Nahuel Moreno, en las Escuelas de Cuadros del verano de 1985, lo decía en estos términos:
Casi siempre los economistas marxistas se olvidan de eso. Que si la historia la hacen las clases, las economías también las hacen las clases. ¿Con esto qué quiero decir? Que a una economía hay que definirla por la clase que domina la economía. Es decir, casi principalmente, si hay algo que es de las clases, es la economía. Nosotros no debemos aislarnos del proceso de clase al hacer el análisis económico.
En las mercancías [...] las relaciones entre unos y otros productores, relaciones en que se traduce la función social de sus trabajos, cobran la forma de una relación social entre los propios productos del trabajo.
El carácter misterioso de la forma mercancía estriba, por tanto, pura y simplemente, en que proyecta ante los hombres el carácter social del trabajo de éstos como si fuese un carácter material de los propios productos de su trabajo, un don natural social de estos objetos y como si, por tanto, la relación social que media entre los productores y el trabajo colectivo de la sociedad fuese una relación social establecida entre los mismos objetos, al margen de sus productores. [...]
Lo que aquí reviste, a los ojos de los hombres, la forma fantasmagórica de una relación entre objetos materiales no es más que una relación social concreta establecida entre los mismos hombres. [...] A esto es a lo que yo llamo el fetichismo bajo el que se presentan los productos del trabajo tan pronto como se crean en forma de mercancías y que es inseparable, por consiguiente, de este modo de producción. [...]
... esta forma acabada del mundo de las mercancías la forma dinero, lejos de revelar el carácter social de los trabajos privados y, por tanto, las relaciones sociales entre los productores privados, lo que hace es encubrirlas. [...]
Estas formas son precisamente las que constituyen las categorías de la economía burguesa. Son formas mentales aceptadas por la sociedad, y por tanto objetivas, en que se expresan las condiciones de producción de este régimen social de producción históricamente dado que es la producción de mercancías.
Aparece como una propiedad de ese producto , y es mentira. No hay ninguna radio que tenga como propiedad de la radio, que haya tardado ocho horas [en producirse]. Es una relación mía con la radio. ¡ Yo tardé ocho horas! ¡Y eso lo entienden todos! Pero voy a un negocio y me dicen "esto vale mil dólares", y se incorpora al lenguaje humano. Es una alienación que después lleva el capitalismo a todo.
El fetichismo es que aparezca un producto como teniendo una propiedad que no tiene , porque esa propiedad es de la sociedad . La sociedad es quien gastó seis horas en ese producto. ¡La sociedad! ¡Y el capitalismo nos quiere convencer de que ese producto tiene una propiedad misteriosa, que es un valor! Nos dice "vale tanto". Y nosotros, los marxistas, decimos: "¡Mentira!". Cuando se liquide el capitalismo el mecanismo va a ser muy sencillo: llevó tantas horas de trabajo a toda la sociedad.
Y después viene el valor del capital. Es decir, que el capital da ganancia por sí solo. Otro fetichismo. La ganancia la da el obrero con su trabajo. Y así sigue. Todo el capitalismo está montado sobre fetiches y fetiches, que arrancan del fetiche del valor. El valor en sí es un fetiche. Porque de verdad los productos no tienen valor, sino que tienen trabajo socialmente necesario para producirlos. Es una categoría de la sociedad humana, que el capitalismo la transforma en una propiedad de la mercancía.
El valor tiene que ver con valores de clase. Es la burguesía la que quiere que nosotros creamos que la mercancía tiene valores, que el capital vale. Es la burguesía quien dice: "Yo tengo capital; usted pone su trabajo, yo pongo mi capital". Y que el obrero no le diga: "Por qué no se va a la mierda, hijo de puta, el capital no tiene valor". No, al revés: "Carajo, pone capital, qué buen tipo, pone capital". Ese fetichismo viene de la mercancía, y nos lo tratan de imponer, y nos mandan al colegio y a la universidad, a todos lados, para meternos en la cabeza que la mercancía tiene valor y el capital tiene valor.
Como un derivado de este fetichismo, los economistas burgueses, en última instancia, explican todo por la oferta y la demanda: si hay muchos bienes (o "papeles"), los precios bajan; si hay pocos, los precios suben; si los precios suben mucho, hay crisis porque hay inflación y el mercado se descalabra; si los precios bajan mucho, hay crisis porque hay deflación y el mercado también se descalabra.
