Francisco José Ramiro García
POSIBILIDADES
TÉCNICAS ACTUALES PARA LA PROCREACIÓN 2
1. La esterilidad o infertilidad
2. Actuación frente a la esterilidad
3. Antes de acudir a la Reproducción Asistida
El aspecto de sufrimiento físico y psíquico.
Bancos de semen, óvulos y embriones.
La inseminación artificial puede ser homóloga o
heteróloga
Complicaciones y contraindicaciones
Los problemas reproductivos
se clasifican en dos grandes grupos, según la nomenclatura aprobada por los
Comités de Estudio de Fertilidad en el ámbito internacional:
a)
esterilidad, que es la incapacidad para tener gametos (óvulo y
espermatozoides) que realicen en forma adecuada la fertilización (La
penetración del espermatozoide en el óvulo).
b)
infertilidad, que es la incapacidad para obtener un hijo vivo a pesar
de que haya acontecido la fertilización y la implantación (la anidación del
huevo en el útero o matriz).
Sin embargo, como con
frecuencia ambos términos son utilizados con el mismo significado de no
fecundidad, también nosotros Los utilizaremos indistintamente. La infertilidad
o la esterilidad se dicen en relación con la fertilización. La fertilización
es el proceso por el que se unen los gametos masculino y femenino dando lugar
al embrión, que tras implantarse en el endometrio del útero materno y
desarrollarse a los nueve meses, verá la luz y tendremos un bebé. Para que este
proceso se desarrolle normalmente deben concurrir tres circunstancias:
1. Que se den
espermatozoides capacitados para fecundar.
2. Que esté
preparado un óvulo.
3. Que el espermatozoide
llegue al encuentro del óvulo y se una a él fertilizándolo, y el nuevo ser
pueda recorrer el camino que le lleve a anidar y desarrollarse para nacer en el
tiempo adecuado.
Veamos las posibilidades que
se dan para que este proceso quede interrumpido y nos encontremos con la
situación de infertilidad —también llamada esterilidad—. Hay que advertir que
en algunos casos se trata de una dificultad temporal, que pasa tras un periodo
de tiempo. También conviene advertir que puede darse después de tener algún
hijo. En todos estos casos conviene acudir a especialistas que estudien la
causa que produce esta infertilidad, teniendo en cuenta que aproximadamente en
el 10-15 % de los casos se puede hablar de una esterilidad de causa desconocida
o sin causa aparente.
Se puede afirmar que el 40 %
de los casos de infertilidad en una pareja pueden ser atribuidos a infertilidad
en el varón, aunque por otra parte en una tercera parte de estos casos no se
pueda encontrar una explicación para ese problema.
El origen de estas causas
puede ser muy diverso: genéticas, congénitas (p. ej. la criptorquidia, donde
uno o ambos testículos no bajan durante el desarrollo fetal hacia la bolsa
escrotal y permanecen en el abdomen), hormonales (p. ej. alteraciones en el eje
hipotálamo-hipófisis), infecciosas, exposición a agentes físicos (temperaturas
elevadas, radiaciones) o químicos (fármacos, drogas), varicocele (varices en
el testículo), y estrés emocional.
La situación final con la
que podemos encontrarnos es que, o bien no se disponga de espermatozoides, o
bien estos no alcancen a recorrer su camino hacia la mujer. Haciendo un esquema
podemos distinguir las diversas causas que pueden producir esterilidad en el
varón:
a) Alteraciones en los
espermatozoides: No se producen suficientes espermatozoides.[1]
No tienen suficiente movilidad para llegar a producir la fecundación.[2]
Un tercer caso surge cuando en la eyaculación no hay suficientes
espermatozoides maduros que puedan llegar a la fecundación.[3]
El cuarto caso de infertilidad puede surgir cuando se han roto las barrenas
naturales que separan la sangre del semen, y los gametos son dañados por la
acción de los anticuerpos inmunológicos que transporta la sangre, quedando
incapacitados para fecundar el óvulo.
b) Alteraciones en los
conductos: La mayor parte de ellas son congénitas: los conductos por los cuales
el semen progresa hacia la uretra están disminuidos en su calibre o ausentes.
Una causa de esterilidad secundaria muy frecuente es la vasectomía quirúrgica
realizada para provocar la esterilidad. Esta, sin embargo, normalmente es
reversible.
c) Alteraciones seminales: Un primer grupo
esta relacionado con algunas formas de diabetes, con la ingestión de
medicamentos que afectan la conducción de las fibras nerviosas, con cirugías
en el cuello de la vejiga o con tratamientos quirúrgicos por cáncer testicular
que obligan a resecar nervios. Todo lo anterior hace que los músculos del
cuello vesical que deben contraerse durante el coito para que el semen vaya
hacia la uretra, no sean capaces de hacerlo; con ello el semen va hacia el
interior de la vejiga (eyaculación retrograda). Las otras causas son más
frecuentes que las anteriores. Incluyen infecciones del tracto reproductor
(básicamente próstata) y la presencia de sustancias que se depositan sobre los
espermatozoides provocando que se adhieran entre sí (anticuerpos antiesperma).
d) Alteraciones del coito: Los trastornos
eyaculatorios como impotencia, eyaculación precoz o alteraciones anatómicas de
la uretra (hipospadias) no permiten el depósito del semen en la vagina.
Otro 40 % de los casos de
infertilidad tiene sus causas en la mujer. Las causas de infertilidad en la
mujer son también numerosas, y con mayor variación que en el caso del varón.
Esto se explica por la mayor participación de la mujer en el proceso de
procreación. En ella se lleva a cabo no sólo la producción de su célula
germinal (el óvulo), sino que además se realiza también la fertilización y la
implantación del embrión. Las causas de la esterilidad se pueden agrupar según
el esquema siguiente:
a) Factores endocrinos, que
afectan el ciclo menstrual y la ovulación: Los trastornos ováricos son
la causa más frecuente de infertilidad femenina. Sin ovulación (expulsión de un
óvulo desde el folículo ovárico maduro), no puede haber ni fecundación ni
embarazo. Los trastornos ováricos se caracterizan fundamentalmente por la falta
completa de ovulación (anovulación) o por una ovulación infrecuente, irregular
o de ambos tipos.[4]
b) Factores cervicales,
factores tuboperitoneales y uterinos. Las anomalías del cuello
uterino que pueden producir infertilidad son: problemas anatómicos, infecciones
cervicales y aliteraciones de la calidad del moco. de hecho, el revestimiento
mucoso del cuello desempeña un papel importante, ya que facilita el progreso de
los espermatozoides por el aparato genital. Durante el ciclo menstrual, este
moco cambia de cantidad y calidad bajo la influencia de las hormonas estrógenos
y progesterona. Los tumores benignos o las cicatrices importantes de la pared
uterina pueden asimismo contribuir a la infertilidad.
c) Factores inmunológicos. Los factores
inmunológicos también intervienen en la infertilidad, aunque por el momento
resulta difícil diagnosticarlos y más difícil aún tratarlos. Pueden afectar a
los dos miembros de la pareja; en el moco cervical de la mujer pile-den
encontrarse anticuerpos frente a los espermatozoides e incluso el varón, como
hemos visto, puede producir anticuerpos frente a sus propios espermatozoides.
d) Otros. Las trompas de
Falopio pueden estar obstruidas de forma total o parcial, dificultando o
impidiendo la llegada de espermatozoides hasta el ovocito. Las oclusiones
pueden ser producidas por diversos factores como son las infecciones, la
endometriosis [5] o las
adherencias que se forman tras una intervención quirúrgica. Las lesiones de
este tipo pueden bloquear las trompas de Falopio o alterar la función
ovulatoria. También pueden provocar dolor y causar amplias lesiones que conducen
a la infertilidad (alrededor del 70 % de las mujeres con endometriosis son
infértiles). además, las trompas pueden resultar dañadas por un embarazo
ectópico.
¿Cuándo se puede pensar en un
problema de infertilidad? Es común considerar un período de entre uno y tres
años haciendo vida marital para que, en condiciones normales, si no se ha
producido una concepción, se plantee acudir a especialistas para hacer los
estudios pertinentes. En el caso de mujeres de más de 30 años, es aconsejable
acudir después de los primeros seis meses.
Se calcula que el 10 % de
las parejas con fertilidad normal no conciben durante el primer año en que lo
intentan, y que el 5 % no lo consiguen en los 2 primeros años. Después de 3
años de infertilidad no deseada, las posibilidades de que se produzca
espontáneamente la concepción bajan considerablemente, por lo que es muy
conveniente la realización de las pruebas médicas adecuadas para intentar
conocer las causas de esta esterilidad.
