Breve reseña de la escena Canterbury

POETAS UNDERGROUND, INTELECTUALES DESENFADADOS, LUNATICOS INCORREGIBLES, DANDYS DECADENTES, VANGUARDISTAS IRREDENTOS... DE TODO HUBO EN ESTE INCLASIFICABLE Y DESCONOCIDO MOVIMIENTO MUSICAL ALUMBRADO AL CALOR DE LA PSICODELIA INGLESA DE FINALES DE LOS SESENTA CON EPICENTRO EN UNA PEQUEÑA E HISTORICA POBLACION AL ESTE DE LONDRES.
 
 
 

En la clase del 61 de la Escuela Simon Langton, Canterbury, germinó casualmente un reducto privado y exclusivo para los hijos de intelectuales y artistas locales. En un ambiente de libertad muy propicio para el desarrollo desinhibido de expresiones artísticas se cocinó el todavía incipiente movimiento musical objeto de este artículo.
Es fácil imaginarse a algunos ilustres alumnos como Mike Ratledge, Hugh Hopper o David Sinclair paliando el tedio de los fatigosos estudios reuniéndose en sus casas para ejercitar sus comunes intereses musicales, arreglando y tocando por ejemplo sonatas de Paul Hindemith para piano y clarinete, o escuchando álbumes de jazz (Charlie Mingus, Ornette Coleman, Thelonious Monk, Cecil Taylor). Los intereses artísticos no solo eran musicales, también se organizaban (especialmente en la Wellington House, mansión georgiana propiedad de la bohemia familia de Robert Wyatt) acaloradas tertulias sobre pintores de vanguardia como Jackson Pollock o Mark Rothko, o escritores de la generación beat como Jack Kerouac o Allan Ginsberg. Este ambiente liberal y anarquizante atrayó a otros espíritus nómadas y contraculturales del decadente imperio británico, como Daevid Allen o Kevin Ayers. Allen, guitarrista australiano de clara vocación cosmopolita, fué a dar con sus huesos en Wellington House después de un viaje iniciático que le llevó desde su Melbourne natal a Canterbury, pasando por el Beat Hotel de Londres, donde compartió habitaciones y sustancias prohibidas con iluminados del calibre de Terry Riley o William Burroughs. La llegada de Daevid Allen aportó un elemento mundano e internacionalista vital en la perfilación del naciente sonido Canterbury, y ello pese a su temprana expulsión provocada por su tortuosa amistad con Robert Wyatt, juzgada como destructiva por los padres de este. Wyatt, un precoz adolescente de 14 años por aquella época, fué iniciado por Allen en los excesos del sexo, las drogas y la música rabiosamente experimental. Durante un periodo de reposo del joven Wyatt en Deiá (en casa del famoso escritor Robert Graves) prescrito por sus familiares para sobreponerse a tales experiencias, este conoce y trae a su casa a un percusionista americano, al que le ofrece hospedaje a cambio de lecciones.de batería. Mientras tanto, Allen ha emigrado nuevamente a Londres, donde se casa con la groupie Kay Calvert y cavila tranquilamente los detalles de su próxima incursión en la escena musical británica de la época.

