Domingo 5 de Diciembre de 1999
Domingo 5 de Diciembre de 1999
Silencio es cómplice en desaparición de universitario
Matute Johns, el secreto mejor guardado
Mientras no aparezca el cuerpo, posibles responsables de su presunta desgracia pueden seguir eludiendo la justicia.
A dieciséis días de haber desaparecido el muchacho, todos los esfuerzos por encontrarlo han resultado infructuosos.
Por Ricardo Riquelme Ferrari.
Salvo la madre, María Teresa Johns -aferrada desesperadamente a la esperanza de que su hijo "Coke" se encuentra con vida-, ya todo el mundo piensa que el universitario Jorge Matute Johns, de 23 años, está muerto, aunque aún no haya sido posible encontrar su cuerpo.
Y este es el principal escollo para resolver el misterioso caso, que comenzó cuando el muchacho desapareció luego de ser visto por última vez en la discoteca "La Cucaracha", la madrugada del pasado sábado 20 de noviembre.
Parece evidente que la persona o personas que están detrás de esta presunta desgracia -cada vez con más olor a homicidio- saben perfectamente bien que la ausencia del cuerpo del delito es su principal fortaleza. Ello impide configurar un tipo delictual e impone barreras importantes a la eficacia de la investigación policial. También impidió que se nombrara un ministro en visita que se abocara exclusivamente al caso. Además, si apareciera, los peritajes arrojarían muchas respuestas.
Preguntas obligadas
Una pregunta insoslayable en este puzzle -a estas alturas convertido en uno de los más complejos de la historia policial- es quién o quiénes poseen la inteligencia para planificar una desaparición de esta naturaleza; los medios para materializarla; y el poder para mantener oculta la información sobre un hecho imposible de haber ocurrido sin que nadie se percatara ¿Una suerte de pacto macabro? Quizás. Lo evidente es que la verdad está en alguna parte y hasta el momento todo apunta en dirección a "La Cucaracha".
No sólo porque allí Matute Johns fue visto por última vez, sino por una serie de conductas que se apartan de una lógica sin mácula y que se traducen en interrogantes y contradicciones que hasta ahora no pueden ser aclaradas.
Amigos y familiares de "Coke" se preguntan, por ejemplo, por qué el amigo con el que fue a "La Cucaracha" aquella noche y una de las personas que lo vio poco antes de que desapareciera se ha mantenido tan al margen de la situación, sin acercarse a la familia y sin participar en la búsqueda que han realizado otros amigos y conocidos ¿Sabe algo que no se atreve a decir? Muchos piensan que sí, aunque sólo la policía tiene alguna respuesta, pues solamente a ella le dio una versión de lo que ocurrió esa noche. No habla con los amigos. Mucho menos con la prensa.
Extraña actitud
También resultó curioso, por decir lo menos, que el dueño de la discoteca y conocido empresario del rubro, Bruno Betanzo, recién diera señales de vida casi una semana después del desaparecimiento del estudiante, intertanto en el que su local era allanado por la policía y la conmoción por el caso aumentaba, causando incluso impacto nacional. Está comprobado que la noche en cuestión, Betanzo permaneció hasta el cierre de la disco, trabajando excepcionalmente en la preparación de tragos ¿Es posible que no se haya percatado de algo extraño que ocurriera en su propio negocio? Una nueva pregunta sin respuesta, aunque tal vez no para la magistrada Flora Sepúlveda, a cargo de la investigación, quien el jueves lo interrogó desde las 9 hasta casi las 18 horas, junto a su conviviente, otra mujer y dos guardias.
Nadie quedó detenido. Las razones las conoce la magistrada -quien al día siguiente inspeccionó por casi dos horas "La Cucaracha"-, pero no debe olvidarse que mientras el cuerpo no apararezca, la justicia y la policía están virtualmente de manos atadas.
¿Donde está? imposible saberlo mientras alguien no hable. Hasta ahora la infructuosa búsqueda se ha centrado en los alrededores de la discoteca, en el río Biobío y en otros cuerpos de agua de la zona. Pero la región es grande y la cordillera está cerca ¿Por qué no podría estar allí? Un buen conocedor de la montaña no tendría problemas para hacer desaparecer en el macizo andino un cuerpo para siempre. Y si fue así, tuvo bastante tiempo para hacerlo. "Coke" desapareció el sábado 20 y recién el martes 23 comenzaron los rastreos policiales.
Pese a lo complejo del caso, ha trascendido que el círculo se estrecha. Ahora todo está en manos de la juez Flora Sepúlveda.
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