Los especialistas siguen
diversos protocolos [6],
que van desde los aspectos anatómicos, hasta los análisis de los gametos. de
todas formas no es que tengan que llevarse a cabo todas las pruebas, porque a
veces lo que se hace es provocar distintas estimulaciones y comprobar de nuevo
la esterilidad, y de esta forma avanzar mediante ensayos. O sea, se procede por
etapas: cuando una no da resultado, se pasa a la siguiente.
Conviene enfrentarse con
estos análisis teniendo en cuenta varios aspectos:
1. La infertilidad es una crisis de tipo muy profundo. Amenaza varios
aspectos de la vida del matrimonio; no solo la relación mutua de sus miembros,
sino también a cada uno de ellos por separado, y amenaza también la seguridad
en uno mismo, las esperanzas de futuro y la relación de cada uno con los
padres, los amigos y los compañeros. Pocas crisis constituyen un desafío tan
grande y son tan arrolladoras [7].
Conviene que la afronten ambos esposos en común y que busquen también las
soluciones en común.
2. La terapéutica de la infertilidad es en la actualidad sumamente
satisfactoria. Sin embargo continúa habiendo un porcentaje de situaciones en
las que a pesar de los exámenes la causa de la esterilidad sigue siendo
desconocida [8]. La
aceptación de esta posibilidad ayuda a matizar la esperanza con la que se acude
a los especialistas, y por tanto situar en una posición más real el deseo de la
concepción. Se debe evitar colocar el deseo de tener un hijo como algo de lo
que el matrimonio no puede prescindir, porque podría llevar a situaciones sin
salida. Se debe contemplar siempre la posibilidad de acudir a la adopción o
aceptar una vida sin hijos.
3. Algunas de las pruebas exigen tiempo y una gran paciencia, y pueden
resultar poco agradables. Los estudios médicos para determinar la causa de la
infertilidad pueden ser penosos y provocar ansiedad. Es frecuente que las
parejas sientan que las exploraciones médicas invaden y dirigen sus vidas. Por
ello debe ser muy firme el motivo por el que se acude a ellas [9].
4. Se debe conocer al profesional al que se piensa acudir, este
conocimiento se refiere por supuesto a su calificación profesional, cosa que se
suele tener en cuenta, pero también a su concepción de la medicina. No es lo
mismo acudir a un especialista que contempla el cuerpo humano bajo su aspecto
biológico exclusivamente, que ir a uno que tiene en cuenta que sus pacientes
son personas corporales, y que por tanto tendrá en cuenta que las pruebas o los
remedios que dugieran se realizan a personas. En el primer caso el cuerpo es
contemplado como lo sería el cuerpo de cualquier animal, y eso tiene
consecuencias practicas en el trato que se le da o en los remedios que se
sugieren.
Una vez realizado lo
anterior, se podrá aplicar el recurso terapéutico especifico para cada factor.
En todo caso, el diagnóstico es un primer paso esencial para determinar el plan
terapéutico a seguir. Además de la causa de esterilidad propiamente dicha,
pueden influir en la elección del tratamiento otros factores, como la edad de
la mujer o los problemas compartidos por ambos miembros de la pareja. Son
varias las opciones que pueden ofrecerse a las parejas, dependiendo dci tipo de
infertilidad que se haya diagnosticado. Es más, para un mismo tipo de
infertilidad los remedios pueden ser de diversos tipos, y será conveniente
analizar las ventajas de cada solución, en su globalidad, es decir teniendo en
cuenta que estamos hablando de personas humanas y no de animales de
laboratorio o de granja. Las soluciones se pueden agrupar en tres apartados:
suministro de fármacos, acciones quirúrgicas, y otras de ayuda a la
reproducción.
Conviene por último hacer un
llamamiento para que se estudie con mayor intensidad las causas de la
infertilidad. Todavía es muy grande la esterilidad “idiopática”, sin causa
conocida. Puede existir la tentación de buscar la solución fácil: actuar
mediante una invasión de técnicas supletorias, intentando que alguna produzca
la procreación. Pero no se puede olvidar que lo que más se desca, y lo más
propiamente humano, es poder engendrar al hijo con la mayor “normalidad”
posible. Quizás si se estudia más el proceso reproductor, se estará en
condiciones de ayudar a que alcance su fin, y se vencerá la tentación de
sustituirlo por la técnica que es más fácil al hombre.
La
espectacularidad de la reproducción asistida o de la fecundación in vitro ha oscurecido un aspecto
fundamental: las técnicas que se están utilizando con más frecuencia en la
reproducción asistida son técnicas no curativas sino supletorias. Es decir, se
trata de técnicas que no van a la causa de la esterilidad para suprimirla, sino
que la soslayan; buscan directamente conseguir los resultados que la esterilidad
impide, sin atender a que el camino para llegar a ese resultado pueda ser bueno
o no.
Esta realidad está
produciendo, además, dos situaciones en las se que se va arrinconado cada vez
más el papel del hombre y la mujer en la procreación, dejándola en manos de
técnicos y de máquinas:
1. Ha disminuido la investigación sobre las causas de la esterilidad en
el hombre y en la mujer. Es más, cuando se descubren algunas, por ejemplo el
mecanismo de anidación del embrión en el endometrio (en 1999), la utilización
en la que se piensa es la posibilidad de obtener las sustancias químicas que
impidan esa anidación, de tal forma que tengamos métodos abortivos con menos
efectos secundarios.
2. Cada vez tiene menos papel el hombre o la mujer en el proceso de la
procreación. En algunas mentes se reduce a suministradores de gametos, y a lo
sumo, en el caso de la mujer, a ser receptáculo para desarrollar el embrión
hasta su nacimiento, mientras se sueña con el útero artificial.[10]
Sin entrar todavía en su
valoración moral, conviene tener en cuenta algunos aspectos de los que no se
suele hablar cuando se trata de la “Fivet” (fecundación in vitro):
Es frecuente conocer algún
caso de éxito en el uso de esta técnica. Los nuevos padres suelen hablar de él
como algo casi mágico. Y eso es cierto porque resulta un gran acontecimiento
el nacimiento de una nueva vida. Sin embargo no se suelen conocer los casos en
que esta técnica resulta un fracaso. No hablan de ello las parejas que no
consiguen tener un hijo porque tienen la sensación de fracaso; ni las
organizaciones clínicas, porque hablar de los fracasos reales viene mal a la
propaganda de su empresa. Es cierto que las estadísticas varían, y además
frecuentemente, de unas técnicas a otras. Por eso, ciñéndonos solamente a este
aspecto, antes de acudir a ellas conviene asesorarse bien, y además conocer con
detalle la explicación de los datos.
Nos encontramos con la
demanda profunda de algo muy valioso: un hijo. Es natural que exista la posibilidad
de que por algunos se conciba la respuesta a esta demanda como un negocio con
grandes posibilidades de beneficio económico. Estamos hablando de costos que
se hacen muy caros [11],
y, como los procesos muchas veces hay que repetirlos, al final las cantidades
que hay que desembolsar pueden llegar a ser muy importantes.
Algunos centros médicos lo
llaman “la ruleta emocional”. Conviene conocer que aunque se trabaja para que
cada día suponga menos sufrimiento físico, todavía estamos hablando de
soluciones médicas dolorosas y que se prolongan en el tiempo. Además hay que
contar con el sufrimiento psíquico producido por la fuerte expectativa, la
frecuencia de los fracasos, y la prolongación en el tiempo.
Conviene, pues, hacer un
llamamiento a la cordura a la hora de embarcarse en cualquiera de estos
procesos. Como primera medida, antes que nada seria sensato procurar un
estudio a fondo de los motivos de la esterilidad en esta pareja concreta. Es
cierto que a veces no es fácil determinar las causas, pero también lo es que no
se puede caer en la tentación de pasar precipitadamente “a la acción” y acudir
al uso de estas técnicas, cuando con un poco de paciencia se puede llegar a una
mejor solución en todos los aspectos.
En concreto, no se pueden
dejar de lado dos caminos que sí buscan atajar las causas de la esterilidad:
-
Un mayor conocimiento del ciclo ovulatorio de la mujer, junto con la
estimulación ovulatoria que facilite la presencia de óvulos maduros en el
momento de realizar el acto conyugal.