En el año 63, Robert Wyatt y Hugh Hopper se desplazaron a Londres a petición de Daevid Allen para formar el Daevid Allen Trio, un combo de free jazz que supone la primera experiencia musical organizada de la escena Canterbury. Las crónicas no son muy favorables: existe un testimonio grabado en el Marquee de esta extraña amalgama cultural en forma de grupo musical que delata las todavía importantes limitaciones de su propuesta, una enjuta mezcolanza de poesía e improvisaciones vanguardistas. El combo se disolvió en poco tiempo, después de transitar fugazmente por la noche londinense en busca de un reconocimiento que no podía llegar en tiempos tan inocentes. Después de esta experiencia Allen se refugió en París, donde en los próximos años urdirá atrevidos experimentos de música concreta con Terry Riley. Mientras tanto, Wyatt y Hopper, de vuelta en Canterbury después de un periodo parisino poco afortunado, plantan la semilla de la escena con la formación de The Wilde Flowers junto con Kevin Ayers, otro frecuentador de Wellington House procedente de Herne Bay, en el condado de Kent. El plantel de los Wilde Flowers incluia además a Richard Sinclair y Brian Hopper, futuros componentes de Caravan, otra de las bandas seminales del movimiento. El nombre del grupo era un indisimulado homenaje a otro famoso conspirador elitista perteneciente a la tradición cultural británica, el irreverente Oscar Wilde. La idea provino de Kevin Ayers, un curioso personaje, hijo de diplomático y criado durante una estancia en Malasia de su padre. Con toda probabilidad, fué esta temprana exposición al estilo de vida informal y exótico de las colonias lo que perfiló su personalidad hedonista y disipada, que le llevó a gravitar a su vuelta del extremo oriente alrededor de varios de los centros neurálgicos de la escena Canterbury. En palabras del propio Ayers: "Eran muy extraños comparándolos con cualquiera, y estaban muy introducidos en el jazz de vanguardia.. A mi me sonaba a total descontrol - cuando lo oí por primera vez pensé "Que demonios es esto?" Mas adelante me acostumbré a escucharlos ya que me gustaba mucho la gente, y gradualmente llegué a disfrutarlo". Palabras de un alumno aventajado.

The Wilde Flowers no llegaron a grabar ningún disco durante su singular periplo, y a pesar de ello su influencia sobrepasa largamente a la de otros grupos con extensas discografïas. El background de sus integrantes, notablemente mas intelectual, artístico y jazzy de lo habitual en los músicos de rock de la época ocasionó que en sus propias composiciones utilizaran recursos poco habituales y que constituirian la marca de fábrica de la escuela Canterbury: atrevidos cambios de acordes, tempos extraños, letras ingeniosas y surrealistas. En resumidas cuentas, una prometedora aunque primitiva amalgama de rock y jazz de vanguardia de la cual existe un testimonio sonoro en el CD "The Wilde Flowers" (Voiceprint 94), deslabazada pero interesante colección de demos y maquetas recopiladas por Hugh Hopper. No obstante, una colección de personalidades musicales tan destacadas estaba condenada a la inestabilidad, característica muy frecuente en muchos grupos posteriores pertenecientes a este movimiento. En el verano de 1965, Richard Sinclair dejó el grupo para regresar a la universidad. Kevin Ayers y Robert Wyatt abandonarían más tarde, el primero huyendo temporalmente a Ibiza con su novia francesa y el segundo después de una gira a finales del 66. El resto de los Wilde Flowers, a excepción de los hermanos Hopper, continuaron durante algún tiempo antes de reemerger como Caravan en el año 1968, para lo cual se aliaron con Richard Sinclair, que ya había terminado sus estudios en la universidad de Kent. Mientras tanto, el inquieto Robert Wyatt se reencuentra con un viejo compinche de los tiempos de Wellington House, el organista Mike Ratledge, quién ha regresado a Kent después de obtener su graduación en filosofía y psicología en Oxford. Junto a Kevin Ayers y Daevid Allen, recién llegados de Mallorca después de una nueva estancia en casa de Robert Graves, fermentan una idea que ronda por la cabeza de Allen desde los viejos tiempos del Trio: "formar una banda de pop y ganar miles de libras". Un objetivo que casi podría considerarse espurio en el seno de un movimiento tan radical en sus planteamientos, probablemente forjado durante algún viaje de ácido, pero revelador de la personalidad caprichosa y surreal de sus protagonistas. 

