EI hombre enmascarado
Durante 22 años, tal vez más, un prisionero sin nombre, con su identidad oculta por una máscara que se le obligó a usar, languideció en las prisiones de Francia. ¿Qué temía del misterioso cautivo Luis XIV, el omnipotente Rey Sol?
Etienne du Junca, teniente del rey en la prisión de La Bastilla en París, hizo un preciso aunque intrigante registro en su diario oficial del 18 de septiembre de 1698. A las 15:00 de ese día, el nuevo alcaide Bénigne D'Auvergne de Saint-Mars llegó del sur de Francia, donde estuvo al mando de una fortaleza en la bahía de Cannes. Con él, en una carroza, había un anciano prisionero que usaba una máscara y no tenía nombre. El misterioso acompañante de Saint-Mars, recordó el teniente, estaba con él desde que era comandante de la fortaleza-prisión de Pignerol en la región piamontesa, al sureste de España. Como el puesto de Saint-Mars en Pignerol duró de 1664 a 1681, el registro en el diario de Du Junca sugería una encarcelación de por lo menos 17 años y quizá hasta de tres décadas. Durante los siguientes años del prisionero en La Bastilla, nunca se le quitó la máscara, nunca se dijo su nombre. Cinco años después de llegar a la cárcel de París, el enmascarado cayó enfermo al regresar de misa -bajo vigilancia, como siempre- y se desmayó en la cama de su celda. Llamado con urgencia, el doctor de prisión dictaminó que nada podía hacerse para salvar al reo. A las 22:00 del 19 de noviembre de 1703, el prisionero sin nombre expiró. Esa noche se borró todo indicio de su existencia: se destruyeron los muebles de su celda, se quemaron sus pocos efectos personales, se pintaron los muros de la celda donde vivió. Unos cuantos días después, Du Junca anotó en su diario que el prisionero desconocido fue enterrado en el cementerio de San Pablo. El nombre del difunto, según el registro parroquial consultado por Du Junca, era M. de Marchiel; su edad era de "aproximadamente 45 años".
Cuando La Bastilla cayó en manos de los revolucionarios en 1789, un esqueleto encadenado fue hallado en una de sus mazmorras. ¿Era el enmascarado, a quien se encarceló por orden de Luis XIV? |
Tras la máscara
Sólo unas cuantas personas, entre ellos el rey Luis XIV, conocían la identidad de La Máscara, el sobrenombre del prisionero anónimo.
La historia no habla de un rey más absoluto que el llamado Rey Sol. A la muerte de su padre, en mayo de 1643, Luis se hizo rey pocos meses antes de cumplir cinco años. Como regente de su hijo, Ana de Austria puso el gobierno en manps del cardenal Mazarino, que siguió ejerciendo el poder aún después de que Luis se hizo mayor de edad. Pero en 1661, al morir Mazarino, el joven rey dijo a sus azorados ministros que asumiría toda la responsabilidad de gobernar Francia. Con los poderes que poseía, Luis podía arrestar y aprisionar a todo aquel que quisiera. El rey y sus conspiradores se llevaron a la tumba el secreto de la identidad del misterioso prisionero, dejando sin resolver un misterio que ha provocado la especulación durante generaciones. El prisionero ha sido identificado de varias formas: un noble inglés forzado a huir de su país luego de que falló un complot contra el rey GuiIlermo III; el dramaturgo Molière, castigado por sus obras irreverentes; el hermano ilegítimo del rey, nacido de la unión entre Ana de Austria y el cardenal Mazarino. Pero la explicación más plausible es que se trataba de un cortesano italiano sobre quien cayó el enojo del rey.