Los marxistas, por el contrario, empezamos por preguntarnos: ¿qué es la burguesía?, ¿por qué y para qué produce, compra o vende? ¿qué relación establece con las demás clases sociales, fundamentalmente con el trabajador desposeído, obligado a trabajar a cambio de un salario para poder sobrevivir?
La fórmula DMD' (dineromercancíamás dinero) expresa la ley básica de la conducta económico-social de la burguesía. Es una clase social cuyo objetivo es la ganancia: tiene dinero y lo pone en circulación en el circuito industrial, comercial y financiero para que le dé más dinero. Cuando obtiene buenas ganancias sigue invirtiendo todo su dinero, que aumenta en cada reinversión. Y cuando las ganancias bajan deja de invertir y hunde a la sociedad en una crisis de consecuencias terribles para las masas populares, porque, en contra de lo que dicen sus apologistas, la burguesía no invierte para generar riquezas para la sociedad en su conjunto ni para dar trabajo a los obreros, sino sólo para ganar.
Moreno, recordando la polémica contra los antidefensistas, que igual que hoy Andrés Romero afirmaban que la URSS era capitalismo de Estado porque, desde el momento en que los obreros cobraban un salario, la relación de producción era capitalista, decía:
Nosotros dijimos: ¿Qué caracteriza al capitalismo, al capitalista? ¿La relación de producción, que tenga obreros o no? [...]
Logramos, trabajando mucho, al final de El capital , encontrar una cita [que decía] que el objetivo de la producción capitalista era la ganancia. Y entonces hicimos la pelea fuerte contra los antidefensistas centrando en eso: Si no hay producción para la ganancia no hay capitalismo, aunque haya [salario, porque] el salario es una forma de circulación simple de mercancías. Porque una mercancía, la fuerza de trabajo, la pago con salario y el obrero gasta el salario.
Y lo opuesto: si se trabaja para la ganancia, aunque no haya relaciones de producción capitalista, es capitalismo . [...]
El cambio simple de mercancías es no capitalista, es cambiar mercancía por dinero y dinero por mercancía, el mismo valor. El famoso MDM: mercancía, dinero, mercancía. El valor es igual.
En cambio, la ley del valor se aplica en la producción capitalista por un acrecentamiento del valor, una circulación que es DMD'. Es decir, más dinero que el que se comenzó. Ningún capitalista avanza dinero si no es para lograr más dinero. [...]
Es típico del capitalista: el capitalista no pone dinero si al final del ciclo no hay D'. Es su circulación y su forma de aplicar la ley del valor.
Todas las demás leyes incluida la oferta y la demanda y las leyes de población (que hoy llamamos "demográficas") actúan en este marco, subordinadas a esta conducta básica de la burguesía. Y este gran descubrimiento de Marx es lo que explica por qué hasta el día de hoy solamente los marxistas podemos prever y explicar la crisis del capitalismo. Mal podrían hacerlo los economistas burgueses, ya que esta simple ley denuncia el carácter rapaz, explotador, inhumano y antisocial de la clase que ellos defienden y a la que ellos asesoran.
En todos los casos la superación de la crisis se produce por aumento de la masa de plusvalía, que frena o revierte momentáneamente la inexorable caída de la tasa de ganancia. El imperialismo yanqui logra superar sus crisis gracias a que consigue aumentar en forma impresionante la cuota de explotación de los trabajadores de todo el mundo. Ese aumento de la ganancia extraído de la explotación creciente del proletariado es el que le permite disponer de una gran masa de dinero para dar créditos a las empresas, a la clase media, a sectores del propio proletariado, a los países, provincias y municipios y crear así un poder de compra que ayuda por un tiempo a reactivar la economía.
La crisis crónica ha venido avanzando de la periferia al centro. Esta es una ley que se da, como mínimo, desde 1966 nosotros creemos que en toda esta posguerra. La superación de la crisis abarca cada vez menos países; cada vez son más los que siguen en crisis después de que le han superado parte de los países centrales. Es una expresión del desarrollo desigual.
Cada aumento enorme de la masa de plusvalía recupera la tasa de ganancia y permite superar la crisis coyuntural. Pero prepara una crisis mayor: al aumentar colosalmente el capital, se produce una sobreacumulación de capital, que busca inversiones donde obtener ganancias; y como la masa de plusvalía sigue igual y el capital ha aumentado, la cuota de ganancia baja abruptamente, originando una nueva crisis coyuntural.
