MIEDO

26-8-2000

Pregunta formulada por María Inés Prado

El latín METUS (‘miedo’, 'temor') se ha conservado únicamente en castellano ("miedo") y en gallego-portugués ("medo"). En las demás lenguas románicas el sustantivo deriva del latín PAVOR, que en castellano existe únicamente como palabra culta: francés "peur", italiano "paura", catalán "por".

MILAGRO

14-5-2000

Pregunta formulada por Alejandro Domínguez (México)

La palabra "milagro" procede del latín MIRACULU(M) (‘hecho admirable’), derivado del verbo MIRARI (‘admirar’, ‘asombrarse’). MIRACULU(M) dio en castellano "miraclo" (documentado hacia 1140), luego "miraglo" (documentado hacia 1300) y, finalmente, "milagro" (documentado desde 1495). La metátesis de la "l" y la "r" (que, a pesar de la fecha en que está documentada, debe ser bastante más antigua, ya que ha impedido que "miraglo" evolucionase a *mirallo y *mirajo) ha dado a esta palabra castellana un aspecto que la diferencia de sus equivalentes romances "miracle" (francés y catalán) o "miracolo" (italiano), más fieles al étimo latino.

MILITANCIA

5-11-99

Pregunta formulada por Andrés Machuca (Buenos Aires)

La palabra latina para ‘soldado’ era MILES (MILITIS en genitivo). De ella se derivó el adjetivo MILITARIS, así como el verbo MILITARE y el sustantivo MILITIA. Estos derivados fueron adoptados por el español hacia el siglo XV como cultismos ("militar", verbo; "militar", adjetivo y, a partir del siglo XVIII, también sustantivo; "milicia"). Del participio presente del verbo MILITARE (MILITANS), se tomó el adjetivo "militante" (también hacia el siglo XV), sobre el cual, en fecha más reciente (quizás hacia mediados del siglo XIX,) se formó "militancia", sustantivo con dos significados, uno abstracto (‘el hecho de militar’) y otro colectivo (‘el conjunto de militantes’). La metáfora mediante la cual se asimila al guerrero con el miembro de una organización no castrense es, sin embargo, muy antigua; los cristianos se llamaron desde sus orígenes "milites Christi" (‘soldados de Cristo’) y, posteriormente, el uso del lenguaje militar no ha sido ajeno a las organizaciones religiosas: recordemos la "Compañía" de Jesús o el "Ejército" de Salvación.

MILLARDO

2-4-99

David Antonio González Calvo escribe:

Mi consulta no sólo se refiere a la etimología de una palabra, sino sobre si existe o no. La palabra en cuestión es "millardo", que quiere decir (de existir) "mil millones". La página que le envío adjuntada es para ayudarle a localizar la palabra, sobre todo por la afirmación de que ya está admitida en la Real Academia (en el diccionario de 1992, la última edición que yo conozca, no aparece). ¿Existe esa palabra? De existir ¿de dónde viene, del francés , del inglés? Y relacionado... ¿existe millarda, que vendría de milla?

Sobre el origen del asunto, es una polémica que tenemos varios compañeros de trabajo a raíz de leer esa palabra en un documento de internet. Unos opinan que existe la palabra, otros, que no.

La palabra "millardo" no consta, efectivamente, en la última edición del DRAE (1992), ni tampoco en el "Diccionario de uso del español" de María Moliner. No obstante, el hecho de que una palabra no conste en el diccionario no quiere decir que no exista. Hay muchas palabras que usamos a diario y que no constan en el DRAE. Basta con una breve hojeada para percatarse que no constan, por ejemplo, los gentilicios correspondientes a todas las ciudades y pueblos de España, sino sólo los referentes a las ciudades más importantes, lo cual no quiere decir que los demás no existan. El idioma es algo vivo que evoluciona constantemente para adaptarse a las necesidades de los hablantes. Lo único que hace la Academia es "fijar" aquellas palabras que han alcanzado una cierta difusión. Los criterios en que se basan los académicos son, por supuesto, discutibles. Por lo que respecta a la palabra "millardo" (de origen francés, como atestigua la terminación -ard) se usa desde hace años en la prensa española como resultado de la necesidad de expresar con una sola palabra la cantidad "mil millones". La Academia de la Lengua Española tiene previsto incorporarla en la próxima edición del Diccionario:

El DRAE evoluciona, aunque lentamente. Hace poco tiempo que se modificaron definiciones tan líricamente desbocadas como la de poesía (acepción nº 5 de la edición de 1984) y ya no se llama, en un alarde de ironía etimológica, "secuaces" a los seguidores de Carlos Marx (véase marxismo en la edición de 1970). Don Manuel Seco, en su interesantísima y crítica conferencia de marzo del pasado año en nuestro SdT sobre La autoridad lingüística de la Academia, señalaba otras tantas definiciones anacrónicas en la última edición (p. ej., paje) y criticaba también el arcaísmo del metalenguaje de las definiciones del diccionario académico.

