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Lunes 6 de Diciembre de 1999

Lunes 6 de Diciembre de 1999

En caso de Jorge Matute Johns
Sacerdote apela a los que tienen
miedo y denuncia a los perversos

  • Cura se mostró incluso dispuesto a ir a la cárcel por proteger a aquellas personas que, queriendo evitar posibles líos judiciales -que no los habrá, garantizó-, sepan algo de "Coke" y no lo hayan entregado.

Un nuevo y ferviente llamado a cualquier persona que tenga información sobre el paradero de Jorge Matute Johns, "Coke", realizó el sacerdote que desde que comenzó esta odisea se ha transformado en un importante apoyo para la familia y nexo entre todos los que saben algo sobre su pérdida.

Hace más de 15 días que Jorge, alumno de ingeniería forestal de la Universidad de Concepción, salió desde su casa, en compañía de un amigo, en direción a la discoteque "Cucaracha" y desde ese momento su familia no ha vuelto a tener noticia de él, pese a los denonados esfuerzos que tanto la Policía de Investigaciones como Carabineros han desplegado para dar con su paradero.

En ese contexto surgió la imagen del padre Carlos Puentes, que es un gran amigo de la familia del "Coke" y quien se ofreció para actuar de interlocutor entre cualquier persona que tuviera alguna información sobre el paradero de él y los organismos encargados de su búsqueda, ante la posibilidad de que quienes tengan antecedentes al respecto no los quieran entregar por miedo a posibles represalias.

"Para mí es muy importante asegurarle a cualquier persona que entregue información de donde se encuentra Coke, que su identidad no se va a entregar jamás. Simplemente, al entregar la información decimos una persona nos contó esto, nada más", recalcó el religioso, párroco de la Iglesia Santa Cecilia de Talcahuano.

Como una forma de avalar esta situación, Puentes aseveró que no solamente él esta dispuesto a ir incluso a la cárcel para proteger la identidad de un eventual informador, sino que, además -comentó- las seguridades que él entrega en este sentido están avaladas tanto por el arzobispo de Concepción, como por la Iglesia en su conjunto. "Yo cuento con el apoyo y la venia del arzobispo. Evidentemente, es la Iglesia la que lo autoriza. Ella siempre ha sido un canal posible para este tipo de casos".

El sacerdote reflexionó diciendo que varios son los tipos de personas que tienen información sobre la situación y no la entregan: por un lado (la mayoría) se encuentran los que tienen temor de verse metidos en una dificultad por revelar lo que saben, sin que exista razón para ello. "Existe otro grupo que no lo hace por cobardía, porque no se atreven, pero hay también gente con falta de humanidad, a la que no le preocupa el dolor ajeno, que son los perversos, gente a la que le gusta reírse del dolor ajeno", recalcó Puentes.

Aparte de todos ellos, precisó, existe un lote de personas que actúa con una cuota importante de frivolidad y que llama para entregar información falsa, a sabiendas que son mentiras. "En todo caso, el 90 por ciento de lo que hemos recibido viene de gente de buena voluntad, conmovida y que quiere ayudar a resolver el problema".

Puentes trató de dirigir sus palabras principalmente a los que tienen temor, que saben algunos datos que pueden ser valiosos para la investigación, pero que están dudosos de entregarlos. Para él es necesario que llegado el momento uno se ponga la mano en el corazón y piense que se podría tratarse de un hermano o hijo que se encuentra en dificultades. "Decir lo que uno sabe es un deber en conciencia, como lo expresó el arzobispo. Esto se traduce en que entregar información es un acto de amor al prójimo", recalcó el sacerdote.

Pese a la cantidad de días que han pasado desde que el muchacho se extravió, sábado 20 de noviembre, Puentes dijo estar esperanzado en que todos los esfuerzos que tanta gente en forma desinteresada han llevado a cabo, lleguen a buen término.