La sobreacumulación de capital provoca que una gran masa de éste no se invierta en la producción y se transforme en capital ficticio, usurario, de préstamo. Este capital es inyectado en forma de créditos que terminan provocando un endeudamiento generalizado, tanto en los países adelantados como en los atrasados y ahora en algunos Estados obreros.
Cuando estas deudas recaen sobre un país o sector social que ya ha sido saqueado hasta la última gota, se convierten en impagables, no sólo el capital sino incluso los intereses. Si esto se generaliza, el endeudamiento, que en sí mismo no es más que un epifenómeno de la crisis económica, puede convertirse en un factor adicional de crisis y en su expresión más espectacular.
La razón última que indica la superación de la crisis está dada por la lucha entre los explotados y los explotadores a nivel mundial. Sólo logrando un aumento permanente, prácticamente limitado de la explotación podrá el imperialismo superar la próxima o próximas crisis coyunturales y la crisis crónica, ya que el aumento del capital es incesante y vertiginoso. Y ello depende del grado de resistencia de los trabajadores de todo el mundo a los planes de superexplotación del imperialismo y las burguesías nativas. Cuanto más resistan, tanto más esta crisis se hará cada vez más aguda y sin salida.
Toda plusvalía se refleja en bienes materiales, [productos] del trabajo industrial.
Pregunta: ¿En cada sitio donde se explota trabajo hay extracción de plusvalía?
No, extracción no, [si no es industrial hay] reparto de plusvalía, no extracción. "Bienes" quiere decir productos, es sacar [recursos] a la naturaleza. "Bienes", dentro de la mercancía, es igual a valores de uso.
[La plusvalía sólo se origina] en la producción de objetos.
No puede haber más bienes que los que se produjeron. A partir de ahí puede haber el reparto que se quiera. Si en el país hay doscientos mil automóviles para repartir, de esos doscientos mil, cien mil es capital constante, cincuenta mil es para pagarles a los obreros, y hay cincuenta mil automóviles que sobran, que es plusvalía. Después puede venir la discusión: "¿Cómo? ¿De estos cincuenta mil, cuarenta mil van a los bancos y diez mil van a la fábrica de automóviles?": gran bronca la burguesía industrial que produce automóviles. Pero siempre la discusión va a ser sobre cincuenta mil automóviles.
Pregunta: ¿El capitalista bancario roba plusvalía, y esa plusvalía no es de los empleados bancarios?
[El capitalista bancario logra quedarse con plusvalía] gracias a los empleados bancarios. Sin empleados bancarios no puede agarrar esa plusvalía. [Por eso es correcto decir que los empleados bancarios "producen" plusvalía para ese patrón, ya que es una relación social de explotación del banquero a sus empleados, a los que les paga un salario. Pero] a los banqueros les pagan con la plusvalía que hay en el país, y a su vez esa plusvalía que entra al negocio se divide en dos: una parte que queda como [reposición del capital constante y] ganancia del patrón, y otra parte que va como salario, porque un empresario de la educación, por ejemplo, si no tiene maestros, no puede tener la escuela.
Hay una redistribución [de la plusvalía] entre los capitalistas. Porque son muchos más los capitalistas que hay en un país que los capitalistas que son productivos. Un usurero no produce nada, está en su casa tranquilito tomando café, presta y al mes le pagan. Pero ese capitalista existe, el usurero es real. Por eso yo digo siempre: hay que buscar la gente [detrás de las categorías económicas]. Es mucho más grande la cantidad de capitalistas y el capital que hay, que lo que se invierte en la producción de bienes.
Vamos a tomar toda la sociedad, y vamos a tomar la economía-mundo también, todo el conjunto. Y en todo el conjunto, antes de que surgiese la producción capitalista, había un capital inmenso. Cuando comenzó la producción capitalista, hará cuatrocientos años, ya hacía cuatro o cinco mil años que había una masa fabulosa de capitales provocada por el capital comercial y acumulada durante siglos y siglos. Había capitales enormes, había muchísimo dinero en el mundo, y eso fue al capital productivo.
