E N T R E V I S T A

a Carlos Paladines[1]

 

Educación y Reforma

 

¿Dado el actual empeños por llevar a la práctica la última Reforma Curricular, sobre todo a nivel de la Primaria, ¿cómo ve Ud. el actual panorama educativo del país?

El diagnóstico del sistema educativo ecuatoriano, a fines del siglo XX, nos deja un sabor amargo. Gran parte de él está obsoleto y debilitado en grado sumo. Las necesidades básicas de aprendizaje en todos los niveles, incluido el superior, no se alcanzan a cubrir en forma satisfactoria. Nuestros niños y jóvenes no conquistan las herramientas básicas para el aprendizaje de la lectura y escritura, aritmética y resolución de problemas, como también no logran los contenidos básicos del aprendizaje en lo referente a conocimientos, valores y actitudes, pilares requeridos hoy en día para aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a ser y aprender a vivir con los demás (Paladines, 1997a).

Tampoco ha podido nuestro sistema educativo, en las últimas décadas, desarrollar un programa mínimo de metas razonables, en campos importantes. Así, por  ejemplo, no se ha logrado generar consensos nacionales sobre políticas fundamentales de Estado para el área de la educación; otorgar mayores recursos económicos, especialmente a la educación básica; desarrollar servicios a la primera infancia, focalizando la atención en los niños pobres y en situaciones de desventaja; ampliar significativamente el acceso a la educación básica o de diez grados; mejorar la calidad de la educación estableciendo sistemas de medición de los logros; reducir la tasa de analfabetismo; ampliar el acceso a la capacitación y formación profesional; mejorar la formación de los docentes; fomentar la educación para una vida mejor, a través de todos los canales de educación, especialmente de los medios de comunicación social; favorecer la modernización, especialmente de la administración central y provincial, como también de su cuerpo jurídico; superar los permanentes paros y huelgas que interrumpen el normal desenvolvimiento del proceso de enseñanza-aprendizaje.

En pocas palabras: en el Ecuador, en los años ochenta y noventa, las políticas educativas y sus correspondientes programas y proyectos, no han sido capaces de detener la tendencia histórica prevalente, tendencia que ha conducido a la disminución de los servicios educativos y al deterioro creciente de su calidad, a pesar de las buenas intenciones y esfuerzos, públicos y privados, nacionales e internacionales, que no han faltado. Esta tendencia descendente afectó a los propósitos y metas, incluso mínimas, del programa Educación para Todos.

En definitiva, estamos inmersos en una de las crisis educativas más agudas de los últimos cincuenta años.

¿Piensa Ud. que la Reforma última ha tenido sus aciertos?

La Reforma ha logrado algunos éxitos en cuanto a su objetivo básico: desarrollo del pensamiento. Por ejemplo, al haber convertido en eje transversal de los nuevos programas de educación básica, al desarrollo del pensamiento; haber implementado algunos cursos de capacitación a los docentes, y haber producido algunos documentos y materiales orientados al desarrollo del pensamiento.

¿Hay problemas que, de algún modo, son difíciles de resolver a pesar de la Reforma?

Por supuesto. La Reforma concentró sus recursos e interés en uno solo de los aspectos curriculares: los nuevos planes y programas para la educación básica, y quedaron en la orfandad algunas otras áreas, también requeridas de reforma, como por ejemplo: la económica y financiera, cuello de botella que permanece aún intocado; los textos y manuales también necesitados de revisión; las leyes y reglamentos de educación; la vinculación del sistema educativo con el sistema productivo del país, aún divorciados; la reforma del ciclo diversificado; la modernización de la administración central y provincial; la preparación de los docentes ya que nuestras facultades, por regla general, aún no desarrollan su tarea orientándola a la formación en desarrollo del pensamiento y valores de sus futuros egresados. Tampoco las tareas de capacitación y actualización del magisterio, en cuanto a desarrollo del pensamiento, han sido significativas ni en lo cuantitativo ni en lo cualitativo.