-
El recurso a la microcirugía tubárica. La extensión del uso de
técnicas de reproducción asistida ha ocultado el desarrollo que ha tenido esta
técnica que repara de forma permanente los mecanismos reproductores y permite
la concepción de forma normal. Las causas que pueden producir una patología
tubárica, enfermedades en las trompas, son fundamentalmente inflamaciones, adherencias
y cicatrices. También está el caso de mujeres con ligaduras de trompas que
querrían recuperar su fertilidad. Los resultados en éxitos [12]
de embarazos con estas técnicas están siendo el doble que mediante la
fecundación in vitro.
Fuera
del caso
de clonación, la fecundación sexual siempre se produce por la unión del gameto masculino
—espermatozoide—, con el gameto femenino —óvulo—. Por esto Lo primero que
tenemos que estudiar es cómo se obtienen estos gametos tanto para posibles
análisis sobre fertilidad, como para llevar a cabo técnicas de reproducción
asistida.
Conviene conocer la
diversidad de estas técnicas porque como ya hemos advertido varias veces
estamos hablando de la procreación que da lugar a personas humanas, y de la
obtención de gametos cuya aparición va ligada a la actividad sexual, y no de
unos animales cualquiera, sino de unas personas humanas que mediante el sexo
expresan su amor. Estas consideraciones y su aceptación o no ayudan a tener una
visión más clara de La conveniencia de usar unas técnicas u otras.
Obtención de los oocitos
Aunque normalmente los
oocitos se obtienen tras una hiperestimulación ovárica controlada, si esto no
se puede llevar a cabo por cualquier motivo [13],
también se pueden recoger los óvulos producidos en una ovulación normal.
La hiperestimulación ovárica
controlada [14] permite
conocer en qué momento se debe realizar la recolección de oocitos. Además, esta
técnica permite una buena respuesta por parte del ovario; si en un ciclo femenino
espontáneo, se consigue el desarrollo de un oocito maduro, este tratamiento
hormonal consigue la madurez de muchos más.
Cuando uno de los folículos que se desarrollan y maduran, llamado folículo
dominante, alcanza los 20 mm. de diámetro, se provoca la ruptura folicular [15].
En este momento se realiza la extracción de los oocitos, procurando capturar el
mayor número posible de células maduras.
También pueden utilizarse
otros protocolos de hormonas. Cada equipo medico prefiere el protocolo que
maneja mejor, teniendo en cuenta los resultados de la hiperestimulación y de
los embarazos conseguidos y la madurez de los oocitos (el porcentaje de
abortos es menor cuando los oocitos son más maduros). Otros criterios de
selección del protocolo son el precio y la sencillez. La simplificación de las
técnicas de hiperestimulación ha permitido su realización en centros
sanitarios que están peor dotados.
El seguimiento del
desarrollo folicular se hace utilizando la ecografía [16]
y los niveles plasmáticos de estradiol. En un ciclo ovulatorio
espontáneo, la concentración de estradiol empieza a elevarse en la fase
medio-folicular, y alcanza los valores más altos en la fase preovulatoria. En
este momento, la calidad del moco cervical se modifica y las células vaginales
de recubrimiento adoptan unas características típicas. La ecografía suele
realizarse cuando la concentración de estradiol es adecuada [17]
y el moco cervical y el aspecto de las células vaginales son típicos de
la fase preovulatoria.
Recogida de los oocitos
Las primeras recogidas de
oocitos se hicieron con laparoscopia o con laparotomía. El primer catéter
específico para llegar al ovario través del útero aparece en 1986. Es un
catéter con una sección de diámetro menor de lo usual y lo suficientemente rígido
para que se pueda guiar. La cateterización con este instrumento dura menos
tiempo y también sirve para llegar a las trompas en el momento de hacer la
transferencia. El catéter se puede introducir a través de un histeroscopio —con
una leve incisión corporal— o puede ser una cateterización transvaginal —más
novedosa—. Para poder guiar el catéter desde fuera del cuerpo de la mujer y
conseguir meterlo en las trompas de Falopio se utilizan los avances de la
técnica ultrasonográfica. Hoy, gracias a la cateterización transvaginal se
puede recoger los oocitos de Los ovarios y transferir después los gametos a las
trompas de Falopio por la vagina, sin necesidad de hacer incisiones
quirúrgicas, ni de usar el histeroscopio. La cateterización transvaginal tiene
menos riesgos de infecciones y de las demás complicaciones de toda cirugía y es
menos molesta que la cateterización mediante uso de la histeroscopia. No
necesita hospitalización y basta anestesia local o sólo algún relajante.
Valoración y cultivo de los
oocitos
Una vez que los técnicos han
recogido los oocitos, analizan su
madurez, separan los que son inmaduros y los que tienen alteraciones
cromosómicas. Los oocitos seleccionados se ponen en un medio de cultivo
adecuado, que les aporta los nutrientes necesarios para su conservación hasta
el momento de la transferencia. Algunos laboratorios añaden suero materno.
Otros medios de cultivo son enriquecidos con los factores que contiene el
fluido folicular. Si se sabe que la mujer tiene en el plasma anticuerpos contra
los espermatozoides del varón no se debe añadir esta sustancia, porque se
piensa que esos mismos anticuerpos estarán en el liquido folicular.
Complicaciones en la
obtención de los oocitos
La técnica que acabamos de
describir puede tener complicaciones por el llamado “síndrome de
hiperestimulación ovárica”. Esta situación se caracteriza por la producción de
cantidades elevadas de estrógenos, que causan alteraciones circulatorias. Las
pacientes pueden desarrollar hipertensión capilar que conduce a la aparición de
ascitis que, sí es grave, puede producir insuficiencia
renal. En el 0,1-0,2% de las estimulaciones ováricas controladas se produce un
síndrome de hiperestimulación muy intenso [18]
y que acarrea fenómenos trombóticos, distress
respiratorio del adulto y alteraciones hepáticas.
En segundo lugar, los
cánceres son más frecuentes en las mujeres sometidas a hiperestimulación
ovárica: el exceso de estrógenos es un factor que facilita el desarrollo de
cánceres de mama y cánceres hormono dependientes en el aparato genital de la
mujer.
Otra fuente de
complicaciones es el manejo del instrumental en los momentos de la extracción
de los oocitos, que puede acarrear lesiones a la mujer: la complicación
quirúrgica más frecuente y más grave es la infección quirúrgica. A la infección
se añaden los riesgos derivados de la anestesia y del pneumoperitoneo
requeridos para la laparoscopia. [19]
Obtención de los
espermatozoides
Las posibilidades técnicas
para la recogida de los espermatozoides
son numerosas, y la puesta en práctica de unas u otras depende de las
exigencias morales y de la fertilidad del varón.
Una práctica muy habitual es
recoger el semen producido en una masturbación. Sin embargo este modo, en la
práctica, resulta un tanto ofensivo, inmoral y con una carga grande de
ansiedad. Otra posibilidad muy fácil de realizar, y sin los inconvenientes
mencionados, es usar un preservativo permeado, del cual se recoge una parte
del semen depositado en el acto conyugal.
Es conveniente que el varón
se abstenga de actividad sexual los tres días anteriores al día de la obtención
del semen.
En los casos de esterilidad
masculina por eyaculación retrógrada, se puede recoger el semen que ha ido
hacia la vejiga urinaria, cateterizándola o separando los espermatozoides
presentes en la orina de la primera micción después del coito (o de la
masturbación). El aislamiento de los espermatozoides se consigue centrifugando
la orina recogida. de esta manera, se intenta conseguir un mínimo de un millón
de gametos masculinos, con un 30% o más de espermatozoides móviles. Según
algunos autores, es mejor utilizar la orina de la micción posterior al coito,
que la obtenida por cateterización de la vejiga tras realizar una
masturbación, por haber menos riesgos de infección en las vías urinarias y por
ser menos vergonzante.
En los casos de esterilidad
por ausencia de eyaculación se intenta provocar la emisión de espermatozoides
aplicando al paciente un estímulo vibratorio o electroestimulación rectal. de
ésta manera, los espermatozoides salen hacia el conducto deferente en la unión
epididimaria, de donde se recogen mediante una cateterización realizada previamente.
Esta cateterización se ha usado en algún paciente con lesión medular que
impedía la realización del acto conyugal.
En los casos en que el varón
presenta alteraciones congénitas (p. ej., ausencia de conducto deferente), que
impiden el paso de los espermatozoides en el momento de la eyaculación, puede
recurrirse a técnicas micro quirúrgicas que permiten recuperar los espermatozoides
directamente del epididimo (área del testículo en la que los espermatozoides
maduran y se almacenan) o incluso del propio testículo.
En los casos en que no se
encuentran espermatozoides en el epidídimo o en ausencia de éste, es aún
posible obtener espermatozoides mediante extracción testicular. La técnica
consiste en hacer una biopsia del testículo y recuperar los espermatozoides del tejido testicular.