Y si no se parte de la premisa de que ese capital comercial ya existía y era fabuloso, muy grande, no se puede explicar absolutamente nada arrancando sólo de [las fluctuaciones del capital productivo] , que es una resultante, y va a seguir siendo una resultante, de las fluctuaciones de los distintos capitales y no sólo del capital industrial.
No se puede hacer el análisis ni de la reproducción ampliada ni de la crisis sin tomar en cuenta que, paralelo al proceso de producir bienes, hay todo un movimiento de dinero y capital que entra en el proceso productivo o sale del proceso productivo.
Visto desde otro ángulo, desde un ángulo económico-social y no sólo económico, y no endógeno, el problema es sencillo. ¿Qué quiere decir endógeno? Que se tiene que solucionar a través de las fórmulas del desarrollo de la producción de bienes. Por ejemplo, todos empiezan con la fórmula: "capital constante + capital variable + plusvalía = valor". Y nadie dice: "Antes de empezar esto hay muchísimo más capital que este capital variable, que este capital constante...". Porque en la sociedad hay capital, hay comerciantes aunque no haya fábricas. Hay gente que tiene oro guardado, atesorado, que es capital en potencia: tiene dinero. La existencia de capitales colosales, todavía no invertidos en la producción existe, es un fenómeno económico-social.
Y entonces no se puede tomar la dinámica del capitalismo arrancando de la producción capitalista. Todas las reproducciones son falsas, y endógenas, porque hay lo que yo he llamado un capital y un dinero gaseoso, que entra y sale. Esta fórmula por sí sola, matemática, directa, no arregla nada...
Hay un flujo de capital, de dinero que va al capital o que va a capital productivo. Entonces los capitales se están moviendo permanentemente; van a usura, van al banco, van a tal país, salen de tal país, van a otro país. Dinero guardado, tesoros guardados, se transforman en capital de golpe. Y de golpe, al revés, plusvalías que tendrían que ir a ser capital, como la cosa la ven mal, las transforman en tesoros, o las meten en el banco o las transforman en oro...
Es decir, hay un proceso de flujo y reflujo, de transformación de dinero en capital, de capital usurario en capital productivo, y lo opuesto, de plusvalía que va a capital productivo que sale de golpe y se transforma sólo en dinero, se junta dinero y nada más, se atesora.
No hay estudio de la reproducción, del movimiento del capital, serio, si no toma este fenómeno de conjunto del movimiento del dinero y del capital que se transforman año a año en distintas variantes. Entonces se soluciona el problema.
Hay muchísimo dinero en el mundo... Y además, todo lo que es capital es dinero; entonces el dinero es muy superior al capital. Porque todos los sueldos que se cobran en el mundo entero, o la plata que se lleva en el bolsillo y no se invierte como capital, no es capital. El dinero que hay en el mundo es muy superior al capital. Y el capital que hay en el mundo es muy superior a [el invertido en] la producción de bienes.
Es un factor externo. Por eso digo que [con el esquema] endógeno no se arregla nada, porque la verdad es que en la sociedad los capitales están entrando, saliendo, yendo, viniendo. Siempre pueden aparecer los capitales. De ahí el equilibrio y la vitalidad del régimen capitalista. Por eso el capital sobrevive tanto. Para que el capitalismo marche en la esfera productiva lo único que es necesario es que entren capitales. Ya cuando entran capitales se realiza la plusvalía.
Esta ley marxista se refleja perfectamente en la realidad. Entonces el relay, el termostato que hace que la máquina se pare es la cuota de ganancia. Volvemos de nuevo a la ley marxista fundamental. Esa cuota de ganancia hace que se vaya de dinero a capital y de capital financiero a capital productivo, o al revés.
De golpe un capitalista, al que la plusvalía no le alcanza para comprar diez veces más maquinaria, sale y le dice al vecino de enfrente:
Che, ¿tenés mucha plata guardada?
Sí.
¿Me la das, que voy a comprar maquinaria?
Y se la da. Ese simple hecho no figura en [este esquema] . Pero ese simple hecho es el que viene haciendo la Humanidad desde que surgió el proceso de producción. Es decir, hay una dialéctica de dinero no capitalizado, de capital no metido en la producción. Hay una dialéctica de distintos tipos de capitales y de dinero que no entra en el proceso de la reproducción ampliada.
