Editorial
El Patriotismo fugaz
Septiembre, mes de fiesta, mes de plácemes donde los mexicanos manifestamos nuestros sentimientos de fervor patrio. Nos creemos libres, nos sabemos libres, pero no muchos nos hemos querido responsabilizar para preservar el maravilloso privilegio de la libertad y la autodeterminación.
El 15 y 16 de éste mes, saldremos a la calle y gritaremos a los cuatro vientos ¡Viva México!, ¡Viva nuestra Independencia!, ¡Vivan los héroes que nos dieron patria!.... pero...¿qué es lo que tenemos?
Un México con 40 millones de mexicanos en pobreza extrema, con 10 banqueros que controlan la mayor parte de la economía, un México que tiene en Estados Unidos a un titiritero que día a día nos dice qué hacer y cómo hacerlo, un México que no vela por el interés de su pueblo sino de sus dirigentes y de las fuerzas extranjeras que pretenden conquistarnos no bélicamente, sino económica y culturalmente, un México que tiene manipulada la información y atomizada a la sociedad, un pueblo que cada día más, pierde el tiempo en el morbo de la nota roja, las telenovelas y disminuye su interés por la lectura y la educación... ahora ¿de qué podemos sentirnos orgullosos?
Podemos sentirnos orgullosos de lo que hicieron otros, las grandes civilizaciones mesoamericanas, nuestro pasado colonial, nuestros héroes, nuestros recursos naturales... nuestra historia, pero ¿qué hemos hecho nosotros por éste país?
Hasta el momento, nuestro saldo es negativo.
Hemos permitido que los Estados Unidos manipulen al hombre más poderoso de nuestro país: al presidente, hemos dejado que la educación se demerite año tras año, no nos ha importado acabar arrolladoramente con nuestros recursos naturales, no nos ha importado dejar que la corrupción nos ahogue, que nuestros dirigentes nos mientan y no nos representen, no hemos hecho nada por evitar estar supeditados a los designios de terceros... nos hemos conformado con la no muy madura libertad de expresión y con elecciones más o menos creíbles, nos creemos soberanos, cuando el destino no lo hemos querido manejar a nuestro antojo.
¿Qué celebramos? ¿Cuál será nuestra contribución para futuras generaciones?
Estos días patrios, deberían ser de reflexión, de análisis y de acción, aspectos que deberían permanecer como si se tratar de un septiembre eterno.