Periódico Verba Roja, Chile: 1919. Mujeres anarquistas del 1900.

 

Julia Arévalo.

"ARDUA TAREA

Es indudable que la clase trabajadora vive sumida en un marasmo tal que la hace insensible a las manifestaciones de su precaria vida.

La masa trabajadora azotada y befada, sufre cual acémila de carga todas las injusticias, todas las tiranías.

Cada vez más, aprovechando esta indiferencia, la clase capitalista aprieta el torniquete del suplicio donde se inmola eternamente el pueblo productor y sufriente.

¿Hasta cuando ha de perdurar este mutismo? ¿Hasta cuando los obreros han de seguir lamiendo la mano despótica del amo? ¿ Hasta cuando los obreros han de doblegar su frente vergonzosamente, esa frente digna y pura que no es afrentada, sino dignificada y noble por las rudas fatigas creadoras?

¿Hasta cuando ha de verse esa inmensa falange de niños andrajosos y demacrados, vergüenza y oprobio del siglo en que vivimos mendigando un miserable mendrugo? ¿Cuándo el obrero tendrá conciencia de lo que es y de lo que vale?

¿Cuándo su adormecido cerebro despertará a la vida y pensará como debe? ¡Ah! Para que esto suceda, cuanto hay que hacer! ¡Cuan ardua, lenta y llena de espinas es la senda a recorrer! ¡Tenemos que luchar con veinte siglos de ignorancia, de tinieblas! Esta es la obra nuestra, de nosotros, los anarquistas que venimos en esta sociedad como nuevos Quijotes a desfacer errores y enderezar entuertos.

Y nuestra obra será lenta, ser larga, pero irá horadando las conciencias, abriéndolas a la luz como el santo arado va horadando lentamente el vientre fecundo de la madre tierra. Y proseguiremos firmes en la brecha, aunque se nos arrojen piedras y burlas en el camino, hasta que volvamos a la vida esos cerebros adormecidos, amorfos.

Persistentemente arrojaremos sobre los indiferentes nuestros gritos de rebeldía y nuestra voz como airada saeta atravesará el ambiente para ir a derrocar el mal en su propio basamento.

En la ciudad y en el campo, de los grandes centros de población, como en el mísero desierto, iremos a sembrar la semilla que germinara porque es optima y la tierra es fecunda para el bien.

Mientras aliente en nuestro ser un átomo de vida, ella será para brindarla al bien, al amor, a la anarquía."