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Jorge Matute Matute

Jorge Matute Matute
"La verdad se va a saber tarde o temprano"

  • La búsqueda del estudiante universitario se convirtió en un clamor nacional por la vida. El único consuelo que tiene su familia es el apoyo de la gente.

Ilse Sebald M.

El padre de Coke se ve muy cansado. Estos días de búsqueda y de espera lo tienen angustiado. El único aliciente que posee es el apoyo de la gente y la respuesta de los medios de comunicación que ejercen presión para que se descubra la verdad sobre este hecho.

A Jorge Matute no sólo le ha tocado lidiar con la angustia de no saber dónde está su hijo, sino también con una verdadera campaña de desinformación que ha rodeado este caso y que hace más dolorosa la espera. Desde llamados pidiendo 50 millones de pesos por la devolución de su hijo, hasta personas que llaman diciendo que vieron a Coke en Los Angeles o que un misterioso bulto flota en la playa de Lenga y que correspondería al cuerpo del joven, han sido situaciones que ha debido sufrir la familia.

Sus vacaciones en Estados Unidos tuvieron un abrupto final. El lunes de la semana pasada llegó a su hotel en Orlando y recibió un mail informándole la triste noticia. A las doce de la noche (dos de la mañana, hora de Chile) se comunicó con su familia, que angustiada le decía que su hijo menor desde el viernes que no aparecía.

Tomó el vuelo desde Miami a Santiago. Durante el trayecto pensó que al llegar al aeropuerto se encontraría con Coke y que la pesadilla acabaría. Pero no ocurrió. En vez del abrazo fraterno de su hijo, lo esperaban cámaras de televisión y su familia al borde del colapso.

El vía crucis comenzaba para él. Los interrogatorios de la policía, la búsqueda y el tratar de explicarse qué pasó. Este dirigente sindical sabía que su hijo por su propia voluntad no podía desaparecer por tantos días.

Llamada a las 8 a.m.

-¿Cuál fue la información que se le entregó sobre lo sucedido a su hijo?

-La versión es que su amigo (Gerardo Roa) lo habría invitado a salir, pero no tengo claro dónde. Jorge estaba con una amiga, María Teresa (la mamá) no estaba. Cuando llega su mamá, Coke sale y le pide un poco de plata, 1.500 pesos, diciendo que iba y volvía. Cinthia (la polola de Jorge) me dijo que mi hijo le avisó que irían con su amigo a la casa de un primo. Después Alex (el hermano) me cuenta sobre el famoso llamado que hace Gerardo preguntando por Coke y ahí comienza la desesperación. La policía me entrega la versión de que había sido visto en la discoteque, que hubo unas riñas en ella, pero nada claro de que mi hijo hubiera participado; nada claro que a Coke le hubieran pegado; nada claro que a Coke... sino puros transcendidos de que hubo un bulto en la laguna grande, que otro vio un auto en el puente nuevo y el llamado a la ex-polola de Coke diciendo que le había ocurrido una terrible desgracia.

-¿Qué siente cuando comienza a recibir esos llamados?

-Yo no contesto el teléfono, pero sí me los comentan. No solamente llaman a la casa, sino al sacerdote, llaman a los medios. Uno siente no sé... porque hay gente que llama muy angustiada y realmente preocupada por lo que pasa. A modo de ejemplo, una señora de Los Angeles estaba segura que vio a Coke en ese lugar y dejó su número para que la llamaran. También esa señora que llamó de Lenga, porque vio un bulto en el agua...

-¿Qué siente usted en ese momento?

-El pecho se me aprieta y espero que no sea realidad. Pero, por otro lado, digo "bueno a lo mejor es mi hijo y por fin apareció". Es una contradicción, porque quieres que aparezca y no quieres, ya que un bulto es un cadáver. Uno también se pregunta hasta cuándo puede esperar.

-¿Y cuando participó en el rastreo de la Laguna Chica, sintió lo mismo?