[Existe un] capital gaseoso, llamémosle así, de la sociedad. Siempre hay muchísimo más capital que el invertido. Y cuando hay un momento de ascenso, ese segmento no invertido disminuye, porque tiende a invertirse. Pero cuando comienza a bajar la cuota de ganancia... [ocurre lo contrario]. Es decir, es exógeno el proceso que le da equilibrio. Suba de la cuota de ganancia: gran parte del segmento no invertido comienza a acudir a la inversión productiva. Baja de la cuota de ganancia: sale de la inversión productiva de bienes.
Es un juego dialéctico de dinero, capitales no productivos y capitales productivos (los que controlan la producción de bienes). Y la crisis capitalista es producto de esa dialéctica. Cuando sale capital de lo productivo para ir a dinero, a atesoramiento, a usurario o a comercial, comienza un proceso de crisis.
¿Cuándo hay crisis? Cuando los capitales dejan de invertir. Y no sólo la plusvalía que están ganando, sino todo lo atesorado. La crisis se produce cuando, por la baja de la cuota de ganancia, los capitales no entran en el proceso de producción material , cuando los capitalistas dejan de invertir en la rama de la producción de bienes. Y si no hay producción material, es la crisis total.
Es la definición clásica. Nada más que yo digo que el capital no sólo sale de la producción de bienes materiales, sino que socialmente hay muchísimo más capital que el invertido en la producción material, y que hay atesoramiento. Insisto en que el capitalista tiene dos mecanismos: uno, invertir, y otro, atesorar.
El capitalismo no es racional; obedece a leyes. ¿Qué es el marxismo estudiando la economía? Son las conductas estereotipadas... es psicología, es la conducta estereotipada, la conducta que siempre se hace. Hablá con cualquier capitalista y pequeñoburgués. Ni bien le decís "la fábrica no vende nada", o "la ganancia es poca", los tipos dicen: "A ver si compro una casita, compro oro, u otra cosa". Es psicológico, nada más que nosotros lo transformamos en leyes, leyes estadísticas. La ley general estadística es que ni bien se enteran que andan mal los negocios, empiezan a juntar la plata y tratan de ver lo más seguro posible: la casa, la propiedad, el oro, los dólares...
Hay dos salidas de la crisis: una, explotando a la clase obrera, y otra, sólo si [la clase obrera] llega a tomar el poder, si la crisis es transicional hacia la toma del poder. No hay salida a la crisis resistiendo: si [la clase obrera] resiste, sigue la crisis.
Para mí el rol del Estado sí es fundamental, decisivo. Pero siempre vuelvo a lo mismo: esencialmente para aumentar la tasa de plusvalía. Es decir, leyes contra el movimiento obrero, liquidar los salarios sociales, reventar a los viejos, no gastar en eso.
No es el Estado [el que provoca la crisis] . Es la economía imperialista y capitalista, y el Estado es un factor muy importante, pero en la economía capitalista. Me da la impresión de estar oyendo a los comentaristas burgueses monetaristas ortodoxos: "Nos hundimos porque el Estado emite moneda, o hace esto o lo otro". Nosotros opinamos que a dos años va a haber crisis. [Este pronóstico se cumplió, porque en 1987 se produjo un crack bursátil.] Nada más que nosotros decimos: "porque va a bajar la cuota de ganancia". Y que la expresión espectacular va a ser el problema de la deuda. Baja la cuota de ganancia, se van los capitales y todo el mundo va a decir: "Se produjo la crisis porque los capitales se fueron por el déficit". Nosotros vamos a decir que fue porque bajó la cuota de ganancia.
Los grandes monopolios no eliminan la competencia, sino al revés, la agudizan. Y los grandes monopolios crean el imperialismo, íntimamente unidos a los Estados nacionales avanzados.
La contradicción de los monopolios es que son transnacionales, son monopolios que abarcan países, que intervienen en el mercado mundial, pero al mismo tiempo, su punto de apoyo, su defensa política es un Estado nacional. El apellido de los monopolios es el Estado nacional. La Fiat es un monopolio italiano; la Mercedes Benz es un monopolio alemán.
Esto es muy importante, porque tiene que ver con un problema económico fundamental, que es el de la moneda. Y, junto con la moneda, el Estado nacional, el instrumento político de defensa de esa moneda en el mercado mundial. Cada defensa que hace el Estado alemán del marco es una defensa, en última instancia, del conjunto de los monopolios alemanes. Lo mismo los monopolios yanquis, o canadienses o lo que fuere. Es decir, hay una simbiosis estrecha de dependencia de los monopolios con los Estados nacionales.
