Poesía

 

HOMENAJE A UNA GRANDE

ESTOY AQUÍ, TRANQUILO, PERO ALERTA.
SOY ESENCIALMENTE SALVAJE.
 TENGO DEFENSAS QUE PUEDEN HERIRTE O ARROJARTE POR
  EL AIRE, LO SUFICIENTE PARA ALEJARTE. AUN MAS , MATARTE.
  SE DEL VORAZ CARÁCTER QUE TE GUIA, NO LE TEMES A LA MUERTE,
  NI A LA HERIDA.
  TU CUALIDAD VENTEADORA ME HALLARA, Y ALIADA DEL SILENCIO,
  COMO FANTASMA, APARECERÁS ILUMINADA POR LA LUNA.
  IRREMEDIABLEMENTE, TAMBIÉN SE , QUE HEMOS DE ENFRENTARNOS,
  POR NATURALEZA.
  ENTONCES, MIRÁNDONOS, TRENZAREMOS INSTINTOS Y SABREMOS
  LUCHAR HASTA EL FINAL, SIENDO DIGNOS UNO DEL OTRO.
  QUIZÁS MI DESTINO SEA MORIR, PRESA DE TU BOCA.
O EL TUYO,
QUE  JAMAS VUELVAS A SABOREAR MI SANGRE.


                                      
carta recibida para mi perra TUKA

Cristian Galetto
Sergio Cardoso

"La punta"

Ayer supe que te vieron
en dirección al naciente
junto al claro ancho y redondo
de un gran duelo a sable y diente.

Me dijeron que tendida
bañada en carmín, inerte
te abandonó la bravura 
buscando vengar tu muerte.

Ojalá quiera la suerte
que entre junco y cangrejal
te encuentres con tus hermanos
del cielo de barro y sal.

Cuál habrá sido el destino
de tu bravo compañero
seguro, al verte caer
buscó en la muerte un consuelo.

Y tal vez en lo más hondo
del carrizo o la espadaña
se fue apagando solito
lamiéndose las entrañas.

Perdón, mis perros queridos
por no haberle echado un tajo
al maldito que ese día
se los llevó viento abajo.

Con la treta del padrillo
que por ducho salva el cuero
confundiendo al cazador
pero nunca a un buen puntero.

Y ustedes que lo apuraron
oliéndole los pichicos
lo hicieron girar en seco
para medirle el hocico.

Cuánto tiempo habrán estado
estirándole la jeta
pero el bruto fue un pampero
y los dos, blancas veletas.

Ahora sólo espero el día
que Dios, revancha disponga
para que vuelvan a ser
mis manos que se prolongan.

Entonces buscaré donde
el cielo al pajal se ayunta
y los veré como siempre
ganar otra vez la punta.

A mis queridos perros, "Hielen" y "Chiquito".
Patricio.

"La China"


Mil leguas de pampa recorridas
a pie o a caballo, tras tus vientos,
criollo el corazón, largo el aliento
el alma de todas las partidas.
Ni el lastre de tus carnes dolidas
ni tu sangre,libre a sotavento 
dejaron que Mandinga,en su intento
escapara airoso a tus batidas.

Tu recuerdo perdura,porfía
tu figura vuelve, dominante,
cuando con el viento en su semblante
la estela blanca que te seguía
en corrida, al monte desafía.
Con la paz del silencio expectante
te adivino segura,adelante
marcando el rumbo de mi jauría. 

Patrico Guigliani

 

Amor de Dogo

De mansedumbre total,
aunque muy bravos y fuertes,
se los llama, con cariño,
los "ángeles de la muerte".

Sos custodio del hogar;
de la mujer, compañía;
muy amante de los niños:
sos de mi patria nativa.

Cuando recibes la orden
"nos vamos de cacería",
llenas de fiesta a tu amo
y te vas con la jauría.

Así andas tras el rastro
que buscas con gran empeño
y pasas horas y horas
guapeando junto a tu dueño.

Por fin hallaste la pista
que te llevará al combate,
redoblando tus esfuerzos
para llegar cuanto antes.