Valoración y cultivo de los
espermatozoides
A continuación, en una
muestra del semen se estudia la morfología de los espermatozoides. Los
parámetros del semen que tienen mayor valor predictivo del éxito de la técnica
son: la morfología, la motilidad de los espermatozoides, y su concentración.
También se debe valorar la reacción acrosómica, es decir, la capacidad de
penetrar el espermatozoide en el óvulo. En caso de que el semen no sea normal,
puede tratarse para mejorar sus condiciones antes de proceder a la
transferencia.
La preparación del semen se
perfecciona gracias a la técnica de lavado y centrifugado de los
espermatozoides con antibióticos. Al añadir los antibióticos durante este
proceso, se eliminan los microorganismos que se encuentran en el liquido
seminal, que son la causa de la infertilidad en algunos varones y que podrían
provocar infecciones pélvicas en la mujer. Sin el lavado con antibióticos, las
bacterias del liquido seminal dañan algunas estructuras de los espermatozoides [20].
Mediante técnicas de congelación
es posible conservar los gametos que se obtienen. Sirven para posibles
repeticiones de una técnica —en caso de fallo—, y para futuras donaciones. Se
llega así a la existencia de los llamados “bancos de semen”. Prácticamente se
trata de conseguir semen de donantes que estén en buen estado de salud, para lo
que se hacen las pruebas pertinentes. He aquí uno de los ejemplos más claros de
la deshumanización a que pueden llevar estas técnicas, en el que de hecho se
considera al donante como semental, que es más apreciado en la medida en que
posee mejores condiciones biológicas [21].
Cuando se produce la donación, el padre biológico permanece anónimo (se pone
como condición de todo el proceso).
También es frecuente el caso
de banco de embriones, debido a que en la fecundación in vitro es fácil producir mas embriones de los necesarios para
ese ciclo, y se congelan para uso posterior. Uso que puede ser reproductivo,
de investigación, farmacológico, o incluso cosmético. Los embriones se
conservan a —196 °C (más de 175 grados centígrados bajo cero). En el proceso
de descongelación se pierden el 50% de estos embriones. Aunque no hay cifras
exactas en España, a finales de 1999 se calcula en unos 30.000 el número de
embriones que existen en diversos bancos.
El caso de óvulos es menos
frecuente porque tanto su obtención en número mucho menor, como la dificultad
de su obtención, hace que con frecuencia cuando se acude a la donación se
utilicen los que se obtienen directamente de la donante.
La inseminación artificial
es un procedimiento utilizado en los programas de reproducción asistida como
primera alternativa en el manejo de las parejas estériles (cuando hay al menos
una trompa uterina permeable) que no hayan logrado un embarazo tras la
aplicación de tratamientos convencionales tendentes a la corrección de los
factores causales de esterilidad.
Los objetivos principales de
la inseminación artificial son:
-
asegurar la existencia de óvulos disponibles;
-
acercar los espermatozoides al óvulo en el aparato genital femenino;
-
mejorar e incrementar el potencial de fertilidad de los espermatozoides
realizando una serie de procedimientos de laboratorio al semen eyaculado,
llamados en conjunto “capacitación espermática”.
La
capacitación espermática emplea una serie de técnicas de lavado con
soluciones espaciales o con gradientes de diferentes densidades que eliminan
del eyaculado restos celulares, bacterias, leucocitos, espermatozoides muertos
y lentos, secreciones seminales; al mismo tiempo se selecciona y concentra la
población de espermatozoides más fértiles en un volumen aproximado de 0.5 ml.,
que se introduce en el útero aumentando con ello las posibilidades de
fecundación.
La inseminación artificial
se realiza en aquellas parejas que no han podido llegar al embarazo debido a
que:
-
la mujer tiene algún problema en el cuello del útero como: alteración
en el moco cervical, presencia de anticuerpos (antiesperma),
estenosis (estrechez), secuelas de conización, tratamiento con láser o
criocirugía, etc.;
-
el hombre muestra aliteraciones en el semen como son: disminución del
número de espermatozoides y/o de su movilidad, disminución en el volumen del eyaculado,
aumento excesivo en el número de espermatozoides, malformaciones anatómicas de
su aparato reproductor, o alteraciones funcionales de la eyaculación
-
la pareja presenta una esterilidad inexplicable (aquella en que todos
los estudios demuestran normalidad pero no se logra la fecundación)
Aunque el uso habitual de
los términos “homólogo” y “heterólogo” suele hacerse refiriéndose a la especie,
hay un acuerdo común para utilizar esta terminología para distinguir el caso
en que los donantes formen matrimonio, o al menos una unión estable, de cuando
no es así. La inseminación artificial homóloga es aquella donde se utiliza el semen de la pareja. La inseminación
artificial es heteróloga cuando se utiliza semen de un donante (semen congelado
de banco); se acude a ella cuando el varón no tiene espermatozoides o cuando es
portador de alguna enfermedad hereditaria, y en algún caso más atípico (p. ej.,
de lesbianas). (No se recomienda usar semen fresco de donante desconocido por
el riesgo de contraer el SIDA).
Una vez lograda la
fecundación, el desarrollo del embarazo es normal; el riesgo de que ocurra un aborto, un parto prematuro o un bebé con una
malformación congénita es el mismo que en un embarazo obtenido por coito
vaginal normal.
Dependiendo del sitio donde
se deposite el semen la inseminación artificial puede ser intravaginal,
intracervical, intrauterina, intraperitoneal o intratubaria.
Con la inseminación
intrauterina se obtiene la mejor tasa de embarazo, entre el 20-25% de
probabilidades de embarazo por intento. Ateniéndose a esta cifra, se suelen
recomendar cinco ciclos consecutivos de inseminación artificial para agotar
las probabilidades de éxito.
Para incrementar el
porcentaje de éxito se recomienda aumentar la cantidad de óvulos en el tracto
genital femenino estimulando los ovarios con medicamentos que inducen ovulación
múltiple (estimulación ovárica). El seguimiento folicular indicará el momento
de la ovulación y el día óptimo para la inseminación.
En la inseminación homologa
se recomienda a la pareja una abstinencia sexual en los 3 días previos con el
objeto de maximizar la calidad de la muestra seminal en número y calidad de los
espermatozoides.
La técnica de capacitación
espermática se selecciona según la calidad de la muestra de semen. Tiene una
duración de hasta 2 horas y debe iniciarse a los 30 minutos después de obtenida
la muestra. Cuando la muestra capacitada está lista para la inseminación se
deposita en un catéter especial conectado a una jeringa; la paciente se coloca
en posición ginecológica, se aplica un espejo vaginal estéril para localizar el
cérvix (igual que en una exploración vaginal de rutina) y por su orificio se
introduce el catéter hacia el interior del útero y se deposita el semen
capacitado (inseminación intrauterina). Si el caso lo precisa, se puede
depositar también semen capacitado en el interior del cérvix (inseminación
intracervical). El catéter se retira lentamente y se deja a la paciente en
reposo 20 minutos, concluyendo así el procedimiento. Se indica reposo relativo
al día siguiente y coito vaginal. Se recomienda administrar algún medicamento
progestágeno para ayudar a la implantación del embrión.
La inseminación artificial
presenta un índice muy bajo de complicaciones, y éstas pueden ser:
-
dolor cólico
-
sangrado escaso que cede espontáneamente horas después de la
inseminación
-
náuseas y vómitos
-
infección pélvica cuando hay antecedentes de hidrosalpinx o cuando hay
infección cérvico-vaginal activa.
Las contraindicaciones para
realizar una inseminación artificial homóloga son:
-
incompatibilidad a Rh
-
ser portador de una enfermedad hereditaria
-
ser portador del VIH (virus del SIDA)
-
tener una enfermedad crónica degenerativa (diabetes, hipertensión
severa, etc.) descontrolada
-
presentar cáncer o estar bajo tratamiento con radioterapia,
quimioterapia o citostáticos
-
cursar con una infección genital activa tener contraindicación para un embarazo
por razones médicas o psiquiátricas
-
no aceptación por uno de los miembros de la pareja
Las contraindicaciones que
se dan para realizar una inseminación artificial heteróloga son de otro tipo:
-
no aceptación por uno de los miembros de la pareja
-
mujer soltera
El concepto de “Reproducción
Asistida” está poco claro en ocasiones, porque con él se engloba lo que son
actuaciones diversas. Tomado en un sentido general abarcaría toda actuación de
asistencia, exterior a la pareja, y referida a la reproducción human a. Así es
utilizado cuando se alude con él a inseminación artificial, a clonación...