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EI prisionero desconocido del rey de Francia pasó unos 34 años en prisión, en tres o tal vez cuatro cárceles de alta seguridad (mapa de la derecha). Tal vez pasó los años más felices de su cautiverio en la isla Santa Margarita, en la bahía de Cannes (izq.) . |
Un monarca traicionado
Los años en que Saint-Mars comandó la prisión de Pignerol, muchos reos estuvieron a su cargo. Fue personalmente responsable de uno de ellos ante el rey, mencionado sólo como "el prisionero" en las cartas del ministro de Guerra de Luis, el marqués de Louvois. Evidencias circunstanciales señalan que ese "prisionero" era La Máscara. Ercole Antonio Mattioli fue ministro en la corte de Carlos IV, duque de Mantua, y estaba a cargo de la fortaleza fronteriza Casale Monferrato, codiciada por Luis XIV para extender su influencia a Italia. Aceptando costosos regalos del rey cuando viajó a París a fines de 1677, Mattioli acordó la venta de Monferrato por 100 000 coronas. A su regreso, la corte le reclamó el vender propiedades italianas a Francia. Quizá por salir del apuro o porque la corte vio el modo de obtener más dinero para seguir su extravagante vida, Mattioli hizo cundir el rumor del negocio secreto en las cortes de Austria, España, Venecia y Saboya. De pronto, toda Europa sabía de las intenciones de Luis XIV hacia Italia. El mortificado Rey Sol se vio forzado a retirar su oferta por la fortaleza. En venganza por lo que consideró una traición de Mattioli, Luis hizo secuestrar al cortesano italiano en 1679 y se lo envió, enmascarado, a Saint-Mars, a la prisión de Pignerol. No se sabe si en 1681 Saint-Mars llevó a este prisionero italiano enmascarado a otra fortaleza, Exiles, pero es sabido que en marzo de 1694, tres prisioneros, incluyendo al enmascarado, fueron transferidos de Pignerol a la isla Santa Margarita, en la bahía de Cannes, donde Saint-Mars estaba a cargo. "Sabes que por lo menos uno de ellos es más importante que el resto de los reos en la isla", escribió el ministro del rey a Saint-Mars. Esta secuencia de eventos coincide con el registro de 1698 del diario de Du Junca, donde se afirma que La Máscara llegó a París después de estar preso en Pignerol y la isla Santa Margarita. El registro parroquial de San Pablo establece que el sepelio del prisionero fue en 1703, con el nombre Marchioly y no Marchiel, como escribió Du Junca. Al parecer es convincente el hecho de que un funcionario francés, no familiarizado con los nombres italianos, bien pudiera haber escrito Marchioly en lugar de Mattioli. Los oponentes a la teoría Mattioli señalan que un mes después de la llegada del italiano a la isla de Santa Margarita se reportó el fallecimiento de un prisionero con mayordomo. Se sabía que en Pignerol, Mattioli tenía derecho a un sirviente; ningún otro prisionero a cargo de Saint-Mars lo tenía. Como nació en 1640, Mattioli tendría 63 años cuando murió el enmascarado, y no "aproximadamente 45". Los escépticos dicen que el arresto y prisión de Mattioli no fue en realidad un secreto en su época y, en sus cartas, Saint-Mars se refería al italiano por su nombre, que erróneamente escribía Marthiolv.