Ud. tiene un libro sobre la historia de la educación en el Ecuador. ¿Cree que la educación ha tenido un papel protagónico en el camino histórico de nuestro país o que las circunstancias históricas que éste ha vivido han ido marcando el ritmo de la educación?

Ni lo uno ni lo otro, entendido como tesis “metafísica”, a-histórica. Ni la educación hace la historia, ni la historia hace la educación, en abstracto. Habría que examinar, en cada momento de nuestro desarrollo histórico, si la educación jugó un rol importante para la transformación de la realidad o si ella más bien se alió a las fuerzas del pasado e impidió las transformaciones. La educación en el Ecuador ha sido en algunas circunstancias clave para dinamizar procesos de transformación del país y en otros momentos ha jugado un papel retrógrado.

¿Cómo se podría establecer una relación entre la actual coyuntura histórica que vive el país y los nuevos caminos que proyecta recorrer la educación? ¿hay intereses ocultos?

Los intereses nunca están ocultos. La dificultad nuestra para percibirlos es otra cosa. Existen muchos filtros distorcionadores, especialmente en ciertas capas, que han perdido su contacto con las bases, con las necesidades e intereses de las grandes mayorías, y han terminado sirviendo obsecuentemente a intereses y políticas extrañas, como las trazadas por algunos funcionarios responsables del control de las inversiones del Banco Mundial o del BID en los grandes programas de educación.

Es a ese nivel que los intereses ocultos juegan un especial papel y es nuestra tarea desenmascararlos, por su efecto nocivo para el desarrollo de la educación.

¿A qué piensa Ud. que se debe el hecho de confundir “educación cara” con “buena educación”. ¿Será que, a la larga, ‘a “buena educación” será posible sólo para quienes puedan pagar?

Los resultados últimos sobre rendimiento escolar establecen que mejor preparación están conquistando los niños y jóvenes de los establecimientos particulares que los de los centros fiscales, sin desconocer las excepciones del caso. Bajo una política de descuido de la educación fiscal, no es nada raro que sus resultados sean poco favorables para las mayorías ecuatorianas. La riqueza de todo tipo, en el Ecuador, se concentra cada vez más en menos manos y el Estado y la Sociedad Civil no han tenido el vigor necesario para virar esa tendencia, cada día más fuerte.

En el libro Innovaciones educativas en el Ecuador, de reciente aparición, se habla de varias experiencias llevadas a cabo a nivel educativo en los últimos tiempos en el país. ¿En qué sentido son “innovaciones”? ¿Tocan la médula de la educación en cuanto constituyen un real cambio que pueda inspirar las tareas educativas de cara al siglo XXI?

Es verdad que el macrodiscurso en educación, como en otros campos, está cargado de violencia y sin sentido. Por lo mismo es importante concentrar los esfuerzos en obras puntuales, como las recogidas en esa obra, cuyo espíritu no es más que mostrar trabajos que se sales del discurso tradicional educativo y plantea nuevas alternativas; tocan la médula de la educación y construyen bajo nuevas bases curriculares, administrativas, metodológicas,…

Filosofía para Niños podría entrar como una innovación. ¿Qué puede decirnos al respecto de este programa alternativo?

Mi primer acercamiento a la Filosofía para Niños se dio a partir de prejuicios y prevenciones. Juzgaba que era un absurdo pensar que los niños pudieran dedicarse a la filosofía en el sentido academicista tradicional. Conversaciones con técnicos colombianos dedicados a esta tarea, el examen de los materiales que se utiliza para el desarrollo del pensamiento y otras experiencias más, me han llevado a ver con buenos ojos lo que se puede hacer a fin de desarrollar, con las modalidades propias de cada edad, el pensamiento de los niños, sueño de la filosofía desde los griegos hasta el presente.

 



[1] Carlos Paladines es Doctor en Filosofía y experto en educación. Ha escrito innumerables trabajos sobre estos temas  tanto a nivel nacional como internacional. Hoy trabaja como investigador y Jefe de Proyectos Educativos en la Facultad de Pedagogía de la PUCE-Quito.


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