En busca del rey Arturo
Su reinado marcó una época dorada para Inglaterra, de combates y amores caballerescos. Escritores y artistas ensalzaron su historia. Pero los cientificos y académicos modernos proponen una realidad muy diferente a la leyenda.
En un lóbrego castillo junto al mar, en un cabo rocoso, Igrayne espera el regreso de su esposo Gorlois, duque de Cornwall. Pero no es él quien entra en su recámara, sino Uther Pendragon, rey de Inglaterra, a quien el mago Merlín dio el aspecto de Gorlois para que el rey satisficiera su ilícita pasión por Igrayne. Conciben un hijo, y así se inicia la historia del legendario rey Arturo, una leyenda que ha inspirado a escritores y artistas, y que por siglos cautivó la imaginación popular. El niño engendrado por Igrayne fue tomado por Merlín, quien lo dio al buen sir Ector para que lo criara como si fuera su hijo. Aunque el rey no tuvo más hijos, Igrayne y Gorlois engendraron a tres hijas, de las cuales dos se casaron con reyes y la tercera fue a un convento. Esta última, Morgana le Fay, adquirió de algún modo poderes mágicos y finalmente jugó un papel fatal en la vida de su medio hermano.
Cuando el rey murió y Arturo cumplió 16 años, Merlín le reveló su verdadera paternidad, después de que el joven lograra sacar una espada clavada en un yunque, que a su vez estaba puesto sobre una piedra de mármol, en el centro del atrio de una iglesia. Nadie podría lograrlo, a excepción de quien fuera "el verdadero rey de toda Inglaterra". Merlín le habló de cómo fue hechizado por las hadas de Avalon, la tierra misteriosa. Arturo sería el mejor de los caballeros y el más grande de todos los reyes, y viviría "más que cualquier hombre conocido". La gente se arrodilló para prestarle juramento como nuevo monarca, coronado por el arzobispo.
![]() Destinado a la inmortalidad: el rey Arturo, herido, es llevado a la isla encantada de Avalon en una barca de silenciosos remeros encapuchados. |
La era caballeresca
Bajo el benévolo reinado de Arturo, Inglaterra gozó de 12 años de paz, en los que floreció la caballería. Arturo reunió en su castillo de Camelot a los más valientes caballeros de su reino: Lancelot, Gawain, Percival y muchos otros, y los colocó alrededor de una enorme mesa redonda con sus nombres grabados en oro en sus respectivas sillas, o sitiales. Todos ellos fueron instruidos por Merlín para combatir el crimen y la crueldad, rehuir la traición, la mentira y la deshonestidad, ser misericordiosos y, sobre todo, respetar y proteger a las mujeres. Los caballeros partían de Camelot para pelear contra dragones, duendes y gigantes, y sus encuentros con las fuerzas del mal generalmente ocurrían en castillos embrujados, bosques sombríos y jardines mágicos. Orgullosos de sus hazañas, regresaban a la corte a narrarlas. Arturo también trajo a Camelot a la hermosa Guinevere para ser su reina. Cuando Lancelot no pudo resistir su pasión por ella, el sobrino de Arturo, Mordred, hijo de Morgana le Fay, expuso a los amantes y forzó a Arturo a condenar a su esposa a la hoguera. Lancelot salvó a la reina y juntos escaparon a Francia. Antes de salir en su busca con su ejército, Arturo encargó su reino a Mordred, quien durante su ausencia se apoderó del reino. Al volver a Inglaterra, Arturo se enfrentó a Mordred con toda la furia de los caballeros que pelean por el trono, y con su lanza atravesó el escudo y cuerpo de su sobrino. Pero éste, antes de morir, hirio de muerte al soberano. Los fieles súbditos de Arturo pusieron al rey moribundo en un bote que navegó por el mar entre la blanca niebla, rumbo a Avalon. "No sientan pesar", dijo Arturo a los caballeros enlutados, lleno de temple a pesar de la circunstancia fatal. "Sepan que retornaré cuando la tierra británica me necesite."