Imponente jabalí
en el monte es ubicado,
apareándose los Dogos
para dejarle cercado.

Se origina cruenta lucha:
¡Es cuestión de vida o muerte!
perros y fiera se atacan
y defienden brutalmente.

Cada can hace su parte;
Dos prenden de los costados,
uno más sobre la oreja
y el suino queda estaqueado.

Con el facón en la mano
ya se acerca el cazador,
y lo pierde en la garganta
del feroz depredador.

Así combaten los Dogos
a ese salvaje porcino
que hace estragos sin igual
en los campos argentinos.

También con zorros y pumas
tienen escenas bravías
estos dignos perros nuestros
que vengan sus osadías.

¡Oh bravos Dogos Criollos,
que ya de noche o de día
son excelentes custodios
de esta tierra tan querida!

Pero un día en Río Negro,
en fatal arremetida,
un puerco ataca furioso
al ver su sangre perdida.

Se dirige hacia tu amo...
Day de Trevelín lo mira:
tu instinto le está diciendo:
"corre, defiende su vida".

Sin vacilar un segundo
desesperado te acercas,
te interpones entre ambos
y... te da muerte la fiera.

Malherido, pero alegre
al ver a salvo a tu dueño
entregas tu cuerpo blanco
al más negro y largo sueño.

Seguro que agonizando
pensabas: "misión cumplida"
y así se cierran tus ojos;
así salvas una vida.

Sabías que morirías
con tu proceder loable,
pero ganaste la gloria
gran guardián insobornable

¡Maldito chancho dañino
que mil veces fue tu presa
cobraste caro el valor
que "Day" puso en la emergencia!

¡Qué triste fin te deseaste
desarrollando esa acción!
¡Qué hermoso acto de arrojo
ofrendó tu corazón!

Robusto, blanco, elegante,
guapo, noble y fiel amigo
valeroso Day de Trevelín,
que la paz sea contigo.

Ejemplo de amor y lucha,
de sacrifico e hidalguía,
de lealtad, de carácter,
de disciplina y valía.

Tu recuerdo siempre vive
como la llama votiva;
todos te lloramos
desde aquella despedida.

 

Emilio Jorge Rahal

Perro Blanco Lazarillo

 Acércate, perro mío,
Quiero contarte mis penas;
Necesito ser oído
Por alguien que me comprenda.

Así, mientras te acaricio,
Mientras te noto contento,
Sabrás cuántos son mis males
Y todo mi sufrimiento.

Me dicen que tú eres blanco
De ojos color avellana;
Mas no distingo colores
¡ni siquiera veo nada!

Pero sé que tú eres bueno,
Grande, fuerte y fiel amigo;
Tan sólo en ti yo confío
Ser de mi vida testigo.

Siempre triste por doquier;
Me siento disminuido;
Noto que sufres por mí;
Mejor... no hubieras nacido.

Quisiera ver, progresar,
Serle útil a mi patria:
Ella no tiene la culpa
De todo lo que me pasa.

¿Ya no mueves más tu rabo
y me lames tiernamente?
¿Comprendiste el gran dolor
de tu amo no vidente?

¿Me dices que yo te enseñe
ya que tanto tú me amas,
me guiarás por el mundo
y amenguarás mi desgracia?

No me hagas reír, perro blanco,
Que a mí nadie me acompaña;
Sólo mis seres queridos
y... hasta a veces, se cansan.

Sin embargo, haré la prueba,
Pero ya no creo en nada,
Pues tengo el alma abatida
Y un gran nudo en mi garganta.

Hoy me arrepiento, perrito,
De no haber confiado en ti:
Aprendiste prontamente
Tu adiestramiento por mí.

Ya hace tiempo estás conmigo
Y siempre junto a mi lado;
Me comprendes y me guías
Activo y bienhumorad
o.

Manso, sumiso y alerta;
Bravo, valiente y leal;
Siempre dispuesto al cariño
Insobornable guardián.