Las nuevas posibilidades de consulta que permite la interfaz electrónica dejan al descubierto algunos criterios caducos para los planteamientos de la lexicografía moderna: por ejemplo, en la consulta por el árbol de usos el registro popular aparece asociado a grosero,malsonante y vulgar; todos bajo el epígrafe variantes desprestigiadas. Además, si consultamos el DRAE por ramas del saber, encontraremos 844 entradas en el campo milicia y sólo 3 en el campo ingeniería (quizás por aquello de que siempre la lengua fue compañera del imperio).

El pasado 29 de diciembre (casi el día de los inocentes) la prensa nos sorprendía con la aprobación por la RAE de la voz millardo. Este neologismo, propuesto por el presidente de Venezuela, Sr. Caldera, vendría a resolver el problema que tienen los traductores con el billion inglés, que como todos los traductores del inglés saben no equivale a nuestro billón, como era el caso hace tiempo en inglés británico, sino a 1.000 millones: el valor del billion americano.

A juzgar por la aceptación del término en la prensa económica española el millardo tiene un brillante futuro. Nada que objetar a esta fulgurante consagración por la vía presidencial (hay palabras que llevan esperando siglos), pero ya hay quien la ha devaluado diciendo: "¡A mí esto me importa un millardo (o miliardo)!".

Ahora es de esperar que, con los millardos que la Academia consiga recaudar y los interesantes proyectos que prepara su Instituto de Lexicografía (el más monumental es el CREA, Corpus de Referencia del Español Actual, sobre el que informaremos en próximos números), desaparezcan del diccionario los perros estúpidos y tiritones y se dé cabida a las muchas palabras que los puristas censuran -qué digo, prohíben- blandiendo la edición en papel y exclamando obsesivamente: "¡No existe, no existe!". Sólo así el DRAE será el diccionario de referencia que nuestra lengua se merece; menos pintoresco, quizás menos "literario", pero más actualizado y riguroso. Eso sí que sería una ayuda a los traductores.

"El País", 21-2-1998

Por lo que respecta a la palabra "millarda", desconozco tanto su existencia como su significado. (¿sería ‘diez mil millas’?) En cualquier caso, no me parece que sea muy necesaria en español, ya que las millas sólo se usan en los países anglosajones y al efectuar una traducción existe la posibilidad de convertirlas en kilómetros.

MINUSVALÍAS

21-7-99

Pregunta formulada por Pablo

minusválido Se trata de un neologismo formado por el latín MINUS (‘menos’) y el adjetivo "válido", del verbo "valer", a su vez del latín VALERE (‘ser fuerte, vigoroso, potente’, ‘estar sano’). Fue adoptado en época más o menos reciente para evitar otras designaciones que podían resultar algo despectivas, especialmente la de "inválido", que literalmente significa ‘no válido’.

baldado Procede del verbo "baldar", que está documentado en castellano desde 1219 con el significado de ‘anular, quebrantar’ y posteriormente ‘privar del uso de algún miembro. Como adjetivo está documentado desde principios del siglo XVII. Procede, según Coromines, del verbo árabe BATAL, ‘hacer inútil’.

tullido Adjetivo documentado desde el siglo XVI; sustituye al antiguo "tollido", conocido desde el siglo XIII, que es el adjetivo del verbo "toller", documentado desde el siglo X, que se usaba con el sentido de ‘quitar la fuerza’ o bien con el de ‘paralizar’. "Toller" proviene del latín TULLERE, ‘quitar’, ‘levantar’. A partir del adjetivo "tullido", surgió hacia el siglo XVII el nuevo verbo "tullir", que sustituyó al antiguo "toller".

readaptado Formado por el adjetivo "adaptado", del verbo "adaptar", más el prefijo "re-", ‘volver a’. "Adaptar" procede del latín APTUS (‘apto’) más la preposición AD. No figura en el Diccionario de la Real Academia Española.

