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Jueves 9 de Diciembre de 1999

Jueves 9 de Diciembre de 1999

Los misterios del caso
¿Una simple desgracia
o una maquinación?

  • Que algo oscuro se esconde detrás de la desaparición de Jorge Matute Johns es innegable y todas las autoridades coinciden en ello. ¿Será ello tan sucio y siniestro como para poder doblegar a experimentados policías, que han resuelto casos como el crimen de Jaime Guzmán, el secuestro de Cristián Edwards o los sicópatas de Viña?

Por Carlos Basso Prieto

¿Se acuerda usted del caso de las dos monjas asesinadas en Temuco, hace un par de años? La policía estaba frente a un rompecabezas de una magnitud gigantesca, semejante tal vez a lo que hoy ocurre con "Coke". En dos días, sin embargo, Investigaciones logró resolverlo, luego de una serie de pesquisas a cargo de un grupo especial de detectives, a cargo del entonces comisario Nils Villarroel.

Más atrás en el tiempo la policía se enfrentó a otro caso peor, en 1982, cuando los llamados "sicópatas de Viña" sembraron esa ciudad de homicidios y violaciones. Uno de los policías que fue clave en las diligencias que permitieron la posterior detención de los dos principales involucrados se llamaba Guillermo Hermosilla.

Otro caso que parecía imposible de resolver y que conmovió a la opinión pública local, en 1996, fue el alevoso homicidio de la secretaria porteña Renata Espinoza. El asesino ni siquiera dejó huellas digitales en la camioneta de la víctima. Era otro caso "ciego". Sin embargo, en 15 días el OS-7 de Carabineros de Concepción logró solucionarlo, deteniendo a un miembro de su propia institución, el carabinero Jacob Telgie, hoy condenado a 20 años.

Menos pistas existían en el que fue el mayor asalto (se robaron 170 millones de pesos) de la historia de Chile, el que afectó a un camión Brink's en Chillán, en 1997, caso cerrado también en forma exitosa por la Sección de Inteligencia Policial (Sipolcar) de Concepción. Otro camión Brink's, asaltado en 1995 en Los Angeles por un grupo del MIR Comisión-Militar fue desbaratado rápidamente (de hecho, las condenas de cuatro integrantes de la entidad fueron recientemente revocadas por el cargo de terrorismo, pero se mantienen a firme los procesos por el robo con intimidación) por la Brigada de Investigaciones Policiales Especiales (Bipe), de la policía civil santiaguina.

¿Y alguien recuerda todavía el homicidio de la nana María Espinoza, ocurrido a principios de este año en las Lomas de San Andrés, en Concepción? Tampoco había pista alguna, pero en menos de 12 horas la Brigada de Homicidios (BH) de la Policía de Investigaciones de Concepción logró resolverlo, sólo observando el sitio del suceso y las reacciones de quienes allí se encontraban.

Todos los hechos antes enumerados son casos que parecían no tener conclusión. No había pistas aparentes y la única diferencia con el de "Coke" es que, lamentablemente, por lo menos se encontraron los cuerpos de las víctimas.

Son, los anteriores, casos policialmente semejantes a otros de increíbles repercusiones, como el asesinato del prefecto de Investigaciones de Concepción (1991), Héctor Sarmiento; el crimen del senador Jaime Guzmán (dos semanas más tarde) y el secuestro del hijo del dueño de "El Mercurio", Cristián Edwards, raptado ese mismo año. Todos esos casos fueron investigados en su oportunidad y resueltos (que después de hayan fugado los principales implicados es otro cuento) por distintas unidades de Investigaciones. Muchos de los detectives que participaron en esas pesquisas hoy pertenecen a diversas brigadas y comisarías de esta región, la Octava.

Un historial

Son policías con experiencia, civiles y uniformados, que han participado en procedimientos que involucran a narcotraficantes, a sofisticados aparatajes terroristas, a otros policías y a asesinos profesionales. Nils Villarroel, mencionado al principio de este texto, es hoy en día el prefecto jefe de Investigaciones de Concepción. Guillermo Hermosilla, en tanto, es el subprefecto a cargo del caso de "Coke". Muchos de los detectives que participaron en los otros casos reseñados también se encuentran abocados a esta investigación. El mismo personal de OS-7 y Sipolcar que solucionó el crimen de Renata y el asalto de Brink's en Chillán se encuentra trabajando en la desaparición de Jorge Matute Johns. La Bipe envió a tres de sus hombres a la zona y, en definitiva, son decenas los hombres y mujeres, fogueados en el submundo de la delincuencia, el tráfico y el terrorismo, los que están abocados al caso, sin resultados aún.

Es cierto que así como los hechos mencionados fueron resueltos, hay muchos otros que permanecen en el más absoluto misterio, como el asesinato a puñaladas (en 1994) del profesor Augusto Vivaldi, en Concepción. Es un hecho innegable que Carabineros e Investigaciones tienen muchas falencias, visibles por cierto, y además arrastran tras de sí un manto de desconfianza por los abusos cometidos durante el régimen militar. Sin embargo, nadie puede negar la efectividad que han logrado frente a determinados sucesos.

El atentado contra Augusto Pinochet, en 1986, por ejemplo, fue resuelto gracias al trabajo científico de los peritos de la policía civil. Hasta el momento, se trata del único atentado de tal magnitud que se ha logrado solucionar en el mundo gracias a esta metodología, y el hecho es frecuentemente citado en las academias policiales de diversos países. La Brigada de Homicidios de Concepción, históricamente, exhibe un índice de eficiencia superior al 90 por ciento, una cifra que supera los estándares mundiales, que se sitúan en el 60 por ciento.

Pese a todo ello, "Coke" no aparece, cuando se trata de la "simple" desaparición de un joven desde una discoteca. ¿Puede tratarse de ineficacia policiaca? Todo indica que no, a la luz de los antecedentes, los currículos de los investigadores y las cientos de diligencias ya realizadas. Más bien, todo apunta a algo ya reseñado esta semana por autoridades como el intendente Martín Zilic o el arzobispo Antonio Moreno: a que hay algo muy oscuro detrás, y cuando ese algo oscuro parece tener dinero y poder, como todos especulan, no hay policía ni juez capaz de penetrar en ese manto, por perseverante y profesional que sea, salvo que alguna conciencia remordida se decida, por fin, a cooperar con la justicia.