DIARIO LA AGITACIÓN. Chile: 1901. Mujeres anarquistas del 1900

Teresa Claramunt.

"DE MOLDE

Bárbaras son las leyes escritas por los hombres porque a una condición i regla someten todos los seres humanos sin tener en cuenta los diferentes temperamentos, educación, conocimientos, atavismo, etc. Esas leyes, faltas de lójica en su base, son un criadero de infamias e injusticias orijinando en la sociedad inquietudes sin cuento, de las cuales resulta un malestar jeneral. Los anarquistas, desligados de todo convencionalismo i perjuicio social, no aceptamos otras leyes que las de Natura, ya que ella, en su inmensa variedad, nos demuestra la unidad más compacta. Pero las ideas muertas tienen algún tiempo dominando en el individuo i he ahí el por qué muchas veces oigo aberraciones como las siguientes: "Yo era anarquista; pero desde el hecho del Liceo dejé de serlo". Es anarquista el hombre de talento o el que aspira a tenerle; el que empuña un puñal o un objeto destructor i atenta contra la vida del un prójimo, no debe llamarse anarquista, porque la Anarquía es el orden, es la vida, i el que comete un acto que produce víctimas no puede ni debe ser anarquista. Esos anarquistas que dejaron de serlo por tal o cual causa i esos otros que han forjado un molde para que de él salgan los anarquistas derechitos i perfectos, me hacen mucha gracia. Yo dejé de ser católica, no por las pillerías de algunos curas o jente católica, sino porque al tener uso de razón comprendí que el catecismo católico era mui inferior a mi moral i a mis aspiraciones i aunque todo los católicos fueran buenos yo sería atea. Soi anarquista porque no podría ser otra cosa mientras mi organismo funcione con la regularidad que ha funcionado hasta hoy. Siento amor sin límites, i la infame sociedad actual pone ante mi noble deseo una valla. Anhelo el goce, i solo dolor me rodea. Deseo la vida, i la muerte con su faz fría se presenta a mi vista. Lo bello, lo grande, me fascina, i por doquier veo fealdades, pequeñeces i miseria. Amo el trabajo por ser fuente de vida, i a los que trabajamos nos roe la anemia, las escaceses nos agobian, el hospital es nuestra recompensa. Creo posible una sociedad más justa, más bella, más humana, que hemos dado por llamar la sociedad anarquista, ácrata o libertaria, porque estos nombres significan no autoridad, base primordial de toda tiranía; por eso soi anarquista, ácrata o libertaria; i aunque todos los hombres que se titulan anarquistas cometieran mil crímenes a diario, continuaría yo llamándome tal con noble orgullo, aún ante un tribunal a lo Marzo, muriendo convencida de la pureza del ideal, convencida a la vez que los crímenes perpetrados son resultados de la sociedad actual, porque todos somos hijos del ambiente que nos rodea, i en una sociedad tan corruptora, todo crimen tiene clara esplicación i hasta su justificación.

¿Qué diríamos del naturalista que lo fuese tan sólo en los hermosos días de primavera o en la época que el sol de estío ha dorado los sabrosos frutos del campo, o en la noche serena i apacible que convida al goce? Le diríamos insensato, porque las revoluciones atmosféricas que producen el rayo i la centella por el choque de dos corrientes eléctricas, son para la vida de los campos tan útiles como los hermosos días de primavera, el sol de estío i las noches serenas i apacibles. Seamos anarquistas en la buena i en la mal fortuna si queremos ser dignos del ideal i naturalistas de verdad."