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Narraciones: Ambiente Fantástico.-


Cuando nos ponemos a recordar los años ya vividos, afloran en nosotros sentimientos y sensaciones que hacía tiempo no percibíamos, pero que sin embargo nos resultan muy familiares. Una de esas experiencias es la de revivir en nuestro interior aquellos días en que nuestro padre, o nuestra madre u otro familiar, amigo o conocido nos narraba historias fantásticas en torno a las cuales nosotros alucinábamos y experimentábamos con más intensidad que si de una película tridimensional se tratase. Todo, dentro de nosotros, se impregnaba de esa vivencia que se convertía en una auténtica realidad virtual.

Hoy día no todos los niños tienen la suerte y la oportunidad de escuchar a un cuenta-cuentos que les deleite, a cambio tienen la televisión, los ordenadores, los video-juegos que lo sustituyen. Pero los niños que caen en nuestras manos, en el buen sentido de la palabra, tienen la fortuna de conocer mundos fantásticos vividos desde la imaginación.

El movimiento scout tiene la finalidad de dedicarse a la formación de niños, adolescentes y jóvenes utilizando unos métodos tales como los juegos, las dinámicas, actividades al aire libre y, por supuesto, la creación de ambientes fantásticos utilizando el medio de las narraciones de historias y cuentos. Hacemos que los niños se conviertan en auténticos protagonistas de historias extraordinarias en las que lo mismo son un lobo, un cocodrilo, un hada madrina o un caballero del Rey Arturo.

Entonces llegamos a la conclusión que todo formador debe conocer, al menos básicamente, el arte del buen narrador: trucos, recursos, técnicas y todo cuanto contribuya a formar al niño, desarrollar su imaginación y procurarles un rato de intensa felicidad.


¿ PARA QUÉ USAR NARRACIONES ?

- Imaginación: El niño a partir de los seis años comienza, poco a poco, a diferenciar el mundo fantástico del mundo real y siente placer al escuchar una historia fantástica que sabe que no es real, pero que le gustaría profundamente que sí lo fuera y ésto estimula grandemente su imaginación. Él se sentirá el príncipe o la princesa que terminan felizmente el cuento, o se sentirá el niño indio que perdido en la selva aprende todos los secretos de ella, o se sentirá en guerrero que consigue, con su pericia, matar al dragón.

- Vocabulario: Se enriquece el vocabulario del niño si en las historias introducimos alguna palabra nueva, pero cuidando de no abusar de ello, pues correremos el riesgo de hacerles incomprensibles algunos conceptos importantísimos en la narración.

- Lugares: Pueden conocer sin viajar y sin verlos en películas o en la televisión otros lugares del mundo, sus costumbres, paisajes, fauna, etc. Sin ir más lejos, un niño de la ciudad puede conocer la vida en una granja que no ha visto en su vida o un niño del medio rural puede ser protagonista de la historia que una pandilla de la gran ciudad vive en los túneles del metro.

- Civismo y ética: En las narraciones de cuentos siempre se tienen muy en cuenta las actitudes de los protagonistas, su comportamiento, su diferenciación del bien y del mal. El protagonista siempre está decidiendo entre lo bueno y lo malo, entre el bien y el mal, y nosotros debemos utilizar estas situaciones para la buena formación de los educandos.

- Concentración: Mientras que narramos podemos observar el estado anímico en que se encuentran nuestros oyentes. Lo normal, si no somos unos desastres y si la historia no es un rollo, es que los niños estén boquiabiertos y totalmente ausentes de los que les rodea. Estas situaciones fomentan en el niño el aprendizaje de la concentración que les va a ser muy útil para otras actividades y para su vida particular.

- Escucha: Es un horror el escuchar una conversación o una tertulia en la que los participantes quieren hablar todos a la vez. No se entera nadie, se acaba de los nervios y no sirve para nada. Con las narraciones los niños se van introduciendo en la formación del oyente. Hay que saber escuchar.

- Comunicación: He dudado si llamarlo comunicación o comunión (común-unión). Mientras que se produce la narración el niño está enamorándose perdidamente del narrador, lo está queriendo profundamente y está en común-unión con él. El scouter que consigue ésto será querido, admirado y respetado por su sección. Pero lo importante no es ésto, lo importante es que desde esta situación la labor del scouter es mucho más sencilla y conseguiré mejores resultados en la formación de los muchachos.

- Conceptos: En el aprendizaje que día a día va asimilando el niño siempre quedan algunas lagunas, o algunos puntos oscuros que las narraciones pueden ilustrar y aclarar.

- Ambiente: La narración nos servirá para apaciguarlos, para descansar de un juego agotador, para ayudarlos a dormir, para inducir una actividad y todo ello con el aliciente de ser pedagógico y educativo.


¿ CUÁNDO UTILIZARLAS ?