¡Cómo has cambiado mi vida,
mi gran perro lazarillo!
Si pudieras cambiarías
Hoy tus ojos por los míos.

¿Qué pides a cambio de eso?
Tal vez un pobre bocado,
Un techo para tus sueños
y... ser muy acariciado.

¿No te parece muy poco,
mi pichicho inteligente?
Tú haces patria con tu amor
Guiando a los no videntes.

Por eso te mereces todo
El amor de un ser cristiano,
Porque siempre será poco
Lo que te den nuestras manos.

Pagándote de igual modo,
Diseñador de mis rumbos,
Forjaremos la amistad
Más sublime de este mundo.

Quiera Dios que jamas nunca
Te alejes de mi camino,
Pues... ya veo con tus ojos,
Aliviando mi destino.

Tu raza ha nacido aquí,
Creada con fe y con tino,
Magnifico protector,
Hermoso Dogo Argentino.

Se inicia en esta nación
Una escuelita canina,
Pionera en muchos países
¡y orgullo de mi Argentina!

El Dogo será su alumno
En aprender pondrá empeño
Y a su egreso “siempre listo”
Para servir a su dueño.

Colegio de lazarillos...
¡Noble gesto de varones!
Dios te dé vida por siempre
Para alegrar corazones.

 

Emilio Jorge Rahal

 

Figura y presencia

 En la bruma de la aurora
junto a la aguada, silente,
un cazador avisora,
pronto, rústico y valiente.

Lo asiste un dogo fornido
de recias fauces de acero,
que en la penumbra, aterido,
aguarda un bravo entrevero.

De pronto un chancho silvestre
se aproxima hacia la aguada,
por una senda terrestre,
que se esboza en la alborada.

Del marrano los gruñidos
alertan al cazador,
y las ansias y sentidos,
del perro madrugador.

Lo azuza, celoso, el amo;
lo empuja su vocación;
y ante ese doble reclamo
se lanza el dogo a la acción.

Hacia el lance, presuroso,
semeja una llamarada,
que abraza el bosque brumoso
con sonora clarinada.

Es una flecha plateada
que rauda el abra atraviesa,
Iuminosa, perfilada,
para clavarse en la presa.

Hay un choque de corajes,
de bravos, épico lance,
que en alarde de linajes
sólo saben del avance.

Restallan las dentelladas,
muerde la jeta, y se cierra.
Confusión de revolcadas.
Suciedad de sangre y tierra.

Surge una albura escarlata,
con mezcla de cerca y pelo.
El entrevero desata,
todas las fuerzas en duelo.

Es de ver la faz del dogo,
cerrando el furor sus dientes,
llevando al chancho al ahogo,
con los colmillos pendientes.

Esconde el perro las patas
apoyando sobre su anda,
y se revuelca en las matas,
vivaz y fuerte palanca.

El enemigo resuella
en bronco, grave gruñido.
Lo fulminó cual centella
el dogo, que lo ha vencido.

Con certera puñalada
el cazador lo remata.
Cobra una presa preciada
y su entusiasmo desata.

¡Viva mi dogo argentino,
feroz gladiador del monte!
¡Que se cumpla su destino,
con su garra y con su apronte!

 

Antonio C. Broggi Carranza

 

