USA: la fecundación artificial como negocio
Tiene más de negocio que de Medicina
(aceprensa)
Para las 40.000 parejas estadounidenses que recurren anualmente a la
fecundación artificial, estas técnicas constituyen una tabla de salvación en la
que generalmente depositan demasiadas esperanzas. Newsweek (4-lX-95) ha
publicado un reportaje muy crítico sobre la industria de la reproducción, a la
que acusa de no ser clara con el público respecto a las posibilidades de éxito,
así como de apresurarse a aplicar métodos insuficientemente experimentados y
sin conocer los posibles efectos secundarios. En cuanto a los clientes, la
revista compara la actitud de muchos con la obsesión del ludópata, que prefiere
seguir jugando y perdiendo dinero antes que retirarse sin obtener premio.
De las técnicas de reproducción artificial, la más extendida es la
inseminación, de la que anualmente se realizan en el país 600.000 operaciones,
con un 10% de éxito. El precio medio es de 300 dólares, contando con que se disponga
de semen de un donante. La fecundación in vitro es mucho más cara (entre 6.000
y 10.000 dólares), y se practica en unas 27.000 mujeres al año. La baja tasa de
éxito y la frecuente falta de un diagnostico preciso sobre las causas de
infertilidad lleva a muchas parejas a repetir el proceso una y otra vez, sin
que los especialistas les aconsejen abandonar. Las clínicas no ofrecen datos
claros y concordantes; pero, según un estudio de 1992, las posibilidades de
embarazo descienden progresivamente: del 13% en el primer intento, al 10,7%,
6,9% y 4,3%, respectivamente, en los tres siguientes.
Una de las explicaciones posibles del frecuente fracaso de este
método es la disfuncion producida en el útero al insertar el cigoto. De ahí que
se haya empezado a experimentar también con técnicas similares que conducen los
gametos o cigotos a las trompas de Falopio. Después de más de cinco años de
experimentos, los pocos estudios rigurosos que comparan los nuevos métodos con
la inseminación intrauterina no han encontrado grandes diferencias. Con lo que
los especialistas no se ponen siempre de acuerdo a la hora de decidir qué
método surtirá mejor efecto en cada mujer. Mientras, la industria de la
infertilidad se encarga de inventar y ofrecer nuevos procedimientos solo superficialmente
diferentes de los conocidos, como detergentes que se distinguen por sus
diversas fragancias, al decir de Newsweek.
En 1993, las 276 clínicas pertenecientes a la Sociedad Americana de
Medicina Reproductiva iniciaron 41.209 procedimientos de reproducción asistida,
de los que nacieron 8.741 bebés (21,2%). En total, desde 1981 han nacido en
Estados Unidos más de 40.000 niños engendrados por estos métodos. Detrás de
cada uno hay muchas pruebas, mucho dinero gastado y muchos otros niños que no llegan
a nacer.
Normalmente, las mujeres que acuden a las clínicas especializadas
tienen menos de 35 años; una amplia mayoría (84%) tienen menos de 40 años.
Según datos de 1992, a partir de esa edad, y si el padre no es estéril,
culminan en parto sólo el 7,2% de los intentos (4,9% cuando ambos cónyuges
tienen problemas de infertilidad).
Se desconocen los efectos a largo plazo de las técnicas de
reproducción artificial. De momento, parece que un importante porcentaje de
mujeres sometidas a inseminación —las clínicas no ofrecen datos exactos— sufren
abortos espontáneos.
Por su parte, bastantes clínicas juegan con las cifras y dicen que,
de las parejas sanas, sólo el 20% logran concebir en un mes, lo que supone una
tasa de éxitos un poco superior a la que registra la reproducción artificial.
Lo que no dicen es que el 90% de las parejas sanas consiguen un embarazo en el
plazo de un año, mientras que los sucesivos intentos con la FIVET dan una
probabilidad cada vez menor.
Según Newsweek, el descontrol de la industria reproductiva es
posible, en buena parte, a que estas técnicas, a diferencia de los
medicamentos, no necesitan la aprobación de las autoridades sanitarias.