discapacitado, capacidad, incapacidad Todas estas palabras proceden del adjetivo latino CAPAX, ‘que tiene mucha cabida’,y luego 'capaz', 'apto', formado sobre el verbo CAPERE, ‘caber’. Los distintos prefijos y sufijos que se les añaden modifican su significado.

disabilitadas, deshabilitadas Se trata de dos adaptaciones del inglés "disabled" (‘inválido’, ‘imposibilitado’), formado sobre el adjetivo "able", ‘hábil’, ‘capaz’. Tanto el castellano "hábil" como el inglés "able" proceden del adjetivo latino HABILIS, ‘manejable’, ‘que se puede tener fácilmente’, ‘bien adaptado’, ‘apto’. Ninguna de las dos consta en el Diccionario de la Real Academia Española.

cariólisis Es un término propio de la citología (el estudio de las células) y consiste en "una forma de necrobiosis en la que el núcleo celular pierde su cromatina. Está formada sobre las palabras griegas KARÚON (‘nuez’ y de aquí ‘núcleo de la célula’) y LYSIS (de LUEIN, ‘desatar’, aquí en el sentido de ‘disolución’, ‘pérdida’, ‘destrucción’)

MIRADA

24/10/97

Pregunta efectuada por Josep, de Sant Feliu de Llobregat

MIRADA es una palabra derivada del verbo "mirar". "Mirar" tiene su origen en el verbo latino MIRARI, que no significa eso, sino más bien 'extrañarse, admirarse". Del verbo MIRARI procede también la palabra "maravilla" (MIRABILIA, 'cosas dignas de ser admiradas, que causan admiración') o "milagro" (MIRACULUS, 'algo que causa extrañeza, admiración'). Progresivamente, MIRAR adquirió el sentido que hoy posee, es decir, el de 'contemplar'. Ese cambio se produjo de forma definitiva hacia el siglo XIII y es compartido con las demás lenguas iberorrománicas (catalán y gallegoportugués), mientrás que el resto de lenguas romances usan otras palabras para expresar la idea de 'contemplar' (francés "regarder", italiano "sguardare").

MISERICORDIA

21/11/98

Pregunta formulada por Ramon (Castelldefels)

"Misericordia" es ‘la virtud que inclina el ánimo a compadecerse de las miserias ajenas’. Tiene, además, algunos sentidos secundarios, como ‘porción pequeña de alguna cosa, como la que suele darse de caridad o limosna’ o el más curioso ‘puñal con que solían ir armados los caballeros de la Edad Media para dar el golpe de gracia al enemigo’.

Se trata de una palabra latina formada por la unión del adjetivo MISER (‘miserable’, ‘desgraciado’, ‘infeliz’) y del sustantivo COR/CORDIS (‘corazón’). La palabra existía ya en el latín clásico y pasó al castellano como cultismo. En castellano está documentada por primera vez hacia mediados del siglo XIII..

MISOGINIA

26-8-2000

Pregunta formulada por María Inés Prado

La palabra con que designa en nuestra lengua el ‘odio a las mujeres’ es un compuesto formado por el prefijo "miso-", del griego MISEIN (‘odiar’), y la palabra GYNÉ (‘mujer’). A pesar de designar de una actitud que ha existido desde muy antiguo, la palabra "misógino" es de fecha muy reciente: no está documentada antes del siglo XX.

MITRAMICINA

22/9/97

Felipe Lombo, de Oviedo, nos pide información etimológica sobre la palabra "mitramicina", nombre aplicado a un antibiótico que se usa para combatir enfermedades tumorales, con objeto de incorporarla a la tesis de doctorado que está preparando. Nos informa también que esta molécula se caracteriza por un intenso color amarillo fluorescente.

El mismo Sr. Lombo nos apunta dos posibilidades: que la palabra proceda del latín "mitra" (cierto tipo de gorro) o del persa "Mithra", aplicado a una divinidad del sol y del fuego.

La palabra "mitramicina" es la adaptación al castellano del inglés "mithramycin". "-myc-" procede del griego "mykós" (hongo) y "-in" es el sufijo tradicionalmente usado para formar los nombres de los antibióticos desde la aparición de la penicilina.

Nos queda por saber la procedencia de "mithra". La grafía inglesa de la palabra nos revela que no puede proceder del latín "mitra" (cierto tipo de gorro) ya que éste procede del griego "mitra", que se escribe con tau (t) y no con theta (th).

Por tanto, y a falta de otros datos, debemos concluir que la etimología más probable de "mithra" es la que se basa en Mithra, dios persa del sol y del fuego, cuyas características concuerdan con el color amarillo de esta molécula.