Pregunta formulada por Miguel Ángel Cassoli (Buenos Aires)
13-10-99
En castellano (como en otras lenguas románicas) se da el fenómeno conocido como "doblete", que consiste en la existencia de dos formas diferentes procedentes de un mismo étimo latino. A una de estas formas se le llama "cultismo" y se trata de una palabra tomada directamente del latín, sin apenas variación fonética e introducida a través del lenguaje escrito. La otra forma es una palabra "patrimonial" que se ha transmitido oralmente de una generación a otra y ha sufrido, por tanto, la evolución fonética propia de la lengua. Normalmente, el cultismo conserva un significado más abstracto y más próximo al de la palabra latina, mientras que la palabra patrimonial tiene un sentido más material y concreto. Las palabras "música" y "murga" forman uno de estos dobletes, ya que ambas proceden del latín MUSICA (a su vez del griego MUSIKÉ, ‘música’, ‘arte de las musas’). La primera, como es obvio, es un cultismo, que conserva la forma y el sentido del étimo latín, mientras que la segunda es la palabra patrimonial que ha sufrido una evolución fonética regular: MUSICA > *musiga > *musga > murga y ha cambiado su significado pasando a tener los de ‘compañía de músicos callejeros y desentonados’, ‘comparsa carnavalesca’ o ‘cosa fastidiosa’.
Paradójicamente, contra lo que sería de esperar, el vocablo patrimonial "murga" no aparece documentado (según el "Diccionario etimológico de la lengua castellana" de Coromines) hasta fecha muy reciente (1884), mientras que el cultismo "música" está documentado desde 1250.