El desafortunado gemelo
Los que no aceptan a Mattioli como La Máscara tienen una teoría aún más asombrosa y siniestra: el prisionero anónimo era el gemelo idéntico del rey Luis XIV: En sus memorias, el cardenal Richelieu, ministro en jefe de Luis XIII, reveló que el 5 de septiembre de 1638 Ana de Austria dio a luz a gemelos. El primer bebé nació al mediodía y fue declarado heredero. A las 20:30, la reina entró nuevamente en trabajo de parto y con serias dificultades dio a luz a un segundo bebé. Según Richelieu, mientras que el nacimiento del futuro rey "fue tan espléndido y glorioso, el de su hermano se mantuvo en secreto y fue muy triste" Según las leyes de la época, se consideraba el mayor al segundo gemelo que nacía. Pero como se nombró sucesor de Luis XIII al primero, se consideró prudente ocultar el nacimiento del segundo bebé. El príncipe no reconocido fue dado a una nodriza y se dijo a la reina que su segundo hijo había muerto. Así, los hermanos llegaron a la mayoría de edad, uno en la corte y el otro en un hogar humilde. Pero con el tiempo el parecido del segundo joven con el rey Luis XIV fue tan notorio que tuvo que ser enviado a Inglaterra, donde su tía paterna, Enriqueta María, reina y consorte del rey Carlos I, le ofreció los privilegios de una crianza real. Según un elaborado argumento basado en la espectacular revelación de Richelieu, el desafortunado gemelo supo de su verdadera identidad y quiso reclamar el trono que era legítimamente suyo. En 1669, a los 31 años, se unió a un hugonote francés Ilamado Roux de Marsilly, un agente secreto de una alianza protestante contra Francia que incluía a Inglaterra, Holanda, Suecia y varios cantones suizos. En abril, Marsilly fue capturado en Suiza por el servicio secreto de Luis XIV y se le llevó a París, donde murió por las torturas. Antes de morir, reveló que Eustache Dauger, quien fingía ser su mayordomo en Inglaterra, era en realidad el gemelo desaparecido del rey, el cual pensaba regresar a exigir su derecho. Al llegar a Dunkerque el 19 de julio, Dauger fue arrestado por orden de Louvois. Ese mismo día el ministro de Guerra escribió a Saint-Mars diciendo que enviaría a Pignerol a un reo muy importante y que por tanto debería estar bajo la más estricta de las vigilancias. En los años siguientes, en los que se le transfirió a Exiles, a la isla Santa Margarita y finalmente a París, Saint-Mars Ilevó a Dauger consigo. El alcaide siempre lo trató respetuosamente, permitiéndole ropas adecuadas, libros, una guitarra e incluso un sirviente. En pocas palabras, lo trató como si fuese de la nobleza, si no es que de sangre real. Pero se le obligó a usar una máscara de terciopelo negro cada vez que había visitantes en la prisión y/o cuando viajaba con Saint-Mars a una nueva prisión, tal como lo hizo en septiembre de 1698 para viajar hacia la muerte en su prisión final de París.
Se cuenta que Ana de Austria dio a luz a gemelos en 1638. Uno de ellos fue Luis XIV y el otro desapareció en cautiverio. La máscara usada por el prisionero misterioso no era de hierro, como se le mostró en una película, sino de terciopelo negro. |
Una vida en custodia
¿Quién era Eustache Dauger? Luego de exhaustivas investigaciones, un historiador inglés publicó en 1910 una respuesta más bien prosaica. Dauger era mayordomo de Nicolás Fouquet, ministro de Finanzas de Luis XIV. Fouquet fue arrestado en 1661 por malversación de fondos y se le sentenció a prisión perpetua. Murió, cautivo en Pignerol, en 1680. Como Fouquet compartió secretos de Estado con su mayordomo durante su confinamiento, el sirviente (que según esta teoría era Dauger) quedó en custodia luego de la muerte de su amo. Fue preso especial de Saint-Mars hasta que murió, 23 años después. ¿Sirviente o rey desheredado? Sencillamente no hay suficientes evidencias para responder con certeza a la pregunta. Quienes conocían el secreto en esa época -el rey, Louvois y desde luego Saint-Mars- tuvieron el cuidado de no revelarlo por escrito, por lo que no hay prueba para refutar o validar la suposición de que Dauger era el heredero al trono. Dauger, prisionero y a cargo de Saint-Mars desde 1669; Mattioli, en custodia y también puesto a cargo del alcaide desde 1679: es todo lo que tienen en común. Es muy probable que uno de ellos fuera el enmascarado. Probablemente nunca se sepa cuál de los dos.