La tumba de sabueso

 Las trompetas vibraron cual aceros sonoros
Y la aurora sonrió al amo.
...muchos sabuesos...muchos perdigueros,
acudieron de Llewelyn al reclamo.
Sopla el cuerno, más fuerte...más certero..
Y más potente aún, su grito suena.
Ven!, Gelert, que jamás fuiste el postrero
En escuchar la voz del que te ordena!!
...¿Donde vagará mi Gelert, tan sincero,
bravo y leal , orgullo de su raza?
Gelert come de la mesa de su dueño
Fielmente lo distrae, y por él vela,
al noble Llewelyn sirve con empeño
y es, al pie de su lecho, centinela
obsequio del rey Juan, más que por eso,
fuera presente real por su valía...
Pero hoy no encontraron al sabueso
Y sin Gelert...siguió la cacería.
Por la cañada y la extensión roquera
Ascienden ya mil sones confundidos
Y de arduo Snowdon en la ladera
Estridentes resuenan los aullidos.
Hoy Llewelyn, sin ardor pasa la empresa,
Ante el ciervo y el jabalí no se exalta
Ni halla placer en degustar la presa
Que prueba apenas... porque Gelert falta.
Llewelyn torna al Castillo apresurado
Y mira hacia el portal rugoso el ceño,
Y descubre a su Gelert bienamado,
Que ansioso quiere saludar al dueño!!
Tal sorpresa le brinda su regreso
Que ante la puerta olvida su premura;
Rojas manchas salpican al sabueso
Y destilan sus belfos, ... sangre oscura!
Con sorpresa feroz, el poderoso Lewelyn
Contempla un cuadro más que raro,
Su favorito que contiene el gozo,
Lame sus pies,...se arrastra sin reposo.
Adelante, frenando sus enojos,
Llewelyn volaba y Gelert le seguía,
Y allí donde posábanse sus ojos
Frescas gotas de sangre percibía
¡El lecho de su hijo con recelo
ve revuelto cual símbolo de muerte;
sangre de él...y en el muro...y en el suelo
¡por todo, sangre que recién se vierte!
Llamó al niño, más nadie respondiera...

Y en su tragedia el pensamiento fijo...
¡sangre!...,¡sangre!, descubre por doquiera
pero en ninguna parte estaba el hijo!
"¡lo ha devorado perro miserable!"
grita lleno de furia, mide el blanco...
y hunde hasta el pomo el vengativo sable
del desdichado Gelert en el flanco!!...
cayó... y en su mirada hubo un asomo
de inútil suplicar. El amo empero,
sintió los estertores, como plomo
sobre su corazón de caballero...
Al lamento de Gelert, moribundo.
Alguien muy cerca despertó del sueño.
Y no tuvo el padre gozo más profundo
que el escuchar las voces del pequeño!!
Al buscarlo, aterrado, presuroso,
No lo halló entre unas ropas, a su cariño,
Más ya termina el plácido reposo,
Y el padre besa y acaricia al niño.
Ve que ríe...que nada lo ha rozado..
Pero bajo la cama ha descubierto ..
El cadáver de un lobo destrozado,
¡que es imponente hasta después de muerto!
Llewelyn comprende...y el dolor se ensaña
Con la verdad que en su conciencia...que:
¡mató su bravo perro a la alimaña
para salvar al que su nombre hereda!
En vano Llewelyn sufre y se combate:
¡Flor de tu raza...la mejor simiente..
Adiós...la mano impía que te abate
Jamás perdonaré mientras aliente!!...
Luego alzaron la tumba más gallarda
Que esculturas magníficas sustenta,
Y cuyo mármol cincelado , guarda,
Del desdichado Gelert la hosamenta.
Desde ese entonces, por la vía aquella
No pasó un guardabosques ni un lancero,
Sin notar en sus ojos una huella del dolor,
Del antiguo Caballero.
Y allí colgó su sable con su lanza
Con su imaginación, de lo profundo...
Suele extraer, cuando la noche avanza,
Los aullidos de Gelert moribundo.
Y en tanto el recio Snowdon no esté inerme
Y el huracán del tiempo no lo escombre
El triste sitio donde Gelert duerme,
Por muchos siglos llevará su nombre.!!

