. Alguno de sus
rasgos son:
a)
Se trata de una lengua de
tipo ergativo, que se opone a las lenguas nominativo-acusativas porque utilizan
la misma flexión casual para el sujeto de verbos intransitivos y para el objeto
de los transitivos y requiere una flexión distinta, el uso ergativo a activo
para el sujeto de verbos transitivos.
Ej: gizonak (erg.) ekarri du (V. Tr.) ogia (nom.) "El hombre ha
traído el pan"
b)
Tiene diferente estructura verbal en los verbos transitivos y en los
intransitivos. Los primeros incluyen en las formas de presente un afijo de
objeto, singular o plural, y los segundos, naturalmente, no.
Ej: d-akar.zki-t. "Yo los traigo"
c) La
inclusión dentro de la estructura del verbo, de cuatro tipo de afijos
personales distintos: 1)sujeto, 2)objeto directo, 3)objeto indirecto, 4)
alocutivo (masculino o femenino).
d)
En cuanto al orden de palabras, dentro del sintagma nominal el
determinante procede al determinado, oponiéndose en su colocación al adjetivo,
que se pospone.
Ej: gizonaren txapela "del hombre el sombrero" Etxe zaharra
"casa vieja"
e)
El orden de palabras
dominante en la oración es el SOV (Sujeto-Objeto-Verbo), y el focus o elemento
destacado ocupa el lugar inmediatamente anterior al verbo en la oración
afirmativa.
Ejes: Zein etorri da? Gizona etorri da "¿Quién ha venido? El
hombre ha venido".
Zer ekarri du? Ogia ekarri du. "¿Qué ha traído? El pan ha traído.
f)
En el orden fonético
destaca la simplicidad del sistema vocálico, de 5 unidades, como en español,
sobre el que parece haber influido. En el consonántico destaca la suavidad que
confieren a la lengua sus fonemas mojados: tt, dd, x, tx, ll, ñ, que además
poseen un valor diminutivo o apreciativo en muchos casos.
g)
Por fin, en el orden prosódico, el acento de las palabras, aunque aún
no suficientemente estudiado, carece en la mayor parte de los dialectos de valor
distintivo y tampoco realiza una función demarcativa. La sílaba en la que
recae el acento siempre resulta bien destacada de las demás por lo que el ritmo
de la frase resulta muy distinto del de las lenguas románicas.
Los
dialectos del euskera en Navarra.
La
clasificación dialectal realizada por el Príncipe L. Lucian Bonaparte,
recogida en su célebre mapa, es la que sigue hoy vigente, con algunos retoques,
algunos de ellos sugeridos ya por él mismo y aceptados por otros vascólogos.
Navarra presenta la particularidad de recoger en su territorio variedades de 7
de los 8 dialectos del euskara: únicamente el vizcaíno queda alejado de sus
fronteras. Se han hallado en Navarra los siguientes dialectos, alguno de ellos
ya extinguido:
Guipuzcoano
en la Burunda y Etxarri Aranaz; Alto Navarro Septentrional en Arakil, Araiz,
Cinco Villas, Baztán y Ulzama; Alto Navarro Meridional en Egüés, Olaibar,
Arce, Erro, Burgete, Ilzarbe, Olza, Cizur, Gulina; Labortano en Urdax y
Zugarramurdi; Suletino (Roncalés en el valle del Roncal); Bajo Navarro Oriental
en el Valle de Salazar; Bajo Navarro Occidental en Aézcoa y Valcarlos.
La
clasificación de Bonaparte se basa fundamentalmente en la morfología verbal,
personalmente estudiada por el ilustre vascólogo. Presenta, naturalmente,
puntos de posible discusión, como son, en lo que representa a Navarra, la
clasificación como subdialecto del guipuzcoano, de las variedades de Burunda y
Echarri Aranatz o la inclusión del baztanés dentro del dialecto alto-navarro
septentrional, pudiendo relacionarlo también con el labortano.