Esto origina el imperialismo. Esos Estados nacionales pelean por esos monopolios contra los otros monopolios. Hay grandes disputas de los monopolios entre sí y de los Estados nacionales que sintetizan los monopolios, que son todos nacionales.
El imperialismo es la unión de los monopolios y los Estados nacionales para controlar la materia prima, garantizar las inversiones de los monopolios, garantizar las ganancias, la transferencia de las ganancias de los monopolios, etcétera, etcétera.
Esta es una de las características de esta posguerra, es decir, el imperialismo yanqui penetra y domina todo el mundo capitalista, sin llegar a un superimperialismo. Este proceso hace que Japón, Europa también, se desarrollen mucho y compitan con él, aunque a un nivel inferior. Es decir, no surge un superimperialismo ni los monopolios yanquis dominan a todos los monopolios: sigue una gran batalla entre los distintos monopolios.
El segundo hecho es el surgimiento de las transnacionales. Este es un fenómeno nuevo. Hasta la Segunda Guerra Mundial, sacando las compañías petroleras, ningún monopolio estaba en manos de uno o dos países. Este fenómeno sólo se había visto como una anticipación en las compañías petroleras, pero por el carácter minero de las compañías petroleras, porque no pueden sacar petróleo venezolano en Norteamérica.
[ Las transnacionales surgen ] como desarrollo normal de los monopolios.
Las transnacionales son compañías que tienen diez, veinte empresas en países distintos, y todas coordinadas, trabajadas en común. Estas transnacionales comercian más del cincuenta por ciento del comercio mundial entre ellas mismas.
Hoy día, la existencia de las transnacionales demuestra que es necesario liquidar las fronteras nacionales; pero mientras existan las transnacionales no hay posibilidad de destruir las fronteras nacionales. Porque las transnacionales tienen siempre un centro; no es una empresa de veinte sectores [burgueses de distintos países] unidos democráticamente, sino que es una empresa, por ejemplo, italiana que está en veinte países.
Pregunta: ¿Este problema de las transnacionales cambiaría la simbiosis entre los monopolios y el Estado nacional?
No, al revés. La transnacional más que nunca responde a la ley del monopolio, es decir, que necesita el Estado nacional.
Hay tendencias y algunas semimarxistas que dicen que las transnacionales son una maravilla, que son colosales, que nos sacamos la lotería, porque inevitablemente van a destruir los Estados nacionales. Porque las transnacionales, por principio, están contra los Estados nacionales; entonces van a unificar a Europa, y después Europa con Estados Unidos, y después Estados Unidos con Japón, y entonces vamos al famoso imperio hecho por las transnacionales. Eso es una mentira, para mí. Las transnacionales agudizan la competencia entre ellas, que es cada vez más brutal.
Sin embargo, sigo creyendo que lo más importante no es la foto, sino la "película", el proceso en curso. Y éste es, desgraciadamente, muy claro: avanza la restauración del capitalismo. Avanza como Moreno pronosticó que lo haría, a través de una serie de golpes y contragolpes, imprescindibles para terminar de destruir hasta las raíces de la economía colectivizada. Probablemente la razón por la cual la foto es borrosa sea precisamente porque el proceso no culminó, está en movimiento.
Lo que quiero reafirmar es que capitalismo es producción para el mercado y para la ganancia . Si los centros neurálgicos de la economía de determinado país producen para la ganancia, ese país es capitalista. No es necesario que ya haya una burguesía nacional desarrollada y consolidada; basta con que desde el aparato estatal (aunque lo controle una vieja burocracia que se hizo restauracionista y agente de la semicolonización imperialista) se haya logrado esa transformación para que el país sea capitalista. Será un capitalismo muy inestable hasta que haya una auténtica clase burguesa nacional, pero es capitalismo.
Otra cuestión diferente es la del Estado como institución política. Desde el momento en que desde el aparato estatal, desde el poder político, se trata de imponer la restauración capitalista, ese Estado ya es burgués hasta la médula, con menores o mayores contradicciones con la estructura económico-social según haya avanzado más o menos la regresión al capitalismo de esa estructura. De la misma manera en que el Estado soviético ya era obrero a partir de octubre de 1917 aunque la economía siguió siendo burguesa hasta la expropiación, en el otoño del año siguiente.