Colaboraciones


Interminable asociación de banqueros y políticos

Por : JORGE EUGENIO ORTIZ GALLEGOS

 

En síntesis o resumen de la gran quiebra bancaria de México asentemos lo siguiente: El costo fiscal del rescate bancario se ubicaba en marzo de este año en 688 mil millones de pesos, cuando apenas cuatro meses antes era de 661 mil millones. La diferencia deriva, según se dice, de la aplicación de los intereses a los pagarés que el Fobaproa entregó a los bancos, que serán cubiertos por los contribuyentes a razón de un promedio de 27 mil millones trimestrales. La deuda del Fobaproa se eleva a un ritmo promedio de 300 millones de pesos diarios, esto es 12.5 millones de pesos por hora, o si se prefiere 208 mil 300 pesos por segundo, que son el equivalente de 6 mil 127 salarios mínimos.

 La síntesis más elocuente es decir que cada uno de los 5.5 millones de contribuyentes registrados en el país, con cuyos impuestos será pagado el rescate bancario tienen una deuda personal de 157 mil 720 pesos, que seguirá creciendo cada segundo por los intereses de los pagarés emitidos por el Fobaproa II o el sustituto IPAB.

 El invento de la banca en el mundo. Las actividades que corresponden al concepto general de la banca son muy antiguos,y desde sus orígenes tal invento cayó en las manos de los grandes capitalistas. El primer encargo para un banquero fue constituirse en depositario de bienes: De las pacas del grano, de los cofres de la pedrería fina, del metal precioso en su fundición primaria o marcado ya con los diferentes signos que lo convertían en marchamo monetario. El encargo del pequeño comerciante, del campesino temeroso de los ladrones, del trashumante mercader, recaía así en personas poderosas, en hombres de fortuna a la vista, dueños de palacios, bodegas y servidumbre. Y a cambio del servicio prestado al depositante el banquero cobraba alguna suma de interés relacionada con el valor del depositante.

 Quizás ninguna época ilustre mejor el perfil de los poderosos banqueros como el tiempo de los Médicis en Italia. Su dinastía fue acaparadora de todas las cualidades y defectos y de todos los haberes propios: los Médicis eran personajes de finas maneras, amigos de los políticos, cuidadosos de su linaje que les evitase emparentar con gente de clases bajas, negociadores atinados para prestar, y acertados y eficientes para el cobro de deudas o para el secuestro de los bienes dados en garantía. Aparte en fin de obtener el poder político directo y del indirecto cuando sometían a los poderosos a los préstamos para las guerras o para las obras públicas o cuando inclusive lograban algún cardenalato y hasta el pontificado para algún miembro de la familia, los Médicis fueron grandes mecenas de artistas y escritores y avaros coleccionistas de los más grandes tesoros de la cultura y del arte asequible en sus días.

 Los tres tiempos históricos de la banca mexicana. Tuvo como primer tiempo durante el siglo XIX el mismo origen italianizante. Hasta entrado el siglo XX era común que los bancos emitiesen su propia moneda, que generalmente era

papel representando el valor relacionado con el precio del oro o de la plata.

 Un segundo tiempo llegó cuando en septiembre de 1982 el presidente José López Portillo enloqueció de miedo comparándose con un perro que defendería su patria, se echó por encima de las concesiones bancarias y los grandes del dinero dejaron de ser los dueños de las instituciones de crédito, seguros, ahorro, etcétera.

 Seis años después Miguel de la Madrid Hurtado al tomar posesión como presidente de la República confesó entre airado y envalentonado: "No permitiré que la patria se nos deshaga entre las manos. Vamos a actuar con decisión y firmeza"; la banca oficial no había resultado mejor que la banca privada anterior, pormenorizadamente sujeta a controles más o menos precisos y exigentes de la Secretaría de Hacienda a través de diversos organismos como el Banco de México y una Comisión Nacional Bancaria muy prestigiada por aquellos años. Así sucedió que la banca gobiernizada impuso la demasía en la carga de intereses, el exceso de garantías exigidas para dar créditos. Durante 12 años México disminuyó el ritmo de su desarrollo interno, así no quieran expresarlo o reconocerlo los datos oficiales. Basta recordar que la inflación con Miguel de la Madrid subió hasta 145%, que llegó a 18% el déficit del Producto Interno Bruto y que las alzas de precios y tarifas gubernamentales ascendieron a 80 y 90% con una simultánea subsistencia de corrupción e ineficiencia de las empresas paraestatales que sumaban entonces ya más de mil 200 y que corroían los procesos económicos.

 En el tiempo tercero, el presidente Salinas de Gortari reprivatizó la banca y creó una nueva generación de "políticos-banqueros", expertos en argucias, en inmoralidades y en asociaciones delictuosas que nos han llevado a una quiebra bancaria causante en sólo pocos años de la destrucción del proceso de desarrollo nacional, de la mengua de un país convertido en cloaca deprimente de corrupción.

 Treinta años hacia atrás. Ahora apenas cuando de algún modo aparecen voces libres en los medios de comunicación masiva, puede hacerse el recuento: Después de la llamada época de la estabilidad y del crecimiento sostenido que llegó a sus finales con la salida de la presidencia de Gustavo Díaz Ordaz, su sucesor Luis Echeverría con sus tácticas de populismo y su frenético activismo socializante inició el proceso depauperizador. Díaz Ordaz había dejado una deuda externa menor a los 5 mil millones de dólares, y 30 años después, con el actual presidente Zedillo sólo la deuda externa suma más de 160 mil millones de dólares. A ello habrá que sumar los 633 mil millones de pesos del rescate bancario del IPAB todavía sin agregarle el costo de los intereses. Asimismo separadamente debe agregarse el débito que los bancos mexicanos tienen contratado con fuentes del extranjero y sobre todo tener en cuenta que la deuda privada, que es casi exclusiva de las grandes corporaciones mexicanas que han logrado exportar dentro del sistema de la globalización, tiene un valor que se estima en cerca de 100 mil millones de dólares antes de agregarle los intereses respectivos.  

Hoy puede decirse que la banca mexicana se limita a ser depositaria del dinero que los cuentabientes colocan ahí para disponer de él a través de chequeras y tarjetas de crédito, y que la mutilación de financiar a las empresas las conduce a que todo el monto de los dineros de los depositantes sea colocado en bonos oficiales del tipo Cetes o Tesobonos. A eso se limita la función bancaria casi en su totalidad. Miles de pequeñas y medianas empresas industriales, agrarias, o comerciales no reciben prácticamente crédito alguno de la banca nacional. El desorden impuesto por Fobaproa llega al extremo de que están en vigor hasta 30 diferentes tasas de interés en favor de los bancos, esto es, quienes están en condición de ser deudores de cartera bancaria viven una condición parecida al riesgo aquel de los tiempos descritos por Manuel Payno, cuando a la vuelta del camino eran asaltados por los bandidos de Río Frío.

 

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