Alguno
de los rasgos principales que distinguen a las variedades navarras -de modo no
exclusivo- frente a otros dialectos son:
La distinción de las dos sibilantes, alveolar y predorsal, s y z,
perdida en gran medida en Vizcaya y e Guipúzcoa; la distinción morfológica
entre el caso ergativo plural en -ek y el nominativo en, -ak; el paso del sonido
semiconsonántico inicial i- a consonante palatal x- (xan "comer",
xakin "saber") k en una parte del territorio, que se conserva como y-
en algunos dialectos o sigue su evolución a j- en guipuzcoano; la conservación
de la velar k- o g- como sonido inicial en las formas de los demostrativos en
los valles de Salazar, Roncal, Aezkoa, y en alguna parte, no bien delimitada del
dialecto alto-navarro meridional: kau, kori, kura, gau, gori, gura.
Dialectos
e idioma unificado
Actualmente,
a partir de elementos fonéticos, morfológicos y sintácticos, se maneja una
nueva definición de dialectos (llamados euskalkiak): mendebalekoa (dialecto del
oeste, que se extiende por la mitad este de Bizkaia, franja oeste de Gipuzkoa y
valle de Aramaio en el Norte de Araba); erdialdekoa (del centro, empleado en el
resto de Gipuzkoa y en algunos valles navarros noroccidentales limítrofes como
Basaburua y Larraun); nafar-lapurtera (navarro-labortano, hablado en Lapurdi,
Nafarroa Beherea y puntos del noroeste de Zuberoa); nafarrera (navarro del este,
limitado al valle de Zaraitzu-Salazar y alaedaños) y zuberera (suletino,
extendido por Zuberoa y algún punto limítrofe del Bearn).
Una
decisión necesaria para los tiempos contemporáneos (si bien ya desde mucho
antes los escritores habían expresado el interés por una lengua literaria
común) y acertada fue el proceso de unificación del idioma vasco (euskara
batua). El paso fue iniciado por varias propuestas y reuniones y dado
definitivamente en la asamblea que en 1968 realizó Euskaltzaindia-Academia de
la Lengua Vasca. Se comenzó por la unificación de la ortografía,
declinación, léxico básico y verbo auxiliar, a las que siguieron otras
medidas posteriores.
Extensión
del territorio de habla vasca en nuestros días.
Resulta
difícil determinar los límites en la antigüedad. Queda dicho ya que el
vascuence o una lengua afín se había hablado en la Aquitania, o en parte de
esa región; en tiempos más modernos la frontera de los territorios de habla
vasca al Norte de los Pirineos se ha mantenido prácticamente inalterada, según
la línea marcada en el mapa de Bonaparte, no conociéndose la regresión geográfica
de la lengua que se ha dado en Navarra y Alava.
Respecto
al Sur, aparte de los datos que nos puede proporcionar la toponimia para el
periodo mas antiguo- los topónimos de tipo vasco a lo largo del Pirineo llegan
hasta la provincia de Lérida-, datos históricos mas modernos han permitido a
J. Caro Baroja (1943) situar la frontera de los vascones en el siglo I a.d.C.
cerca de la ribera del Ebro. Estas
tierras debieron de sufrir una desvasconización a causa de las invasiones celtas, pero los vascones pudieron
de nuevo extender su dominio en época de la dominación romana, apoyándose en
la enemistad entre los romanos y celtas. El momento de mayor extensión de los
pueblos de habla vasca (vascones, várdulos, caristios y autrigones) debió ser
después de las guerras sertorianas, llegando a ocupar Calahorra. Pero la
romanización fue antigua e intensa en el sur de Álava y de Navarra, a juzgar
por los testimonios arqueológicos y toponímicos.
La
opinión de Caro Baroja acerca de
la frontera de los territorios de habla vasca en la Edad Media es que estaría
situada aproximadamente en la misma línea en la que se sitúa en 1587. Al Norte
de esta frontera el vascuence tendría una situación social predominante, a
excepción de las capitales Vitoria y Pamplona. Prueba de ello es la cantidad de
topónimos y antropónimos vascos que se encuentran en la documentación latina
y romance.