Propusieron varios nombres: The Bishops of Canterbury, Mr Head, Dingo Virgin & The Foreskins... antes de llegar a un acuerdo sobre The Soft Machine, inspirado en una novela de William Burroughs. Según parece, fue una sugerencia de Ratledge para la que Allen solicitó y obtuvo el permiso del escritor. La parte financiera del proyecto corrió a cargo de Wes Brunson, un millonario de Oklahoma compañero de juergas de Allen y Ayers en Mallorca, quién les proporcionó los fondos necesarios para comprar buenos instrumentos, probablemente a cambio de algunos terrones de LSD. Utilizando las amistades de Daevid Allen en Londres, se introducirán rápidamente en la emergente escena psicodélica y underground, cuyos centros de gravedad son locales como el UFO o la Roundhouse. Movimiento oportuno y acertado, ya que con ello consiguieron estar en el lugar y momento adecuado para ser considerados por los historiadores como pioneros de esta escena junto con otras bandas como los Pink Floyd de Syd Barrett, Procol Harum o Arthur Brown. Las actuaciones de Soft Machine en estos locales son recordadas por su extravagante puesta en escena, acompañada de una propuesta musical novedosa incluso en el contexto de la revolución sonora que estaba experimentando el rock en aquella época de finales del 66. Las únicas grabaciones de este periodo localizables actualmente son las excelentes demos producidas por Giorgio Gomelsky y registradas en los De Lane Lea Studios en Abril de 1967, ya que aunque también grabaron un single para Polydor, "Love Makes Sweet Music / Feelin´ Reelin´ Squeelin´ ", este es absolutamente inencontrable, al menos por el momento. Pese a su triunfo en los oscuros circuitos underground londinenses, sus grabaciones fracasaron rotundamente en las listas de éxito, probablemente debido a su naturaleza insólita e intempestiva dentro del panorama musical de un periodo que pese a su vigor creativo tolera mal ciertas líneas divergentes, al menos en lo que se refiere al gran público. Esta es una de las razones por las cuales trasladaron temporalmente su base de operaciones a la Costa Azul, en Saint Tropez, donde consiguieron actuar en diversos "happenings" y fiestas adornadas por la asistencia de famosos actores franceses como Alain Delon o Brigitte Bardot. Cuando regresan a Inglaterra Daevid Allen abandona el grupo porque las autoridades aduaneras le niegan la entrada al país al carecer de papeles.

El primer album de Soft Machine fué grabado por el trio superviviente de la aventura francesa en Nueva York durante una gira como teloneros de la Jimi Hendrix Experience. En teoría estaba dirigido por Tom Wilson, afamado productor norteamericano. La realidad es que Wilson tuvo poco que ver con la grabación, limitándose a poco más que a inscibir su nombre en los créditos. La responsabilidad de la producción recayó integramente en los propios músicos, un terceto de personalidades contrapuestas pero en cierto modo complementarias: Robert Wyatt, batería de finos tintes jazzísticos y cantante de voz atiplada capaz de recitar de memoria alrededor de 40 solos de Charlie Parker; Kevin Ayers, bajista y guitarrista cuya principal aportación al grupo es su peculiar e inspirada capacidad compositiva; y Mike Ratledge, teclista de formación clásica poseedor de una buena técnica y un característico sonido al órgano Lowrey. El resultado de los cuatro días de grabación es la primera piedra de toque oficial de la escena Canterbury. Un disco difícil y arriesgado, acreedor a varias escuchas para apreciar sus interesantes valores, fundamentados en un intrincado equilibrio entre vanguardia y jocoso surrealismo, repleto de chistes privados y bajo la apariencia formal de una psicodelia en boga por aquellos tiempos. Después de dos interminables giras por USA continuan las deserciones: Kevin Ayers abandona Soft Machine, desencantado por la dura vida del músico ambulante. " Durante la primera gira estuve casi completamente borracho todo el tiempo. No había visto nada igual en mi vida! Largas filas de chicas esperando fuera de la puerta, bebidas gratis en todos los lugares... En la segunda gira cambié totalmente: seguí una dura dieta macrobiótica y no asistí a ninguna fiesta. Me sentía alienado por todo lo que ocurría a mi alrededor. En el mejor de los casos, era extremadamente rutinario: Hotel, concierto, hotel, avión, hotel, concierto... Mike y yo acababamos siempre en nuestras habitaciones; mientras el leía libros  yo me limitaba a tumbarme en el suelo y mirar al techo. A finales del 68 ya no lo pude soportar más"
 

EN PROXIMAS ENTREGAS: La evolución de Soft Machine hacia el jazz rock, carreras en solitario de Robert Wyatt y Kevin Ayers, nuevos grupos aparecen en la escena: Matching Mole, Gilgamesh, Hatfield & The North, Henry Cow, Caravan, Gong....
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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