Para aclararnos [22],
nosotros vamos a distinguir dos situaciones respecto a la manipulación de los
gametos:
-
Que se manipulen los gametos pero sin que se produzca fuera del cuerpo
de la mujer la concepción del nuevo ser, es decir, la fecundación. En este caso
utilizaremos “reproducción asistida”.
-
Que la manipulación de los gametos
incluya la fecundación, para lo cual reservaremos el término de “fecundación in vitro
Las dos situaciones que
acabamos de describir, aunque parecen muy semejantes, implican sin embargo una
gran diferencia y no solo técnica sino de concepto, al menos en el piano objetivo.
En el caso de la reproducción asistida estamos actuando con una concepción de
ayuda a los gametos para superar las dificultades que puedan tener para llevar
a cabo la unión y la subsiguiente fecundación. No se intenta producir
directamente la fecundación sino favorecer que se produzca. En el caso de la
fecundación extracorporal (in vitro), hay
un dominio técnico total sobre el hecho de la fecundación. Se decide que sí o
que no se produzca, y el número de nuevas vidas que se quieren producir. Parece
bastante claro que estamos, en el primer caso, ante una ayuda, asistencia, al
proceso natural de la fecundación. En el segundo caso parece claro que estamos
en un proceso de producción de la fecundación.
Ciñámonos ahora al caso de
la asistencia a la reproducción, y más en concreto a las diversas técnicas con
que se lleva a cabo. Dejamos aparte, de momento, el origen de los gametos, y
los métodos con los que se han obtenido.
Se han utilizado diversos
nombres para referirse a las distintas técnicas, teniendo en cuenta aspectos
concretos de ellas. Aquí nos referiremos a dos en concreto: la “Gift” porque es
muy conocida; y la Dirgat porque abre nuevas perspectivas actualmente.
GIFT
(Gamete Intrafallopian Transfer)
Por este término entendemos
una técnica ginecológica usada en casos de infertilidad en los que, al menos,
una de las dos trompas uterinas se mantiene íntegra. La GIFT es una técnica de
reproducción asistida, que se caracteriza porque el personal técnico transfiere
el óvulo y los espermatozoides, por separado, al cuerpo de la mujer, para
posibilitar que puedan juntarse en la fecundación. El medico busca que la
fecundación ocurra dentro del organismo, en el lugar más adecuado para la
fecundación; la zona mejor preparada para el encuentro del óvulo con el
espermatozoide es en una de las trompas del útero.[23]
Esta técnica se aplicó inicialmente en primates (Kreitman y Hodgen) en 1980, y
cuatro años después el Dr. Ricardo Asch [24]
publicó en la revista médica “The Lancet” los primeros resultados en
personas.
La técnica de recogida de
los gametos varía como ya hemos señalado unas páginas antes. Una vez
conseguidos los gametos, se analizan y colocan en dos cultivos por separado.
Este momento es importante porque puede controlarse el numero y la capacidad
de los gametos. En el caso de los espermatozoides se pueden capacitar, o se
les puede limpiar de agentes esterilizadores. En el caso de los oocitos
(óvulos) es importante el numero que se va a transferir, de tai forma que se
puedan equilibrar la necesidad de conseguir éxito en la fecundación y al mismo
tiempo minimizar el riesgo de abortos o de embarazos múltiples.
Después de cargar el catéter
con los gametos, se transporta al quirófano de modo estéril y allí, mediante
cirugía o por vía transvaginal, se canula la trompa de Falopio para vaciar su
contenido dentro de ella, a 2 cm. del extremo ampular. Pasada la anestesia, se
da el alta clínica a la mujer el mismo día se inicia un tratamiento con progesterona
a partir del tercer día después de haberse realizado la transferencia, y se
mantiene hasta la octava o décima semana.[25]
Los principales factores que
determinan las perspectivas de éxito de la GIFT son:
a) Una buena respuesta del ovario a la estimulación hormonal que se
detecta por la presencia de niveles altos de estradiol en la sangre de la mujer
a mitad del ciclo ovárico.
b) número de oocitos recogido: un número alto permite transferir más
oocitos, además de ser señal de buena función ovárica.
c) Que la muestra de semen analizada contenga más del 16% de gametos
masculinos normales. Si en la muestra de semen hay menos del 5% de
espermatozoides normales no debe hacerse la GIFT, pues no es eficaz.
d) Edad de la mujer: se recomienda no hacer la GIFT en mujeres mayores
de 40 años. Pero a partir de 36 años se obtienen resultados peores que en las
pacientes más jóvenes.
e) Los Comités de ética de las asociaciones profesionales han indicado
que no se transfieran mas de cuatro oocitos, con el objeto de disminuir los
embarazos múltiples, ectópicos y embarazos de alto riesgo debidos a la técnica
misma.[26]
DIRGAT (Direct
Gametes Transfer) [27]
Como en el caso de la Gift
nos encontramos con una trasferencia de gametos —no de embriones—, con las
ventajas desde el punto de vista ético que esto tiene. Los gametos se transfieren
directamente al útero, dejándolos sobre el endometrio.
Las referencias
bibliográficas sobre esta técnica también conocida con el nombre de DOST
(Direct Oocyte Sperm Transfer) son escasas. La primera es de 1982 en Lancet, publicada
por Craft y colaboradores[28].
Solo recientemente han surgido otras publicaciones con un esperanzador éxito en
la aplicación de esta técnica.
La ventaja que tiene sobre
la Gift es que puede aplicarse en mujeres
con ambas trompas obstruidas. Lo que se ha visto es que es posible que la
cavidad endometrial pueda albergar a los gametos y sea el lugar de la
fecundación. También hay esperanza de que mejore la técnica para realizar esta
trasferencia de modo que pueda ser más segura la fecundación y su posterior
anidación.
Las técnicas GIFT y DIRGAT
exponen a la mujer a riesgos que se añaden a los propios de todo embarazo.
Estas complicaciones dependen de:
a) La técnica empleada para
realizarla:
Un posible síndrome de
hiperestimulación ovárica. Los riesgos dependientes de la técnica que se utilice
para la obtención de los oocitos, y en la posterior transferencia de los
gametos. Este riesgo está disminuyendo por el desarrollo de técnicas no invasivas,
mediante nuevas tecnologías. Por este motivo la aplicación de la Gift mediante
laparoscopia, aunque obtiene mejores resultados que la FIVET, está siendo
abandonada por la GIFT transcervical aunque por ahora esta técnica obtiene
peores resultados que la anterior.
b) El propio embarazo: se ha
considerado el embarazo múltiple como uno de los efectos adversos que puede
aparecer. El embarazo múltiple está asociado con más frecuencia a la aparición
de embarazos complicados para la madre, a disminución del crecimiento fetal y a
partos prematuros que requieren más cuidado en la asistencia médica. [29]
El 25 de julio de 1978 nace
en Londres Louise Brown, la primera “niña probeta”. Pocos meses después tenemos
otra niña en Australia. En 1985 nacen Gemma y Sergio, los dos primeros
gemelos-probeta españoles.[30]
Lo que fue presentado como una solución extrema para casos de esterilidad
producida por grave obstrucción de las trompas, se ha convertido en una
técnica de uso frecuente para obtener el hijo que no viene por medios
naturales. El deseo del hijo ha superado todo tipo de barreras y lo que al
principio parecía más evidente, como que ambos gametos procediesen de los
padres, ha quedado superado llegando a utilizar gametos que no provienen de
ninguno de los padres, e incluso que el útero sea de una “madre de alquiler”.
Al mismo tiempo se ha conseguido abundancia de embriones humanos con los que
poder experimentar.
Aunque hay gente que
considera este caso dentro de la reproducción asistida, nos parece que conviene
separarlo por el hecho de que la fecundación no es un paso más dentro de la
reproducción sino que es el hecho clave, y que distingue a su vez las dos
formas de intervención extraconyugal en el proceso de reproducción. Es evidente
que en este caso la fecundación ocurre por la acción directa de los técnicos
que la llevan a cabo. Está en su intención: pretenden producirla ellos, en sus
acciones dirigidas solo a producirla, y consideran que el hecho de que se
produzca o no constituye su éxito o su fracaso. En la reproducción asistida,
la intención de los técnicos que la llevan a cabo es superar la dificultad que
tienen los gametos para unirse. Si se produce la fecundación o no, el éxito o
fracaso está en haber superado o no la dificultad de encuentro de los gametos
durante el proceso natural de fecundación.