La
primera frontera conocida del vascuence en Navarra es del mencionado año 1587 y
viene determinada por un documento del que ofrece noticia Manuel Lekuona. Se
trata de una lista completa de pueblos del Obispado de Pamplona dentro de
Navarra, en la que aparecen por separado los de habla vasca, un total de 451, de
lo no, 58. Del siglo XVI en Álava no existe mas testimonio que el de Navajero,
según el cual a principio de siglo en Vitoria se habla castellano, aunque en
las aldeas se hablaba vascuence.
Un
documento que se puede fechar entre 1234 y 1239 prueba que el vascuence se
hablaba en la villa de Ojacastro (valle del río Oja, Logroño). El uso del
vascuence en algunas poblaciones riojanas y en las cuencas altas de los ríos
Tirón, Oca y Arlanzón (Burgos) queda confirmado por la toponimia. Es indudable
que el uso de la lengua vasca en la Rioja y Burgos, que pudo durar hasta el
siglo XV o XVI se debió a la repoblación vasca de los siglos X y XI. Pero J.B.
Merino Urrutia (1962) llega a defender que la repoblación supuso simplemente un
refuerzo en el uso de la lengua vasca, que era originaria en aquella zona.
Los
documentos de un proceso de 1778 en Navarra, en la que la cuestión en litigio
era qué poblaciones debieran considerarse vascófonas y cuáles romanzadas, a
afectos de adjudicación a receptores del Tribunal Real, ha permitido a A.
Irigaray trazar una frontera aproximada entre las dos comunidades lingüísticas
de Navarra en esa fecha, frontera que pasaría por los términos de Eulate,
Amillano, Estella, Artajona, Tafalla, Lumbier y Orradre. En cuanto a Álava, un
documento de 1787 titulado " Pueblos de Álava por vicarías", junto a
la lista de poblaciones, señala que hablaban el vascuence muchos pueblos de la
vicaría de Vitoria, todos los de Gamboa, los más de Salvatierra, los de
Mondragón, Cigoitia, Zuya, Orduña, Orozco y Tudela (de Álava). Esta frontera
supone una regresión del vasco al Este y al Oeste de Navarra; sin embargo,
considera a Artajona dentro de la zona vascófona, no figurando así en el
documento de 1587.
Aproximadamente
un siglo más tarde existen los primeros datos recogidos con fines estrictamente
lingüísticos, datos que se pueden calificar de precisos y objetivos, dada la
manera rigurosa y detallada con que trabaja el príncipe Luis Luciano Bonaparte.
El ilustre dialectólogo, en una labor de investigación realizada en parte
personalmente y en parte con la ayuda de colaboradores, dejó plasmados en un
mapa, que lleva fecha de 1863, pero que se sabe que salió a la luz en 1871 con
datos recogidos hasta 1869, los límites de la lengua vasca en cada uno de sus
dialectos. Marca en el mapa dos grados de intensidad en el uso de la lengua.
A.
Irigaray ha facilitado los datos acerca de los límites del vascuence en Navarra
y Álava en 1935. Los datos de Navarra, recogidos personalmente, han sido
transmitidos con una precisión que alcanza a distinguir siete grados distintos
de intensidad.
Situación
actual
A finales de la década de los 50 y principios de
los 60 del siglo XX comenzó una lenta recuperación del euskera en conexión
con la reactivación cultural en los ámbitos artístico, literario y musical.
Además de la ya citada unificación del euskara y su adopción por la mayoría
de los escritores, otra pieza clave fue la aparición de las primeras ikastolas
(escuelas en la que toda la enseñanza se imparte en euskera), organizadas semi-clandestinamente
y con precariedad de medios gracias al esfuerzo de las familias. A finales de
los 60 se inició la legalización de las ikastolas experimentando en las
siguientes décadas un incremento notable. Posteriormente también en las
escuelas públicas se adoptó la educación en euskara existiendo hoy la llamada
línea "D" que posibilita el estudio de todas las asignaturas en
euskara, modalidad que crece año a año.
