«Subordinar todo esfuerzo posible al conjunto de la organización y
de la puesta en seguridad es cosa del "instinto". Esta palabra designa
aquí el "intelecto", el cual supera este entendimiento limitado, que
calcula solamente a corto plazo, y al "intelectualismo" [...] El
instinto es esta elevación del intelecto que corresponde al superhombre
y conduce al cálculo absoluto de todas las cosas. Como este cálculo
gobierna enteramente a la voluntad, parece que no haya nada más del
lado de la voluntad, excepto la seguridad en la inclinación pura y
simple que empuja al hombre a calcular, y para el cual calcularlo
todo es la primera regla del cálculo. El "instinto" pasaba hasta ahora
por ser un rasgo distintivo del animal, que en su esfera vital decide
lo que le es útil o perjudicial [...] La seguridad del instinto en el
animal responde al hecho de que este último está encerrado en su
esfera y no ve más allá. A los plenos poderes dados al superhombre
responde la liberación total del infrahombre. El impulso del animal
y la ratio del hombre llegan a ser idénticos.»
(HEIDEGGER, Martín, "Superación de la Metafísica" en: Ensayos y
Conferencias, 1929).