Nos parece que la técnica de
fecundación in vitro lleva muy fácilmente a que los
técnicos que la llevan a cabo consideren el embrión engendrado como producción
suya, de su acción, de su técnica. Esto conlleva la idea de sentirse dueño y
propietario de lo producido. No se trata una posibilidad meramente
especulativa. En estos momentos hay una laguna legislativa sobre la propiedad
de los embriones congelados al menos una vez transcurrido el período marcado
por la ley, de dos o cinco años. En cualquier caso La mera consideración de
propiedad ya supone la cosificación del embrión, su consideración de producto y
por tanto objeto de compraventa. de hecho en Estados Unidos, ante la negativa
de fondos públicos para la producción de embriones con destino a la investigación,
se ha abierto un portillo mediante la permisión a las empresas públicas de
compra de embriones congelados a empresas privadas.
En la obtención de los
gametos no hay novedad: Se utilizan los diversos modos que hemos enunciado en
el apartado anterior.
Lo especifico es la
fecundación in vitro propiamente
dicha. Se trata de poner en contacto el espermatozoide con el oocito en un
cultivo adecuado reproduciendo en laboratorio las condiciones naturales en las
que se da la fecundación. Se utilizan unas decenas de miles de espermatozoides,
y varios óvulos según el número de embriones que se quieran obtener. Pasadas 30
horas de la fertilización, el cigoto comienza a dividirse en dos células, a
las 40 horas puede constituir ya un embrión de 4 células, y a las 66 horas de 8
células.
La transferencia del embrión
al seno materno es la fase más delicada porque se trata de que el embrión anide
en el endometrio. Hay diversos factores que se tienen en cuenta:
-
El momento: cuanto antes se haga mayor posibilidad tiene de desarrollo
en un ambiente natural. se procura que sea en las 24-48 horas tras la
fecundación.
-
El diagnóstico genético preimplantacional, que siempre se hace en el
caso de la técnica FIVET y que requiere que el embrión tenga ya 6 u 8 células.
-
El número de embriones que se transfieren. Un mayor número facilita el
que alguno anide. Hay que tener en cuenta que la tasa de éxito de la F1VET es
del 15 % debido a la peor evolución del embrión obtenido por esta técnica
respecto al natural, sobre todo debido a alteraciones genéticas. Por otra parte
si se eleva el número surge el embarazo múltiple con los problemas que esto con
lleva. Bien sea porque naturalmente se produce el aborto de algunos embriones
o porque se los destruya con la llamada “reducción embrionaria”, este hecho
influye en el número de embriones a transferir. Normalmente se transfieren.
tres o cuatro.
a.
La ZIFT (Zigot Intra Fallopian
Transfer) También llamada TET (Transferencia del Embrión a La Trompa). Se
trata de una variación de La FIVET, en la que el cigoto se introduce en la
trompa de Falopio.
b.
La ICSI (Intracytoplasm Sperm
Injection) La ICSI, Inyección Intro citoplasmática de Espermatozoides, se
lleva a cabo cuando el número de éstos es muy escaso, ya que basta un
espermatozoide por cada óvulo a microinyectar. Esta técnica permite además
resolver casos de ausencia total de espermatozoides en el eyaculado, ya que se
pueden obtener espermatozoides directamente del epidídimo (área del testículo
en la que los espermatozoides maduran y se almacenan) o del testículo mismo.
El interés por este término
ha surgido recientemente en los medios de comunicación como consecuencia de las
novedades que se han producido en el campo de la investigación biológica y de
su reflejo en la obtención de productos biomédicos.
La noticia salta cuando la
revista Nature —en su número del 27 de febrero de 1997— anuncia el
nacimiento de la oveja Dolly llevado a cabo mediante clonación por los
científicos escoceses Jan Vilmut y K.H.S. Campbell con sus colaboradores del
instituto Roslin de Edimburgo. Al tratarse de un mamífero la noticia llama
especialmente la atención porque mueve la imaginación hacia la posibilidad de
obtención de un individuo humano por el mismo sistema de clonación. La
imaginación se dispara hacia las dos imágenes que la fantasía había formado
para esta posibilidad: el mito Frankenstein, y la producción en serie que
describe El mundo feliz de Huxley.[31]
Vayamos por partes acotando
los diversos contenidos que se pueden entender bajo la palabra clonación. El término clon viene del griego klon que significa esqueje o rama. se
entiende, pues, una duplicación de un individuo buscando que el nuevo tenga las
mismas características biológicas que aquel del que procede, es decir que sean
genéticamente idénticos.
Un elemento básico a tener
en cuenta es el tipo de multiplicación que puede darse en los individuos:
sexual o asexual. En efecto, la sexual implica que el nuevo individuo estará
formado por la unión de dos células germinales, cada una de las cuales aportará
la mitad del contenido genético. Este modo, que permite una gran variedad de
individuos, impide precisamente que se dé naturalmente una reproducción que
sea clonación en su sentido estricto.
Cuando la reproducción es
asexual, no surge el problema de las variaciones genéticas producidas por este
modo concreto de reproducción ya que la carga genética es la misma. Esta es una
forma común de reproducción en las plantas. Lo que hace la naturaleza puede ser
utilizado por criadores y horticultores. Estos, una vez conseguida la combinación
de rasgos deseada, producen la multiplicación de ese individuo bien sea por
gemación o bipartición. También ocurre lo mismo en los primeros niveles de la
escala zoológica, los protozoos. Subiendo un poco más en la escala,
encontramos en algunos invertebrados como gusanos o insectos el fenómeno de la
partenogénesis, en el que un solo individuo —como hembra— genera descendencia.
Hasta aquí no hay ningún
problema. La dificultad que pretende resolver la biotécnica es producir
individuos clónicos en animales cuya reproducción normal es sexual, que se debe
conseguir mediante una reproducción asexual. A esta posibilidad solo se pudo
llegar tras un desarrollo fuerte de los conocimientos de la biología molecular,
la genética y la fecundación artificial. Lo primero que se hizo fue imitar a la
naturaleza en un camino que empezaba siendo una reproducción sexual, para
después provocar en las primeras fases del embrión otra de tipo asexual dando
lugar a individuos biológicamente clónicos. En efecto, era un hecho conocido la
existencia de animales gemelos de tipo monocigótico, es decir que procedían de
un solo cigoto. El cigoto, en su primera fase, podía dividirse dando así lugar
a individuos distintos. Se conocía que estos individuos eran exactamente
iguales. También en el caso de la vida humana se da este fenómeno, la
gemelación, en dos de cada mil embarazos. El momento o instante de la
segregación de esas células corresponde al inicio de la vida del hermano
gemelo.[32]
Mediante la reproducción en
laboratorio se buscó la manera repetir lo que hacia la naturaleza: dividir un
embrión cuando todavía se encuentra en las primeras etapas de su desarrollo.
Las “partes” resultantes se convierten en un embrión que da origen cada uno a
un organismo adulto idéntico al otro. La división puede realizarse repetidas
veces, y los organismos resultantes compartirán toda la información genética.[33]
Esta técnica se ha utilizado
en ovejas y ganado vacuno para aumentar la producción de descendientes a partir
de padres “genéticamente superiores”. Lógicamente los clónicos que se producen
no lo son de sus padres, sino que se producen hijos clónicos entre ellos. Se
obtienen muchos individuos exactos entre sí, aunque no lo sean con sus padres.
Sin embargo se observa que, debido a los diferentes tipos de desarrollo
precoz, la división de embriones tiene mucho menos éxito en ratones, por
ejemplo, que en otros animales.