Inglaterra en la época de Arturo
Se supone que el rey Arturo rigió de fines del siglo V a comienzos del VI, y se dan como fecha de su batalla final con Mordred los años 537 y 542. Pero, ¿cuál era la situación política del reino en ese entonces? ¿quién gobernaba? Un siglo antes, los romanos se retiraron gradualmente de la colonia inglesa que gobernaban desde que Julio César la conquistó en 54 a.C., al no poder resistir la invasion de las tribus bárbaras de los jutes, los anglos y los sajones provenientes de Europa, además de las presiones desde el norte por la tribu de los pictos. En los turbulentos tiempos subsiguientes, llegaron varios guerreros a pelear contra los invasores y entre sí. No se sabe de un reino unificado o un gobernante que tuviera algo más que poder local. El cristianismo no arraigó en Inglaterra hasta que en 597 llegó San Agustín con sus 40 monjes. Éste fue el hecho que marcó el inicio de la Edad Media para Inglaterra y casi toda Europa. Si se da crédito al monje galés Nennius, un guerrero llamado Arturo -"junto con el rey de los bretones"- dirigió la resistencia contra los invasores. Nennius escribió su Historia de los bretones en el año 826, donde registró 12 batallas en las que Arturo venció a los bárbaros. En su última victoria mató él solo a 960 enemigos. Unos 150 años después de Nennius, un galés anónimo compiló una cronología de la historia británica, los Anales cambrianos. En el año 537 dice: "Batalla de Camlann, en la que cayeron Arturo y Medraut." No es difícil leer Mordred en lugar de Medraut. Unos 150 años después, un historiador mencionó a Arturo, en lo que entonces fue una referencia seductora. En 1125 el rnonje William de Malmesbury menciona al guerrero Arturo, "elogiado por los británicos con palabras vacías, pero quien en realidad debería ser tema no de engañosas leyendas y sueños, sino de la verdadera Historia; pues hizo tambalear a su país y azuzó a los espíritus quebrantados de sus compatriotas a guerrear". Fue un contemporáneo de William quien convirtió al ya legendario Arturo en un soberano. En 1139, un diácono galés y luego obispo llamado Geoffrey de Monmouth completó su monumental Historia de los reyes de Inglaterra, una reseña de los monarcas ingleses desde la era de los romanos. Extrayendo elementos de la tradición local, de mitos escandinavos y celtas, e incluso de la Biblia, Geoffrey añadió coloridos detalles a la obra histórica anterior, como la de Nennius. Dos de los 12 tomos de Geoffrey están dedicados a Arturo y en ellos aparece por primera vez el mago Merlín y las leyendas del rapto de Guinevere y la traición de Mordred. Embelleciendo los escasos hechos históricos con eventos imaginarios, e introduciendo personajes de los que no se sabía nada, Geoffrey estableció un modelo que fue seguido después, convirtiendo así a un guerrero del siglo V en rey heroico.