-También. Cuando estuve en el río, todo el día con la expectativa de que iban a encontrar el cuerpo de mi hijo, decía "ojalá Dios que no este ahí", pero pasan los días y sabes que no puede hacerse humo. Es una situación difícil de explicar, de entender. Cuando pasan los días la lógica te va diciendo que las probabilidades de vida de mi hijo son cada vez menores, pero cuando escuchas a los amigos y compañeros de mi hijo, a tanta gente anónima dándote apoyo... son las fuerzas que te van dando para esperar el milagro. Yo a estas alturas espero un milagro. El tiempo pasa y la rabia se te va acumulando. Cómo estos padres de los muchachos que estuvieron en la discoteque, cómo pueden vivir con esa información adentro, no sé.

-¿Usted ha tenido contacto con la familia de Gerardo Roa?

-No.

-¿Ha tenido contacto con Gerardo Roa que fue la última persona conocida que vio a Coke?

-Nos encontramos por casualidad a la salida del cuartel de Investigaciones. Iba saliendo con su papá y ahí conversamos.

-¿Qué fue lo que hablaron?

-Que él no se acuerda de nada. El papá me dijo: "cómo no vamos a querer ayudar si conocemos a Coke desde chiquitito; pero entiéndenos tú a nosotros. Gerardo estaba tan ebrio, que la mañana de ese sábado tenía que ir a buscar a un familiar al terminal y lo encontré durmiendo encima de la cama con ropa". Según el padre, le tuvo que sacar las llaves del bolsillo del pantalón, por lo tanto debe haber llegado en muy malas condiciones.

-¿Y cómo pudo llamar a las ocho de la mañana?

-Eso es parte del misterio. El dice que llamó entre las nueve y media y diez de la mañana.

-¿Qué pasa con la gente de la disco, ha tenido contacto con ellos?

-No.

-Usted comentó en televisión que ellos no habían colaborado. ¿ Qué esperaba de ellos?

-Esta gente en ningún momento apareció voluntariamente por el local de la discoteque o ante nosotros como familia a decirnos "mire, aquí esta el local, estos son mis empleados, pregunten"... no hubo ninguna actitud de colaboración. Si yo soy dueño de un local y la imagen de éste está en juego, trato de cuidar mi negocio y doy las facilidades. A esta gente, un poco más y hubo que citarla para entrevistarla. Llama la atención. Cuando uno no hace nada es claro y transparente todo el proceso. Ahora me entero de que la discoteque no funcionaba con los permisos correspondientes, entonces me pregunto cómo funcionan las cosas.

"No nos hagan tener rencor"

-¿Qué cree que le pasó a su hijo?

-Yo creo que algunas personas le hicieron algún daño a mi hijo y están asustadas y no saben cómo solucionar el problema. Me quiero imaginar que lo tienen en algún lugar para sanarlo, para entregarlo en mejores condiciones... o si es un daño mayor, han tratado de ocultar todas las pruebas posibles que lo incriminen, pero usted sabe que en Concepción todos se conocen. En esa discoteque no creo que haya habido muchas personas. Para la gente que oculta la información va a ser peor el día de mañana, en algún momento deben decir la verdad. No queremos tener rencor contra nadie, pero tampoco deseamos que nos ayuden a tener rencor, no nos pueden seguir ocultando la verdad, no pueden seguir ocultando a una familia dónde está su hijo. No es bueno para su vida futura, porque serán padres el día de mañana... no quiero pensar que aquí hay una mafia con códigos secretos que esté involucrado otro tipo de hechos.

-¿Cree que su hijo está vivo?

-Mi fe dice sí, mi mente me traiciona.

-¿Teme que su hijo se convierta en un desaparecido?

-No. Mi hijo no va a ser un desaparecido, estoy absolutamente seguro, Dios quiera que esté con vida. Pero... no, no está en mi lógica que suceda una cosa así, eso sería insostenible. Una cosa es estar desaparecido y otra cosa es no saber lo que pasó con tu hijo... Contra quién descargo la rabia, ¿me voy a dedicar a quemar discoteques?. Quiero pensar que esa gente que estuvo en La Cucaracha son jóvenes estudiantes que tienen un futuro por delante, por lo tanto la verdad se tiene que saber, aunque tarde se tiene que saber.

