Pacto con el Diablo

¿Fue un poderoso hechicero que vendió su alma al Diablo o sólo un charlatán? Asombrosamente, la enigmática vida del verdadero Fausto inspiró obras Iiterarias que deploran su pecaminosa arrogancia o celebran su potencial para lograr el bien.

El horrible ruido sacudió las paredes de la Posada del León durante toda la noche. Gritos, rugidos y un extraño retumbar aterrorizaron al vecindario, y sólo al amanecer tuvo el mesonero el valor necesario para tocar a la puerta de la habitación de un extraño huésped llamado Fausto. Al no haber respuesta, el tembloroso mesonero abrió la puerta: ahí, entre los muebles astiIlados, yacía el cuerpo del famoso hechicero, torcido, desfigurado, horriblemente mutilado, En una placa de la posada de Württemberg, Alemania, puede leerse la explicación que dieron los aldeanos al misterio del hechicero muerto: "Mefistófeles, uno de los demonios más poderosos, a quien el hechicero llamó cuñado durante su vida, le rompió el cuello cuando expiró un pacto de 24 años y envió su alma a la condenación eterna." El crimen ocurrió en 1540. Las crónicas modernas no concuerdan en la fecha, pero todas afirman que el maestro Georgius Sabellicus Faustus Junior, como se autonombraba, fue famoso en toda Europa por lo que se consideraba entonces como fraude o verdadera hechicería.

 

¿Monstruo o saltimbanqui?

Una descripción de Fausto nos fue legada por Johann Gast, pastor protestante, quien escribió que el caballo y el perro que acompañaban al mago eran en verdad espíritus malignos que trabajaban para su amo como parte del pacto con Satanás. Otro cronista lo describe como "una bestia oprobiosa, causante de muchos males" Pero el respetado académico y monje Tritemio, también aficionado a la magia, consideró a su contemporáneo un saltimbanqui y un estúpido que debería haber sido azotado. Otros concordaron, incluyendo un historiador, en que Fausto era sólo uno más de "tantos curanderos estafadores e inútiles" A pesar de haber provocado tan apasionados ataques, se sabe muy poco de la vida de Fausto. Quizá fue un tal Johann Faust que se graduó en la Universidad de Heidelberg en 1509 y estudió ciencias naturales en Polonia. Evidentemente, poco después se hizo astrólogo ambulante y nigromante, ya que se sabe que, con el nombre de Georg Faust, se hizo indeseable en la Universidad de Erfurt. En 1520 era astrólogo de la corte de Jorge III, el príncipe obispo de Bamberg. Fausto se anunció luego como "astrólogo de la corte del príncipe episcopal". Ocho años después, ya conocido como Jörg Faustus el Adivino, fue expulsado de Ingolstadt. Se cree que llevó una vida disipada y que poseía un gran halo carlsmatico. Durante un tiempo fue profesor de un internado para muchachos en Nuremberg, pero en 1532 se le exilió de la ciudad por corromper la moral de los estudiantes. Es evidente que el Fausto histórico tenía la tenacidad de un sobreviviente natural, pues siempre emergía de la desgracia y la derrota. Alegremente distribuyó tarjetas donde se describía como "fuente de los nigromantes, astrólogo, segundo de los magos, quiromántico, aeromántico, piromántico, segundo de la hidromancia". En 1536, por lo menos dos clientes distinguidos le solicitaron adivinar el futuro: un senador de Mrürzburg, que le pidió una lectura astrológica del destino de la guerra de Carlos V contra el rey de Francia, y un aventurero alemán, quien se disponía a buscar el mítico Eldorado en Sudamérica y que quería saber sus posibilidades de éxito. Aparentemente Fausto satisfizo a ambos clientes, aunque la profecía dada al segundo probablemente se basó más en el sentido común que en lo sobrenatural: le aseguró que todo intento por internarse en las misteriosas tierras sudamericanas fracasaría, y ciertamente Eldorado nunca fue hallado.

Fausto está inseparablemenfe unido al nombre de Goethe en los países de habla germana. Fausto, la gran obra del poeta, se estrenó en Weimar en 1629. En 1960 se filmó una notable producción teatral de Hamburgo, protagonizada por Will Quadflieg y Gustav Gnindgens (foto de arriba).

 