Las olas se estrellan contra las rocas de Cornwall, en la punta suroeste de Inglaterra. En este lugar, según la tradíción literaria y la arqueología moderna, se inició la historia de Arturo, en el castíllo de Tintagel, donde fue engendrado por un ilícito encuentro concertado por Merlín. |
La transformación de Arturo
En 1155, un clérigo anglonormando llamado Wace tradujo la obra de Geoffrey al francés, convirtiéndola en un romance en el que Arturo preside su corte como un heroe caballeresco. A fines del siglo, el monje anglosajón Layamon hizo del Arturo de Geoffrey un feroz guerrero y una severa figura paterna. Ambos escritores mencionan la mesa redonda. Pero tal vez fue el poeta francés Chrétien de Troyes quien, escribiendo entre 1160 y 1180, convirtió a Arturo en un ejemplo de cortesía y etiqueta, además de un ideal de hidalguía y amor cortesano. El mito fue tomando diversos perfiles y formas. Al siguiente siglo aparecieron dos épicas alemanas basadas en la leyenda de Arturo: Parzival, de Wolfram von Eschenbach, y Tristan de Gottfried von Strassburg. La obra póstuma de sir Thomas Malory, inglés del siglo XV, transformó a Arturo en figura literaria duradera. Malory adaptó y reordenó anteriores obras en una narrativa mas o menos coherente con los personajes y eventos principales que ahora se asocian a la leyenda de Arturo. Desde que se publicó en 1485 como La Morte d'Arthur ("La muerte de Arturo"), ha sido muy leída y en ella se basaron obras de poetas como Edmund Spenser, en su The Faerie Queen ("La reina hada", 1590- 1596), y Alfred Tennyson, en su Idylls of the King ("Idilios del rey", 1859-1885). Una versión contemporánea, The Once and Future King ("El rey del pasado y el futuro") de T.H. White, se Ilevó al teatro y al cine con el nombre de Camelot, y existen otras muchas versiones y tratamientos.
Para evitar que los caballeros pelearan por tener un lugar junto a la cabecera, Arturo inventó la mesa redonda. En el siglo XIII el rey Enrique III colocó esta réplica en el castillo de Winchester. |
Desenterrando la corte de Arturo
Dada la persistencia de la leyenda de Arturo, fue inevitable que los científicos trataran de quitar los adornos literarios y diferenciar entre la verdad y la leyenda. En 1965 se formó el Comité Camelot de Investigaciones, cuyos miembros se irritaban por la mera sugerencia de que iban en busca de la mesa redonda o del Santo Grial. Sin embargo, tras cinco años de excavar en Sommerset, los arqueólogos del comité identificaron al castillo Cadbury como el legendario Camelot. El sitio, sobre una colina, es una fortificación de la era prerromana, sin duda elegido porque desde él se dominan las planicies que desembocan en el canal de Bristol. Los escombros que cubren un muro sobre el fuerte original muestran que el castillo Cadbury estuvo en uso durante la ocupación romana. Pero el hallazgo que más emocionó a los investigadores fue la alfarería, que sugería que el lugar fue ocupado por un cacique inglés alrededor del año 500, luego de la retirada romana y antes de la conquista sajona. Su salón principal medía 20 por 10 m, hecho de madera, cuyo techo era tal vez de paja. Si el cacique no era el heroico y legendario Arturo, al menos era un inglés que buscaba preservar la civilización romana ante los invasores bárbaros. Los hallazgos del Comité Camelot no fueron aceptados por la académica Norma Lorre Goodrich, de los EUA, quien afirmó que el rey Arturo no gobernó en Inglaterra sino en Escocia. Su exhaustiva investigación bibliográfica indicaba que era Stirling, al noroeste de Edinburgo, y no el castillo Cadbury, el lugar de Camelot. De cualquier modo, la mágica ciudad continuó perdida en el pasado. En lo que se refiere a la loada hidalguía de Arturo, éste gobernó en un tiempo de fieras batallas en defensa del territorio y la independencia política. Lo caballeresco ocurrió después, en tiempos más serenos, cuando historiadores como Geoffrey de Monmouth y sir Thomas Malory elogiaron sus propios tiempos e impusieron sus valores a un pasado imaginario. Seguramente el tiempo de aquel rey fue en mucho sórdido, pero la que perdura es la versión caballeresca de Arturo y no la de un oscuro guerrero en tiempos turbulentos. Su glorioso e inolvidable reino fue, según un comentarista, "un breve periodo de luz, como una estrella en medio de la era oscurantista".