En el caso del hombre este
sistema ha sido debatido en el contexto de la reproducción artificial
extracorpórea como un medio de aumentar el porcentaje de éxito, produciendo
con mayor facilidad mayor número de embriones. Aunque no existe evidencia
alguna de que haya sido utilizado con estos fines, desde un punto de vista
técnico puede que tampoco fuera efectiva, debido al patrón de temprano desarrollo
del embrión humano.[34]
Noticias públicas de este
tipo de acciones con individuos humanos hay muy pocas. En el año 1993 Jerry
Hail y Robert Stilmann, de la universidad George Washington, divulgaron datos relativos
a experimentos de escisión gemelar de embriones humanos de 2, 4 y 8
embrioblastos, realizados por ellos mismos. A partir de 17 embriones humanos
poliploides (resultado de la fecundación de óvulos por parte de más de un
espermatozoide cada uno de ellos) formaron 48 embriones, a los que no se les
dejó seguir viviendo. Se trató de experimentos llevados a cabo sin el
consentimiento previo del Comité ético competente y publicados —según los
autores— para avivar la discusión ética.[35]
Hasta aquí hemos considerado
un tipo de clonación que se hace siguiendo el mismo ejemplo de la naturaleza y
que se llama gemelidad. Insistimos en que es una clonación respecto aL embrión
del que se parte, pero no respecto a los progenitores de éste: da lugar a
hermanos idénticos, no a hijos idénticos aL progenitor. Pasamos ahora a un
segundo tipo de clonación, y que es el que ha sido ampliamente divulgado con la
noticia de la oveja clónica Dolly. En este caso se parte desde el principio de
una reproducción asexual y sin gametos. La fecundación propiamente dicha es
sustituida por La fusión, bien de un núcleo tomado de una célula del cuerpo
—“somática”— del individuo que se quiere clonar, o bien de la célula somática
misma, con un ovocito desnucleado, es decir, privado del genoma de origen
materno. Dado que el núcleo de la célula somática —de cualquier célula del
cuerpo— contiene todo el patrimonio genético, el individuo que se obtiene posee
—salvo posibles alteraciones— la misma identidad genética del donante del
núcleo.[36]
Esta correspondencia genética fundamental con el donante es la que convierte al
nuevo individuo en replica somática o copia del donante.[37]
La originalidad de este
experimento es que se consideraba imposible de llevar a cabo. Se creía que el
DNA de las células somáticas de los animales superiores, al haber sufrido ya
el imprinting (la “impresión”) de la diferenciación (son células especializadas
dentro de un mismo cuerpo), no podía en adelante recuperar su completa
potencialidad original y, por consiguiente, la capacidad de guiar el
desarrollo de un nuevo individuo.[38]
Se ha logrado que el DNA de una célula que ya está diferenciada (por ser de un
tipo de tejido concreto), recobre la capacidad totipotencial de las células
embrionarias en sus primeros estadios, que son capaces de desarrollarse en todo
el individuo.[39]
Las primeras noticias de
este tipo de clonaciones son deL año 1952, en el que Briggs y King obtuvieron
ejemplares de ranas idénticas por introducción en óvulos de núcleos celulares
procedentes del intestino de renacuajos embrionarios. En 1966 Gurdon, en
Oxford, avanza al utilizar células intestinales de renacuajos adultos. En 1975
se Logran clonar conejos (Bromhall) y ratones (Illmense y Marx) [40].
Con el éxito de Dolly se ha producido la multiplicación de los ensayos. Incluso
en un articulo titulado “Primeros principios de la clonación”, The Lancet se
refería el pasado 9 de enero de 1999, a la investigación realizada por un
equipo del Hospital Universitario Kyunghee, de Seúl (Corea del Sur), que logró
clonar un embrión humano, que llegó a dividirse en cuatro células, y después
fue destruido.
Las noticias científicas
todavía son poco precisas, puesto que todavía no se conoce con precisión el
desarrollo de la vida de la Dolly,[41]
y además se están realizando muchos experimentos intentando repetir el
protocolo de la oveja Dolly con otros mamíferos: monos, ratones..., con poco
éxito por ahora. además, todavía se conocen poco los mecanismos por los que se
lleva a cabo este tipo de clonación.[42]
Sin embargo es evidente que la bioingeniería continúa perfeccionándose y logrando
mayores éxitos en sus investigaciones, por lo que no es aventurado predecir
que pronto puedan llevarse a cabo clonaciones de otras especies con éxito
asegurado.
Mediante este tipo de
clonación se pueden establecer dos líneas de trabajo por lo que respecta al
individuo humano. La primera línea consistiría en buscar la clonación de seres
humanos: es la que suele llamarse clonación
reproductiva.
Otra línea sería la que se
suele llamar clonación terapéutica. Se
produce la clonación de un ser humano, pero antes de que se desarrolle
diferenciándose, se disgregan las células pluripotenciales y se las induce a
que se desarrollen en un tipo de tejido concreto. La producción de este tejido
es la que se puede revertir al donante de tal modo que se eliminen sus
carencias, y mediante un sistema que no produce ningún tipo de rechazo, ya que,
con la misma carga genética, su cuerpo “reconoce” a las nuevas células como
propias.
Volver al Índex sobre fecundación artificial
[1] Menos de 20 millones de espermatozoides por ml. en el líquido espermático. Es decir, una azoospermia, porque no se produce ninguno, o una oligospermia porque no sean suficientes para el desarrollo normal de la fecundación
[2] Movilidad inferior a! 50 %: nos encontramos con una astenospermia.
[3] Más de 1.5 millones de espermatozoides inmaduros por ml: estamos ante un caso de teratospermia.
[4] La menstruación infrecuente (oligomenorrea) o la ausencia total de menstruación (amenorrea) suelen indicar la presencia de trastornos ováricos, pero éstos también pueden ocurrir en mujeres que parecen tener periodos menstruales normales.
[5] La endometriosis es una enfermedad en la que el tejido endometrial (revestimiento uterino) crece fuera del útero.
[6] Serie ordenada y consecutiva de pruebas
[7] Puede encontrarse información en: http://ferti.net/sp/pub/info.htm
[8] Es la llamada “esterilidad idiopática”.
[9] Cf.
http://ferti.net/sp/pub/info.htm
[10] En el verano de 1999 hemos asistido al anuncio por parte del Centro de Medicina Reproductiva de Londres, de la predicción de un plazo de diez años para la obtención del ‘útero artificial”. Sin desconocer la utilidad que puede tener para la viabilidad niños muy prematuros —con menos de 25 semanas- utilizándolo como una especie de súper incubadora, se hace muy difícil no traer a la mente el relato de Aldous Huxley en 1932, Un mundo feliz. Aunque no falten aspectos discutibles, resulta una lectura muy recomendada para saber hacia donde podemos caminar, y poder tomar decisiones libres que nos ayuden a rectificar.
[11] Por ejemplo, un ciclo, es decir, recogida de gametos, fertilización y transferencia, suele costar a partir de las 400.000 ptas.
[12] 60% de resultados favorables (gestaciones intrauterinas) llegando a un 45% de recién nacidos.
[13] Es el caso de las mujeres con niveles de la “Hormona Folículo estimulante” (FSH) muy altos.
[14] La hormona que se usó al inicio del desarrollo de esta técnica fue la Gonadotrofina Hipofisaria, que fue sustituida posteriormente por el citrato de clomifeno, de manejo más fácil. También pueden utilizarse otras hormonas.
[15] Administrando Gonadotrofina Coriónica humana.
[16] La ecografía ha posibilitado reducir el número de ciclos abandonados por no conseguir recoger los oocitos. La ecografía transvaginal ha sido un avance importante.
[17] Se considera una concentración adecuada de estradiol en sangre entre 300 y 400 pg/ml.
[18] Hasta un 4% de las hiperestimulaciones ováricas controladas dan el síndrome de hiperestimulación en grado leve.
[19] El pneumoperitoneo es la insuflación de la cavidad abdominal con anhídrido carbónico, para elevar la presión intraperitoneal por encima de los 20 mm de mercurio. Esta maniobra es necesaria en la realización de la laparoscopia.
[20] Algunas de las bacterias patógenas encontradas en el semen son: Veillonella parvula, Peptostreptococcus y Clamydea trachomatis. Las dos primeras dañan la cabeza de los espermatozoides; la Clamydea ataca al flagelo. En el semen de algunos hombres infértiles sin síntomas de infección, se ha podido aislar Ureaplasma urcalyticum.
[21] Véase los anuncios que se hacen en muchas webs de Internet sobre los donantes de semen o de óvulos en sus bancos: “estudiantes universitarios con buena presencia de 18 a 25 años”. Por no hablar de otras iniciativas comerciales de subastas de los gametos de determinados personajes teniendo en cuenta su prestancia física.
[22] Algunas siglas utilizadas: DIPI: Diret Intraperitoneal Insemination (Inseminación Directa Intraperitoneal). DIRGAT: Direct Gametes Transfer (Iransferencia Directa de Gametos). FIVET: Fecundación in vitro, con transferencia de embriones. GIFT (TIG): Gamete Intrafallopian Transfer (Transferencia Intrafalopiana de Gametos). LTOT: Low Tubal Ovum Transfer (Transferencia de Ovulos por Tubo Bajo). POST: Peritoneal Oocyte and Sperm Transfer (Transferencia Peritoneal de Oocitos y Esperma). PROST: Pre-nuclear State Transfer (Transferencia en Estado Prenuclear). SIFT: Sperm Intrafallopian Transfer (Transferencia Intrafalopiana de Esperma). TOT: Tubal ovum Transfer (Transferencia Tubárica de Ovulos). TOTS: Tubal Ovum and Sperm Transfer (Transferencia Tubárica de óvulos y Esperma). ZIFT (TED): Zygote Intrafallopian Transfer (Transferencia Intrafalopiana de Cigotos).