El conde de Montecristo En 1807, durante el reinado de Napoleón Bonaparte, un joven zapatero parisino Ilamado Francois Picaud sufrió un destino similar al del enmascarado. Al saber que Picaud se iba a casar con la hermosa Marguerite Vigoroux, un amigo celoso llamado Mathieu Loupian informó falsamente a la policía que el zapatero era un agente inglés. La policía de Napoleón apresó a Picaud y lo encerró en prisión, donde languideció en el anonimato hasta 1814. Durante sus siete años de cautiverio, Picaud hizo amistad con un prelado italiano que, al morir, le habló de un tesoro. Al ser liberado, el amargado prisionero halló el tesoro y regresó a París como un hombre rico. Ahí supo no sólo de la falsedad de Loupian sino también del matrimonio de Marguerite Vigoroux con el hombre que lo traicionó. Disfrazándose de varias formas, Picaud se vengó de Loupian y sus conspiradores matándolos uno por uno, hasta que una de sus posibles y pretendidas víctimas lo asesinó. La historia, publicada en 1838, atrajo la atención del novelista Alejandro Dumas. Unos años antes Dumas estaba de cacería en una isla cerca de Elba, el lugar del primer exilio de Napoleón. A la distancia, vio un islote rocoso que se alzaba sobre el mar: su nombre era Monte Cristo. Fascinado por la belleza del panorama, Dumas juró escribir una novela usando este nombre. Luego de leer la trágica historia de Picaud, el novelista la adaptó para crear El conde de Montecristo. Como Picaud, el héroe de Dumas, Edmundo Dantès, es aprisionado injustamente por la traición de sus amigos, que lo acusan de conspirar para regresar el poder al emperador exiliado. Al igual que Picaud, Dantès se hace amigo de un prelado italiano y se entera de un tesoro oculto. Pero entonces comienza la imaginación del novelista. Cuando el cura muere, Dantès toma su lugar en el saco que es tirado al mar, nada hasta la costa y es rescatado por una banda de contrabandistas. Llevado por ellos a la isla de Montecristo, el héroe encuentra una fortuna en oro y joyas en una cueva subterránea. Haciéndose pasar por el conde de Montecristo, Dantès regresa aParís para vengarse. Dumas imaginó a su héroe Dantès aprisionado en el Château d'lf, frente al puerto de Marsella.
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"El Estado soy yo" Al tomar el poder, a la muerte del cardenal Mazarino en 1661, Luis XIV consideró su reinado como una dictadura por derecho divino o, como se supone que dijo el Rey Sol: 'L'état c'est moi" ("El Estado soy yo"). Durante sus siguientes 54 años en el trono, Luis no enfrentó oposición a su puño de hierro. Francia se convirtió en el Estado más poderoso y temido de Europa. Luis transformo la cabaña de cacería de su padre, en las afueras de París, en el magnífice palacio de Versalles, y obligó a la nobleza de Francia a vivir en él a pesar de que las instalaciones, a excepción de las suyas, eran primitivas. El paseo del rey por los exquisitos jardines, así como toda la vida diaria de Versalles, era un elaborado ritual (arriba). A los 22 años, el rey desposó a María Teresa, hija del rey de España, para afianzar las relaciones entre los dos países. Siempre la trató con respeto y generosidad. De su progenie sólo sobrevivió su primogénito, Luis, el Gran Delfín. A pesar de las objeciones del clero, el rey mantenía a varias amantes en Versalles, legitimando a siete hijos de una de estas relaciones y concertándoles matrimonios con las principales familias del reino. Cuando la reina murió en 1683, Luis se casó secretamente con la última de sus amantes, madame de Maintenon, una piadosa viuda que originalmente fue traída a la corte como institutriz de sus hijos ilegítimos. Luis XIV fue lo suficientemente longevo como para vivir más que su único hijo, el Gran Delfín, y el hijo de éste, el duque de Borgoña. A la muerte del Rey Sol en 1715, uno de sus bisnietos subió al trono como Luis XV. |