La leyenda de Arturo inspiró a artistas como Gustave Doré, quien representó al rey mirando la grandiosidad de Camelot. Es una exageración, si se le compara con la primitiva fortaleza descripta por los arqueólogos. |
En busca del Santo Grial E n el núcleo de la leyenda del rey Arturo está la búsqueda del Santo Grial, la copa en que bebió Jesús en la última cena y que supuestamente poseía milagrosos poderes curativos y regenerativos. Junto con la lanza usada por un soldado romano para herir el costado de Jesús crucificado, la copa fue dada a José de Arimatea, cuyos descendientes la trajeron a Inglaterra. Según la leyenda, uno de estos guardianes de las santas reliquias olvidó su voto sagrado y miró lascivamente a una mujer peregrina, por lo que la lanza cayó sobre él, provocándole una herida que no sanaría. Fue entonces cuando desapareció el Grial. Merlín envió un mensaje a Camelot, instruyendo a Arturo para iniciar la búsqueda de la copa perdida. Insinuó que pronto aparecería el caballero destinado a hallarla, Arturo y sus caballeros se reunieron en la mesa redonda en vísperas de la vigilia de Pentecostés, cuando un rayo y relámpagos anunciaron una visión del Santo Grial: estaba cubierto por una rica tela blanca mientras flotaba por el salón. Poco después, un anciano propuso a un candidato para el único lugar que en ese rnornento se encontraba desocupado de la mesa redonda: sir Galahad, hijo de Lancelot. Durante la búsqueda del Grial, los caballeros de la mesa redonda pasaron por muchas aventuras y rnuchas veces se les desafió a sacrificarse de modos que excedian sus posibilidades. Pero Lancelot fue finalmente rechazado por no poder olvidar su pasión prohibida hacia la reina Guinevere. Tal y como lo predijo Merlín, fue sir Galahad quien tuvo la fortuna de descubrir el Grial y tomar de él los sacramentos. Arrodillándose ante él, el joven caballero supo que había concluido la misión de su vida. Su alma fue llevada al cielo y su cuerpo yació muerto ante el altar. Dos años después de partir, los caballeros regresaron a Camelot para referir al rey su búsqueda y las aventuras que ocurrieron. La magia y la fantasía llenan de un color inconfundible la belleza de las legendarias aventuras. En otra versión de la historia, es sir Percival quien cumple la misión. Encuentra el vaso sagrado en el castillo de Monsalvat, en los Pirineos españoles, vigilado por Amfortas, rey de los caballeros del Santo Grial. Pero un hechicero ha herido a Arnfortas con la lanza de la crucifixión y el rey yace moribundo, rechazando los sacramentos de la Eucaristia debido a que sus pecados no han sido perdonados. Sólo cuando Percival cura la herida tocándola con la lanza, el Santo Grial aparece en el altar. Richard Wagner basó su monumental ópera Parsifal en Ia versión de Percival de la búsqueda del Santo Grial. Arriba, una escena de la producción de Bayreuth montada por el nieto del compositor, Wieland Wagner. |
El mago Merlín Tal vez el personaje más extraño y enigmático de la leyenda de Arturo es Merlín, hijo de una mujer piadosa y un íncubo, espiritu maligno etéreo del que se decía que atacaba a los inocentes por la noche. Al nacer, Merlin fue llevado a la pila de bautismo, por lo que no heredó la naturaleza maligna de su padre, aunque tuvo ciertos poderes sobrenaturales. Conocia el pasado y predecía el futuro, y podía transformarse a voluntad en la forma que deseara: en duende, en perro, en venado o en mujer. Pero cuando Merlin enseñó sus artes secretas a la bella Viviane, su amada, ella las usó en contra del mago, atándolo con el velo de su tocado y aprisionándolo en una torre donde solamente ella podía visitarlo. Antes de compilar su Historia de los reyes de Inglaterra, Geoffrey de Monmouth escribió un breve tratado en latín llamado EI pequeño libro de Merlín, que hizo pública la figura del mago. Los académicos han sugerido varios modelos para el personaje de Geoffrey, como un adivino galés llamado Myrrdhin y un visionario escocés conocido solamente como Lailoken. |