 

H. Williams Robert Spencer

 

El dogo Argentino es tan solo un perro

 Cuando nace un dogo Argentino
tan tierno, tan dulce, tan frágil como blanco,
nace también un sin fin de esperanzas,
y un puñado de sueños, coronado de ilusiones
hacen que su amo piense en el ande del sur
y en laderas frías, nieve, viento, hielo...
su sueño se queda allá en el leganto
rodeado de Dogos... siguiendo el gran rastro.
Cuando nace un Dogo Argentino, cada vez...
se estira esta raza que agoniza y se extingue,
esta raza de bravos y valientes...
que no mide tamaño, ni mide distancias...
incansable compañero allá en la veranada
amigo inseparable en cada cacería,
el compañero gestor de que fluya libre nuestra adrenalina
es quien siempre atento al viento que viene
ventea y señala, la presa está cerca...
y hacia allí se lanza...
con su hocico, firme la mirada
encara al rival, decisión innata,
matar ... o morir ... !
Consigna heredada de aquellos ancestros, que en duras batallas

mostraron al mundo la raza anhelada,
viejos cazadores quisieron un Dogo Argentino
y así su coraje traspasó fronteras...
y marcó un hito en las cacerías
relegando razas antes endiosadas.
Pero... hoy esta raza de bravos entre bravos
y campeón de campeones...
lleva a cuestas injurias... que gratuitamente
los desaprensivos dejaron que llevara,
pero el que sabe de Dogos dice...
es tan solo un perro, que en cada jornada,
me lame mi mano, me lame mi barba...
y gime queriendo ganársele al campo
encontrar un rastro y cubrir distancias
y que el viento diga ... ¿Dónde está la cama?
¿Dónde está ese sable filo cual navaja, 
para el prenderse... y es presa cobrada...
Pero este perro sabe...
que será el epicentro de las largas charlas...
Moverá su cola,  dócil y alegre
sin mostrar jamás su bravura innata.

 

Juan Anselmo Gette

 Tristeza por un adios

 I
Estoy en un punto, mirando el poniente,
tal vez el ocaso, o un mañana ausente,
lo cierto es que tú, mi entrañable amigo,
partirás sin mí, a tu eterno viaje
y será esta vez, la única en tu vida.
que no estaremos, haciéndonos compañía.

II
Hermano de andanzas...¡Cuántos años juntos...!
cuántas alegrías en cada jornada,
trasnochar los cerros por las veranadas,
pelearle a la nieve, al viento, a la lluvia,
a ríos crecidos, a lagos helados,
y hoy te vas solito...
mústio estoy quedando.

III
Yo sé que pa´muchos... sos tan solo un perro,
pero dentro mío, donde late el zurdo,
nada ocupará tu lugar, mi amigo...
tal vez porque sos una parte mía,
la prolongación, mi mano a lo lejos,
mi oído en las noches, señor del rebaño,
y líder de jaurías en las cacerías.

Izamos nuestra bandera, regamos coraje,
sembramos ejemplo,con humilde honor,
sin querer un bronce, ni aplausos, ni estrellas,
tan solo una huella vivida pa´ver,
que el hombre y el perro, hitos de esta patria
y que sin vos la historia,  no podría ser.

IV
Hermano, estás viejo,el Dr. lo dice,
ya no hay defensas, el basta está en ti
hasta aquí llegué, me dicen tus ojos,
y un nudo muy fiero me impide tragar,
un algo salado, me rebalsa el labio,
tal vez esta lágrima, no te guste a ti,
porque el macho es macho,
se encaya y se agranda,
pero es muy fuerte el vivir sin tí
y andar los caminos de esta vida nuestra,
ayer fue mi viejo, hoy vos, sigo solo
andar los caminos sin vos no es lo mismo,
y aunque seas pa´ muchos, tan solo un perro,
vos y yo hicimos patria y corazón,

 V
Te veo muy triste, muy desmejorado,
mi mano de siempre, nada hace en tí,
tu cabeza en mi falda, me duele porque siento,
que esperas te cure ... y no puede ser.
Por eso te juro, mi querido amigo,
matearás conmigo en cada amanecer
y las prendas de caza, quedarán colgadas,
no tendría sentido... hacerlo sin ti...

VI
Quiera mi Dios exista, allá en el cielo.
un lugar con lagos, con prados en flor,
que no falte el sol, para que mi perro,
tenga en lo eterno, premio a su valor.
Mi Dogo Argentino,para tí estas letras
y con gran tristeza en el alma ...
Hoy te digo adiós...

Juan Anselmo Gette

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