¿ Qué pasó con Coke?

Lo más complicado al escribir sobre Jorge Matute Johns es decidir si hay que referirse a él en presente o en pasado. Si se debe decir que es un joven universitario de 23 años o que fue un estudiante de quinto año de Ingeniería Forestal.

Tal disyuntiva también la tiene su familia, que no tiene noticias de Coke desde el viernes 19 de noviembre, cuando salió de su casa con un amigo y la promesa de regresar temprano, como le dijo por última vez a su madre, María Teresa.

El caso de Jorge conmueve al país y trascendió el ámbito de lo meramente policial para convertirse en la pesadilla hecha realidad de millares de padres que enfrentan con preocupación los fines de semana, cuando sus hijos salen a divertirse con los amigos. Igual como lo hizo Coke ese viernes por la noche.

Jorge Matute Johns consiguió su primer trabajo este año. Era garzón en Expocorma y colaboraba con la Corporación Nacional de Estudiantes de Ciencias Comerciales. Su empleo lo tenía entusiasmado. El viernes 19 de noviembre pasó la tarde con su polola Cinthia, una compañera de carrera, con la cual mantenía una discreta relación desde hacía cuatro años.

Los tres viven en una casa de Spring Hill, en la comuna de San Pedro de la Paz, junto a Bon Jovi, un perro que les hace compañía desde hace varios años. El nombre se lo puso Jorge, en honor al grupo que más le gustaba en aquella época.

En su pieza Coke veía la televisión, escuchaba música o tocaba su guitarra eléctrica o su bajo, último regalo que recibió de su madre. En una de las paredes de la habitación de Jorge se puede apreciar una foto ampliada de él, cuando tenía 17 años y cantaba en un grupo musical, a su lado aparece Gerardo Roa tocando la guitarra.

Es este ex compañero del Colegio Salesianos quien lo llamó a las 20:30 de ese viernes y lo invitó a salir con unas amigas. Jorge aceptó de no muy buena gana, porque debía trabajar al otro día y además no tenía mucha plata. Es más, le dijo a su madre que regresaría temprano.

Gerardo lo pasó a buscar a su casa, pero nunca lo fue a dejar. Desde ese momento los pasos de Coke con su amigo son materia de investigación policial y lo único claro es que los dos jóvenes terminaron bailando en la disco Cucaracha, ubicada camino al aeropuerto Carriel Sur.

El sábado a las ocho de la mañana llamó Gerardo a la casa de Jorge Matute preguntando por él. La llamada la contestó su hermano Alex, "yo le dije que Coke no había llegado y que él había salido con mi hermano. Gerardo me contestó que se vino, pues no lo había encontrado en la disco y que Jorge se había ido con una niña. Terminó diciendo `dile cuando reaccione que me llame´", explica Alex Matute.

En ese momento María Teresa comienza a preocuparse. Alrededor del mediodía madre y hermano fueron a la Expocorma para ver si Jorge estaba ahí, pero no lo encontraron. Llegaron a la casa y tras un par de horas de incertidumbre y angustia, decidieron estampar una denuncia por presunta desgracia en la Quinta Comisaría de Concepción, repartición policial más cercana a la disco Cucaracha.

Llevaron a Gerardo. En la comisaría el estudiante de Ingeniería Comercial declaró que él estaba borracho y no se acuerda de nada.

Alex junto a su polola Marcia y una hermana de ésta, comenzaron los primeros rastreos en el sector de la disco. Más tarde se les unieron los amigos de universidad de Coke. Hasta la una de la madrugada del domingo su hermano lo buscó. Según el hermano de coke, ese día cuando nuevamente le preguntaron a Gerardo qué pasó esa madrugada, contestó que Jorge se había quedado con unos compañeros de universidad.

El lunes la familia presentó una denuncia por presunta desgracia en el Tercer Juzgado del Crimen de Concepción. Un equipo multidisciplinario de la Policía de Investigaciones y de Carabineros comenzó la búsqueda del joven extraviado.

Empezaron los rastreos, las llamadas, las noticias y sobretodo la espera...

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