[23] Cf. O. Gómez Cantero, GIFT Procedimiento y valoraciones éticas. Tesis doctoral sin publicar. Pamplona 1997
[24] Cf. Asch R. H et al., Pregnancy after Translaparoscopic Gamete Intrafallopian Tube Transfer (GIFT), en “Lancet” 2 (1984) p. 1034.
[25] Cfr. O. Gómez Cantero, o.c.
[26] Ibídem.
[27] Cf. L.Chiva de Agustín, A. Martínez-Arenaza, L.Granados, S. Lizarraga, F. Galera, J.M. Bajo, Embarazo obtenido mediante transferencia intrauterina de gametos (DIRGAT), en Prog Obtest Ginecol 1 999;42:454-456.
[28] Craft et al. Human Pregnancy
Following Oocyte and Sperm Transfer to the Uterus, en Lancet 1982; 1(8280):
103 1-3.
[29] Ibídem.
[30] Cfr. Femando Monge, Persona humana y Procreación artificial, Pamplona, 1988
[31] Como coincidencia con este deseo pueden traerse a
colación las declaraciones de Richard Seed, -un genetista de Chicago de 70
años, graduado en Harvard-, en enero de 1998, ofreciéndose para traer el mundo a 200.000 humanos clónicos en cuanto la técnica se
haya perfeccionado y los costos se abaraten.
[32]
Se trata de los gemelos monocigóticos,
hermanos que se parecen mucho, porque tienen la misma dotación cromosómica,
con parecidas disposiciones y tendencias, con análogas disposiciones para
enfermar, etc. Pero aunque genéricamente sean idénticos (constituyen un ejemplo
de clonación natural), la experiencia muestra que no sólo son dos personas
distintas, sino que se van configurando distintamente. Se hace visible la
falacia de la idea tan extendida de que los individuos clónicos serian copias
exactas no sólo en cuanto a lo orgánico sino también en lo psíquico, en lo
racional. No podemos olvidarnos de la libertad del hombre, que es la gran
modeladora de la personalidad. La libertad está por encima de la identidad
genética.
[33]
Incluida la de los genes
presentes en las mitocondrias, que son esos orgánulos semiautónomos rodeados
por membranas que se encuentran en el citoplasma de las células eucariáticas.
Cada mitocondria contiene un pequeño fragmento de ADN propio. Vid. Salvador
Dana Vergel, Clonación en seres humanos: aspectos éticos y jurídicos,
en Cuadernos de Bioética, 1998/1.
[34]
Opinión n° 9, del Grupo de
Asesores sobre Aspectos Éticos de la Biotecnología (GAEIB), presentada ante la
Comisión Europea el 28.5.97, en Cuadernos
de Bioética, 1997/3.
[35]
Academia Pontificia para
la Vida, Reflexiones Sobre La Clonación,
11/07/97.
[36] En realidad tendríamos que hablar de muy parecida información genética, pero no completamente idéntica, ya que en este tipo de clonación no se replica el ADN mitocondrial porque éste se encuentra en el citoplasma, no en el núcleo. En concreto, son 37 genes de los que 13 sintetizan proteínas. Cfr. Jeffrey D Palmer. The Mitochondrion that Time Forgot. Nature 387 :454-455(1997).
[37] Academia Pontificia para la Vida, Reflexiones sobre la clonación, 11/07/97, que añade algunos detalles que también conviene conocer: “El hecho de Edimburgo tuvo lugar después de 277 fusiones ovocito-núcleo donante. Solo 8 tuvieron éxito, es decir, solo 8 de las 277 iniciaron el desarrollo embrional, y de esos 8 embriones solo llego a nacer: la oveja que fue llamada Dolly. Quedan muchas dudas e incertidumbres sobre numerosos aspectos de la experimentación. Por ejemplo, la posibilidad de que entre las 277 células donantes usadas hubiera algunas “estaminales”, es decir, dotadas de un genoma no totalmente diferenciado; el papel que puede haber tenido el DNA mitocondrial eventualmente residuo en el óvulo materno; y muchas otras aún, a las que, desgraciadamente, los investigadores ni siquiera han hecho referencia.”
[38] Cfr. Ibídem
[39]
La técnica utilizada es
muy avanzada: 1°. Se extrajeron células de la mama de una oveja de cepa “Finn
Dorset”, y se las depositó en un cultivo con baja concentración de nutrientes.
De este modo, sometidas a privación, las células detienen el proceso de
división y estimulan sus genes activos. 2°. Mientras, se extrae un huevo no
fertilizado de una oveja de cepa inglesa de cara negra. Se succiona su núcleo
(con su DNA), dejando una célula huevo vacía que contiene toda la maquinaria
necesaria para producir un embrión. 3° Se colocan ambas células una junta a la
otra, y un impulso eléctrico provoca su fusión, como sucede con dos burbujas
de jabón. Un segundo impulso imita el estallido de energía que se da en una
fertilización natural, dando el salto a la división celular. 4° Alrededor del
sexto día, se implanta el embrión resultante en el útero de la otra oveja de
cara negra. 5°. Luego del período de gestación, la oveja de cara negra da a luz
a una oveja bebé de cepa “Finn Dorset”, que es genéticamente idéntica a su
donante originaria.
[40]
A. Santos Ruiz, Manipulación
genética e intervención en embriones, en Manual de Bioética General,
Pamplona, 1994.
[41]
Cfr. noticia aparecida en
“Nature”, 27.5.1999, sobre el descubrimiento que ha hecho el equipo escocés de
Ian Wilmut en el Instituto Roslin. Estos científicos han comprobado que Dolly
y otras dos ovejas clónicas tienen más cortas las terminaciones de sus
cromosomas, un signo inequívoco de envejecimiento celular. Wilmut y su equipo
analizaron la longitud de las terminaciones de los cromosomas de Dolly y de
otras dos ovejas clonadas, a diferencia de ese célebre animal, con células
embrionarias. Esos extremos de los cromosomas son fragmentos de ácido
desoxirribonucleico (DNA), llamados telómeros, que van acortándose con cada
división de la célula.
[42]
José Maria Femández-Rúa: Primera evidencia de graves efectos
biológicos causados por la donación,
en ‘ABC”, 30 abril 1999: “Científicos franceses, dirigidos por Jean Paul
Renard, director del Instituto Nacional de Investigación Agronómica, presentan
hoy en “The Lancet” las primeras evidencias de que las técnicas de clonación
pueden tener efectos dañinos inmediatos o a largo plazo, en animales nacidos
con ayuda de estas técnicas. Los resultados pueden condicionar la postura
favorable a las técnicas de clonación de células humanas con fines
terapéuticos. El equipo galo detalla que una vaca clonada en sus laboratorios
con DNA extraído de una célula adulta, había muerto un mes después de nacer por
errores en la reprogramación genética. Aunque algunos experimentos de clonación
habían producido la muerte durante la gestación a los pocos días del
nacimiento de estos animales, el trabajo dirigido por Renard es el primero que
aporta pruebas científicas sobre las causas de estos fracasos. Cuando los
científicos del Instituto escocés Roslin, coordinados por Ian Wilmut,
anunciaron en 1997 que habían clonado a la oveja Dolly utilizando DNA del
núcleo de una célula procedente de una oveja adulta, muchos investigadores
pensaron que este logro era imposible ya que los genes de esa célula habían
tenido que ser preprogramados hasta su estado embrionario. En posteriores
experimentos se confirmó esta posibilidad y el triunfo de Vilmut frente a
aquellos científicos que no creían en la auténtica naturaleza adulta de la
célula utilizada. DolIy continúa en buen estado de salud y hace unas semanas
fue madre de tres corderos. Sin embargo, Jean Paul Renard y sus colaboradores
demuestran que esta reprogramación genética puede tener consecuencias letales
en algunos casos. Estos científicos franceses habían clonado una vaca a partir
de la célula extraída de la oreja de otra vaca que, a su vez, había sido
obtenida por clonación. Al mes de nacer el ternero, se comprobó que presentaba
una importante disminución de glóbulos rojos y de linfocitos. Al poco tiempo
falleció y la autopsia efectuada reveló que sus tejidos linfáticos, el timo y
el bazo, así como los nódulos linfáticos, no se habían desarrollado con
normalidad. Según Renard, la técnica afectó a la reprogramación génica del
animal, impidiendo el desarrollo normal del sistema linfático.