EI esquivo significado de la ciencia

En la actualidad puede ser difícil entender las actitudes renacentistas hacia las distintas "ciencias" practicadas por Fausto y otros adivinos, alquimistas, astrólogos e ilusionistas. La astrología, incluso para los más cultos, era una ciencia respetable. Algunas formas de la magia eran consideradas aceptables, o "blancas", pues buscaban el dominio de las fuerzas secretas de la naturaleza por medios naturales. Si se cree la leyenda, Fausto fue uno de los pocos que se atrevieron a practicar la magia "negra", aceptando los riesgos espirituales de relacionarse con los demonios para obtener conocimientos secretos. Este demonismo, aunque ofensivo para la sociedad secular y eclesiástica, pudo impresionar a la gente simple, de quienes Fausto se aprovechaba con mucho éxito por medio de discursos y actitudes que elogiaban la maldad. Es posible que, al igual que otros practicantes de la alquimia aceptada, estuviera buscando lo que se Ilamaba piedra filosofal, el supuesto catalizador para transformar los metales comunes en oro puro. Algunos historiadores han especulado que Fausto pudo ser un "alquimista verdadero", de aquellos que buscaban la perfección interior y purificar sus almas mediante sus solitarios y severos estudios. Según esta teoría, las muchas lagunas en su historia conocida se debieron a periodos de reclusión en los que, al haber ahorrado dinero practicando la magia y la adivinación, pudo estudiar en secreto. Pero esta perspectiva revisionista no tiene mucha aceptación. Más bien, y desde fines del siglo XVI, su nombre ha estado relacionado con las artes ocultas. Aun Martín Lutero, cuyas protestas contra la Iglesia Católica precipitaron la reforma protestante, afirmó que necesitaba la ayuda de Dios para salvarse de los demonios que Fausto había invocado en su contra.

Una de las pocas evidencias que demuestran la existencia de un Fausto histórico es el pequeño trozo de pergamino y la bolsa de cuero donde lo guardaba (arriba.). Contiene dos recetas alquímicas y una fórmula mágica precristiana.

 

Una leyenda tenaz

Cualquiera que sea la verdad acerca del Fausto histórico, los tiempos estaban maduros para que florecieran leyendas acerca de él. En una era dominada por el cristianismo, se pensaba que la verdad de las revelaciones divinas y la muy diferente verdad de la ciencia hurnana entrarían inevitablemente en conflicto. El conocimiento secular se consideraba tan inherentemente maligno que, desde el siglo VI, había leyendas basadas en la idea de que los sabios tenían que vender su alma al Diablo para ganar su conocimiento. Se supone que Teófilo, un arcediano de la Iglesia Católica temprana, traficó con Satanás, y se creía que el papa Silvestre II, un sabio cuya erudición estaba muy adelantada a su tiempo, estaba ligado con espíritus infernales. Aun antes, en el inicio de la era cristiana, ciertos místicos judíos crearon hechizos para invocar a Satanás y estas fórmulas podían encontrarse en libros de magia que estaban disponibles en la época de Fausto. Debe tomarse en cuenta que en ese entonces prácticamente todos creían en la efectividad de la brujería. Y se tenía como algo cierto que los demonios dearnbulaban libremente atendiendo los asuntos del Diablo. Otro factor para la enorme popularidad de la historia de Fausto fue la Reforma, en la que los partidarios del protestantismo se opusieron a la Iglesia Católica. Para estos reformadores, la fe imperante estaba corrompida y ellos volvían a las ideas y prácticas de la "palabra pura de Dios". Según ellos, el que Fausto investigara el conocimiento prohibido era impío, al igual que las rebeliones de la inteligencia humana contra las leyes de la Santa Biblia. Para los protestantes ortodoxos, el nigromante merecía la condenación eterna por haber elegido el conocimiento humano sobre el divino.

Compañías itinerantes de teatro y de espectáculos de marionetas popularizaron la historia de Fausto en los siglos XVII y XVIII. El público quedaba especialmente fascinado por Mefistófeles.

 

De satanista a bufón

La fama de Fausto se extendió como reguero de pólvora desde Alemania debido a una antología de leyendas, la historia de Johann Faust, escrita en 1587. Este "Libro de Fausto", considerado por los críticos como la primera novela alemana importante, fue irresistible para el gusto popular y se le tradujo a varios idiomas. "La historia está formada de eventos verdaderos y observados", sentenciaba el autor anónimo antes de narrar sus versiones actualizadas de cuentos medievales ocultistas donde Fausto era puesto como héroe. También había pasajes humorísticos a costa de los embaucados por Fausto. Pero algunas descripciones del castigo eterno expresan la intensidad de la convicción sincera. Los retratos de Mefistófeles como cruel y salvaje y de Fausto como un aterrado pecador provocaron una respuesta de aceptación inmediata entre los lectores. En el siglo siguiente se publicaron con éxito otras dos versiones del libro. Mientras tanto, la tradición oral mantuvo su fuerza, basada en los sorprendentes poderes del hechicero. Se decía que su convenio con Satanás era muy evidente en la vida diaria, como cuando tocaba una simple mesa de madera para que brotara vino u ordenaba al demonio que le trajera fresas frescas en pleno invierno. En uno de los cuentos se dice que estaba tan hambriento que literalmente devoró un caballo junto con su carreta y su carga de heno. Si el verano lo acaloraba y aburría, los poderes malignos le traían nieve para que paseara en trineo. Se dice que, en una noche de juerga, Fausto vio a cuatro hombres fuertes tratando de subir un pesado barril desde una cava. " !Vaya estúpidos! ", gritó. "!Yo puedo subir el barril sin ayuda!" Cuando el mesonero y sus clientes se volvieron a mirarlo, asombrados, el nigromante bajó las escale ras, cargó con la fuerza de un toro el barril y lo subió, triunfante, al salón.