Otros elementos que contribuyen al proceso de
recuperación idiomática son: la introducción de la enseñanza en euskara en
el resto de los niveles educativos (enseñanzas medias y universidades);
aprendizaje del idioma por los adultos y alfabetización; consolidación de la
publicación de libros en euskara en todos los ámbitos editoriales; presencia
en los medios de comunicación (progresivamente el euskara ha ido ganando
espacios en la radio y prensa escrita, apareciendo revistas íntegramente
escritas en euskara, siendo actualmente fundamental la labor del diario
Euskaldunon Egunkaria, varias revistas y radios y uno de los canales de Euskal
Telebista-Televisión Vasca); aplicación en los campos técnico, de la
investigación, profesionales... y espacio suficiente en todos los niveles de
las administraciones.
Recientemente ha sido creado el Euskal Gizarte
Erakundeen Kontseilua (Consejo de los Organismos Sociales del Euskara) cuyo
objetivo es lograr un acuerdo ciudadano y social en favor de la normalización
de la lengua vasca en todos los ámbitos.
Jurídicamente en la Comunidad Autónoma Vasca son
lenguas oficiales el castellano y el euskara, habiéndose aprobado una Ley
Básica de Normalización del uso del euskara. En la Comunidad Foral de Navarra
el euskara únicamente es oficial en la zona vasco-parlante (norte de Nafarroa),
según normas reguladas en la Ley del Vascuence, lo que limita su recuperación
en el resto del territorio. Es un caso de esquizofrenia, que navarra limite el
acceso a su lengua primigenia a gran parte de sus habitantes, pero sus
dirigentes políticos así lo han decidido.
En el País Vasco Continental la situación es
precaria, producto de la tradicional oposición de la administración francesa a
respaldar medidas reales en apoyo del idioma vasco más allá de lo meramente
folklórico, por los que los distintos esfuerzos (ikastolas, pequeños medios de
comunicación, etc.) se llevan a cabo sorteando numerosas dificultades.
Actualmente y desde una perspectiva geográfica,
el euskera tiene una presencia importantes o se habla prioritariamente en toda
Gipuzkoa; mitad este de Bizkaia; alguna comarca del norte de Araba (valle de
Aramaiona); tercio norte de Nafarroa; y casi todo el País Vasco Continental a
excepción de su franja costera.
Esto a grosso modo, pues dentro de cada territorio
aludido hay variaciones en cuanto a porcentajes, siendo más empleado en áreas
rurales y pueblos pequeños y menos en los grandes pueblos y ciudades.
El porcentaje de vasco-parlantes, para el conjunto
de Euskal Herria se estima en el 22% de la población, unas 550.000 personas.
Según distintos estudios y encuestas, los territorios con mayores índices son
los interiores del País Vasco continental (Zuberoa con el 64% y Behenafarroa
con el 62%) y Gipuzkoa (44%). Los porcentajes se reducen en Lapurdi (27%)
y Bizkaia (17%) y resultan muy pequeños en Nafarroa (10%, concentrados en las
llamadas zona vascófona norteña y zona mixta central) y Araba (7%). Estas
proporciones aumentan si se consideran las franjas de población que se hallan
en proceso de aprendizaje del idioma o de alfabetización. Así, por ejemplo
cuantificando el caso de la Comunidad Autónoma Vasca (Araba, Bizkaia y Gipuzkoa)
los vasco parlantes son alrededor del 26% de la población a los que cabría
sumar un 19% de la población en proceso avanzado de dominio del idioma.
En definitiva, la actual Euskal Herria es un
territorio trilingüe con predominio por razones históricas del castellano (en
el País Vasco Peninsular) y francés (en el País Vasco Continental),
hallándose el euskara en situación de lengua minorizada, pese a los esfuerzos
habidos para su recuperación y normalización.
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