- Una reunión: Seleccionando el tema, podemos basar en ella toda una reunión. En torno al cuento giraría la dinámica, las canciones, la charla, los juegos o lo que esté previsto.

- Complemento: Narramos una historia que sirve de introducción y que el resto de la historia la han de protagonizar ellos mismos con lo que se introducen de lleno en ella. O la reunión puede culminar con un cuento que sirva de broche y les de una moraleja de la que puedan sacar sus conclusiones.

- Cambio de actividad: Cuando hay que pasar de una actividad a otra muy diferente puede ser enlazarlo con una narración que dé por finalizada la actividad anterior y sirva de introducción a la próxima.

- Descansar: Muchas veces nos sucede en las acampadas el tener muchas actividades que requieren un alto esfuerzo físico. Es conveniente saberlo dosificar y dar un merecido descanso a los muchachos, y ese descanso puede ser regalarles una historia que, si está bien preparada, de seguro nos agradecerán.

- Tranquilizar: Cuando el estado nervioso, debido a las actividades o a las circunstancias, es muy agitado, es conveniente tranquilizarlos recurriendo a la narración. Ésto se suele dar más poco antes de que se vayan a acostar, pues haremos que se relajen y puedan conciliar mejor el sueño, aparte de procurar que la noche de la acampada o el campamento sea una aliada y no un monstruo al que temer.


¿ CÓMO CONTARLAS ?

Hay algunos trucos que nos permitirán recrear un ambiente fantástico que no olvidarán nuestros muchachos y que gracias a ciertas artimañas sacaremos la máxima atención de ellos.

- Prepararla: Leer la historia, si no es original, y tener las ideas muy claras de lo que vamos a contar, personajes, guión etc. y tener muy en cuenta para qué la vamos a contar y qué objetivos pretendemos con el cuento.
Si es original, que la historia esté completa, que no nos quedemos a media historia y no sepamos cómo seguir.
Si nos falta experiencia o seguridad en nosotros mismos es aconsejable ensayar en privado. Se puede practicar frente a un espejo, grabándola en una cinta, etc.

- Leída: Si pese a todo tenemos que leerla, mantengamos el contacto visual con los niños y que la lectura sea lo más parecida posible a si fuera una narración memorizada, utilizando inflexiones de voz, gestos, etc.

- Visión: Es aconsejable que se forme un semicírculo a nuestro alrededor de manera que todos nos puedan ver y no pierdan de vista nuestros gestos y expresiones. Sentarse en una silla mientras que los niños están en el suelo denota autoridad. Todo depende de la impresión que queramos causar con nuestro relato.

- Escucha: Deben escucharnos absolutamente todos. Que ningún chico pierda palabras o frases del cuento por no prevenir ésta circunstancia. Hay que tener en cuenta la distancia, el volumen de nuestra voz y cuantos obstáculos puedan interferir la narración.

- Algo especial: Cada vez que narremos una historia debemos hacerlo en un ambiente mágico. En torno a una lumbre; con una luz tenue; en un lugar acogedor y misterioso; a una hora determinada... Debe ser algo fantástico y especial.

- Silencio: Este ambiente debe estar refrendado por el silencio. Este silencio debe ser extensivo a los monitores o scouters, que todos sabemos que muchas veces hace que su inmadurez estropean el clima y echan a perder la ocasión, aparte del mal ejemplo y del papel antieducativo que prestan.

- Ilustraciones: En ocasiones la narración puede ir acompañada por ilustraciones que los niños tienen en sus manos mientras se les cuenta. Ésto debe ser ocasionalmente y muy controlado, pues es muy fácil que esto distraiga en exceso.

- Voz: Debe ser la normal de un cuenta-cuentos, sin exagerarla y que resulte antinatural, pues la atención se desviaría hacia la voz y no hacia la historia, o en el peor de los casos provocaría la risa y la ridiculez.

- Personajes: Si en una historia intervienen varios personajes hay que diferenciarlos por el tono de voz, haciendo algunas inflexiones, cambiando las expresiones faciales y así haremos que los personajes adquieran carácter propio.

- Diálogos: No hay que leer literalmente ni narrar de la misma manera. Hagamos teatro. Resulta más real decir "¡Viene el lobo!" con la voz de un cerdito que decir "y dijo el cabritillo: ¡viene el lobo!".

- Música: Se puede condimentar la narración con la utilización de música para crear ambiente, bien sea enlatada o mejor aún cantada en vivo utilizando algún instrumento típico de las acampadas.

- Duración: "Lo breve y bueno dos veces bueno". Nunca historias de más de 10 minutos. Lo ideal cinco minutos. Si dejamos a los niños con buen sabor de boca les dejaremos con ganas de que les contemos más y provocaremos que en lo sucesivo el hecho de ir a contarles un cuento sea algo sabroso y no el inicio de un rollo que todos detesten y durante el cual se nos duerman.


Fuente: Escuela "Insignia de Madera"



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