En Inglaterra, Fausto se hizo famoso por medio de la obra teatral de Christopher Marlowe.

 

De bufón a héroe

Estas demostraciones triviales pueden parecer ridículas, especialmente si fueron ganadas, según la leyenda, a costa de la condenación eterna del alma de Fausto. Pero los elementos básicos que atrajeron la imaginación del populacho tuvieron significado universal e inspiraron grandes obras poéticas, dramáticas y musicales. La primera de estas obras se estrenó en Inglaterra en 1594, un año después de la misteriosa muerte de su autor Christopher Marlowe. Aunque sus fallas son sus gratuitos insultos al catolicismo y su humor vulgar, el tema de La trágica historia de la vida y muerte del doctor Faustus influyó en la literatura faustiana seria de los siguientes 200 años. El protagonista paga con su alma por haberse rebelado contra la palabra de Dios. El Fausto de Marlowe no es un simple embustero o demonista, sino que busca la ayuda de Satanás para aprender todas las posibilidades de la experiencia humana. La obra vibra de poesía, como en la escena en que aparece el fantasma de Elena de Troya. El clímax es el retrato de Fausto como alguien que se arrepiente al reconocer la enormidad de su pacto y la imposibilidad de eludir las consecuencias. El público renacentista tembló horrorizado ante la escena en que Fausto conjura su sino eterno:

!Oh, si mi alma debe sufrir mi pecado!

!Pon final a mi dolor incesante!

Haz que Fausto viva mil aiios en el infierno,

Cientos de miles, y que luego sea salvado.

 

Aunque menos imponentes, en los siglos XVII y XVIII se produjeron otras obras y espectáculos de marionetas, la mayoría en Alemania. En general, enfatizaban más lo horrendo y lo trivial del tema que su aspecto literario. Por entonces los manuales de magia con el nombre de Fausto gozaban de gran demanda. El lector que seguía fielmente las instrucciones supuestamente podía evitar contactos peligrosos con Satanás o entablar pactos que podían romperse sin consecuencias. Pero pasaron 300 años desde la muerte de Fausto hasta que se escribió la mayor versión literaria de su vida. Johann Wolfgang von Goethe, el gran poeta alemán, escribió durante 30 años su drama poético Fausto. La primera parte apareció en 1808; la segunda, en 1832. Su protagonista rompe claramente con la interpretación tradicional. De hecho, Dios lo salva de la perdicion, pues "un hombre bueno, por oscura que sea su aspiración, siempre conoce el camino verdadero". En otras palabras, el Fausto de Goethe es un héroe. Insatisfecho por el conocimiento intelectual y científico, ofrece su alma a cambio de un momento de experiencia que le dé satisfacción total. No le bastan las "bajas" pasiones, pero halla el sentido de la vida en el amor constante de una joven campesina a la que sedujo y abandonó. Pero su salvación es su aspiración a una mejor sociedad humana. El mensaje de Goethe es que el hombre puede lograr el bien a pesar de la maldad de su apariencia. Quizá ningún otro artista produjo una obra de psicología y filosofía tan profundas a partir de la leyenda de Fausto, pero otros se inspiraron para hacer obras importantes. Héctor Berlioz compuso La condenación de Fausto, cantata que a veces se presenta en versión operística. El Fausto de Carlos Gounod es una de las óperas más admiradas de todos los tiempos. ¿Por qué tantos genios se inspiraron en la violenta muerte de un despreciable charlatán? ¿Por qué sus obras aún tienen tanto valor? Tal vez la respuesta se encuentre oculta bajo las misteriosas palabras impresas en una placa que se halla en la Posada del León, en la que se indica que Fausto, aunque se condenó, gozó durante 24 años de los poderes y placeres secretos del mal satánico. Prohibido... pero seductor.

 

 

La orgía de la santa

Una de las escenas más famosas de la primera parte del Fausto de Goethe es la visita del héroe al Sabath anual de las brujas, conocido como noche de Walpurgis. Según las tradiciones germánicas, en la medianoche del 1° de mayo las brujas se reúnen, delirantes, para realizar ritos obscenos. Curiosamente, el nombre de este aquelarre es una deformación de Santa Walburga, venerada en Alemania y que llegó de Inglaterra como misionera cristiana a mediados del siglo VIII. Fue un 1° de mayo cuando sus restos fueron desenterrados y llevados a la iglesia de la Santa Cruz en Eichstatt. La aparente coincidencia de fechas es una de las explicaciones del nombre del sabath de las brujas, Noche de Walpurgis o Walburga. Pero también es cierto que la festividad de la santa, observada por la Iglesia el 1° de mayo, coincide con un antiguo festival de primavera dedicado a Waldborg, una diosa pagana de la fertilidad. En la Edad Media y el Renacimiento prevaleció la creencia tanto en brujas como en los demonios de Fausto, con graves consecuencias para los seres humanos. Forzadas a confesar su culpa mediante crueles torturas, las brujas eran frecuentemente ejecutadas quemándolas vivas.

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